Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 7 N° 2 (2022) / Sección Dossier / pp. 1-17 /
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistasaberesypracticas@ffyl.uncu.edu.ar / saberesypracticas.uncu.edu.ar
Recibido: 16/12/2022 Aceptado: 30/12/2022
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.067
Chronotopic plots and
auto-biographical
events in doctoral training. The performativity of postgraduate from
the
narratives of university teachers
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET)
Facultad
de Humanidades,
Universidad
Nacional de Mar del Plata, Argentina.
aguirrejonathanmdp@gmail.com
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET)
Facultad
de Humanidades,
Universidad
Nacional de Mar del Plata, Argentina.
luisporta510@gmail.com
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET)
Facultad
de Humanidades,
Universidad
Nacional de Mar del Plata, Argentina.
ramallo.francisco@gmail.com
Resumen. La
formación doctoral representa en sí misma un itinerario
educativo particular y
complejo. Su singularidad radica no solo en aspectos institucionales,
sistémicos o curriculares de cada programa de formación,
sino que éste
atraviesa al sujeto desde coordenadas biográficas, temporales y
afectivas que
solo pueden dimensionarse a través de su propia
textualización y narración.
Posicionados desde perspectivas pos cualitativas de
investigación social, el
enfoque biográfico, auto-biográfico y narrativo, emerge
como posibilidad para recuperar
las experiencias vividas por aquellos docentes universitarios que han
atravesado la formación doctoral, resemantizarlas a partir de
sus relatos de
vida y reinterpretarlas desde nuevos sentidos y significados. En el
presente
artículo, a partir de los testimonios de docentes
universitarios, nos centramos
en el valor biográfico de sus narraciones en donde se ponen de
manifiesto las
tramas cronotópicas que acontecen el devenir de la
formación, su carácter
formativo, y la compleja amalgama entre vida, profesión y
formación evidenciada
en el despliegue de sus relatos. Los hallazgos narrativos se configuran
en
intersticios íntimos desde los cuales construir de un modo
alternativo el campo
de la investigación educativa, visibilizar el rostro más
humano de la formación
de posgrado y, producir desplazamientos y debates futuros en torno al
objeto de
estudio.
Palabras clave. Educación superior, formación de posgrado,
biografías, narrativas,
performatividad.
Abstract.
Doctoral training represents
in itself a particular and complex educational itinerary. Its
singularity lies
not only in institutional, systemic or curricular aspects of each
training
program, but also that it crosses the subject from biographical,
temporal and
affective coordinates that can only be dimensioned through its own
textualization and narration. Positioned from post-qualitative
perspectives of
social research, the biographical, auto-biographical and narrative
approach
emerges as a possibility to recover the experiences lived by those
university
professors who have undergone doctoral training, resemantize them from
their
life stories and reinterpret them from new senses and meanings. In this
article, based on the testimonies of university professors, we focus on
the
biographical value of their narratives where the chronotopic plots that
occur
in the course of training, its formative nature, and the complex
amalgamation
between life, profession and training evidenced in the deployment of
their
stories. The narrative findings are configured in intimate interstices
from
which to build the field of educational research in an alternative way,
make
visible the more human face of postgraduate training, and produce
future
displacements and debates around the object of study.
Keywords.
Higher education,
postgraduate training, biographies, narratives, performativity.
“Pensar es un
acto. Sentir es un hecho. Los dos juntos — soy yo que escribo lo
que estoy
escribiendo” C. Lispector, 2011.
El
dossier que nos convoca y el texto que co-construimos a
continuación son frutos
de la notoria expansión que la investigación narrativa,
biográfica y
auto-biográfica tiene en los distintos campos de las Ciencias
Sociales en los
últimos años la cual ha permitido consolidar no
sólo formas de hacer y sentir,
sino de ser investigación. Aportes
que provienen desde los movimientos y dislocaciones que se producen en
términos
teórico-epistemológicos e
instrumentales-metodológicos dan cuenta de nuevas
proyecciones de sentido en favor de recuperar aquello que sensible y
sensitivamente conforma la condición biográfica (Coccia,
2010;
Delory-Momberger, 2014, Porta 2021). La intimidad y el detalle como
bioestética
de lo cotidiano (Sontag, 2005; Arfuch, 2016; Molinas, 2017), como forma
especial de recuperar la belleza de lo particular, como ejercicio de
re-territorialización y de comprensión de la vida
común nos lleva a necesarios
hábitats que enlacen la espesura del tiempo narrado en un
necesario deber de
inmersión (Lispector, 2011; Porta y Ramallo, 2022).
Delory
Momberger (2009), en su obra, Biografía y
educación. Figuras del individuo- proyecto se pregunta,
¿De qué manera las
trayectorias de vida contemporánea,
caracterizadas por la pluralidad de las experiencias educativas,
sociales y
profesionales, se singularizan en las historias individuales?
¿Cuáles son los
sentidos, comprensiones e interpretaciones que producen y ponen a jugar
los
individuos y grupos sociales cuando viven esas experiencias y las
recrean
mediante relatos e historias auto-biográficos?
¿Cómo se nombra o se materializa
lo íntimo en las historias narradas y cómo se procede a
analizarlo,
comprenderlo? (2009, p.7)
Las
respuestas a esos interrogantes las podemos hilvanar a partir de asumir
que
nuestra existencia es, en sí misma narrativa (Ricouer, 2004).
Nuestras
experiencias vitales recobran significados y se actualizan en la medida
que las
textualizamos. Captar esas narraciones, re-construirlas y comprenderlas
en
clave biográfica es lo que moviliza a quienes hacemos
investigación narrativa y
auto-biográfica (Suárez, 2014, 2021; Porta, 2021; Porta y
Ramallo 2022, Aguirre
y Porta 2022). Aspiramos a analizar, interpretar, comprender y volver a
analizar las variopintas formas y procesos a través de los
cuales los agentes
sociales elaboran e incorporan, biográficamente, los
acontecimientos y las
experiencias de aprendizaje y desaprendizaje a lo largo de la vida,
puesto que
“el ser humano se adueña de su vida y de sí mismo a
través de historias. Antes
de contar esas historias para comunicarlas a los demás, lo que
vive sólo se
torna su vida y ese ser sólo se torna él mismo, a
través de figuraciones
mediante las cuales representa su existencia” (Delory-Momberger,
2009, p.37).
Incluso, la perspectiva biográfica, auto-biográfica y
narrativa para quienes la
desplegamos cotidianamente nos interpela y nos coloca en una
posición
auto-reflexiva respecto a qué nos sucede a nosotros mismos con
los relatos que
trabajamos, qué cambia en nuestra propia subjetividad cuando
abrazamos,
construimos, co-construimos y resemantizamos los relatos vitales de
quienes
participan en nuestras indagaciones (Ramallo y Porta, 2020; Porta y
Ramallo,
2022)
En ese
cuadro de biografización, concebida como interfaz entre el
individuo, el
investigador y lo social, deseamos anclar aquí nuestras
reflexiones en torno a
la educación superior, específicamente, sobre aquello que
acontece en la vida
de quien emprende la travesía de formación en el posgrado
doctoral.
Sistémicamente,
en Argentina, la formación de posgrado se ha convertido en
objeto de estudio en
estrecha relación con la sanción la Ley de
Educación Superior N°24521 de 1995
(Mancovsky, 2021). Los valiosos aportes de las investigaciones
realizadas
respecto a este nivel han llamado la atención sobre el
incremento y la
heterogeneidad de la oferta, la variedad de las instituciones
ofertantes, el
crecimiento de la matrícula de estudiantes de posgrado durante
la segunda mitad
de la década de 1990 y las primeras décadas del siglo
XXI, las vinculaciones
institucionales con los organismos de ciencia y técnica, los
aportes que la
formación post-gradual otorga al inicio, desarrollo y
consolidación de la
profesión académica universitaria
[1]
e incluso se ha producido conocimiento en torno al valor
simbólico,
en tanto capital cultural, de la credencial educativa que trae consigo
la
culminación de un doctorado, una maestría o una
especialización (Altbach, 2002;
Bourdieu, 2012; Marquina, 2013;2020; Aiello y Pérez Centeno
2010; Teichler,
2017; Porta y Aguirre, 2019a; Araujo y Walker, 2020; Aguirre y Porta,
2021)
Ahora
bien, el transcurrir un posgrado y en especial la formación
doctoral implica,
al menos desde nuestros lentes interpretativos, un itinerario educativo
distinto a otros que ha cursado la persona que decide emprenderlo.
