Desde un punto de vista filosófico.
El problema de la interrupción voluntaria del embarazo en el aula
From a philosophical point of view. The Problem of Abortion at the Classroom
Livio Mattarollo
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET),
Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
livio.mattarollo@nacio.unlp.edu.ar
Recibido: 20/11/2019
Aceptado: 21/08/2020
Resumen. El presente trabajo ofrece una reconstrucción de la
secuencia de clases dedicadas al debate sobre la interrupción voluntaria del
embarazo. Dichas clases fueros llevadas adelante en el marco de la materia
optativa Debates Filosóficos Actuales
ofrecida para estudiantes de 5to año del Colegio Nacional “Rafael Hernández” de
la Universidad Nacional de La Plata durante el primer cuatrimestre del año
2018. La intención del artículo es señalar los criterios empleados al momento
de seleccionar el material para las clases, dar cuenta de la dinámica adoptada
y obtener algunas conclusiones tanto respecto del tratamiento del tema como de
los alcances y límites del enfoque adoptado.
Palabras clave. Filosofía, Aborto, Persona, Derechos, Debate.
Abstract. This article offers a reconstruction of a
class-sequence related to the discussion of abortion, developed within the
context of an optional subject entitled Current Philosophical Debates
thought to 5th year students at Colegio Nacional “Rafael Hernández”,
Universidad Nacional de La Plata, during the first semester of 2018. The aim of
the article is to point out the selection criteria of materials and texts, to
offer explanations about the methodology of classes and to draw some
conclusions regarding how to address the subject at school as well as the
advantages and disadvantages of the adopted views.
Keywords. Philosophy, Abortion, Person, Rights, Debate.
Sin
dudas, uno de los temas más acuciantes de la agenda pública en general y de la
agenda adolescente en particular es la interrupción voluntaria del embarazo o,
para decirlo sin eufemismos, el aborto. En este trabajo ofrezco una
reconstrucción de la secuencia didáctica y algunas reflexiones posteriores
vinculadas al trabajo llevado adelante en el marco de la materia optativa Debates Filosóficos Actuales ofrecida
para estudiantes de 5to año del Colegio Nacional “Rafael Hernández”
(Universidad Nacional de La Plata) durante el primer cuatrimestre del año 2018.
La intención del artículo es señalar los criterios empleados al momento de
seleccionar el material para las clases, dar cuenta de la dinámica adoptada y
obtener algunas conclusiones respecto del tratamiento del tema y de los límites
del enfoque elegido, todo ello considerando el lugar que adquirió la discusión
durante 2018 –cuyo punto álgido fue el tratamiento del proyecto de ley de
despenalización en las Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación en junio y
agosto, respectivamente. Teniendo en cuenta la demanda de discusión y reflexión
que implica el tema del aborto y la centralidad del asunto para las/los
adolescentes, una reflexión retrospectiva sobre esta experiencia podría ofrecer
elementos valiosos al momento de repensar estrategias para abordar el tema en
futuras oportunidades.
En favor
de fundamentar el programa de la asignatura y las reflexiones aquí presentadas
parto de una concepción de la filosofía como disciplina autónoma con un
conjunto de temas, problemas y modos de abordaje propios pero que, a su vez, se
caracteriza por cierta actitud, pretensión o “gesto común” tendiente a
identificar, cuestionar y desnaturalizar los significados asumidos como obvios
o dados, a señalar sus contradicciones o paradojas subyacentes y a tomar
posiciones debidamente argumentadas. En este sentido, la filosofía como
disciplina no debería concebirse al margen de su historia pero tampoco de los
grandes temas de discusión de la sociedad en la que se inscribe pues ambos
aportan valiosos elementos para ejercitar la referida actitud crítica. En
virtud de lo dicho, parecería que la contraposición entre la filosofía como
conjunto establecido de saberes y el filosofar como actividad o ejercicio del
pensamiento es una falsa contradicción. De esta manera, es posible recuperar la
imagen ofrecida por Obiols, quien considera a la filosofía y al filosofar como
dos caras de una misma moneda (Obiols, G. 2002, p. 52). Consecuentemente,
respecto de la enseñanza de la disciplina asumo la interpretación débil de la
contraposición entre filosofía y filosofar, interpretación según la cual ambas
alternativas pueden coexistir de forma complementaria y solidaria. En este
marco, he adoptado una modalidad de la enseñanza de la filosofía que articula
un enfoque problemático con un enfoque de análisis de textos, de modo que estos
últimos sean una fuente de recursos conceptuales para la reflexión filosófica
(Obiols y Cerletti, s/f). Finalmente, para la planificación de las clases
–tanto de la secuencia general como de las distintas clases– he tomado el
modelo general-formal para la enseñanza de la filosofía, en tanto y en cuanto
permite diagramar un planteo concreto del problema en el inicio de la clase, un
abordaje teórico en el desarrollo, a partir del análisis argumentativo de los
textos, y un regreso a la dimensión concreta del tema en el cierre (Obiols.
