Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 7 N° 2 (2022) / Sección Dossier / pp. 1-16 /
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistasaberesypracticas@ffyl.uncu.edu.ar / saberesypracticas.uncu.edu.ar
Recibido: 16/11/2022 Aceptado: 30/12/2022
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.074
Experiences in the
educational management of digital inclusion policies. An approach to
convictions and emotions in the Programa Conectar Igualdad (2010-2015)
Braian Marchetti
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Facultad de
Humanidades,
Universidad
Nacional de Mar del Plata,
Argentina.
bmarchetti89@gmail.com
Resumen. El
estudio de políticas educativas y en particular de aquellas abocadas a la
inclusión digital como el Programa Conectar Igualdad (PCI) reviste de una gran
complejidad por la multiplicidad de actores intervinientes y las perspectivas
de análisis posibles. Nos posicionamos desde un abordaje de las políticas
educativas que se centra en la indagación de la experiencia vivida por los
propios sujetos que, en este caso, protagonizaron la puesta en acto del PCI en
el Ministerio de Educación de la Nación y ANSES. El enfoque biográfico
narrativo se presenta como vía de entrada fecunda al estudio de las emociones
que atraviesan a quienes forman parte de espacios de decisión sobre las
políticas educativas en el Estado.
Recuperar las emociones,
convicciones y pasiones de los sujetos involucrados en las políticas educativas
se configura como un camino a recorrer que permite indagar sobre la gestión de
políticas nacionales destinadas al ámbito educativo y la inclusión digital
desde otra perspectiva. Observamos una estrecha relación entre el compromiso y
la convicción por garantizar la mejora de las condiciones educativas del nivel
secundario y por reducir las desigualdades digitales desde una perspectiva de
derecho y las emociones que se ponen en juego en la puesta en acto de políticas
como el PCI.
Palabras clave. políticas educativas, inclusión digital, Programa Conectar Igualdad,
narrativas, emociones
Abstract. The study of educational
policies, and in particular those aimed at digital inclusion, such as the
Programa Conectar Igualdad (PCI), is highly complex due to the multiplicity of
actors involved and the possible analysis perspectives. We position ourselves
from an approach to educational policies that focuses on the investigation of
the experience lived by the subjects themselves who, in this case, led the
implementation of the PCI in the Ministry of National Education and ANSES. The
narrative biographical approach is presented as a fruitful entryway to the
study of the emotions that go through those who are part of decision-making
spaces on educational policies in the State.
Recovering
the emotions, convictions and passions of the subjects involved in educational
policies is configured as a path to follow that allows us to inquire about the
management of national policies aimed at the educational field and digital
inclusion from another perspective. We observe a close relationship between the
commitment and the conviction to guarantee the improvement of educational
conditions at the secondary level and to reduce digital inequalities from a
legal perspective and the emotions that are put into play in the implementation
of policies such as the PCI.
Keywords. educational policies, digital
inclusion, Conectar Igualdad Program, narratives, emotions.
Las investigaciones realizadas por el Centro de
Investigaciones Multidisciplinarias en Educación (CIMED) en la Facultad de
Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata han profundizado un
camino dentro de la investigación cualitativa, a partir de la utilización del
enfoque biográfico narrativo, donde se expande metodológicamente la dimensión
biográfica de los sujetos con la utilización de distintos instrumentos
etnográficos que dan cuenta de la acción en la práctica. Esta línea de
investigación ha permitido consolidar un campo de trabajo que ofrece resultados
potentes para analizar la incidencia de las políticas públicas educativas. En
ese marco, el presente artículo se desprende de una investigación mayor[1]sobre las políticas públicas de
formación docente con inclusión digital, focalizada sobre el plan de
capacitación docente Escuelas de Innovación en el marco del Programa Conectar Igualdad
(PCI).