Más allá de
las coordenadas institucionales o curriculares del programa de
formación, todo
doctorado asume para quien lo transita una subjetivación
particular y nueva (Porta,
Aguirre y Borges, 2018; Fernández Fastuca, 2018; Porta y
Aguirre, 2019b;
Aguirre y Porta 2021, Mancovsky, 2021). Conviven en esos aconteceres
temporalidades nómades, territorios variopintos de
significación,
performatividades textualizadas (Taylor, 2015; Sedgwick, 2018, Ramallo
y Porta,
2020) y experiencias vitales alternativas a las ya vividas en el la
formación
escolar o universitaria de grado. Esta urdimbre deviene en una
particular trama cronotópica en donde se hace
presente la unión de los elementos territoriales, sociales y
temporales en un
todo narrado, inteligible y concreto atravesado por diversas
interacciones y
subjetividades (Bajtin, 1991; Ricoeur, 2004; Marramao, 2009,2008; Chul
Han,
2015). En este punto, si bien Bajtin alude al cronotopos
artístico- literario, podemos argumentar que en la trama
mencionada anteriormente el tiempo se condensa, se comprime, se
convierte en
visible desde un punto de vista experiencial; y el espacio
–territorio-, a su
vez se intensifica, penetra en el movimiento del tiempo, del argumento,
de las
biografías, de las historias. Los elementos de tiempo se revelan
en el espacio
y ese espacio es entendido a través del tiempo (1991; 52). En
términos de
Murillo (2021), el cronotopo es el lugar en que los nudos de la
narración se
atan y se desatan. Puede decirse que a ellos pertenece el sentido que
da forma
a la narración. “El tiempo se vuelve efectivamente
palpable y visible; el
cronotopo hace que los eventos narrativos se concreticen, los encarna,
hace que
la sangre corra por sus venas” (Bajtin, 1991, p. 53). Así,
los sujetos que
transitan la formación postgradual recuperan dicha trama
cronotópica a partir
de su propia narración auto-biográfica.
Es por
ello que nuestras producciones e investigaciones apuestan por colocar
la mirada
en la condición biográfica de los procesos de
formación doctoral y recuperarlos
interpretativamente desde las narrativas de quienes lo transitan como
estudiantes y como docentes universitarios (Porta y Aguirre, 2019b;
Aguirre y
Porta,2021; 2022). A partir de dicha condición
biográfica, íntima y
experiencial resemantizamos los cotidianos de la formación y
habitamos aquellos
territorios subjetivantes que los propios protagonistas de la
travesía nos
convidan. Más que habitar esos territorios, los construimos y
reconstruimos
experiencialmente junto con los participantes de nuestra
investigación.
El
asumir desde estas intersecciones los aconteceres de la
formación de doctorado
nos permite interrogarnos sobre ¿Cómo y por qué
los sujetos vuelven o continúan
en la universidad luego de terminar su formación de grado, y
aventuran la
realización de una tesis doctoral? ¿Cómo y por
qué los profesores
universitarios ya doctorados, que habitualmente suelen dar clases
enseñando sus
saberes específicos y llevan a cabo proyectos de
investigación, dedican parte
de su tiempo a la tarea de formar y co-formarse en la
investigación? ¿Cómo se
vive, se piense, se siente, se narra el encuentro interpersonal que se
gesta y
se despliega en un doctorado entre directores y tesistas, docentes y
estudiantes, tesistas entre sí, con sus familias, con sus seres
más cercanos?
¿Cómo se viven, se narran, se sienten y se corporizan las
prácticas de
enseñanza que se suceden en la cotidianeidad del doctorado?
¿Cómo se perciben y
cómo transcurren las múltiples temporalidades de la
formación doctoral en la
propia biografía de los sujetos? ¿Cómo la tesis
deviene en producción y
condición performática para quien emprende la
titánica y apasionante tarea de
textualizarla? ¿Cuánto de lo íntimo, de lo propio,
del detalle biográfico más
sutil de la subjetividad autoral aparece en los procesos de
investigación y en
propia escritura de la tesis?
De
alguna manera, recuperar el objeto de estudio desde las experiencias
vitales de
los sujetos nos vuelve sobre la mencionada “expansión
biográfica” (Porta, 2021,
p.21). Una expansión que
ha significado reconocer a la
investigación
narrativa como una experiencia vital, en el sentido de que permite
cartografiarnos
a nosotros mismos a través de los relatos que componemos y
co-componemos,
asumir una primera persona para enunciar, preguntarnos por lo que
ocurre en nuestra
intimidad y restaurar una pedagogía vital (…) la
expansión de lo biográfico ha
estado estrechamente vinculada a comprender la investigación
narrativa no solo
como una metodología sino como otro modo de cono cer, ser y
saber anclado en la
performatividad de los textos y las vidas (2021,p.33).
En este
punto, el devenir performático de una investigación no
resalta únicamente una
dimensión afectiva, sino que valora una posición
epistémica respecto de la
experiencia biográfica (Porta y Ramallo, 2022). Devenir, en este
sentido, no es
alcanzar una forma, sino encontrar la “zona de vecindad, de
indiscernibilidad o
de indiferenciación (Deleuze, 1996). “Toda obra es un
viaje, un trayecto, pero
que sólo recorre tal o cual camino exterior en virtud de los
caminos y las
trayectorias interiores que la componen, que constituyen su paisaje o
su
concierto” (Deleuze 1996, p.10)
[2]
. En este punto, el propio devenir doctoral- cursada de
seminarios,
viajes, redacción de proyectos, interacciones con directores,
trabajos de
campo, la la propia escritura de la tesis, las emociones que acontecen,
los
cuerpos sintientes y afectados de investigadores y participantes que se
crean y
(re)crean en el transcurrir de la investigación- configuran en
sí mismo un
particular devenir performático (Taylor, 2015). Un devenir que
performativiza
la experiencia de quien lo enuncia y de quien al enunciarlo lo
corporiza. Si
asumimos el proceso doctoral desde estas coordenadas afectivas y
afectantes
estaremos recomponiendo lo que históricamente ha estado ausente
en la
investigación hegemónica, esto es, en efecto, la
experiencia sensible de los
sujetos (Coccia, 2010). Berlant (2020) resalta este devenir
performático al
afirmar que los afectos, entendidos como la capacidad de afectar y ser
afectados, son instancias performativas y colectivas que resultan
responsables
de cuestionar una serie de binarismos como razón/emoción,
interior/exterior, mente/cuerpo
acción/pasión (Porta y Ramallo, 2022). De modo tal que
los afectos representan
una dimensión asociada a la experiencia corporal, sobre todo al
encuentro entre
cuerpos. Este devenir performático en la investigación en
educación en
Argentina presenta múltiples aportes asociados a las
contribuciones que
buscaron redibujar los límites disciplinares desde una
dimensión estética y
ética (Frigerio y Diker, 2012), la expansión de tramas
que interrumpen y
desestabilizan las fronteras del campo desde lo sensible y lo permeable
(Porta
y Grinberg, 2018), la reconstrucción de una agenda afectiva
(Kaplan, 2018), la
pedagogía doctoral como operatoria simbólica y cultural
en tanto morada y ontología
(Yuni y Urbano, 2018), los límites del pensamiento
crítico en el terreno
pedagógico asociados a la performatividad del lenguaje y la
dimensión política
y erótica en la que se enmarca como práctica social
(Serra y Antelo, 2013)
En
líneas anteriores aludíamos a la expansión
biográfica acontecida en los últimos
años en el campo social. Metodológica y
epistémicamente dicha expansión también
se materializa en el propio Grupo de Investigaciones en
Educación y Estudios
Culturales (GIEEC) de la Universidad Nacional de Mar del Plata de cuyas
indagaciones se desprende el presente escrito. El GIEEC ha expandido su
indagación biográfica hacia diversos temas y
múltiples metodologías
cualitativas y postcualitativas de investigación social desde
hace casi 20
años. La formación de posgrado, sus devenires
biográficos, sus temporalidades, performatividades
y su incidencia en el inicio, desarrollo y consolidación de la
profesión
académica universitaria se configura en tan solo una de las
tantas temáticas
abordadas y que reactualiza la mencionada expansión hacia dentro
del grupo de
trabajo. Actualmente el GIEEC profundiza en los estudios en/con las
auto-biografías expandidas de los participantes de la
investigación, haciendo
foco en los movimientos que producen la intimidad, la afectividad y la
performatividad. La revitalización del género
auto-biográfico es valorada como
una consecuencia del cambio profundo que la epistemología de las
ciencias
sociales ha experimentado a partir de los años setenta del siglo
XX, al abrirse
a los elementos subjetivos y otorgar una mayor credibilidad a las
experiencias
individuales
[3]
.