2002).
En cuanto
a las condiciones concretas de las clases, la institución reserva para las
materias optativas de 5to año 1 encuentro semanal de 120 minutos (3 horas
cátedra, con un recreo entre la segunda y la tercera hora). En todos ellos se
fomentó una dinámica dialógica y participativa, desde la intención básica de
evitar exposiciones prolongadas hasta la disposición de los bancos en semicírculo.
El trabajo áulico sobre los puntos referidos en el párrafo precedente se
distribuyó en 5 clases que adoptaron dos dinámicas distintas pero
complementarias. Las primeras 2 clases se orientaron a plantear los términos
generales del problema, de acuerdo con el modelo formal-general. Una vez
establecidos los términos del problema, las siguientes 3 clases se organizaron
en dos actividades. La primera actividad consistió en la exposición oral en
grupos de 4 personas de cada uno de los textos señalados con anterioridad y el
posterior análisis de los argumentos, puntos fuertes/débiles, supuestos, etc.
del texto abordado, manteniendo el esquema de inicio, desarrollo y cierre. La
segunda actividad consistió en la visualización de una ponencia informativa
presentada en la Cámara de Diputados, seleccionada a efectos de poner en
tensión los argumentos trabajados en el día y de mantener cierto equilibrio
general entre las posiciones.
Desde el
rol de docente uno de los desafíos más importantes ha sido mantener el referido
equilibrio u objetividad en el análisis de los argumentos –con toda la
complejidad filosófica que eso conlleva– sin caer en una posición de
“neutralidad” en la que todas las razones valen por igual, en particular
teniendo en cuenta la dimensión política y situada de la discusión. Además,
dado que la discusión sobre el aborto tiene algunas aristas sensibles, que
pueden ir desde convicciones religiosas, compromisos políticos o de militancia
e incluso experiencias de vida personales o de terceros allegados, otro desafío
igualmente importante ha sido propiciar un intercambio respetuoso, que habilite
la circulación de todas las opiniones y habilite nuevas reflexiones, todo ello
a fines de complejizar su análisis desde una perspectiva filosófica, evitar las
posiciones dogmáticas o maniqueas y enriquecer los argumentos desde todos los
puntos de vista –sin que ello resulte en negar la toma de posición, sino todo
lo contrario.
La
secuencia de clases se ha concentrado en tres núcleos problemáticos: (i) el
estatuto ontológico y moral del embrión/feto, vale decir, los criterios por los
cuales se le concede o no a esa entidad el carácter de “persona”, discusión que
permitiría identificar si son titulares legítimas de derechos que el Estado
debiera garantizar; (ii) la contraposición de derechos entendidos tanto en su
sentido absoluto, bajo la idea del valor intrínseco de toda la vida humana,
como relativo, dando lugar a la posibilidad de sopesar el derecho a la vida y
el derecho a la decisión sobre el cuerpo propio; y (iii) los compromisos
filosóficos e ideológicos del Artículo 86 del Código Penal de la Nación
Argentina.
A efectos
de precisar la discusión, me detendré en los primeros dos puntos, propios del
denominado “enfoque tradicional”, y obviaré el tercero. El abordaje de los
primeros dos puntos ha sido llevado adelante mediante el tratamiento los
ensayos de Judith Thompson, John Finnis y Michael Tooley, todos ellos situados
en el ámbito de la ética y la filosofía del derecho e inscriptos la perspectiva
liberal estadounidense (Finnis et. al., 1983). Las razones por la que he
seleccionado esta bibliografía, a sabiendas de haber dejado por fuera muchos y
muy valiosos aportes, conjugan tres variables. La primera es de índole teórica:
los textos señalados plantean con gran claridad algunos ejes clásicos del
problema y ponen de relieve la importancia de abordar la discusión filosófica
sobre la noción de “persona”. En efecto, como señala Valdés (1996: 131),
estamos frente a una de las nociones metafísicas más complejas que presenta,
además, la particularidad de traer consigo indudables tintes valorativos pues
las “personas” son un tipo de entidad que goza de derechos inalienables y que
imponen exigencias morales específicas. Los ensayos seleccionados despliegan
con claridad dos líneas argumentativas elaboradas en torno a las definiciones
de “persona”, a saber, la definición sustancialista y la definición
funcionalista. En este marco, la primera definición se apoya en algún tipo de sustancia
o esencia humana que nos determina desde la concepción hasta la muerte y
resulta generalmente puesta en conjunción con el argumento de la potencialidad
–apoyado, a su tiempo, en la distinción aristotélica entre ser en acto y ser en
potencia. Por su parte, la definición funcionalista define como persona a
aquellas entidades capaces de llevar adelante ciertas funciones específicas de
los seres humanos desarrollados, siendo el punto de discusión cuál de esas
funciones será la definitoria (Cf. Busdygan, 2013: 103-115). Estos modos de
categorizar las definiciones de “persona” permiten ordenar la discusión y
agrupar los diversos aportes, sin perjuicio de sus especificidades y de las
discusiones específicas que suscitan.
