Dosier
La literatura hispanoamericana en el contexto literario y cultural eslovaco del siglo XX
On the presence of Hispanic American Literature in Slovakia in the 20th Century
La literatura hispanoamericana en el contexto literario y cultural eslovaco del siglo XX
Cuadernos del CILHA, vol. 19, núm. 1, pp. 69-84, 2018
Universidad Nacional de Cuyo
Recepción: 22 Enero 2018
Aprobación: 28 Enero 2018
Resumen: Las primeras traducciones de la literatura hispanoamericana al eslovaco vieron la luz en 1948. Fue en los años siguientes cuando empezaron a publicarse de forma más sistemática traducciones del español al eslovaco. Los años cincuenta del siglo XX representan también el comienzo de la constitución de la Hispanística como disciplina científica y el inicio de los estudios de español como titulación independiente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Comenius de Bratislava. El objetivo del artículo es presentar la trayectoria de la recepción de la literatura hispanoamericana en Eslovaquia desde 1948 hasta la actualidad. Hacemos hincapié en la búsqueda de los aspectos literarios y no literarios que influyeron en la diferente percepción de esta literatura en nuestro contexto cultural. En la primera etapa (hasta los años sesenta del siglo XX) fue percibida como periférica, exótica y “extraña“, en los años setenta y ochenta se situó en el centro de atención de traductores, editores y lectores, y en la actualidad vuelve a ocupar una posición marginal, causada más bien por circunstancias no literarias y por la presión globalizada de la literatura anglosajona.
Palabras clave: Recepción, Literatura hispanoamericana, Traducción, Eslovaco.
Abstract: The first book translations from Hispanic American literature into Slovak were published in 1948. In the following years, translations from Spanish into Slovak began to appear more systematically. The 1950s mark the beginning of the constitution of Slovak Hispanic Studies as a scientific field and Studies of the Spanish language as an independent field of study at the Faculty of Arts of Comenius University in Bratislava. The main objective of the present paper is to introduce the trajectory of the reception of Hispanic American literature in Slovakia from 1948 till the present time. We focus on revealing literary and nonliterary factors that influenced the diversity of the perception of Hispanic American literature in our cultural context. In the first phase (until the 1960s), this literature was perceived as a peripheral, exotic and “foreign” literature. In the 1970s and in the 1980s, it became the centre of attention of translators, publishers and readers. However, at the present time, Hispanic American literature is once again situated at the periphery, mainly because of extraliterary factors and the global pressure of Anglo-Saxon literature.
Keywords: Reception, Hispanic American literature, Translation, Slovak.
En el entorno cultural eslovaco de principios del siglo XX la literatura escrita en español todavía era considerada desconocida y lejana. Las literaturas tradicionales de las que se había traducido hasta entonces en nuestro territorio eran la alemana, la húngara, la rusa, la francesa y la inglesa. Los inicios del desarrollo de la hispanística eslovaca moderna datan de mediados del siglo XX, cuando se produjo un rápido desarrollo de la traducción de literaturas de las que hasta entonces prácticamente no se había traducido nada, entre ellas la española.
El objetivo de este estudio es ofrecer una visión del lugar de la literatura hispanoamericana en el espacio cultural eslovaco a lo largo del siglo XX hasta la actualidad e intentar analizar las circunstancias que llevaron a los cambios en la recepción por parte del público lector.
La presencia de escritores en lengua española en nuestro entorno refleja no solo sus cualidades literarias, sino también las circunstancias de desarrollo socio-históricas, políticas y culturales tanto en la sociedad de partida como en la de llegada y las relaciones cambiantes entre ellas. En el caso de Eslovaquia ─que hasta el año 1918 formó parte de la monarquía austro-húngara, desde 1918 conformó junto con Chequia la República Checoslovaca (también llamada primera república), durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue una república independiente bajo el nombre de Estado Eslovaco, después de 1948 pasó a formar parte de la Checoslovaquia comunista y, finalmente, desde 1993 existe como estado independiente con el nombre de República Eslovaca─ es evidente que estas circunstancias cambiantes se dejaron sentir en el ámbito de las relaciones culturales y literarias con otros países (en nuestro caso con España y los países de Latinoamérica, que también tuvieron su propia y complicada evolución).
Las primeras traducciones literarias del español al eslovaco, a principios del siglo XX, fueron las de obras de la literatura española clásica (en 1912 Receta contra las suegras de Manuel Juan Diana, en 1923 El genio alegre de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, en 1926 la adaptación del Quijote cervantino, en 1931 Tía Tula de Miguel de Unamuno, en 1936 Sangre y arena de Vicente Blasco Ibáñez, en 1941 Ábel Sánchez de Miguel de Unamuno, en 1947 Don Gil de las calzas verdes de Tirso de Molina).