Específicamente
en el artículo que nos convoca analizaremos y compartiremos
registros
narrativos auto-biográficos de 15 docentes universitarios, de
distintas
disciplinas, que o han culminado sus doctorados o bien están en
la etapa de
diseño final de tesis. En los testimonios, los docentes
participantes, recorren
aspectos vinculados a lo performático que ha sido para ellos no
solo la
escritura del proyecto y de la tesis doctoral sino todo el proceso de
formación
de posgrado, la relación construida con sus directores/tutores,
la experiencia
vivida en los talleres de tesis, las temporalidades, territorialidades
y
socialidades puestas en juego en el devenir doctoral, las incidencias y
vinculaciones tácitas o manifiesta entre la formación de
posgrado y la
profesión académica desplegada en la universidad
así como también coordenadas
íntimas del proceso que solo emergen a partir de su
textualización vital.
El
artículo que convidamos se divide en cuatro apartados que
tienden a dialogar
recursivamente entre sí. El primero es introductorio y presenta
el objeto de
estudio y las perspectivas conceptuales y epistémicas desde las
cuales se lo
mira. En el segundo apartado se ubica al lector en la arquitectura
metodológica
de la indagación, sus fundamentos e instrumentalización.
En el tercer segmento
del artículo procedemos a sumergirnos en los relatos de los
protagonistas y
co-construir junto con ellos categorías que nos permitan
comprender la
experiencia biográfica y narrativa que acontece en la
travesía doctoral y sus
implicancias subjetivas y materiales. Finalmente, en el último
apartado,
hilvanamos algunas líneas de concluyen el artículo,
interrogantes que surgen de
los hallazgos alcanzados y ciertos horizontes temáticos y
metodológicos para
seguir pensando y resemantizando las investigaciones en
educación superior
desde estos mapas íntimos, performáticos,
biográficos y narrativos.
“Los
contadores
de historias nos llevan atrás y más atrás en el
tiempo, a un claro del bosque
donde crepita un gran fuego y los viejos chamanes cantan y danzan; el
patrimonio de nuestros relatos surge del fuego, la magia y el mundo de
los
espíritus. Y ahí es donde aún se conserva.
Pregunta a cualquier narrador
contemporáneo y te dirá que siempre hay un momento en el
que es tocado por el
fuego, con eso que llamamos inspiración, y eso va atrás y
más atrás hasta el
origen de nuestra especie, a los grandes vientos que nos dieron forma a
nosotros y al mundo” D. Lessing, 2013
El
enfoque metodológico desplegado en nuestro trabajo asume un
carácter poscualitativo,
poshermenéutico y auto-biográfico-narrativo (Braidoti,
2015; Hernández-Hernández,
y Revelles Benavente 2019; Passeggi, 2020; Porta, 2021; Suárez,
2021; Le
Grange, 2022). No sin desconocer ciertas tensiones que presentan las
investigaciones poscualitativas en el campo social
[4]
, elegimos apostar por estas metodologías otras de indagación porque nos sitúan en
territorialidades
estéticas (Molinas, 2017) y contr-interpretativas (Sontag, 2018)
que permiten
producir y co-producir sentidos y significados a partir/con las
narrativas
auto-biográficas de los participantes de nuestras
investigaciones. Lo
poscualitativo viene dado, en efecto, desde la estrecha
vinculación al cruce
posthumanista acontecido en los últimos años. St. Pierre
(2011) sostiene que el
posthumanismo
[5]
es el catalizador por excelencia de la
investigación (post) cualitativa.
En Le
Grange (2022) encontramos ocho características claves de este
tipo de
investigación social que, de alguna manera, dan cuenta de la
manera en la cual
se produce conocimiento a partir de ella. En primer lugar, el autor
sostiene
que la investigación (post)cualitativa puede ser vista como una
“metodología
por-venir” (Lather 2013: 635). Esto quiere decir que no puede ser
uniformemente
descripta en libros de textos y no hay una guía
metodológica que pueda ser
aprendida desprovista de problemas. En segundo lugar, Le Grange (2022)
arguye
que la investigación (post)cualitativa no es un nuevo paradigma
en el sentido
de que es una metodología totalizante. Es no totalizante, y como
Lather (2013,
p.635) la denomina, “las mil pequeñas
metodologías” pensando junto a Deleuze y
Guattari (1993). En tercer lugar, la perspectiva (post)cualitativa
descentra el
conocimiento en el sentido de que cuestiona el privilegio que se le ha
otorgado
en la investigación. En cuarto lugar, la investigación
(post)cualitativa involucra
un cuestionamiento de la lógica representacional. St. Pierre
(2013) apunta que
el esquema representacional asume dos cosas: que hay una realidad
primaria,
originaria, que hay que hallar; y que el lenguaje es capaz de
representar
fielmente tal realidad. Lo poscualitativo apunta a todo lo contrario en
ese
sentido. En quinto lugar, en estas indagaciones, la subjetividad se
vuelve
ecológica o imperceptible. Le Grange retrata este sentido
reconfigurado de la
subjetividad a continuación:
El sujeto de [la
investigación
(post)cualitativa] … no es un individuo atomizado, sino que es
ecológico;
inserto en los flujos materiales de la tierra y el cosmos, constitutivo
de
estos flujos, lo cual vuelve al sujeto imperceptible. [La
investigación] … no
[es] llevada a cabo sobre la tierra, sino que está sometida por
la tierra. La
investigación (post)cualitativa por ende es
post-antropocéntrica. (2016, p. 34)
En sexto
lugar, nos invita a pensar de un modo distinto con los datos y con el
análisis.
Los datos no son algo ahí afuera que juntamos o recolectamos y
no están
aislados del yo, son más bien parte del flujo de sentidos que el
investigador
construye, co-construye y performativiza junto con los participantes de
la
investigación. En séptimo lugar, la mirada
(post)cualitativa reconoce que el
método es performativo. En otras palabras, podemos elegir
métodos
transformadores – métodos que hacen posible la
transformación del mundo. En
otras palabras, los métodos de la investigación
(post)cualitativa se
desenvuelven a través de intra-acciones con el mundo.