La
segunda variable es de índole histórico-disciplinar, dado que este grupo de
autoras/es han sido pioneras/os en el análisis contemporáneo del tema y se han
consolidado como referencia casi ineludible para cualquier abordaje filosófico
del asunto. Si bien, por supuesto, hay otros textos a esta altura clásicos
sobre el asunto (por ejemplo Foot, 1967), este conjunto de ensayos ha
establecido los términos de la discusión de la discusión filosófico-política
liberal. Finalmente, la tercera variable es de índole metodológica, y esto por
dos cuestiones. En primer lugar, en la medida en que los textos se responden de
modo explícito, favorecen la construcción del debate y la secuencia de
actividades sucesivas para las clases. En segundo lugar, el tinte analítico de
los ensayos ha permitido trabajar con algunas de las herramientas de teoría de
la argumentación forjadas en el curso de Lógica del año previo, entre ellas la
identificación de premisas y conclusión, de supuestos, de contraargumentos,
etc. Esto ha favorecido la promoción de capacidades argumentativas y
deliberativas. Además, los ensayos proponen una serie de analogías y ejemplos
conceptualmente precisos y accesibles para su interpretación (por ejemplo las
versiones de la analogía de la bellota y el roble o el dilema del violinista)
que posibilitan un primer abordaje signado desde el inicio por las distintas
aristas problemáticas que caracterizan al asunto.
Respecto
del material audiovisual es importante señalar que la propuesta del curso se
elevó a fines del año 2017, cuando el tema del aborto ya había ganado cierto
espacio en la agenda de discusión adolescente pero aún no se había instalado
tan fuertemente como lo hizo desde comienzos de 2018. En este sentido, algunas
tareas iniciales fueron obviadas, dado que en mayo, cuando comenzó el trabajo
con esta secuencia didáctica, el asunto ya estaba presentado “por sí mismo” y
era tema de discusión omnipresente entre las/los estudiantes y por fuera del
Colegio. En ese marco la aparición de muchísimo material, particularmente la
extensa y valiosa ronda de ponencias informativas celebrada en la Cámara de
Diputados de la Nación entre abril y junio, han permitido introducir nuevos
elementos de análisis que no habían sido previstos en la planificación original
del curso. Esto ha permitido complementar el clásico soporte escrito de
registro académico con un soporte audiovisual elaborado en un registro que si
bien es formal, se aleja un poco de las modalidades más tradicionales e incluye
algunos argumentos de circulación pública, elaborados desde disciplinas
distintas a la filosofía pero con importantes supuestos filosóficos a la base.
Asimismo, se ha intentado que cada clase aborde un mismo eje temático desde
perspectivas encontradas, una dada por el soporte textual y otra por el soporte
audiovisual. En este sentido, se ha trabajado con la ponencia de la médica
Bárbara Finn, del abogado Alfonso Santiago y del filósofo Eduardo Rivera López.
Finalmente, vale destacar que la circulación de material ha permitido que
las/los estudiantes aportaran elementos de trabajo a las propias clases bajo el
formato de videos, notas, publicaciones en redes sociales, etc., elementos que
fueron retomados durante los encuentros y que sin dudas han enriquecido todas
las reflexiones.
Clases 1 y 2: Dilema del violinista / Analogía de la
bellota y el roble
Las
primeras dos clases tienen por objetivo plantear el enfoque y los términos
sobre los que se desarrolla el problema. Para ello se dispone un trabajo de
lectura del dilema del violinista y sus preguntas por si existe algún tipo de
obligación moral de mantenernos conectados a él para salvar su vida y por si el
violinista tiene derecho a reclamar que quedemos conectados, en la primera
clase, y un trabajo de lectura de dos versiones alternativas de la analogía de
la bellota y el roble. Estas lecturas permiten identificar (i) distintas
dimensiones del problema, a saber: el aborto como problema moral, el aborto
como una cuestión de derechos y el aborto como una cuestión política; y (ii)
distintas definiciones de “persona”: sustancialista, por la cual no sería
posible establecer un punto de inflexión en el desarrollo desde la concepción
hasta el nacimiento porque se estaría interrumpiendo un proceso continuo, y
funcionalista, por la cual habría alguna función que nos distingue como
personas y por tanto habría alguna “ventana temporal” previa al cumplimiento de
esa función en la que el embrión/feto no sería persona, base para la propuestas
de legislación de aborto por plazos.
Pizarrón
clase 1:
Pizarrón
clase 2:
Clase 3:
Actividad
1 (80 minutos):
Inicio:
Reconstrucción de las dos posiciones en torno a la definición de persona
trabajadas durante la clase 2 con el objetivo de ubicar los argumentos en ese
mapa.