Como hemos mencionado, en Eslovaquia la obra de los escritores latinoamericanos (y también españoles) sonó durante mucho tiempo a literatura desconocida y lejana. En 1943, el crítico literario eslovaco Michal Chorváth, en su estudio En torno a los problemas de nuestra translatología, escribe: “Nuestros traductores ignoran injustamente la literatura española, algo que debe atribuirse, sobre todo, al desconocimiento de la lengua. Considerando que el área de la lengua española se extiende por dos terceras partes de América y que a los pueblos hispanos seguramente les aguarda un importante florecimiento cultural, nos daremos cuenta de que debemos dirigir nuestro interés también hacia esta parte del mundo″. El escritor Anton Hykisch en el artículo El hombre contemporáneo al modo argentino, publicado en 1965 en la revista Kultúrny život (Vida cultural), hizo una reseña de la traducción eslovaca de la novela de Ernesto Sabato El túnel en los siguientes términos: “Nuestros conocimientos sobre el clima psicológico de la Argentina actual probablemente se correspondan con los conocimientos que los argentinos tienen sobre Checoslovaquia. (…) El nombre de Ernesto Sábato no despierta la emoción en quien no está informado ni atrae al esnob”. El crítico literario Břetislav Truhlář publicó en 1969 en el diario Pravda .La verdad) un artículo titulado Cuentos de América Latina en el que hacía una reseña de la primera antología de cuentos hispanoamericanos publicada en Checoslovaquia titulada Dni a noci Latinskej Ameriky (Días y noches de América Latina). En opinión de Truhlář se trata de historias de gente que “siente con más fuerza, vive con más pasión y más rápido que nosotros″. Según la hispanista eslovaca Viera Dubcová, uno de los motivos de nuestra distante actitud con respecto al entorno cultural y literario hispanoamericano fue también que “antes del 1950 no solo no existía la Hispanística como disciplina, sino que también carecíamos de una recepción de obras de la cultura española ─por no hablar de la latinoamericana─“, y “ni siquiera las traducciones checas, que ya habían empezado a aparecer de forma regular durante la primera república, consiguieron despertar nuestro interés″ (Dubcová, 1975).
También estas opiniones sugieren que el contexto cultural hispanoamericano estuvo durante mucho tiempo al margen del interés de nuestras editoriales, de nuestros traductores y, por tanto, de nuestros lectores. Uno de los motivos de ello fue también la idea imprecisa que se tenía de la unidad lingüística de España y los diecinueve países de Hispanoamérica, bajo cuya influencia durante mucho tiempo en nuestro país no se diferenció la procedencia del original español, es decir, si se trataba de la obra de un autor español o hispanoamericano. Por otra parte, durante la existencia de Checoslovaquia (y prácticamente hasta hoy en día) en Eslovaquia considerábamos como “nuestras″ las traducciones checas, que leíamos sin mayor dificultad y suplían la falta de traducciones eslovacas. Los motivos de esta ausencia eran de diversa índole. Como durante la existencia de una república común las oficinas centrales, ministerios, instituciones culturales, etc. se concentraban en la capital, Praga, los contactos eslovacos directos y oficiales con el mundo hispanohablante fueron durante mucho tiempo limitados, carecieron de concepto y se basaron más bien en preferencias personales.
Son las investigaciones actuales las que ponen de manifiesto cómo participaron los eslovacos en las actividades de los órganos centrales en Praga, por ejemplo, quién trabajaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores, quién viajaba al extranjero, quién participaba en las emisiones de radio y televisión para el extranjero y, por consiguiente, tenía contactos directos y acceso a informaciones, libros, autores, etc.
El segundo motivo de la baja presencia de traducciones de obras de literaturas hispanas seguramente fue también el reducido número de traductores eslovacos capaces de traducir directamente del español. Como precisamente la literatura constituía un puente indirecto, pero no por ello menos importante, entre los lectores eslovacos y el mundo hispanohablante, las múltiples y diversas actividades de los primeros traductores eslovacos desempeñaron un papel fundamental.
El estudio más pormenorizado de la recepción de las literaturas escritas en español que se está llevando a cabo estos últimos años en Eslovaquia muestra, sin embargo, que el interés de los intelectuales eslovacos por la vida cultural y literaria de los países de habla hispana fue mayor del que podría suponerse. Por ejemplo, la primera traducción directa del español ─la traducción y adaptación de la comedia de los hermanos españoles Serafín y Joaquín Álvarez Quintero El genio alegre .Buďme veselí) ─ vio la luz en 1910 en Argentina, aunque en Eslovaquia no se publicó hasta 1923. Su autor fue el gran traductor, compositor y gestor de la vida cultural eslovaca Miloš Ruppeldt senior (1881-1943), quien por aquel entonces cursaba estudios de piano en la academia de música Guiseppe Verdi de Buenos Aires, donde después estuvo un tiempo ejerciendo y con cuyo mundo cultural mantuvo siempre contacto. En el legado manuscrito de uno de los fundadores de la romanística eslovaca moderna, Jozef Felix (1913–1977), se encuentran notas sobre la historia de la literatura latinoamericana en las que Felix apunta paralelismos entre las aspiraciones de los intelectuales latinoamericanos del siglo XIX y las actividades revolucionarias de la generación de los románticos eslovacos. Probablemente el estudio de la actividad de los religiosos eslovacos en las misiones en Latinoamérica, su correspondencia o su actividad literaria podría aportar datos interesantes. También sería valioso un estudio más profundo de la vida y obra de Martin Kukučín (1860–1928) y Jozef Cíger Hronský (1896–1960), destacados autores eslovacos del siglo XX que pasaron en Suramérica (Chile y Argentina respectivamente) una parte importante de sus vidas.