El lanzamiento del PCI en el año 2010 en
Argentina configuró un punto de inflexión en materia de las políticas públicas
de inclusión digital. Con una continuidad en su desarrollo dentro de los
gobiernos del Frente para la Victoria hasta el año 2015, el programa contribuyó
a la reducción de la brecha digital de tal manera que hubo un 29% de los
estudiantes para los cuales la notebook del PCI fue la primera computadora del
hogar, cifra que asciende al 43% para el caso de contextos rurales y al 47%
para contextos de vulnerabilidad socioeconómica (Ministerio de Educación de la
Nación, 2015). Según el estudio de evaluación de Kliksberg y Novacovsky (2015)
para comienzos de 2014 el programa se encontraba en un estado muy avanzado en
relación al objetivo de universalizar el acceso a una computadora en los
hogares receptores de Asignación Universal por Hijo (AUH) y con sólo cinco años de trayectoria ya se
había convertido en “un promotor importante de igualación de oportunidades para
los adolescentes provenientes de los hogares situados en los niveles más bajos
de la escala de ingresos”(p.107).
De esta manera, el PCI se convirtió en un hecho
histórico de gran envergadura, ya que se trató de una medida cuyo alcance
estaba proyectado para posibilitar que todos los estudiantes del nivel medio
escolar se apropien de una herramienta para acceder a una educación de mayor
calidad porque se propuso la reducción de las brechas sociales, digitales y
educativas, y porque el uso de las computadoras estuvo pensado para trascender
el ámbito escolar e impactar en la vida cotidiana de las familias en el círculo
de influencia de los estudiantes (Fontdevilla y Díaz Rato, 2012). Además de
haber entregado más de cinco millones de computadoras a estudiantes de escuelas
públicas de educación secundaria, de educación especial y de Institutos de Formación
Docente, la propuesta educativa del PCI incluyó dentro de su diseño a la
formación docente como uno de los componentes que les dieron sentido a sus
propósitos, orientados hacia la organización y el desarrollo del conjunto de
acciones de comunicación y formación.
Así como sabemos que las líneas de indagación
abiertas a partir de la llegada del PCI fueron numerosas y diversas (Marchetti,
2018), buena parte de estos estudios han estado abocados al registro de las
transformaciones, usos y apropiaciones que generó la irrupción del PCI en
escuelas, directivos, docentes, estudiantes y familias. Sin embargo, no abundan
trabajos que hayan explorado el desarrollo de las políticas de inclusión
digital desde las voces de quienes protagonizaron su gestión y que recuperen
además las sensaciones y emociones y de lo que significó para estos sujetos su
participación dentro del PCI y las políticas de formación docente que lo
acompañaron.
La irrupción de las emociones en la investigación
educativa, con algunas resistencias y en el borde de los límites de la
academia, ha recorrido un camino de legitimación en los últimos años (Porta y
Ramallo, 2018). La expansión de la investigación biográfico narrativa, además,
se presenta como una potente vía de entrada al estudio de las experiencias
vividas por los sujetos que se conforman como el rostro humano las políticas
educativas (Aguirre, 2022). En el marco del dossier que nos convoca, en este
trabajo buscamos dar cuenta de las emociones que atravesaron a quienes fueron
parte protagonista de la gestión del PCI dentro del Ministerio de Educación de
la Nación y de ANSES[2], y en cómo esas emociones se
relacionan con los fundamentos político ideológicos de las políticas en
cuestión y afectan a los sujetos que intervienen y a desarrollo futuro de la
política en cuestión.
En las líneas siguientes, describimos, en
primer lugar, la perspectiva analítica que nos permitió indagar sobre las
políticas públicas de inclusión digital desde la centralidad de los sujetos
protagonistas de las mismas. En segundo lugar, esbozamos las características
principales de la investigación biográfico narrativa y los aspectos
metodológicos que posibilitaron el diálogo con aquellos sujetos que ocuparon
espacios de decisión en el marco de la gestión del PCI dentro del Ministerio de
Educación de la Nación y de ANSES. La selección de relatos de estos sujetos
entrevistados es presentada en un tercer momento, en el cual indagamos sobre
sus sensaciones personales por haber formado parte de la gestión de las
políticas mencionadas. Por último, concluimos el trabajo con algunas
reflexiones en torno a la relevancia de recuperar este abordaje sensible en la
investigación sobre políticas educativas.