Desarrollo:
Presentación del texto “Aborto e infanticidio” de M. Tooley (1983), a cargo de
un grupo de 4 estudiantes. El argumento de Tooley parte de una diferenciación
clara entre vida humana –en efecto, lo pone en términos de vida de la especie
homo sapiens– y persona. Tooley plantea la pregunta por las propiedades que
debe tener una entidad de la especie homos sapiens para ser considerado persona
y tener derecho a la vida y sostiene que ninguno de los momentos generalmente
utilizados por la tradición liberal progresista (la concepción, la adquisición
de forma humana, el movimiento, la viabilidad y el nacimiento) como punto a
partir del cual se adscribe el estatuto de persona es lo suficientemente
consistente. Desde aquí, presenta su propio criterio: “Un organismo tiene serio
derecho a la vida sólo si posee la idea de ‘yo’ como sujeto continuo de
experiencias y otros estados mentales, y cree que es en sí mismo una entidad
continua.” (Tooley, 1983, p. 78).
Esta
nueva definición, apuntada en el pizarrón por el grupo expositor, suscitó
preguntas tales como “¿Es una definición sustancialista o funcionalista?
Sustancialista por la idea de continuidad, funcionalista por la función de
tener conciencia de las experiencias.” “¿Por qué no analiza el criterio de la
sensibilidad al dolor?” “¿No es demasiado permisiva la definición?” A partir de
esta última pregunta el grupo articuló la segunda parte del argumento de
Tooley: dado que esta definición habilitaría consecuencias indeseables como el
infanticidio y que todos los criterios ofrecidos por los liberales tienen
puntos débiles, entonces se debe concluir que el único momento no arbitrario
para adscribir el estatuto de persona es la concepción.
Cierre: Intercambio
final orientado a determinar si Tooley adscribe a una definición sustancialista
o funcionalista. Dado que tiene elementos de ambas categorías, se concluyó que
debería incluirse como un tercer tipo de definición. Se acordó en denominar a
esta nueva opción definición de yo
experiencial. Además, se enfatizó en señalar que el argumento de Tooley
tensiona no sólo las definiciones iniciales de persona sino que a partir de su
definición inicial excesivamente progresista termina ubicándose en una posición
conservadora y “volviendo” a cierto sentido sustancialista (pizarrón 1):
Actividad
2 (40 minutos): Ponencia de Bárbara Finn (2018)
El
trabajo con esta ponencia permite abordar el problema desde un discurso alejado
de la filosofía y acercado a las ciencias biológicas, a fines de señalar que
por debajo efectivamente hay supuestos o posiciones filosóficas. Las consignas
fueron (i) determinar si emplea algún tipo de definición de persona de las
vistas al momento; (ii) determinar si hay algún argumento contra la posición antagonista;
y (iii) determinar cómo se le podría responder a ese argumento. El punto de
mayor discusión fue el argumento de Finn respecto de una posible eugenesia
social por vías de aborto selectivo. Algunos de los comentarios fueron los
siguientes: “Hay que definir de antemano los criterios que permitan pedir un
aborto” o “El argumento supone que todos somos fascistas.”
Se acordó
también en señalar que el contra argumento de Finn respondía más a la pregunta
“¿Qué pasaría si…?”, identificada en la primera clase como parte de los
argumentos de orden político o de salud pública. Esto resultó de valor para
señalar que muchas de las aristas del problema están entrelazadas, sea por la
complejidad del mismo o, muchas veces, por la falta de claridad de los argumentos
(pizarrón 2):
Clase 4:
Actividad
1 (80 minutos):
Inicio:
Reconstrucción del esquema elaborado en la clase 1 acerca de las dimensiones o
aristas del problema y ubicaron los argumentos analizados al momento (pizarrón
1):
Desarrollo:
Presentación del texto “Una defensa del aborto” de Thompson (1983), por parte
de un grupo de 4 estudiantes. El ensayo permite introducir la pregunta por la
contraposición de derechos, en la medida en que Thompson propone la siguiente
línea (transcripta en el pizarrón): ser persona à tener
derecho a la vida à tener
derecho a no ser privado/a de la vida injustamente à tener derecho a reclamar el cuerpo de la madre /
persona gestante.
Tras la
exposición del texto, en la que se hizo especial énfasis en el ya mencionado
ejemplo del violinista y en el ejemplo del ladrón y las ventanas, surgieron
preguntas como “¿Alcanza el criterio de Thompson sobre voluntad del acto y
conocimiento de las consecuencias para determinar el “injustamente”? ¿Injusto
desde la perspectiva de quién?” “¿Por qué, si Thompson acepta hablar de
“persona por nacer” ésta debe pagar con su vida una violación cometida por un
tercero?” “¿Por qué, después de todo, se afirma que no ser privado injustamente
de la vida es prioritario respecto del derecho a decidir sobre el propio
cuerpo?” “¿Por qué se pone siempre el énfasis en el derecho del embrión/feto?”