Por lo que se refiere a los traductores eslovacos de español, hasta los años cincuenta del siglo XX fueron en su mayoría personas de familias de emigrantes eslovacos que, por tanto, habían pasado algunos años de su infancia en Suramérica, sobre todo en Argentina (Vladimír Oleríny, Emília Obuchová), o habían aprendido español de forma autodidacta (Miloš Ruppeldt senior, Tibor Kobáň), o bien estaban capacitados para traducir del español tras haberse formado como filólogos y romanistas. A estos primeros traductores, que a la vez ejercían como profesores, críticos literarios, historiadores e influían también en la política de las editoriales eslovacas (entonces en su totalidad pertenecientes al estado), se les fueron sumando a partir de los años cincuenta los primeros licenciados en estudios de Hispanismo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Comenius de Bratislava. Aunque el lectorado de español llevaba funcionando en esta universidad desde el año 1936, el español como titulación no comenzó a estudiarse hasta el curso académico 1954-1955. Los primeros docentes fueron el lingüista Jozef Škultéty (1930–1992) y el exdiplomático, traductor e historiador literario Vladimír Oleríny (1921–2016); un refuerzo importante fueron los primeros lectores chilenos, el matrimonio formado por Virginia y Yerko Moretić.
Según nuestros datos, hasta finales de 2017 se habían publicado en Eslovaquia 124 traducciones de otras tantas obras de la literatura hispanoamericana:
Tabla 1: Traducciones de obras literarias hispanoamericanas publicadas en Eslovaquia desde 1948 hasta 2017
1948 | 1950-1959 | 1960-1969 | 1970-1979 | 1980-1989 | 1990-1999 | 2000-2009 | 2010-2017 |
3 | 5 | 10 | 33 | 41 | 11 | 18 | 3 |
Las primeras traducciones en Eslovaquia de obras de la literatura hispanoamericana se publicaron en 1948. Fueron las novelas Miércoles santo (Defilé hriechu) y La noche toca a su fin (Noc už pominula) de Manuel Gálvez y El camino de las llamas (Cesta lám) de Hugo Wast, autores argentinos muy conocidos en aquella época, traducidos ya en varios países europeos, y que fueron traducidas al eslovaco por Tibor Kobáň, autodidacta y amante de las literaturas en lenguas romances. El año de publicación indica que las traducciones fueron realizadas antes del cambio de régimen que tuvo lugar en febrero de 1948 (más tarde seguramente no se habrían publicado, y en ningún caso en la editorial religiosa Vydavateľstvo Svätého Vojtecha, que con la instauración del nuevo régimen comunista hubo de cambiar la orientación de su actividad editorial). La elección de estos títulos demuestra también que Tibor Kobáň estaba al día de lo que ocurría como mínimo en las literaturas europeas puesto que, como escribe en la solapa del libro Miércoles santo, se trataba de obras que “se habían posicionado bien en los círculos literarios europeos″.
Para un conocimiento más profundo de la cultura hispanoamericana fueron también importantes las primeras traducciones de obras poéticas de autores hispanoamericanos. Para abordar estos proyectos se formaron varias “parejas″ de traductores estables, compuestas por un hispanista y un poeta (en el periodo inicial casi siempre fue Vladimír Oleríny en colaboración con Rudolf Fabry o Štefan Žáry), algo que dio también un nuevo impulso a la creación nacional. Incluso, según Viera Dubcová (1975), “la recepción eslovaca de poesía escrita en lengua española alcanzó, gracias a un puñado de hispanistas eslovacos, un nivel tal que influyó en el desarrollo de la propia poesía eslovaca”. Muy popular fue, sobre todo, la obra del poeta chileno Pablo Neruda y del cubano Nicolás Guillén. Los motivos de esa popularidad fueron literarios y no literarios. Ambos autores fueron no solo excepcionales poetas, sino también destacados representantes culturales y políticos de sus países. Visitaron muchas veces la Unión Soviética y también la entonces Checoslovaquia invitados por asociaciones de escritores, mantenían contacto personal con escritores y traductores, de ahí que tuvieran más fácil el acceso a los planes de nuestras editoriales. Su poética vanguardista era objeto de interés sobre todo de aquellos poetas eslovacos que en su obra daban relevancia a la imagen poética moderna, es decir, a los surrealistas y a los concretistas.
A partir del análisis de las obras traducidas y publicadas y de su recepción podemos distinguir tres etapas en la presencia de la literatura hispanoamericana en el contexto cultural eslovaco: a) una etapa de familiarización gradual hasta mediados de los años sesenta, b) una etapa de crecimiento acelerado hasta finales de los años ochenta y c) un retroceso desde una posición central y una transición hasta un lugar periférico en la percepción de las literaturas en lenguas extranjeras a partir de los años noventa hasta la actualidad.
