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Patagonia: misiones, poder y territorio (1879-1930) María Andrea Nicoletti Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2021, 175 pp.
ISBN 978-987-558-691-8 |
Rocío
Belén Martínez
Universidad Nacional del
Comahue,
Argentina
https://orcid.org/0000-0001-9247-3507
María
Andrea Nicoletti es una investigadora comprometida con la Historia de la
Patagonia desde hace ya casi treinta años. Junto a Pedro Navarro
Floria —su compañero de estudios y Vida— contribuyen a
cuestionar imaginarios en torno al territorio
patagónico. Así, producen una vasta publicación de
libros y artículos para
“explicar qué pasa en la patagonia a partir de su
historia”. Su trabajo “se funda en la creencia de que esto
no es solo materia
para la poesía, la leyenda y la nostalgia, sino que
también se puede hacer un
aporte fecundo para la política y para pensar en sociedad”
(s.d., s.f.).
María Andrea se
desempeña como investigadora principal del CONICET en el
Instituto de
Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio[1] (IIDyPCa)
de
la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN-Sede
Andina/Bariloche). Su área de
estudio es la Historia de la Patagonia, los proyectos de
evangelización,
prácticas religiosas y modelos educativos de la Iglesia
católica en la
Patagonia. Este libro compila sus
últimas
investigaciones y publicaciones, el periodo que aborda es amplio y
está
íntimamente relacionado con el ingreso de la congregación
salesiana en la
Patagonia y sus consecuencias.
El punto
de partida es 1879, año en donde de la mano del Ejército
Argentino, la
congregación consiguió finalmente ingresar al territorio
patagónico. Esta
primera generación de salesianos culminó en 1930, momento
en el cual se dio una
reorganización de la congregación. Dentro de esa larga
duración, uno de los
ejes de análisis es la iglesia como institución y el rol
que tuvo en este
periodo de conquista, evangelización y violencia. Con respecto
al espacio, se
abarca la Patagonia chilena y argentina a la vez que se la divide en
Patagonia
continental (Neuquén, Rio Negro, Santa Cruz, Chubut) e insular
(principalmente
Tierra del Fuego). En estas coordenadas temporales y espaciales, las
principales variables de análisis son: las misiones, el
territorio, la iglesia
y el poder. Las mismas se observan desde la perspectiva de la historia
regional, apareciendo dos conceptos claves que atraviesan el libro: por
una
parte, “tolerancia estratégica” que permite
comprender cómo se tejieron los
vínculos que posibilitaron el genocidio indígena y por
otro lado, “territorialización”
que habilita analizar la forma en la que los distintos agentes se
apropiaron
del espacio. Por su amplitud, es destacable el corpus documental
utilizado, el
cual proviene de distintos archivos salesianos y estatales. Entre ellos
se
destacan las fuentes del repositorio del Vaticano, las cuales
están escritas en
italiano y fueron traducidas por la autora, como por ejemplo el
Bollettino
Salesiano.
El libro
comprende cuatro capítulos en donde en cada uno de ellos el
corpus
bibliográfico citado es extenso e interesante. En cada
capítulo aparece un
sinfín de notas, las cuales permiten a quienes no son expertos
en el tema y se
aproximan por primera vez, comprender el análisis brindado,
sobre todo
profundizando en el contexto histórico donde suceden los hechos.
A
continuación, un breve raconto de cada capítulo: 1)
Conquista y Evangelización;
2) Territorio misionero en “espacios vacíos”:
estado, iglesia y congregación
salesiana en la disputa por el poder; 3) Políticas territoriales
de la iglesia
católica en la región: las misiones en la
configuración del espacio y 4)
Misionar en la Patagonia. Manuales y textos para la
evangelización.
Non
é un sogno, ma una realtá[2], esta frase anticipa lo que implica el ingreso a la
Patagonia en
medio de la violencia. El capítulo aborda el momento
histórico en el cual la
congregación salesiana, luego de varios intentos por ingresar a
la Patagonia,
consigue hacerlo pero, junto con el Ejército Argentino comandado
por Julio
Argentino Roca. Este condicionante no estaba en sus planes, sin
embargo,
tomaron la oportunidad. La autora relata los conflictos que se dieron
entre
ambos actores al ingresar al territorio, ya que, tenían
objetivos y métodos
distintos, lo que generaba tensiones constantes entre ellos. Si bien
los
salesianos creían que su proyecto y su accionar eran correctos
porque, a
diferencia del ejército no utilizaban la violencia
física, las fuentes, citadas
en varias ocasiones, y la reconstrucción de la autora evidencian
que sí
ejercían la violencia, pero de forma simbólica y
material. Es destacable que se
aborda, muy brevemente, la situación de mujeres y niños,
dándoles luz a estos
sujetos invisibilizados por la historia; los encontramos mencionados en
los
fragmentos de las fuentes e incluso en las fotografías.