Cierre:
Análisis del argumento de Thompson a la luz del cuadro inicial y
reconsideración del argumento de “sentido común” por el cual si se acepta que
la entidad es persona desde el momento de la concepción, entonces
necesariamente se debe tener una postura en contra del aborto. El trabajo con
el texto de Thompson permite señalar que no hay tal relación necesaria sino que
pueden pensarse alternativas que pongan en tensión las posiciones clásicas y
que dejen opciones distintas a la clásica dicotomía “derecho a la vida vs. derecho a decidir” (pizarrón 2):
Actividad
2 (40 minutos): Ponencia de Alfonso Santiago (2018)
El
trabajo con esta ponencia permite abordar otra perspectiva sobre el derecho a
la vida, denominada perspectiva deontológica
–aquella por la cual el derecho a la vida es prioritario por sobre los
demás. Las consignas fueron (i) determinar en qué basa su argumento sobre el
estatuto de persona desde la concepción; (ii) determinar si hay algún argumento
contra la posición antagonista; y (iii) determinar cómo se le podría responder
a ese argumento. Teniendo en cuenta que Santiago apela al principio kantiano de
distinción personas/cosas sobre la base del carácter racional de las primeras,
se acordó en llamarla definición
racionalista de persona. El punto de mayor discusión fue el argumento por
el cual la despenalización o legalización del aborto daría lugar a una
distinción entre ciudadanas/os “de primera” y “de segunda”, “conservables” o
“descartables”. Algunos de los comentarios fueron los siguientes: “Santiago
cree que la dignidad es algo abstracto cuando en realidad también tiene que ver
con condiciones materiales concretas”; “Otra vez se pone el énfasis en el
embrión/feto y no en la persona gestante”; “De hecho ya hay ciudadanas de
primera y de segunda –las que tienen / no tienen dinero para practicar un
aborto en condiciones seguras– y la ley actual no hace nada para modificarlo”;
“Si la persona gestante utilizaría a la persona por nacer como medio, ¿no
podría decirse lo mismo de la persona por nacer en relación a la gestante?”
Pizarrón
3:
Para
el
cierre de clase se hizo una recuperación de las dos visiones
trabajadas. Se
enfatizó que Thompson y Santiago parten del mismo punto, a
saber, adscribir el
estatuto de persona desde la concepción, pero abordan a
conclusiones diferentes
respecto del modo en que se relacionan los derechos en cuestión.
Se indicó
también que el argumento sobre las/os ciudadanas/nos “de
primera” y “de
segunda” puede ser incluido en el grupo de argumentos que
responden a la
pregunta “¿Qué pasaría si…?”
Además, se señaló que en general las preguntas y
comentarios provenientes de la discusión grupal apuntan a
considerar la
situación de la persona gestante, mientras que los argumentos
evaluados apuntan
a considerar el estatuto y derechos del embrión/feto.
Clase 5:
Actividad
1 (80 minutos):
Inicio:
Reconstrucción del esquema elaborado en la clase 1 y retomado en la clase 4
acerca de las dimensiones o aristas del problema y clasificación de los
argumentos analizados al momento:
Desarrollo:
Presentación del texto “Pros y contras del aborto”
de John Finnis (1983) por
parte de un grupo de 4 estudiantes. En su texto, Finnis elabora una
respuesta
directa a Thompson, de modo que la tarea central de la actividad
pasó por
reconstruir los argumentos y determinar si las respuestas de Finnis son
válidas
y de peso. Se propusieron algunas preguntas generales para guiar la
discusión:
“¿En qué difieren las estrategias de
argumentación?” “¿Qué incluye y
qué
excluye cada posición?” “¿Hay algún
tipo de coincidencia o patrón entre la
posición que se adopte respecto del problema y el punto en que
se haga
énfasis?”
Cuadro
del inicio (pizarrón 1):
Cierre: Balance
de todos los argumentos, enfatizando que una misma posición puede ser defendida
partiendo desde distintos puntos y haciendo énfasis en distintas aristas del
problema. En ese sentido, se buscó matizar y complejizar aquellas lecturas que
sostienen que considerar al embrión/feto como persona desde la concepción
conduce necesariamente a estar en contra del aborto o que sostienen que poner
el acento en la cuestión de los derechos conduce necesariamente a estar a favor
del aborto.
Actividad
2 (40 minutos): Ponencia del filósofo E. Rivera López (2018).