Primera etapa: Primeras traducciones
En la primera etapa (hasta mediados de los años sesenta del siglo XX) se tradujeron principalmente novelas realistas y regionales hispanoamericanas con las que se podía hacer referencia a lo revolucionario, lo humanista y lo colectivo, es decir, a atributos que se le exigían también a la creación nacional. Parte importante de estas ediciones eran los epílogos, con “oportunas” explicaciones que a menudo transformaban la imagen de literatura extranjera en base a los principios por los que se regía la literatura eslovaca (y checa). Su segunda función era la de minimizar, de forma preventiva, los problemas con los órganos de poder y con la censura, la mayoría de las veces mediante referencias al “progresismo” de la obra publicada. El historiador literario Milan Šútovec habla incluso de “infantilización del lector″(1991).
Un importante hito en el proceso de penetración de obras de la literatura hispanoamericana en la conciencia lectora eslovaca fue la publicación de la novela El Río oscuro (Temná rieka 1951, 1968), del autor argentino Alfredo Varela, que ya supuso también una nueva representación desde el punto de vista estético de la desconocida realidad de la selva amazónica. Igual que en el caso de la relación positiva con respecto a la obra de Nicolás Guillén, Pablo Neruda o Gabriela Mistral, también en este caso observamos una influencia cada vez más fuerte de la política y la ideología en la vida literaria (las simpatías del autor por la izquierda, sus estrechas relaciones con escritores de países comunistas, las visitas a Checoslovaquia...). La novela fue la primera traducción publicada del entonces joven hispanista eslovaco Vladimír Oleríny. Se trata de una historia sobre la dura vida de los trabajadores de las plantaciones de yerba mate en la selva argentina y el nacimiento de la conciencia colectiva y la resistencia contra la explotación capitalista. La obra, por tanto, parecía aceptable tanto desde el punto de vista político como del ideológico; además, recibió “apoyo″ también en forma de traducción a quince lenguas. La novela desempeñó un papel importante en el contexto eslovaco también por otros motivos. En primer lugar, introdujo nuevos temas en la literatura traducida al eslovaco (el entorno exótico de la selva suramericana, las escenas eróticas, la lucha de pasiones y debilidades humanas o el tradicional tema de la civilización y la barbarie) y un vocabulario rico que abarcaba una amplia escala de planos lingüísticos (los niveles estándar y subestándar del español de Argentina, vulgarismos, dialectalismos, expresiones procedentes de las lenguas indígenas y del portugués, léxico sin equivalencia, terminología de actividades profesionales desconocidas en nuestro país). En segundo lugar, desde el punto de vista estético y literario representó un tipo de texto fragmentario en el que se hacía uso de múltiples unidades textuales de diferentes géneros y estilos, es decir, un tipo de narración que en la literatura latinoamericana se vería más tarde, a lo largo de los años cincuenta y sesenta. Finalmente, mencionemos también que esta traducción de Oleríny se publicó en Eslovaquia en un momento de intenso debate en torno a la traducción de la novela El Don apacible (Tichý Don), del novelista sovíético Mijaíl Shólojov, debate que en los años 1950 y 1951 se desencadenó en las páginas de la revista Kultúrny život y que impulsó a teóricos y prácticos a formular conclusiones sobre las posibilidades de traducción y el trabajo del traductor con la lengua con respecto a los dialectos y las llamadas “realias″.
Las tiradas cada vez mayores de las obras traducidas y la cada vez mayor presencia de estas en los planes de las editoriales de la época indican que, a pesar del escaso interés inicial, la literatura hispanoamericana fue ganándose poco a poco a los lectores eslovacos. Desde el punto de vista de estos, los tensos dramas existenciales del individuo resultaban atractivos, sobre todo en comparación con los temas domésticos del colectivismo comunista. Las escenas de una naturaleza exótica, salvaje, contrastaban con las escenas realistas de la aldea eslovaca o las escenas de masas de las novelas industriales. También eran atractivas para el lector las imágenes de escenas eróticas, que en las obras de los autores eslovacos (en parte también por la presión de la censura o la autocensura) no existían de forma abierta.
Por todo ello, las traducciones del español contribuyeron en cierto modo a la recuperación de la tradición nacional, ya que los elementos mencionados ya estaban en la literatura eslovaca (el romanticismo y el folklore con motivos de la naturaleza, el existencionalismo, el naturalismo) pero por influencia de diferentes factores dejaron de interferir de forma activa en la vida literaria.