Por
último, la ética en la investigación
(post)cualitativa es una ética inmanente –
no está pre-determinada, o impuesta externamente como es el caso
de los
regímenes de autorización ética que se han vuelto
lugares comunes en las
universidades (Le Grange, 2022). Le Grange, señala que una
ética inmanente
tiene lugar cuando “la potencia creadora de la vida funciona como
un principio
ético en dos sentidos: primero, se opone a cualquier valor
trascendente y sigue
reglas inmanentes implícitas en el modo de existencia; segundo,
la potencia
creativa de la vida disuelve el modelo de subjetividad y a la vez los
poderes
de la subjetivación” (2022, p.102).
La investigación
así concebida asume una condición performática
evidente, puesto que deviene en
reconocimiento de las órdenes conceptuales que se relacionan con
las emociones,
los afectos, lo auto-biográfico, los cuerpos y el ejercicio
profesional más
próximo. Si bien la inmersión creciente en la propia
subjetividad es sin duda
un signo de la época, adquiere sin embargo otras connotaciones
cuando esa
expresión subjetiva se articula de modo elíptico o
declarado y hasta militante
al horizonte problemático de lo colectivo. Los registros
narrativos de
experiencias de formación de posgrado, son comunes y pueden
definir los actos
prácticos, forma y valores de la estética de la vida,
asociados al retorno del
sujeto en las ciencias sociales, desde un auge auto-biográfico
que valora lo
íntimo y lo subjetivo (Porta y Ramallo, 2022). Situarse en este
“devenir”,
lleva a prestar atención a lo diverso, lo material y lo
emergente. Permite,
además, comenzando en cualquier lugar, permanecer (por lo menos
temporalmente)
y no eludir pérdidas e incertidumbres. Lo que no significa
inmovilismo, sino
abrirse a la posibilidad de generar modos de pensar y prácticas
de escritura
que ofrezcan otras miradas sobre una realidad, que requiere ser
considerada desde
otros modos de pensar e indagar, y hacerlo a medida que se da cuenta de
los
tránsitos y desvíos que se recorre no subjetivo (Deleuze
y Guattari, 1993).
La
relevancia del enfoque utilizado viene dada por la ubicación del
sujeto como
productor de ciertos sucesos o experiencias en el contexto
histórico y social a
partir de la producción de su narración (Porta, 2021;
Suárez, 2021). De esta
manera, los sujetos se hallan inscriptos doblemente en un contexto
socio-histórico particular: el del momento enunciativo y el que
es objeto de
rememoración (Archuf, 2010).
Los
relatos que a continuación compartiremos son el resultado de
entrevistas
semi-estructuradas realizadas a los actores participantes. La
entrevista se
erige como el instrumento primordial de las investigaciones
cualitativas y
postcualitativas ya que, a decir de Arfuch, una “buena”
entrevista logra más
que cualquier otra práctica que refiera sentidos, no los
re-presenta, sino que
los presenta. Hace hablar en lugar de registrar simplemente lo dicho.
Como
ningún otro género, la entrevista construye su
fuente” (2010, p.15). En ese
encuentro entre dos reflexividades (Guber, 2001) la biografía
construye una de
las poéticas fundamentales de la entrevista y por ella,
entrevistador,
entrevistado y público establecen relaciones entre sujetos
privados con
historia y actores públicos marcados por ellas (Arfuch, 2010).
Finalmente,
todos los registros narrativos vertidos aquí perteneces al
acervo documental e
investigativo del Grupo de Investigaciones en Educación y
Estudios Culturales
(GIEEC) y han sido debidamente validados por sus autores, los
entrevistados
[6]
. Denominaremos cada registro narrativo analizado con el
nombre de
pila del participante de la investigación y la numeración
correspondiente.
“el tiempo se
hace tiempo humano en la medida en que se articula en un modo
narrativo, y la
narración alcanza su plena significación cuando se
convierte en una condición
de la existencia temporal” P. Ricoeur, 2004
Siguiendo
la cita de Ricoeur asumimos que la experiencia del tiempo vivido
“confusa,
informe y, en el límite, muda” (2004, p.63) alcanza un
sentido que se hace
inteligible solo a través del relato de sí misma. A la
vez, en relación
recíproca, solo en el acto de dar cuenta de una experiencia
temporal viva, la
narración adquiere significación. A partir de los
testimonios de tesistas y
docentes universitarios que participaron de nuestra
investigación, nos
centramos en el valor biográfico de sus narraciones en donde se
ponen de
manifiesto las tramas cronotópicas que acontecen el devenir de
su formación. En
los diversos relatos que compartiremos nos sumergiremos en intersticios
íntimos, biográficos y auto-biográficos que dan
cuenta de una compleja amalgama
constituida por múltiples temporalidades, variopintos
territorios de acción y
diferentes socialidades que se ponen en juego en la travesía de
formación
post-gradual. Vida, profesión, familia(s), educación,
afectos, emociones se
entreveran narrativamente en el relato de sí. Aquí, no
nos interesa
tanto el tiempo, el espacio-territorio y su socialidad como
unidades
separadas y estancas, sino su melodía en el acontecer de un
texto, de una
narrativa.
“Yo tengo un hijo
que hace unos días
cumplió 3 años…yo cuando empecé la
maestría trabajaba como docente en la
secundaria, de hecho, trabajaba en escuelas rurales de Gral. Alvarado y
Gral.
Pueyrredón. Luego gané una beca y ya estaba terminando el
cursado y como que me
sentí muy ajeno cuando viajaba a buenos aires. Era muy
frustrante porque no
podía intervenir en ninguna discusión, no encontraba las
palabras…. los
argumentos, los fundamentos en los debates filosóficos. Entonces
me obsesioné
un poco (risas) y le metía entre 10 y 12 horas al estudio.
Estudiaba todo el
día. Después aflojé un poco por lo menos hasta que
entregué la tesis de
maestría. Ahora, todo cambió cuando vino
mi hijo y el tiempo se espesó. Porque ahí te das
cuenta que antes tenía
tiempo, aunque yo creía que no lo tenía. Antes con 10
horas me quejaba que no
llegaba, y ahora con las mismas horas puedo cocinar, llevar a mi hijo
al
jardín, traerlo, cuidarlo, escribir un paper
y dar clase. De modo que la
experiencia del tiempo es biográfica de alguna manera porque
cambia según las
circunstancias de cada momento ¿no?” (EN°4, Omar,
noviembre del 2022).
“Aprendí a
hacer una tesis,
escribiéndola…cuanto terminé la tesis,
recién ahí pude dimensionar lo que era.
La importancia del posgrado está ahí, en darte cuenta que
tenes mucha libertad
y que a veces tanta libertad para manejarte con los tiempos es
peligrosa.
Porque está tentada al después lo hago….Yo
en lo personal me llevé, por momentos, muy mal con los tiempos y
con esa
libertad y por momentos muy bien. Yo creo
que la maternidad me sirvió un poco para darme cuenta que lo que
a mi antes me
llevaba siete horas, hoy me lleva dos, porque no sabes cuándo
tus hijos te van
a demandar tu tiempo. Entonces pienso, que hacía las otras seis
horas cuando no
era madre… la maternidad me ayudó a organizarme en que el
tiempo que vos tenes
es ese y no otro. Antes decía que no tenía tiempo
para hacer nada, no
llego, y en realidad hoy te puedo decir que no tengo tiempo (risas).
Entonces
creo que aprendí a organizarme en el devenir de la tesis…
fui aprendiendo eso
también” (EN°2, Agustina, noviembre 2022).
“Termino
de cursar el doctorado y bueno, me empiezo a plantear el deseo
de ser mamá porque yo hasta ese momento no lo tenía
planificado quería
seguir avanzando en mi carrera, mi pareja ya era padre, medio como que
él no
quería volver a serlo pero bueno después de mucho
pensarlo decidimos que sí. Y yo empecé a
hacer la tesis embarazada de
Valentino, mi hijo. Me llevó un montón hacerla porque
básicamente mi pareja
nunca me acompañó. Yo laburaba, me ocupaba del nene 100%,
si había paro en el
Jardín maternal yo me ocupaba de cuidarlo… parece
injusto pero era como que
él no quería que yo terminara la tesis… Así
que remé en dulce de leche… me separo de mi
pareja cuando el nene cumple
3 años y me ofrecen ser directora de Economía y termino
la tesis en 6 meses…
creer o reventar parece como que se alinearon los planetas. La
terminé de
escribir en 1 mes y medio más o menos… Pero si vos ves el
prólogo de mi tesis
dice que esta tesis me llevó 4 años, pero en realidad la
terminé en los 4 años
de Valentino. Con cosas que yo no aconsejo hacer una tesis….