La
actividad consistió en determinar (i) si el argumento respecto de los óvulos
fecundados descartados es válido; (ii) si el argumento respecto de que los
abortos no son de hecho tratados como
matanzas es válido y (iii) cómo se entiende el rol del Estado al momento de
balancear derechos –en pocas palabras, Rivera afirma que frente al desacuerdo
respecto del estatuto el Estado no debería forzar a aquellas entidades sobre
las que no hay dudas que fueran persona y tengan derechos, en una aplicación
del denominado principio de prudencia. Luego de evaluar estos puntos, se pidió
a las/os estudiantes elaborar algún tipo de argumentos que podría dar respuesta
a Rivera López. Algunas de las intervenciones fueron las siguientes: “El
argumento de los óvulos fecundados descartados no es suficiente porque una
persona pro-vida coherente diría que ese descarte también es inmoral.”; “Que de
hecho los abortos no sean tomados como matanzas no implica que no lo fueran.” o
“El Estado debería cuidar a quienes que no se pueden cuidar solos/as.”
Cuadro
del inicio (continuación pizarrón 1):
Cierre:
Instancia de alance general en el que se pusieron en cuestión todos los
argumentos analizados al momento. De esta manera, se hizo una “práctica”
parcial de cara a la evaluación final del curso.
La
evaluación propuesta ha contemplado dos modalidades. Por un lado, una
evaluación diagnóstica continua que, a tono con los programas de las
asignaturas de Filosofía para 5to y 6to año del Colegio, hace hincapié en la
actitud pro-activa y responsable frente al material propuesto y en la
profundización y claridad a la hora de exponer los temas abordados, de modo
oral y/o escrito. Por otro lado, se ha pedido entrega de un primer trabajo
escrito, a realizarse de modo individual o en parejas, con la siguiente consigna:
Seleccionar y analizar críticamente una de las ponencias informativas
presentadas en la Cámara de Diputados. Incluir en el análisis al menos 2
referencias a los textos trabajados en clase. Extensión aproximada: 3 páginas.
En este
punto es oportuno recalcar que durante la clase en la que se propuso la
evaluación surgió la siguiente pregunta por parte de un estudiante: “¿El
feminismo necesariamente tiene que estar de acuerdo con una posición a favor de
la despenalización o legalización del aborto?” Luego de un intenso intercambio
de opiniones se propuso trabajar con el ensayo de Sidney Callaham (2002)
titulado “El aborto y la agenda sexual: un caso para el feminismo prolife”
y se planteó una variante opcional de trabajo bimestral:
Rastrear los argumentos centrales de la posición de Callaham y
argumentar por qué razones le/s parece coherente o no con aquellos principios
del feminismo que consideran básicos.
Estas
producciones han formado parte de la evaluación del segundo bimestre. A ello se
le ha agregado la entrega de trabajo final de la materia, con la siguiente
consigna:
Asumir el rol de Senadora/Senador de la Nación y escribir una
justificación del voto -a favor o en contra, según sus razones- para presentar
y defender ante el curso. Incluir en la justificación al menos 1 referencia a
los textos trabajados en clase, distinta de las 2 utilizadas en el análisis
crítico anterior. Extensión aproximada: 3 páginas / 5 minutos de exposición +
dos preguntas del público. Aclaración importante: entre el análisis crítico y
la justificación deben tomar las dos posiciones (ej. si deciden criticar una
ponencia a favor, deben justificar su voto a favor del proyecto y si deciden
criticar una ponencia en contra, deben justificar su voto en contra, para
ubicarse en los dos puntos de vista).
Desde mi
punto de vista el balance de las clases es altamente satisfactorio. Un factor
crucial para el buen desarrollo es el carácter significativo de los temas y el
modo en que las/los estudiantes se han visto interpeladas/os por los planteos
teóricos. Asimismo, la modalidad problemática de las clases, alejada de
cualquier pretensión de dar respuestas finales, propició una apertura en las
discusiones e incluso en las perspectivas de las/los estudiantes que condujo a
considerar con atención los argumentos ofrecidos por todas las partes así como
a reflexionar y a reconsiderar las razones por las que se sostiene cada postura.
Con
respecto a la selección de lecturas y material de trabajo, las conclusiones son
en cierto sentido ambivalentes. Por un lado, el abordaje del tema desde la
perspectiva liberal estadounidense efectivamente permitió tratar con detalle el
enfoque tradicional del problema, en particular respecto de su dimensión moral,
y permitió además construir el el debate o contraposición de argumentos. En ese
sentido, el ensayo de Thompson ha resultado
particularmente interesante porque su estrategia argumentativa parte de
conceder que la entidad es persona desde el momento de la concepción y desde
allí intenta articular una defensa del aborto, en ciertos casos –es decir,
parte de la postura más conservadora y avanza en un sentido
progresista-liberal. Asimismo, el trabajo con el texto de Finnis resultó
de interés para identificar el desplazamiento de la discusión desde la pregunta
por el estatuto ontológico y moral del embrión/feto hacia la pregunta por la
relación de derechos y, más aún, hacia la pregunta por los deberes, siempre
atendiendo a que ambos parten de considerar al embrión/feto como persona desde
el momento de la concepción. No obstante, el ensayo más discutido fue el de
Tooley pues pone en jaque muchos de los criterios de demarcación del estatuto
de persona asumidos por las posiciones que defienden algún tipo de legalización
por plazo (por ejemplo, el criterio de empatía moral dado por la posibilidad de
sentir placer o dolor, empleado por muchas de las legislaciones que habilitan
la práctica hasta las semanas 12/14 de gestación). En este sentido, el trabajo
con el texto de Tooley logró poner en cuestión muchas de las posiciones más
férreas de las/los estudiantes –algunas asumidas con anterioridad a las clases–
y ha sido un aporte fundamental para la superación de las visiones maniqueas
sobre el tema.