Como se ha visto en la tabla, en los años cincuenta el número de títulos de la literatura hispanoamericana traducidos al eslovaco seguía siendo modesto. Las traducciones fueron llevadas a cabo por miembros de la ya mencionada primera generación de hispanistas eslovacos, quienes se centraron en los clásicos de la literatura española, puesto que durante la dictadura de Franco las relaciones culturales con España eran esporádicas y tenían lugar más bien a nivel de intereses individuales, lo que hacía también más complicado tener informaciones directas sobre la literatura y acceder con rapidez a las novedades editoriales. Sin embargo, un interés cada vez mayor de los lectores por obras de la “periferia″ y unas circunstancias políticas y sociales cambiantes en los países latinoamericanos exigían una preparación más intensiva de los futuros hispanistas eslovacos (profesores, traductores, investigadores). Las actividades académicas seguían concentrándose en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Comenius de Bratislava, sobre todo gracias a los lectores originarios de Latinoamérica, que habían pasado antes por Praga y Brno. También querían estudiar español los estudiantes de otras lenguas románicas. Ese fue el caso del estudiante de francés Jozef Felix, quien después sería el primer (y único) traductor del Quijote de Cervantes al eslovaco. También hay que mencionar el lado pragmático de la vida de aquellos traductores, a menudo influida por el problemático acceso de los traductores a los originales (los paquetes con libros del extranjero no siempre llegaban al destinatario en buen estado), la falta de gramáticas, manuales, diccionarios, la escasez de contactos directos con el entorno cultural de la lengua de partida (estancias esporádicas en el extranjero, escasos contactos con hablantes nativos).
Segunda etapa: La llegada de los bárbaros (también a Eslovaquia)
Desde principios de los años sesenta del siglo XX la relación del entorno cultural eslovaco con la literatura hispanoamericana comenzó a cambiar. El cambio se produjo también en relación con la relajación del ambiente socio-político y cultural en nuestro país en 1968, que ocurrió a la vez que en el mundo literario tenía lugar la búsqueda de respuesta a la pregunta sobre el futuro de la novela como género literario. Una de las respuestas concretas fue también la “nueva novela hispanoamericana”.
La traductóloga y traductora argentina Patricia Willson (2004) afirma que una literatura extranjera, antes incluso completamente desconocida (en nuestro caso la hispanoamericana) puede penetrar en el entorno cultural receptor bien de forma gradual o bien provocando “un choque″. La domesticación de una literatura extranjera, por tanto, depende también de cómo aborda la tradición extranjera el organismo literario de la cultura doméstica y qué parte de esta adopta como suya. Sobre la relación entre el texto extranjero y el entorno doméstico ya reflexionaba el teórico literario y comparatista eslovaco Dionýz Ďurišin (1929–1997), cuando destacaba el papel de la traducción, gracias a la cual llegan a la cultura meta temas, métodos y medios que hasta entonces eran inexistentes o ya no desempeñaban un papel relevante. Este proceso a menudo necesita impulsos de las literaturas “centrales″, que según Ďurišin actúan como una especie de “generales literarios″ (1992).
También en el caso de la recepción de la literatura hispanoamericana, las obras hasta entonces percibidas como periféricas llegaban hasta las posiciones centrales por diferentes vías.
Además de varios artículos publicados en revistas literarias checas, una de las primeras informaciones esenciales fue el ensayo Problemática de la actual novela latinoamericana (Problémy súčasného latinskoamerického románu), del escritor cubano Alejo Carpentier, que se publicó en 1964 en la revista Slovenské pohľady .Miradas eslovacas) en la traducción de Vladimír Oleríny. Creemos que esto fue un paso muy meditado que preparó el terreno para la llegada de obras de los autores hispanoamericanos jóvenes, que aparecieron a finales de los años sesenta en gran parte de los países europeos vecinos gracias a rápidas traducciones. Además, el cubano Alejo Carpentier era no solo un importante escritor, sino también diplomático y político, por tanto sus palabras eran un argumento lo suficientemente fuerte como para intentar incluir en los planes de las editoriales obras de autores hispanoamericanos desconocidos. Su innovación temática y estética alegró también a los creadores eslovacos, quienes en aquel entonces eran “presos″ de las exigencias del realismo socialista. Al leer las primeras traducciones de las obras de Juan Rulfo, Julio Cortázar, Ernesto Sabato, Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez comprobaron que “también se podía escribir así″. Según afirma Carlos Fuentes en su Geografía de la novela (1993) “la cárcel de realismo es que por sus rejas sólo vemos lo que ya conocemos″. La libertad del arte, según él, consiste justamente en que nos muestra lo que no conocemos, solo imaginamos. Precisamente este enfoque de los escritores hispanoamericanos en el tratamiento de un tema literario, puesto de manifiesto mediante tres formas de expresión estética (lo real maravilloso, el realismo mágico, el realismo fantástico) resultó también en Eslovaquia durante la época de imposición del esquematismo socialista-realista inspirador e innovador. Sin embargo, mientras Alejo Carpentier en su concepción de lo “real maravilloso″ hacía referencia a la cultura occidental (surrealismo), los autores más jóvenes buscaban el modo de expresar una cultura e identidad sincretista e hispanoamericana propias, para lo que se inspiraban también en la tradición literaria y cultural europea clásica, consiguiendo de este modo llegar a un público lector más amplio. Por ello, tanto para los lectores europeos como, por consiguiente, para los eslovacos dejaron de ser unos extraños y, por el contrario, empezaron a encontrar en sus obras muchos fenómenos conocidos y cercanos.[1]
También los editores, traductores y lectores eslovacos se dieron cuenta pronto de este aspecto. Las recién creadas revistas literarias, sobre todo Revue svetovej literatúry (desde 1965) y Romboid(desde 1966), daban a conocer a los lectores la obra de la nueva generación de autores hispanoamericanos de forma muy rápida, a menudo a la par que el original, reaccionando al boom de las novedades literarias con mayor flexibilidad que los complejos organismos de las editoriales estatales. Estas, tras las dudas iniciales, no tardaron mucho en comprender que el espacio de Latinoamérica, que hasta no hacía mucho había sido marginal, se había convertido en dominante y estaba firmemente conectado a los centros literarios mundiales. En esta época, en nuestro entorno reviste importancia la actividad de la editorial Tatran, en la que se publicaron las primeras obras de los representantes de la “nueva novela″ hispanoamericana (El Túnel de Ernesto Sabato en 1965, Pedro Páramo de Juan Rulfo en 1970, antología Todos los fuegos el fuego de Julio Cortázar en 1972, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez en 1973). Aunque la editorial Tatran no creó específicamente una “edición hispanoamericana″como por ejemplo la polaca “Prosa Iberoamericana″ en la editorial de Cracovia Wydawnictwo Literackie, con el paso del tiempo ha resultado ser también clave la figura de Jarmila Srnenská, traductora, editora y, sobre todo, redactora-jefe de la nueva edición LUK, en la que se publicaban novedades “no contrastadas″. Precisamente la presencia de la hispanista en esta posición tan “ventajosa″ resultó ser muy beneficiosa.