Con marchas y
contramarchas…. Pero bueno yo estoy feliz de haberla terminado.
Por la tesis,
por el esfuerzo que me llevó y por sobreponerme a las
dificultades que conllevó
el proceso. Materné y me doctoré con la
misma intensidad... (N°7, Victoria, noviembre del 2022).
“Yo
no tengo familia e hijos, de hecho. Tengo pareja, pero en cada
momento lo hice con bastante libertad. Estas estadías de tres
meses, por
ejemplo la última de 2017, compaginamos instancias al mismo
tiempo. Se puede”.
(EN°4, Federico, abril de 2021).
“En ese momento
que yo trabajaba en
el INTA de Balcarce uno podía llevar un bebé desde casi
tres meses hasta cuatro
años al jardín que la UNMdP tenía allí. Si
una madre no tiene jardín maternal ahí no puede
amamantar… ¿cómo va a hacer
con el trabajo en el medio del campo, a 20 km de la ciudad, y sin
colectivo más
que a las 7:30 y a las cuatro de la tarde? Yo mi doctorado lo pude
hacer
gracias a eso”. (EN °10, Cecilia, mayo de 2021).
“Cuando
el tiempo me dé, ese es el plan, porque me parece que hay un
vector que tiene
que ver con el tiempo, en áreas cómo la
formación de posgrado, que
generalmente la hacen profesionales que están trabajando en su
disciplina o en
la academia y que además suman ese tiempo, si es que lo tienen,
cuando lo
tienen” (EN°11, Mauro, abril de 2021).
“El
doctorado para mí es un espacio temporal para enriquecer el alma.
(…) El
tomar la decisión de estudiar un programa doctoral no es
fácil, más aun cuando
existen varias actividades diarias que influyen directamente en el
tiempo de
dedicación a la formación académica. (…) para
quienes cursamos el doctorado viajando fuera de nuestro país,
dejando de lado
la familia, temas laborales, sacrificios económicos y tiempo,
ver que cada día
vamos avanzando en la travesía es altamente gratificante”
(EN°7, Andrés,
agosto de 2022).
Los
retazos narrativos de Omar,
Agustina, Victoria y Cecilia nos permiten volver sobre la
expansión de tramas que interrumpen y desestabilizan las
fronteras del campo
desde lo sensible y lo permeable (Porta y Grinberg, 2018), la
reconstrucción de
una agenda afectiva para la comprensión del hecho
pedagógico (Kaplan, 2018), la
desterritorialización de los trayectos de formativos lineales
(Despret, 2022) y
la condición biográfica de todo proceso de socialidad
(Porta, 2021). Las
narrativas de los docentes entrevistados dan cuenta de múltiples
temporalidades
o temporalidades espesas. Esa espesura del tiempo viene dada, al menos
en la
textualización de la experiencia de los participantes de nuestra
investigación,
por la irrupción de la maternidad y la parternidad que plantea
una subjetividad
otra que se vuelve íntima y pública al mismo tiempo.
Agustina, Omar, Victoria y
Cecilia amalgaman el inicio y desarrollo de su profesión con una
etapa de
ma-paternindad que intersecciona la trayectoria formativa y le da una
condensación espesa al devenir del tiempo. Los docentes vuelven
sobre ese
momento no como algo negativo, sino como un momento de su vida que
marca un
quiebre en la manera de ser y estar en el posgrado. De alguna manera,
Federico
nos pone en la otra cara de la moneda ya que, al no tener hijos, su
cronotopo
profesional le permite jugar con ciertos márgenes de libertad
temporal. Andrés
y Mauro recuperan estas dimensionalidades abonando al vector tiempo
como algo
central en la interpretación de las travesías doctorales.
Dichas
travesías, asimismo, implican
devenires performáticos para quienes emprenden la tarea de
caminarlas. Como
aludimos anteriormente, lo performático de una
investigación doctoral no se
manifiesta solo y exclusivamente desde una dimensión afectiva,
sino que valora
una posición epistémica respecto de la propia experiencia
biográfica (Porta y
Ramallo, 2022). Devenir, en este sentido, no es alcanzar una forma,
sino
encontrar la “zona de vecindad, de indiscernibilidad o de
indiferenciación
(Deleuze, 1996). Crear esa zona de vecindad implica que “los
afectos (no la
representación) se abren ante una experiencia que es la
experiencia singular de
aquella filosofía donde el Yo deja de ser yo”
(Gómez Pardo, 2011, p.133). En
este punto, el propio devenir doctoral performativiza la experiencia de
quien
lo enuncia y de quien al enunciarlo lo corporiza.
Las
narrativas que habitaremos a
continuación permiten ingresar al misterio de lo
performático en el proceso de
escritura de la tesis doctoral. La escritura no es tarea fácil y
menos aún la
escritura implicada jugada desde lo personal. En efecto, a decir de la
novelista Margarite Durás “escribir es no hablar, es
callar, es aullar sin
ruido, es escuchar, escucharse internamente, es desangrarse un poco
internamente pero también es quererse, querer comunicar,
integrarse,
exo-referenciarse. Escribir es lo único que llenó mi
vida, la escritura nunca
me ha abandonado” (1994, p.17-18). Agustina, Graciela, Inocencia
y Claudia nos
hablan en los fragmentos de su narración sobre lo
performático del acto de
escribir la tesis. Aun sabiendo lo finito del lenguaje para dar cuenta
de la
metamorfosis que se produce en el pasaje doctoral, las docentes
entrevistadas
nos regalan pequeños archipiélagos de esa
transformación,
“Yo en mi tesis
doctoral -en Letras-
trabajaba la obra literaria de una autora uruguaya y abordaba temas de
subjetividad y el cuerpo. Entonces ahí
apareció algo que me tensionó sobre la maternidad. No
sabía si el fenómeno de
la maternidad entraba en su obra desde la producción de
subjetividad o en la
dimensionalidad del cuerpo. Y ahí
entra mi propia historia en la tesis. Yo en ese entonces, una
pregunta que
siempre trabajaba con mi psicoanalista era donde encasillar la
maternidad en la
tesis. Mi directora me decía Agustina, ¿qué
estás pensando? Ponelo donde la
autora lo aborde… y para mí era complejo y mi
psicóloga me decía “pásalo por el
cuerpo”… Me acuerdo que estuve una semana re mal incluso
le preguntaba a otra
gente donde ponerlo y se me reían, me miraban con una
cara….y lo podían
responder muy fácilmente. Pero qué pasaba
yo en ese momento estaba haciendo muchos tratamientos para quedar
embarazada.
Cuando yo empiezo a escribir la tesis yo estaba atravesando toda esa
situación
entonces a mí, de alguna manera la escritura de la tesis, me
permitió sin
saberlo, como inconscientemente, objetivar preguntas que tenía
yo en mi
interior. Entonces ¿dónde ponía la maternidad en
mi tesis? Porque para mí,
biográficamente pasaba tanto por la subjetividad como por el
cuerpo. En suma,
la escritura de la tesis pasa por momentos, hay ocasiones que es una
escritura
más dolorosa y otra que es más alegre. Una escritura que
me sirvió para
procesar muchas cosas sin saberlo. Hoy miro en retrospectiva y a veces
pienso
que otra yo escribió la tesis” (EN°2, Agustina,
noviembre de 2022).