Por su
parte, el trabajo con las ponencias informativas ha sido sumamente valioso en
tanto ha permitido trabajar con argumentos de circulación pública, han
permitido acceder a discursos propios de otras disciplinas (medicina, biología,
derecho, sociología, etc.) dando cuenta de la complejidad y del carácter
interdisciplinario del abordaje del problema y finalmente han permitido hacer
un análisis desde las herramientas lógico-filosóficas para detectar tesis, argumentos,
supuestos, problemas, etc. Además, ha resultado muy interesante considerar los
modos en que esos aportes nutrieron (o no) el propio debate parlamentario, a la
luz de las subsiguientes intervenciones de las Diputadas y Diputados.
Sin
embargo, por otro lado es importante señalar que el enfoque liberal se ha
mostrado ciertamente limitado al momento de pensar algunos aspectos del asunto.
El primero de ellos refiere a la pregunta por si el valor intrínseco de la vida
es “constante”. Para ello podría ser útil el enfoque de Dworkin (1994) respecto
del valor intrínseco incremental de la vida y del mejor modo de respetar ese
valor atendiendo a los intereses críticos. El segundo aspecto es el
inescindible costado político/público de la discusión. De hecho, la primera vez
que apareció la pregunta por el rol del Estado fue recién en la quinta clase y
a propósito del planteo de Eduardo Rivera López (2018). Por el contrario, la
perspectiva de los textos trabajados no tematiza en absoluto esa cuestión pues
si bien considera el asunto desde el punto de vista de los derechos, no
considera las preguntas por quién y cómo deberían garantizarse esos derechos.
Además, resulta indispensable señalar que las posiciones liberales adolecen de
explicaciones filosófico-políticas del problema del aborto en términos de dominación,
opresión y/o patriarcado, es decir, explicaciones que contextualicen
el problema en coordenadas más amplias y que incluyen muchos de los discursos
en circulación. Luego, teniendo en cuenta el modo en que se desarrolló la
discusión pública durante la primera mitad de 2018, el planteo del problema
como una cuestión de salud pública y el rol adquirido por la
organización política feminista (para la cual el derecho al aborto constituye
una reivindicación central mas no exclusiva en su lucha frente a la opresión
patriarcal), considero que el enfoque liberal debería verse complementado por
otras contribuciones que recojan fundamentaciones filosóficas distintas para
cada postura, especialmente aquellas más cercanas a la filosofía continental y
en buena medida herederas de la línea iniciada por la propia Simone de
Beauvoir.
Finalmente,
la producción escrita ha sido muy interesante tanto en lo que refiere a
reconstrucción argumentativa como, y especialmente, a la toma de posición de
las/los estudiantes. Un punto que merece especial atención es el interés acerca
de la relación entre posturas feministas y aceptación o rechazo del aborto. En
efecto, la pregunta surgida al momento de entregar las consignas de trabajo bimestral
permitió cuestionar una asociación que en general se da por supuesta entre
feminismo y posiciones a favor del aborto. Materializar la discusión en una
posible consigna de trabajo bimestral –consigna que no estaba inicialmente
programada y que no había sido prevista por mi parte– ha sido una buena
oportunidad para reflexionar con detenimiento sobre el asunto, tomando como
punto de partida algunos textos sobre historia del feminismo y sobre líneas
feministas pro-vida. En virtud de lo dicho, y recuperando aquella idea señalada
en la Introducción acerca de la interpretación de la filosofía y el filosofar
como dos caras de una misma moneda, considero que el tratamiento del tema, las
consignas de evaluación y sobre todo la seriedad, el compromiso y el respeto de
las/los estudiantes a lo largo del curso efectivamente han dado lugar a un
genuino espacio de producción filosófica.
Más adelante [Gabriel] Ballerini refiere a un
choque de derechos, el cual existe realmente. Ballerini dice algo bastante
simple: si es persona tiene derecho a la vida, y, como el derecho a la vida es
superior a todos (ya que A) ningún otro derecho puede reclamarse si no se tiene
el derecho a la vida y B) es el único derecho incompensable, según Tooley), el
aborto está mal. Pero comete un error que Judith Thompson menciona en su texto:
toma una definición errónea de derecho a la vida. Lo que hace Thompson es hacer
una enmienda en la definición del ´derecho a la vida´ para complejizarlo: el
derecho a la vida no supone el derecho a no ser privado de la vida, sino el
derecho a no ser privado de la vida injustamente. Es decir, ya no alcanza con
probar que el feto es una persona para decir que este tiene derecho a la vida,
sino que hay que probar también que el aborto sería una privación injusta de su
vida (lo cual, si bien desata otro debate, ciertamente parece debilitar este
argumento).