En los
testimonios de los Monseñores Cagliero y Fagnano, principales
fuentes de este
capítulo, entre otros, se puede observar la disconformidad y las
denuncias
constantes contra la violencia ejercida por el ejército, ya que
estos
asesinaban a los sujetos que ellos pretendían evangelizar,
interfiriendo así
con el objetivo que los llevó a la Patagonia. A su vez, el
capítulo vislumbra
una serie de estrategias que ambos sectores desplegaron para con los
pueblos
originarios en pos de alcanzar sus objetivos, evangelizar en el caso de
los
salesianos, anexar el territorio al estado argentino, en el caso del
ejército.
La autora conceptualiza este accionar como “tolerancia
estratégica”[3].
Detrás
de las denuncias salesianas y el accionar del ejército, se
esconde la disputa
por el poder, que es retomado en el siguiente capítulo. El
accionar en conjunto
tanto del estado, representado por el ejército, como de la
iglesia,
representada por los salesianos, fue el causante del genocidio
indígena. Sin
embargo, esta no es una lectura que compartan los sujetos que fueron
parte del
proceso. La autora, luego de analizar la historiografía escrita
por los
salesianos, pone de manifiesto las tensiones que existieron dentro de
la
congregación con respecto a la reconstrucción de este
pasado. De su análisis,
se desprende que, mientras un sector busca “limpiar” la
imagen de la
congregación, otros aceptan algunas verdades, pero de forma
parcial.
En este
capítulo se retoma la disputa por el poder, se delinea con mayor
precisión el
espacio patagónico y cómo actuaron en él las
lógicas salesianas y del estado.
El eje de análisis es la disputa por la tierra y los recursos de
la Patagonia,
en el marco de las políticas de poblamiento y reparto de la
tierra. De esta
forma, este apartado ayuda a comprender las disputas en torno al
territorio
luego de la campaña del desierto y a evidenciar otras aristas de
este proceso.
La principal fuente son los escritos de Milanesio, en donde él
analizaba cómo
repartir la tierra de la Patagonia, para qué, con qué
fines, para quiénes.
Es
importante destacar que cuando la autora se refiere a la Patagonia,
hace
alusión tanto al espacio chileno como argentino,
identificándolos como uno
solo. La única distinción que realiza es entre Patagonia
insular y continental,
la cual responde a una característica geográfica y a la
delimitación del
espacio que los actores en cuestión hicieron y no a una
división
jurisdiccional. Esta concepción se mantiene a lo largo de todo
el libro,
permitiendo identificar matices en el proceso histórico,
según el espacio. En
este apartado se hace hincapié en cómo el espacio se
constituyó, a partir del
discurso y las nociones de “desierto” o “fin del
mundo”, como “vacío”. A su
vez, se pone en evidencia cuáles fueron las herramientas y
metodologías que
cada sector utilizó para ganar el territorio. Mientras los
salesianos lo hacían
por medio de las misiones; el estado, además del accionar del
ejército, utilizó
su poder para implementar una serie de leyes que buscaban restarle
injerencia
al sector eclesiástico. La autora demuestra que desde el Estado
se pensaban y
dictaban leyes que no se adaptaban a la realidad de los Territorios
Nacionales,
entonces estas interferían en la vida cotidiana y no brindaban
soluciones a las
problemáticas de la población. En cambio, los salesianos
al estar dentro del
territorio y conocer la realidad cotidiana, planificaron de otra manera
su
proyecto. Algunas de las leyes que se mencionan son: la ley de registro
civil,
la ley de matrimonio y la ley 1420 de Educación Común.
Con respecto a esta
última, el desarrollo que se hace acerca de la
implementación de la educación
formal en la Patagonia es de vital importancia ya que la
bibliografía al
respecto es escasa. Por otro lado, la aproximación que hace la
autora aporta a
comprender la historia de la educación en los Territorios
Nacionales, brindando
un mapeo de las instituciones estatales y salesianas y describiendo
otro
aspecto de las tensiones entre los sectores que disputaban el
territorio. La
cuestión educativa jugó un rol fundamental ya que se
constituyó en un campo de
poder por la influencia que podía llegar a tener en la
construcción de la
ciudadanía y la identidad de la población
patagónica, principalmente en Rio
Negro.