En Checoslovaquia (también en Eslovaquia) el boom editorial de la novela hispanoamericana se produjo a principios de los años setenta. Paradójicamente, fue justo durante los años más duros del periodo conocido como normalización, que siguió al intento fallido en 1968 de implantar en Checoslovaquia una nueva forma de dirigir el estado socialista (Primavera de Praga, socialismo con rostro humano...). La novedad temática, lingüística y estética de estas obras contrastaba fuertemente con la exigencia de vuelta a los “valores tradicionales″ proclamados en los años cincuenta, lo que anacrónicamente volvió a plantear cuestiones sobre el realismo socialista en el arte, mientras que otras formas de realismo (el mágico, el fantástico y otros) se percibían, en relación con el primero, como competencia y eran rechazadas por razones ideológicas. También por eso, y teniendo en cuenta el interés estable del público lector, se hablaba abiertamente, por ejemplo, de los autores y las novelas, pero menos de los conceptos literarios. Por el mismo motivo, es interesante también el hecho de que estas obras, tan diferentes de las obras del realismo socialista, llegaran de forma sistemática a nuestro mercado bien en forma de libro o al menos en forma de reseña con fragmentos de la obra, muy popular en nuestro país, que según el traductor Ján Vilikovský era un “género literario antiestatal″ en el que “lo que se podía, se traducía, lo que no se podía, se parafraseaba, y se hacía pasar por reseña″ (2013).
La buena acogida de las traducciones de obras de la literatura hispanoamericana en los años setenta y ochenta del siglo pasado se debió no solo a sus innegables cualidades artísticas, el éxito logrado entre los lectores o el interés mediático por los autores jóvenes, también volvieron a desempeñar un papel importante la política y la pragmática de la vida literaria. Por aquella época la mayoría de representantes de la nueva generación de escritores hispanoamericanos era de ideología progresista, los jóvenes autores del boomapoyaban la revolución cubana y, sobre todo, la lucha contra las crueles dictaduras reinantes en el resto de países latinoamericanos. Es comprensible que precisamente estos atributos se tuvieran en cuenta a la hora de decidir si una obra determinada se incluía en el plan editorial o se consideraba “escapista y elitista″.
Si nos fijamos más en los paratextos que complementan a las obras traducidas (epílogos, reseñas, artículos informativos y de promoción), nos daremos cuenta de que las llamadas censura y autocensura “preventivas″ que se observan en ellos tenían como fin limitar los posibles problemas, para que la actividad de las editoriales ─peligrosamente innovadora─ “molestara″ lo menos posible a las instituciones políticas y culturales, dirigidas por los órganos ideológicos. Si bien muchos epílogos contienen la tradicional “guía″ de lectura, también llaman con prudencia a ver la realidad desde diferentes ángulos, algo que todavía exigía cierta dosis de valor y diplomacia. Así es, por ejemplo, el epílogo de la novela El Túnel, de Ernesto Sabato, en el que Vladimír Oleríny en 1965 señala los puntos en común del protagonista de la obra de Sabato, “un neurótico y maniático obsesionado con la idea de matar a lo que más quiere″, con los protagonistas de las obras de Kafka, Joyce, Proust y Sartre y compara la técnica narrativa de Sabato con la de Camus enEl Extranjero, aunque apunta que el autor es un “escritor comprometido″. Observaciones parecidas, y que en los años anteriores habrían sido difícilmente publicables, se incluyen también en los epílogos de la novela de Juan Rulfo Pedro Páramo o de la antología de cuentos de Julio Cortázar Todos los fuegos el fuego .V každom ohni oheň). Su autora, Jarmila Srnenská, apunta en 1971 que en la obra de Cortázar “realidad y fantasía se confunden, se influyen mutuamente de tal forma que al final al lector la realidad le parece irreal, inventada″. Sin embargo, en el epílogo también encontramos una mención “obligatoria″ a la esperanza que Cortázar “ve en un pueblo libre, no subyugado por nadie, que se construye su propio futuro″. Es sorprendente, sin embargo, que no se incluya epílogo en ninguna de las siete ediciones eslovacas de la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad, que se publicó por primera vez en eslovaco en 1973. La novela fue introducida en nuestro entorno por un extenso artículo de Vladimír Oleríny titulado El primer superventas latinoamericano (Prvý latinskoamerický bestseller), publicado en 1971 en la revista Revue svetovej literatúry. Sin embargo, su primera edición eslovaca sorprendentemente no encontró en la prensa el eco que se habría merecido por su posición en la literatura mundial y eslovaca de aquella época. Parece como si con este “silencio″ sobre la novela la escena literaria oficial evitara el debate sobre el concepto de realismo mágico, que se habría producido en aquel entonces con una presentación más amplia y completa. Paradójicamente, la calurosa acogida que recibió la novela y su hasta ahora estable posición en el mercado editorial eslovaco demuestran que los lectores no necesitan “guías″ de lectura, ni tan siquiera para las obras que en el momento de su publicación trascienden su época.