Nuestra conclusión luego del análisis y
crítica a estos argumentos [del abogado Alberto Bianchi] es principalmente que
el Estado debe adecuar sus leyes a lo que la sociedad reclama, eliminando las
ideologías personales a la hora de realizarlo y teniendo en cuenta los avances
que hubo en los últimos años en cuanto a los derechos de las mujeres. También notamos
que la mayoría de los argumentos en contra del aborto, pero sí a favor de éste
en casos de violación, son algo hipócritas ya que queda en evidencia que su
interés principal no es defender la gestación sino “castigar” el modo en que
este fue concebido.
Lo que realmente nos cuesta creer es que
mujeres que son, o se consideran, feministas, es decir que buscan lograr la
liberación de la mujer y recuperar esos derechos que siempre han estado
reservados para los hombres, que daría como resultado la igualdad, puedan estar
en contra del aborto, que es una libertad que el Estado le está privando a
todas las mujeres y a los cuerpos gestantes prohibiendo y penalizando la libre
elección sobre sus cuerpos. No nos parece adecuado decir que estas mujeres
pro-life no son feministas ya que han luchado mucho por las mujeres, como por
ejemplo Susan B. Anthony que fue presidenta de la Asociación Nacional
Pro-Sufragio de la Mujer (EEUU), en busca de lograr la legalización del voto
para todas las mujeres. Pero tampoco nos convence del todo el término feminista
para alguien que culpa a las mujeres y cuerpos gestantes que abortan, y está a
favor de que esta prohibición de libertad siga existiendo. A pesar de todas
estas grandes diferencias entre posturas, en nuestra opinión, ambos lados
queremos llegar a lo mismo, una sociedad que contenga a las mujeres y cuerpos
gestantes, en la que haya educación sexual integral, igualdad de géneros y de
derechos.
Como es
bien sabido, el tema del aborto puede tratarse desde múltiples disciplinas,
desde la filosofía, la sociología y el derecho hasta la medicina, la biología y
un largo etcétera. En el campo de la filosofía también hay una variedad de
enfoques, algunos de los cuales han sido mencionados con anterioridad. En lo
que sigue ofreceré una mínima orientación para la selección de material de cara
a la planificación de una secuencia de clases. Arlen Salles (2008) presenta un
mapa de la discusión claro y riguroso en la medida en que (i) reconstruye el
planteo tradicional en torno a la pregunta por el estatuto moral y los derechos
del embrión/feto pero también (ii) presenta posiciones que contemplan los
intereses de las mujeres, posiciones que intentan dar cuenta del asunto a partir
de la teoría de la virtud o que analizan distintas interpretaciones del valor
de la vida, y finalmente (iii) ubica el problema en relación con las políticas
públicas, analizando distintas variantes de argumentos en favor de la
despenalización, sean de orden consecuencialista o aquellos que apuntan al
respeto de la autonomía de la persona gestante. En el marco del planteo
tradicional, un trabajo igualmente ordenador es el de Margarita Valdés (1996),
quien identifica tres aristas problemáticas del asunto: el estatuto moral del
embrión/feto, el principio de santidad de la vida y el problema de la
contraposición de derechos. Por su parte, Daniel Busdygan (2013) también se
concentra en el planteo tradicional aunque orientado a la discusión en la
esfera pública, desde el punto de vista del liberalismo político de John Rawls.
El mismo Busdygan (2017) ofrece herramientas para distinguir aspectos morales y
políticos del aborto y ofrece argumentos consecuencialistas en favor de la
despenalización, todo ello en el marco de una concepción deliberativa de la
democracia. Este material permite establecer con claridad algunos de los
términos del problema y enmarcar los argumentos más específicos de Finnis,
Thompson y Tooley mencionados con anterioridad.
En una
perspectiva más amplia, el material reunido en Aborto. Aspectos normativos,
jurídicos y discursivos, surgido al calor de la discusión de 2018, ofrece
un tratamiento multidisciplinar muy interesante. En este marco, el prólogo de
Celia Amorós (2018) y el capítulo de María Luisa Femenías (2018) son excelentes
piezas para introducir una mirada histórico-filosófica del problema del aborto
en clave feminista. Finalmente, en lo que refiere a la legislación argentina,
el trabajo de Diana Maffía (2006) evalúa los supuestos filosófico-ideológicos
que subyacen en las causales de no punibilidad para abortos terapéuticos y
eugenésicos y resulta, en mi opinión, un material claro y asequible. Por
supuesto, esto no es más que una brevísima guía en un camino en construcción.
Queda en manos de los lectores y las lectoras avanzar por sus múltiples
bifurcaciones teóricas, políticas y didácticas.
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