En este
capítulo podemos vislumbrar una problemática del pasado
que continúa en la
actualidad: la disputa por la riqueza del territorio. Los modelos que
se
buscaban implementar eran muy distintos entre sí y la autora
hace especial
hincapié en el proyecto de los salesianos. Si bien no lograron
concretarlo,
resulta importante mencionarlo porque planeaban un proyecto que no
implicaba ni
la explotación ni el beneficio, sino la distribución de
la tierra, además de
una crítica al latifundismo. Este modelo, nuevamente
entró en tensión con el
que planteaba el estado. Los distintos apartados apuntan a visualizar
la
compleja situación en la cual se encontraban los Territorios
Nacionales luego
de la conquista y analizan el contexto desde distintas aristas, pasando
por la
propiedad de la tierra, los proyectos productivos para ella y
también los
educativos, todos interrelacionados entre sí.
En este
apartado se evidencia claramente la interdisciplinariedad de este
trabajo. La
autora anexa diversas fuentes cartográficas que analizó
con algunas
herramientas de la geografía, en colaboración con Perla
Zusman[4], con el
fin
de indagar cómo fue representado el territorio por los actores
en cuestión.
Aquí entra en juego uno de los conceptos que se mencionó
al principio, la
territorialización. Por medio de los primeros mapas que se
hicieron de la
Patagonia se observa cómo el territorio fue concebido en la
época colonial por
los jesuitas, enviados de la corona española, a la vez que se
indican las
diferencias con los mapas de la congregación.
La
autora sostiene que en los siglos XIX y XX se abrió una etapa de
desterritorialización y reterritorizacion profunda. En este
periodo fue clave
el escrito que hizo Don Bosco donde sintetizó toda la
información que circulaba
en Europa sobre la Patagonia y la utilizó como punto de partida
para su
proyecto de evangelización. Así surgió la primera
territorialización imaginada
de la religión católica para la tierra de misión.
El hecho de proyectar una
misión en un territorio que desconocían se
convirtió luego en una de las
razones de la crisis misional que comenzó en 1914.
Comprender
que los salesianos veían al territorio patagónico como ad gentes es fundamental para entender por qué
hicieron su proyecto
de evangelización y cómo justificaron su llegada a la
Patagonia. Don Bosco
interpretaba que este territorio estaba desierto, pero de
religión y
civilización, presentaba así un espacio habitado por
infieles y necesario y/o
propicio a la evangelización. Es un concepto y una
concepción sin la cual su
proyecto no se comprende.
La
concepción de la larga duración y el espacio entra
nuevamente en juego y María
Andrea brinda herramientas para comprender de qué manera la
cordillera funcionó
como un eje vertebrador. Los mapas que selecciona marcan el origen de
la
política territorial salesiana, los cuales anticipan futuras
dominaciones. A
partir de estas cartografías, se identifican tres etapas: una
inicial de 1876 a
1879; una segunda de 1880 a 1908 y la tercera de 1908 a 1924. La
periodización
también permite “discutir la territorialidad, entendida
con la materialidad
edificada sobre prácticas culturales y trama de valores, que no
solo se
superponen en el mismo territorio, sino que, además, abrieron la
interpretación
a sentidos espaciales y sociales en pugna” (Nicoletti, 2021, p.
95).
Aquí la
autora trabaja con herramientas de la lingüística, en
colaboración con Marisa
Malvestitti[5], para comprender una serie de textos que
pretendían la
evangelización de la Patagonia austral. A su vez, analiza los
reglamentos que
la congregación estableció para aquellos salesianos que
decidían misionar en la
Patagonia. Es interesante señalar que estos reglamentos se
comienzan a redactar
cuando el proyecto salesiano entra en crisis. De esta forma, la autora
enlaza
en un mismo capítulo la metodología de
evangelización a la vez que pone en
evidencia los debates que se dieron al interior de la
congregación con respecto
a la continuidad en la Patagonia.
Los
reglamentos pretendían guiar a los misioneros en su trabajo y
fueron escritos a
partir del trabajo de campo de los primeros salesianos que llegaron a
la
Patagonia. De este modo, a partir de la experiencia se configura la
metodología
de evangelización. La misma partió de una premisa: para convertir, primero era necesario conocer. Fue por
ello que los
misioneros debieron aprender la lengua indígena para poder
predicar y divulgar
textos que fueran comprensibles para la población de la
Patagonia. Confeccionar
estos materiales implicó conocer el lenguaje en profundidad, ya
que los textos
no debían prestarse a interpretaciones propias, sino para evitar
la ambigüedad
y ser claros.