“Las
dudas, preguntas, confusiones, incertidumbres sólo aparecieron a
la
hora de salirme de mi soliloquio, en el ejercicio mismo de comenzar
escribir el
primer borrador del proyecto. En ese momento uno ya deja de
hablarse a sí
mismo para hablar a otros. Y los otros comienzan a decir qué es
lo que
entienden de lo que uno quiere comunicar. Ese es un momento de
desazón y de
tozudez a la vez. Desazón porque hay que adecuar, ajustar,
modificar aquello
que veníamos considerando como tema, como problema a indagar.
Tozudez porque
hay un no querer abandonar una idea que como tal nos resulta buena, y
hay un
esfuerzo por no cambiar nada. Pero esto es sólo en el plano del
pensamiento,
porque una vez que se comienza a narrar, se va transformando y esa idea
adquiere otras características que en verdad la van
enriqueciendo” (EN°1,
Graciela, agosto de 2022).
“El
proceso tesis acelera la frecuencia de mis fibras íntimas, con
llantos desde el
corazón que pide a gritos designar la emancipación para
continuar nombrando lo
que la esencia desea, entre la vida y ser
docente, la vida de una mujer que supo conquistar a la mujer docente e
investigadora” (EN°7, Inocencia, agosto de 2022).
“La
investigación no es una parte
distante de mi vida, sino que integra mi cotidianeidad, por donde voy
transitando nos acompañamos mutuamente. Está presente en
mis sentimientos y
decisiones, nos testimoniamos en la vida-tesis, la
vida-investigación. No hay
rupturas, la tesis y la investigación viven conmigo y yo con
ellas. Momentos de
un caminar errante juntos a mis directores, Jonathan y Claudia y las
protagonistas que valen regocijo más allá de las
palabras” (EN°7, Inocencia,
agosto de 2022).
“De
la escritura se desborda sangre, pero también coraje que sopla
fuerte para no perderme en la colonialidad del saber que
lamentablemente
todavía impera este momento. Aquí, estoy firme
comprendiendo y sintiendo lo
que el horizonte de la época nos trae, en mis sentires el nombre
es la
arrogancia acompañado de un temblor y el estremecimiento de la
disputa y la cosecha.
Irrumpir el relato en la diversidad de lenguajes que arrojen cristales
de
narrativas del tiempo, composiciones que arrojaremos al universo. Valen
repetidos suspiros profundos para danzar al unísono de la
escritura y dar
cuenta de nuestras cartografías coreografiadas en estos paisajes
habitados del
tiempo” (EN°7, Inocencia,
agosto de 2022).
“Al
sentarme a escribir a veces pasaba por momentos de ansiedad y angustia
y otras
veces por momentos de alegría en los que sentía que esas
horas de lectura y escritura
habían sido productivas (…) Comencé con la
escritura de la historia
natural. El conectarme con mis raíces, con mi biografía
escolar hizo que se
devele por primera vez en ese momento el motivo de la elección
de lo que hoy es
mi profesión. Luego llegó la elaboración de un
posible índice que ordene las
distintas partes de la tesis. Esta parte me resultó
particularmente difícil. No
podía visualizar tan claramente los distintos puntos que iba a
desarrollar. Me
ayudó pensar que las decisiones sobre la escritura podían
ser modificadas. En
este punto Jonathan me orientó a armar una carpeta diferente
titulada “tesis”
en donde iríamos trabajando para luego hilvanar la escritura
final a partir de
la unión de las distintas partes. Podría comenzar
escribiendo sobre algunos
puntos del marco teórico que estaban bien delimitados. Era
fundamental si
hablamos de representación sobre comunidades bolivianas poder
historizar cuál
es la percepción que se tiene sobre la migración europea
en comparación con la
proveniente de países limítrofes. Y por ahí
arrancamos… y en este punto me
encuentro hoy…sin prisa pero sin pausa sabiendo que hay
días que solo puedo
sumar al texto dos palabras, pero que son esos días los que me
dicen que hay
mucho recorrido, que esas palabras servirán de sostén
para muchas otras que
vendrán” (EN°5, Claudia, septiembre de 2022).
Si
asumimos el proceso doctoral desde estas coordenadas
performáticas, afectivas y
afectantes estaremos recomponiendo lo que históricamente ha
estado ausente en
la investigación hegemónica, esto es, la experiencia
sensible de los sujetos
(Coccia, 2010). Experiencias íntimas que se vuelven
públicas cuando se las
narran. Intimidad que se vuelve condición biográfica en
la escritura de la
propia tesis doctoral. Allí radica el potencial de la narrativa
no solo como
episteme sino como canal propicio para que el caudal de nuestras
afectaciones
corra y se amalgame con la investigación que se lleva a cabo.
En esta
misma línea, otro de los elementos de la trama
cronotópica a la que aludimos en
el despliegue del escrito es el vínculo que se gesta entre
directores y
tesistas al momento de dar rienda suelta a la investigación
doctoral. Ese
vínculo, Mancovsky lo denomina “interacciones formativas y
afectivas en el seno
de una pedagogía doctoral” (2021, p.35). La
interacción afectiva y afectante
que se gesta entre directores y tesistas queda plasmada en la
mayoría de las
entrevistas realizadas. Aquí recuperamos tan solo algunos
retazos que nos
posibilitan comprender no solo el oficio artesanal docente que se
despliega por
parte de los tutores (Porta, Aguirre y Borges, 2020) sino
también las huellas
que estos dejan y que se manifiestan cuando a sus tesistas les toca
acompañar a
sus estudiantes tanto en el grado como en el posgrado. Coordenadas de
cercanía,
de libertad, de afectaciones sensibles marcan los retazos que
compartimos y
abonan conceptualmente a una particular “pedagogía de la
formación doctoral”
(Fernández Fastuca, 2018; Porta y Aguirre, 2019a; Porta, Aguirre
y Borges,
2020; Mancovsky, 2021)
“El mismo
día de la pre-entrega me
enteré que quien me dirigía se preparaba para ser padre.
Esa cercanía, hizo
que, durante dos años siempre tengamos un momento de paternar
desde el diálogo,
desde la proximidad y desde el cariño. Lo digo, porque sin
dudas, esto a mí me
facilitó encarar todo lo realizado en este doctorado en
educación” (EN°13,
Gustavo, agosto de 2022).
“La tarea de
dirigir una tesis es
como los hijos, como la familia. Uno se diferencia. Cuándo a uno
no le dan
mucha bolilla, se convierte en sobreprotector, y son generaciones que
se van
alternando. Me da esa idea. A mí me dejaron bastante
“free” durante la
formación y hubiera requerido más atención y creo
que eso me marcó para ser un
poco sobreprotector como director. Por ahí está bueno en
cierto modo, pero con
el tiempo uno va a aprendiendo a liberar presiones, a dejar hacer, a
dejar
proyectar y que se equivoquen y no está presionando para el
resultado…que vean
cual es el tiempo necesario para un proceso. Es un aprendizaje de todos
lados
(EN N°3, Juan, abril de 2021).
“Roberto es un
científico excelente
de lo mejor que hay acá en el INTEMA. Muchos premios, muchas
menciones….y una
persona también excelente desde lo humano. No era una persona
muy extrovertida.
No teníamos amistad porque no la tenía con ninguno de sus
tesistas, pero era
una persona en la que podías confiar… que por ejemplo si
vos le decías que
tenías un problema personal él te iba a escuchar y
ayudar. Tenía una habilidad
muy particular de sacar lo mejor de cada uno. Se adaptaba a la persona
que
dirigía y lograba sacar lo mejor. Me marcó tanto que
cuando yo vuelvo de mi
posdoctorado y seguí trabajando con el…. Yo lo
consideraba además de un gran
científico un muy buen docente… Me abrió la cabeza
su forma de enseñar. Hacia
simple lo complejo. Y en investigación me mostró como era
el mundo de la
investigación. (EN°12, María José, octubre de
2022).