Precisamente la novela Cien años de soledad como obra representativa del realismo mágico es también un buen punto de partida para la siguiente pregunta: ¿Qué “sacrificio″ hubieron de hacer las obras de los autores hispanoamericanos para entrar en nuestro mercado editorial en tales circunstancias? El análisis comparativo del texto de partida y el texto meta dio lugar a conclusiones que probablemente sean similares a la situación en otros países entonces bajo el régimen socialista. El análisis reveló que en la primera edición eslovaca de la novela Cien años de soledad se eliminaron también varios pasajes eróticos y escenas hiperbólicas que denotaban sensualidad y expresaban manifestaciones fisiológicas. Las expresiones propias del lenguaje subestándar fueron sustituidas por expresiones más sutiles, lo que niveló considerablemente el plano estilístico del texto. La reparación llegó con las sucesivas correcciones de la primera edición.
Si al principio en relación con la literatura hispanoamericana mencionábamos el fenómeno de lo exótico y lo extraño, vigente hasta los años setenta del siglo XX, en algunos casos estos atributos jugarían más tarde también un papel positivo. Lo exótico del entorno de partida servía para “camuflar″ el plano narrativo que podía dar la impresión de algo mágico, fantástico, increíble, atributos que en aquella época en el arte socialista eran incompatibles con la idea del realismo. Los métodos narrativos innovadores y la riqueza de imágenes eran considerados elementos que confirmaban la gran calidad artística de obras que ayudaban a un conocimiento más profundo de la realidad. El reconocimiento internacional de los autores hispanoamericanos y su “bárbara″ irrupción en el mundo literario europeo (parisino o barcelonés), incluidos sus aventureros viajes por países de la Europa del Este, los convirtió, por un lado, en estrellas y, por otro lado, en autores con sensibilidad social y humana.
También desepeñaron un cierto papel positivo las cuotas obligatorias reservadas a la literatura de países “amigos″ (a los que entonces pertenecían también los países de Latinoamérica). Gracias a estas cuotas, a menudo en nuestro país las novedades editoriales se traducían y publicaban casi a la par que el original hispanamericano o su edición española. Esto era posible también gracias a la cooperación de nuestras editoriales y la agencia literaria estatal LITA con la institución cultural cubana Casa de las Américas, con sede en La Habana. Esta, si bien desempeñaba un cierto papel de filtro ideológico, también enviaba de forma muy flexible ejemplares de lectura de los libros nuevos y facilitaba a editores y redactores de nuestras editoriales los contactos necesarios con los autores hispanoamericanos.
También esto trajo consigo nuevos impulsos en los años que, desde el punto de vista de la traducción del español al eslovaco, están considerados una de las épocas cumbre del hispanismo eslovaco. A esa primera generación de traductores eslovacos se sumaron otros, jóvenes, lo que estuvo motivado no solo por una mayor oferta de trabajo (entre los años 1970 y 1990 se publicaron en nuestro país 74 títulos de la literatura hispanoamericana), sino también por la necesidad de hacer frente a muy diversos desafíos traductológicos.
A pesar de que en los años ochenta del siglo XX ya se publicaban en Eslovaquia obras de autores hispanoamericanos de diferentes géneros (por ejemplo novelas policíacas o románticas), por lo que se refiere a la recepción, el fenómeno de la literatura hispanoamericana seguía estando ligado al emblema del realismo mágico, aunque este ya había dejado de existir en el entorno hispanoamericano a finales de los años setenta. Cabe mencionar que en muchos casos la situación hoy día sigue siendo la misma, aunque la referencia continua a la marca conocida suponía (y supone) mentir al lector, quien en un libro calificado de esta forma a menudo no encuentra nada “mágico″. Si observamos los diferentes paratextos que acompañaban en este periodo a las obras de la literatura hispanoamericana, podemos distinguir dos enfoques: en los materiales publicitarios y de promoción destinados al público lector en general (y a la venta) se subrayaba la dimensión mágica, maravillosa y fantástica de la obra. En los textos destinados a lugares oficiales e instituciones ideológicas (informes de evaluación, recomendaciones, propuestas editoriales) se subrayaba el “realismo”, el mensaje humanista de la obra o el espíritu progresista del autor.