Por
medio de estas fuentes la autora pone en evidencia la perspectiva de la
congregación con respecto a los indígenas, a quienes
reconocían como humanos,
pero “en estado puro, sin un verdadero desarrollo cultural,
adormecida y
atrofiada “debido a su vida ruda y sin cultura”, de
ahí que la educación y la
fe funcionen como principios iluminadores y necesarios para tener
“derecho al
cielo” y, a la vez, “desempeñar los deberes de
buenos ciudadanos” (Nicoletti,
2021, p.133).
Una de
las fuentes inéditas que trabaja la autora fue escrita por Rosa
Gutiérrez, con
lo cual también da lugar a indagar y reconstruir el lugar y los
roles que
ocuparon las mujeres salesianas durante este periodo. Asimismo, destaca
el
lugar que Don Bosco les asignó a las hermanas de María
Auxiliadora quienes se
enfocaron en evangelizar “los ámbitos femeninos” ya
que las jóvenes indígenas
eran quienes formarían las futuras familias.
Entrelazando
los textos evangelizadores y los reglamentos, la autora identifica un
momento
de crisis en el proyecto salesiano dado el recambio generacional, el
aumento de
la demanda población, el poco personal y la falta de acuerdos
organizacionales;
pero fundamentalmente, se reconoce una falencia inicial: el proyecto no
fue planificado,
sino que se desarrolló según la demanda de la
población, la cual, frente a la
crisis, no llegaban a cubrir.
La
reconstrucción del proceso en su totalidad no solo habilita a
pensar una
problemática actual en el territorio: el acceso y la lucha por
la tierra, sino
que también nos brinda elementos para comprender cómo,
históricamente,
distintos actores e instituciones “vivieron de
la Patagonia, sin vivir en la
Patagonia” (Navarro Floria en: Nicoletti, 2021, p. 9). En este
sentido el libro
es un gran aporte para pensar(nos) en clave regional pero
también en relación
con un proceso histórico a nivel nacional, en particular, lo que
respecta al
genocidio indígena de 1880. El texto en su conjunto nos permite
historizar el
proceso y reconstruir los sucesos que llevaron a la apropiación
de tierras de la
Patagonia. Además, habilita a hacer un cruce con el presente y
comprender los
conflictos que giran en torno a la propiedad de la tierra, los derechos
de los
pueblos originarios, los “dueños” de la tierra y el
estado y quién/quiénes
entregaron el suelo de forma azarosa y sin control.
El libro
de Maria Andrea Nicoletti es más que una reconstrucción
histórica porque, en el
campo de la investigación, socializa una compilación de
variadas fuentes
fotográficas, escritas, cartográficas, plausibles a
nuevas lecturas e
interpretaciones; y en el campo de la enseñanza, –y esto lo digo
fundamentalmente como docente–
constituye un material apropiado para utilizar en distintos niveles
educativos
por su escritura amena y comprensible. Es necesario el puente entre la
academia
y la enseñanza para poner en circulación estas
investigaciones e incluir
actores sociales y perspectivas distintas a las habituales para
complejizar la
comprensión de nuestra sociedad.
Por
último, el libro posibilita pensar nuevas preguntas para abordar
áreas de
vacancia en la historiografía y así comenzar debates que
suelen ser incómodos
por las temáticas que abordan, pero que son necesarios dar en la
Argentina
actual.
(s.d., s.f.) Blog Académico en
memoria de Pedro Navarro Floria. https://www.patagoniapnf.com/
Nicoletti,
M.
A. (2021). Patagonia: misiones, poder y
territorio (1879-1930). Universidad Nacional de Quilmes.
[2] No es un sueño, sino una realidad.
[3] Este concepto la autora lo
toma como un “préstamo
conceptual” a sugerencia de la
antropóloga Laura Mombello tras la lectura del borrador del
capítulo. Laura
Mombello es Magister en Antropología política y Doctora
en Ciencias Sociales,
autora del libro: Por
la vida y el territorio.
Disputas políticas y culturales en Norpatagonia.
Rosario: EUDEM,
2018.
[4] Perla Zusman es Doctora
en Geografía Humana (Universidad Autónoma de Barcelona).
Magister en
Integración de América Latina (Universidad de San Pablo).
Investigadora
Independiente del CONICET con sede en el Instituto de Geografía
de la
Universidad de Buenos Aires (UBA).
[5] Marisa
Malvestitti
es Doctora en Lingüística, por la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA, y
Licenciada en Letras y Profesora de Enseñanza Secundaria, Normal
y Especial en
Letras por la Facultad de Filosofía y Letras, UBA.