“Tengo mucho de
él en mi forma de
dirigir…. Algunas positivas y otras no tanto (risas)….
Él siempre te daba mucha
libertad para trabajar pero él siempre estaba
disponible…. Él era una persona
que trabajaba en su oficina, le golpeabas la puerta y le decías
que tenías un
problema y el dejaba todo lo que estaba haciendo para escucharte. O si
necesitabas que te corrija algo, él lo hacía en menos de
48hs. Ese compromiso
enseña. Entonces él no te presionaba con el trabajo, pero
si él te respondía
desde su lugar vos no podías defraudarlo cuando te tocaba
responder. Eso trato
de hacer como directora. A algunos tesistas le sirve y lo entienden y
otros no…”
(EN°12, María José, octubre de 2022).
Argumentábamos
al inicio del escrito que la formación de posgrado, en especial
la que acontece
en los programas doctorales, incide en el inicio, desarrollo y
consolidación de
la profesión académica de los docentes universitarios.
Por momentos incide de
forma simbólica en términos de capital cultural
acreditable y puesto en juego
en el campo académico (Bourdieu, 2003), pero también
reviste de importancia
material cuando el propio sistema universitario, de alguna manera,
premia a
quien concluye el posgrado con algún tipo de adicional a la
retribución
salarial docente o con la posibilidad de dirigir y/o codirigir grupos,
centros
y proyectos de investigación, tesistas y becarios o bien
alcanzar categorías
altas en el programa de incentivos docentes del país
[8]
. En las narrativas de los entrevistados, el doctorado
aparece como
una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo de
la profesión
académica argentina (Aguirre, 2021a, b).
“Hoy mismo ves en
las generaciones
jóvenes que quienes se dedican a la investigación o al
campo académico hacen el
grado e inmediatamente hacen el posgrado. Es un camino que uno busca
recorrer
en la carrera académica como una condición importante
para desarrollarla. Si
bien para mí en lo personal no fue una condición, uno
siempre se autoimpone
condiciones. Primero porque el entorno social de la universidad es muy
competitivo, aunque no compitan directamente personas con vos,
simbólica y
materialmente es competitivo, entonces se mira mucho el nivel de
formación y
también hasta se pueden estigmatizar las carreras cuando no hay
docentes con
posgrado dando en el grado… Entonces eso me parece que influye
mucho a la hora
de decidir iniciar un doctorado. Porque más allá que me
hace bien a mí, me
impacta socialmente en el espacio laboral, en este caso la comunidad
universitaria, porque se ve como algo muy importante” (EN°15,
Silvia, noviembre
2022).
“En otra cosa que
impacta mucho el
posgrado, y en especial el doctorado, es en el programa de incentivos
docentes,
pero más que en eso en el sistema de categorización en
que los docentes e
investigadores universitarios estamos inscriptos. Por ejemplo, a
mí me sobraba
en su momento ser categoría 2 en el programa de incentivos, pero
me faltaba el
doctorado, por tanto quedaba en la 3 y eso te impide, por ejemplo,
dirigir
centros de investigación o dirigir y/o codirigir grupos o
proyectos. Ni que
hablar si perteneces a una disciplina marginal en términos
hegemónicos como era
Documentación y Bibliotecología. Tener el doctorado te
permite evaluar carreras
y universidades. Porque si en la disciplina no tenés evaluadores
pares te
evalúan profesionales de carreras afines, pero no es lo
mismo” (EN°15, Silvia,
noviembre 2022).
“En la actualidad
para el ejercicio
y desarrollo de la profesión académica en el área
de las ciencias humanas y
sociales, al menos, si no tenés un posgrado, y en especial una
maestría o un
doctorado, te limitas en cuanto al acceso a determinadas posiciones en
el campo
disciplinar en lo que respecta a dirección de becarios,
tesistas, grupos,
proyectos…. Ahora, no podemos negar tampoco que es una
condición necesaria mas
no suficiente porque en la lógica universitaria no siempre prima
el antecedente
de posgrado para crecer en la profesión. O bien porque en los
concursos para
cargos simples se privilegian las clases de oposición o bien
porque a decir de
Bourdieu quienes saben jugar el juego de distribución y acceso a
los capitales
políticos o sociales acceden a lugares que otros no
logran” (EN°9, Marcelo,
noviembre, 2022).
“(…) estar
inscripto en un posgrado,
estar cursando algún curso, tener un grado
académico…te posiciona, no te
garantiza el acceso, pero si claramente te posiciona en mejores
condiciones
de ingresar al sistema como docente investigador de la unidad
académica. La
verdad que es muy frecuente…los estudios de posgrado te dan
un hándicap para
pertenecer. Hace 20 o 30 años quizás no, pero ahora
si no acreditas
posgrados es complejo consolidarse en la profesión.”
(EN°10, Cecilia, mayo de
2021).
Los
vínculos y las intersecciones que se suceden entre la
formación de posgrado y
el despliegue de la profesión académica son objetos de
estudio de una
investigación mayor que se está desarrollando actualmente
[9]
. Aquí, de alguna forma, buscamos aproximarnos a
los relatos de los
propios protagonistas para graficar no solo la expansión
temática y
metodológica suscitada en el campo de indagación de la
profesión académica
argentina, sino también, la manera en la cual las
biografías profesionales de
los sujetos también asumen su condición sinfónica
en donde diversos
instrumentos y melodías van conformando una obra musical
individual pero que también
se torna colectiva al compartirla y socializarla (Aguirre y Porta,
2022).
“Hay, sin ninguna duda,
gran cantidad de modos de
ser del habitar, que multiplican los mundos. Estoy convencida, junto
con
Haraway y muchos otros, que multiplicar los mundos puede volver
más habitable
el nuestro. Crear mundos más habitables sería entonces
buscar cómo honrar las
maneras de habitar, inventariar lo que los territorios implican y crean
como maneras
de ser, como maneras de hacer. Esto es lo que pido a los
investigadores” V.
Despret, 2022
El monográfico
que nos reúne da cuenta de la manifiesta expansión que la
investigación
narrativa, biográfica y auto-biográfica tiene en los
distintos campos de las
Ciencias Sociales en los últimos años la cual ha
permitido consolidar no sólo
formas de hacer y sentir, sino de ser investigación. Aportes que
provienen
desde los movimientos y dislocaciones que se producen en
términos
teórico-epistemológicos e
instrumentales-metodológicos dan cuenta de nuevas
proyecciones de sentido en favor de recuperar aquello que sensible y
sensitivamente conforma la condición biográfica (Coccia,
2010;
Delory-Momberger, 2014, Porta 2021). La intimidad y el detalle como
bioestética
de lo cotidiano (Sontag, 2005; Arfuch, 2016; Molinas, 2017), como forma
especial de recuperar la belleza de lo particular, como ejercicio de
re-territorialización y de comprensión de la vida
común nos lleva a necesarios
hábitats que enlacen la espesura del tiempo narrado en un
necesario deber de
inmersión (Lispector, 2011; Porta y Ramallo, 2022).
En este
artículo nos propusimos abonar a dicha expansión de la
condición biográfica y
narrativa en el campo de la educación superior a partir de la
indagación de un
particular itinerario educativo como es la formación de
posgrado,
específicamente la que acontece en el doctorado universitario.
Lo hicimos desde
perspectivas metodológicas poscualitativas, postinterpretativas,
auto-biográfico-narrativas y microsociales (Passeggi, 2020; De
Souza, 2020; Le Grange, 2022) Desde estos mapas
epistémico-metodológicos, no sólo nos preguntamos
que acontece en el interior
de este nivel, sino como esta formación incide en el desarrollo
de la profesión
académica en nuestro país (Aguirre, 2021a, b; Aguirre y
Porta, 2021). El
escrito que desplegamos se corre de una mirada sistémica y
macroestructural del
objeto y posa la mirada en lo minúsculo, en lo cotidiano, en lo
subjetivo, en
las tramas cronotópicas que van tejiendo los sujetos en el
transcurrir de la
formación y que la habitan desde múltiples coordenadas.