Como conclusión se puede decir que a lo largo de los años ochenta, cuando ya se habían traducido al eslovaco casi todas las obras representativas de la nueva novela hispanoamericana y el interés permanente del lector confirmaba su lugar en el mercado editorial eslovaco, fueron llegando en oleadas constantes polémicas sobre el “realismo mágico″ en relación con las necesidades culturales de los miembros de la sociedad socialista. Pasado un tiempo los debates se atenuaron, pero aparecieron de nuevo unas cuantas veces más como reacción a diversos impulsos por parte de la escena literaria eslovaca, tratándose sobre todo de cuestiones del realismo, la ficción y las “nuevas posibilidades de la épica socialista″.
Tercera etapa: ¿Y porqué no se traduce más?
A partir de 1990 se produjo un nuevo cambio en nuestra relación con la literatura hispanoamericana. Como hemos intentado poner de manifiesto, en nuestro país la trayectoria de la recepción de la literatura hispanoamericana va desde la posición periférica de una falta de interés inicial ─que después se prolonga durante bastante tiempo─ a una posición de recepción central durante un periodo de tiempo breve pero intenso en la década de los setenta y los ochenta del siglo XX que, sin embargo, en los últimos años ha vuelto a un letargo periférico. En la actualidad la literatura hispanoamericana no se aparta en ningún modo de las posiciones “normales″ de las literaturas no anglosajonas, teniendo una posición similar a la de la literatura rusa, francesa, italiana o alemana. Prácticamente el único escritor hispanoamericano que ha mantenido hasta el momento el interés tanto de editores como de lectores es Gabriel García Márquez.
Desde el 2010 hasta el 2017 se publicaron en Eslovaquia las traducciones de tres obras de la literatura hispanoamericana (una de Cristina Peri Rosi y dos de Roberto Bolaño). Desgraciadamente, muchos editores eslovacos siguen utilizando el manido argumento de la “inutilidad″ de invertir en títulos poco comerciales si la obra está ya traducida al checo y, por consiguiente, puede distribuirse también en Eslovaquia. Además, hoy en día muchos lectores eslovacos leen literatura hispana en español o en las traducciones a otras lenguas y “no necesitan″ forzosamente la traducción eslovaca. Los motivos de esta manifiesta ausencia de la literatura hispanoamericana en el mercado editorial eslovaco vuelven a ser, una vez más, no literarios. Uno de ellos es la forma de trabajar de las actuales casas editoriales. Antes de 1989 en cada editorial “estatal″ trabajaba un hispanista, o al menos un romanista, que estaba familiarizado con las literaturas extranjeras y colaboraba con los traductores. Hoy en día en la mayoría de las casas editoriales trabajan editores externos. También por ello incluir una obra no anglosajona depende mucho más que en el pasado de la relación personal del propietario de la casa editorial con la literatura en cuestión y de los rankings extranjeros de libros más vendidos, aunque es evidente que la posición de un autor hispano en mercados como los de Francia, Alemania o EE.UU. es difícilmente aplicable a otros mercados, sobre todo a los que son tan pequeños como el eslovaco. Otro motivo es la posibilidad de obtener las ayudas a la traducción que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España para la publicación en el extranjero de obras escritas por un autor español o editadas por una entidad española. A pesar de que en la actualidad esta forma de fomentar el conocimiento de la cultura hispana se extiende también a obras de autores hispanoamericanos, y de que las traducciones de estas obras a lenguas extranjeras también reciben ayudas de los diferentes países (por ejemplo Argentina), la continuada falta de interés de los editores eslovacos por obras de autores latinoamericanos persiste.
Paradójicamente, estas constataciones negativas se ven en cierto modo contrarrestadas por las actividades excepcionales de varias pequeñas editorales y revistas literarias nuevas que en los últimos tiempos, precisamente por el intenso interés personal por la literatura latinoamericana y a sabiendas de un cierto “riesgo” económico, presentan a autores que consideran relevantes e interesantes tanto para el lector como para el traductor. También nos parece muy útil la actividad de promoción moderna, efectiva y variada de los nuevos editores, quienes hacen uso de las posibilidades actuales de estar en contacto con los lectores, difunden con mayor rapidez y de forma más selectiva las informaciones no solo sobre “sus” libros y sus autores, sino también sobre los contextos culturales de partida.
A lo largo del año 2018 está previsto que se publiquen las traducciones eslovacas de la novela corta Distancia de rescate, de la argentina Samanta Schweblin, de la novela El amante japonés, de la popular autora chilena Isabel Allende, y la nueva traducción de Ficciones, de Jorge Luis Borges.
Confiamos en que esta variada minimuestra de títulos sea del interés de los lectores eslovacos para que vuelvan a echar de menos en el mercado editorial eslovaco las (de nuevo) desconocidas y exóticas obras de la literatura hispanoamericana.
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Notas