Una trama que, como
vimos, se vuelve devenir performático en la medida que implica
un pasaje inter
e intrasubjetivo de la propia biografía de quien cursa el
doctorado, realiza la
investigación y escribe su propia tesis doctoral.
Los
retazos narrativos que recuperamos aquí nos hablan de tramas
temporales,
espaciales y sociales que deben ser visiblizadas si deseamos comprender
lo que
sucede material, simbólica y subjetivamente en nuestros
programas de
post-graduación. No alcanza con abordar datos y
estadísticas macro
estructurales, sino que solo al abajarnos a los cotidianos, a las
historias de
vida, a los rostros de quienes lo transitan podremos comprender las
potencialidades y tensiones que el nivel post gradual tiene, ha tenido
y tendrá
(Aguirre, 2022).
Creemos
que, en definitiva, el desafío está en atisbar esos
destellos de historias de
vida común, esos archipiélagos de intimidad, esos
rostros, esas experiencias
cotidianas, esas nano-luchas que dan diariamente los individuos en su
devenir
social, esas interacciones con el mundo, con la naturaleza. La
indagación
social así concebida se dirige y se orienta, “por una
especie de
democratización de la postura hermenéutica, a los relatos
corrientes de
aventuras corrientes” (Bourdieu, 1993, p.542). Lo que buscamos en
este artículo
y en el presente dossier es a crear y expandir mundos posibles. Que
como
sostiene Vinciane Despret en su reciente obra Habitar como
pájaro. Modos de hacer y de pensar territorios,
podamos “crear mundos más habitables y buscar cómo
honrar las maneras de
habitar, inventariar lo que los territorios implican y crean maneras de
ser,
maneras de hacer” (2022, p.34). Que al recuperar las narrativas
biográficas y
auto-biográficas de quienes construyen cotidianamente esos
mundos podamos
hacerlos más habitables en términos epistémicos,
metodológicos, estéticos y
políticos en cada una de nuestras investigaciones narrativas.
Solo así nos
acercaremos a una comprensión más o menos compleja del
campo educativo
contemporáneo.
Aguirre, J.
(2022) El Rostro Humano de las políticas
educativas. Narrativas del proyecto
de formación docente “Polos de Desarrollo”.
EUDEM.
Aguirre, J.
(2021a) “La formación de posgrado en
la profesión académica argentina. Exploraciones a partir
del proyecto APIKS y
los anuarios estadísticos universitarios.” Revista
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(2021b) “Profesión Académica y
Formación Doctoral. El caso argentino en el marco del estudio
internacional
APIKS”. Revista Praxis. 25(1),
pp.1-15.
Aguirre, J.
y Porta, L. (2021) “La formación
doctoral desde coordenadas biográficas y profesionales.
Narrativas de
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[1]
Se entiende por Profesión Académica la
labor desarrollada por los
docentes, investigadores y extensionistas en la universidad
pública a cambio de
un salario o remuneración. Existen al menos tres grandes motivos
por los cuales
es posible hablar de Profesión Académica en tanto
“profesión de las
profesiones” (Perkisn, 1984:125). En primer lugar, es una
actividad que se
define a partir de un núcleo básico de conocimiento
especializado (Marquina,
2008). En segundo término, es una actividad regulada a
través de normas para el
ingreso, la permanencia y la promoción, está
institucionalizada y tiene
evaluación de pares. En tercer lugar, esta actividad posee un
ethos propio
constituido por un conjunto de valores, creencias y significados, en el
marco
de una institución particular como es la universidad, alrededor
del cual se
construye una cultura propia y singular (Bourdieu, 2008; Noriega y
Ulagnero,
2021). Finalmente esta profesión es definida como
académica porque transcurre
en la universidad, vincula las actividades de docencia e
investigación pero,
centralmente “trasciende lo abstracto de dicho vínculo
para relacionarse
directamente sobre como las sociedades definen su lugar en la
división mundial
de la producción y transferencia de conocimiento”
(Pérez Centeno y Aiello,
2021:64) En este sentido, la PA como categoría de
análisis, es básicamente
diferenciada por la diversidad de disciplinas y tipos de instituciones.
A la
vez, se integra en ciertas reglas y valores que la aglutinan y la
distinguen de
otras ocupaciones (Clark, 2008).
[2]
Para una mayor comprensión de la categoría
sugerimos Deleuze, G. y
Guattari, F,. ¿Qué es la filosofía?, trad. Thomas
Kauf, Barcelona, Anagrama,
2005
[3]
El actual proyecto de investigación dirigido por
el Dr. Luis Porta
se denomina “Formación del Profesorado X:
Intimidad, Afectividad y Performatividad en la construcción de
la condición
autobiográfica” (2022-2023). El mismo se despliega
desde un abanico
múltiple y complejo de investigación tanto en
términos temáticos como
metodológicos y se centra en las etapas composicionales del
campo pedagógico a
partir de relatos auto-biográficos y otros registros
íntimos que permitan dar
cuenta de las torsiones ontológicas/epistemológicas y
narrativas desde las
voces y producciones de académicos; la intimidad y la
afectividad en la
conformación de la identidad narrativa desde registros
etnográficos íntimos y
narrativas cruzadas de las biografías de profesores consignados
como memorables
por sus estudiantes y sus prácticas docentes in-corporadas. Esta
dinámica se
plantea desde una perspectiva cualitativa en interpretativa que da
cuenta de la
performatividad como un modo de pensar el problema de la agencia
intelectual
para dar cuenta de las relaciones posibles entre normatividad y
experiencia
sensible.
[4]
Según
Hernández y
Hernández (2019) existen tensiones manifiestas en el despliegue
de las
investigaciones poscualitativas: pérdida de sistematicidad,
pérdida de lo
colectivo, de la representación, de la experiencia, y del
sentido social. -Hernández-Hernández,
F., & Revelles Benavente, B. (2019). La
perspectiva post-cualitativa en la investigación educativa:
genealogía,
movimientos, posibilidades y tensiones. Educatio Siglo XXI, 37(2
Jul-Oct), 21–48. https://doi.org/10.6018/educatio.387001
[5]
El término poshumanismo es utilizado, por
una parte, como forma de designar las corrientes de pensamiento que
aspiran a
una superación del humanismo en el sentido de las
ideas y las imágenes provenientes del Renacimiento clásico.
También se
le da el término pothumanismo a la generación que llega
después de la reflexión
postmodernista, postcolonial, de género, de raza y de una
visión que llega de
voces que comenzaron después de los años
setenta. Sin embargo, el
posthumanismo no es un concepto cerrado, "más bien un
índice para
describir nuestro momento" (Braidotti, 2015, p.45). Y no se trata de
comprender lo que es el ser humano en esencia, sino lo que quiere
llegar a ser
y en lo que se puede convertir como especie.
[6]
Se procedió a un
doble proceso de validación. Cada desgravación ha sido
enviada nuevamente a
cada entrevistado la cual la ha revisado, adecuado y autorizado para su
uso.
[7]
Expresión
utilizada por Paul Ricoeur en su célebre obra Tiempo
y Narración.
[8]
El Ministerio de Educación de la Nación
crea el Programa de
Incentivos a docentes investigadores/as de Universidades Nacionales en
el año
1993 y tiene por objetivo incentivar en las Universidades Nacionales
las tareas
de investigación y desarrollo integradas a la docencia,
contribuyendo a
promover la actividad científica, tecnológica y de
transferencia al medio.
[9]
La investigación
es llevada a cabo por el Dr. Aguirre en el marco de su proyecto como
Investigador Asistente del CONICET denominado “Educación
superior y profesión académica en Argentina. Un estudio
interpretativo sobre la
expansión de la formación de posgrado a partir de las
narrativas biográficas de
docentes universitario” 2022-2024