El estudio de las políticas educativas ha sido
objeto de debate en función del momento que se indague dentro del proceso de
cada política que abarca desde su formulación hasta su puesta en marcha dentro
de los establecimientos educativos. Asimismo, el lugar otorgado a los sujetos
protagonistas de las políticas educativas comprendido por ministros y decisores
del nivel nacional, funcionarios provinciales, directivos o docentes, entre
otros, también ha sido objeto fundante de distintas perspectivas sobre el
análisis de las políticas y sus efectos sobre el sistema educativo en su
conjunto, las instituciones y sus integrantes.
La inclusión de la perspectiva de la
micropolítica escolar permite visibilizar e indagar nuevos sujetos sociales y
nuevos objetos de estudio, al poner el acento en la relación entre las
estrategias que los individuos utilizarán para alcanzar sus intereses, el
control institucional, y los conflictos que se generan (Giovine, 2015). Uno de
los principales exponentes de esta perspectiva ha sido Ball (1989, 2002) al
abordar las formas de investigar las políticas educativas, sus trayectorias y
efectos. El autor ha apuntado a desmantelar críticamente el reduccionismo
implícito de los estudios que no comprenden ni documentan cómo las escuelas
lidian con las políticas que ingresan a sus edificios, ni cómo sus actores
transforman creativamente las ideas y los textos de las políticas
(resoluciones, leyes, decretos, memos, manuales, formularios, registros de
información, etc.) en prácticas en contextos y realidades específicas.
Es así que las políticas deberían ser
entendidas como procesos que son de manera muy heterogénea y constante sujetos
a interpretaciones y se imprimen en las formas creativas en que son puestas en
acto, más que implementadas, en las instituciones y sus aulas (Beech y Meo,
2016). Por lo tanto, reflexionar sobre los textos escritos de las políticas y
sus posteriores apropiaciones “implica pensar en representaciones que son
codificadas vía disputas, compromisos, interpretaciones y reinterpretaciones de
la autoridad pública, y decodificadas vía interpretaciones y significados de
los actores según sus historias, experiencias, habilidades, recursos y
contexto” (Ball, 2002, p.21).
La complejidad otorgada a los distintos
momentos que atraviesa el texto de la política hasta convertirse en una
proclama oficial para luego ser llevado a la práctica en los ámbitos
educativos, pone centralidad en los sujetos que protagonizan las distintas
instancias mencionadas e implica para la investigación educativa relativizar
las perspectivas más estructurales y normativas de acercamiento al Estado. Por
su parte, Braun et al. (2017) prestan especial atención al contexto de puesta
en acto de las políticas educativas al incorporar el estudio sobre las
condiciones objetivas vinculadas a un conjunto de dinámicas subjetivas de
interpretación. Esta acción los conduce a reconocer que lo material,
estructural y relacional deben ser considerados como parte del análisis de
políticas y que el estudio de los contextos situados, profesionales, materiales
y externos romperá con el idealismo tradicional que piensa la implementación de
las políticas educativas a partir de escenarios ideales.
Colocar en el centro del estudio a los sujetos
y sus intervenciones en la puesta en acto de las políticas implica reconocer los
distintos roles y jerarquías que se ocupan, en un contexto donde también
intervienen definiciones políticas de niveles superiores. Esto se manifiesta
particularmente en un país federal como Argentina, donde las jurisdicciones
provinciales tienen una fuerte injerencia en el desarrollo de las políticas. En
ese sentido, es que resulta enriquecedor al análisis de las políticas
educativas considerar que la producción, traducción, seguimiento y evaluación
de las políticas educativas se pueden concretar en distintas escalas
internacional, nacional, provincial y local-institucional (Ferreyra, 2013), así
como prestar especial atención al rol de las instancias provinciales y los
niveles intermedios en el gobierno educativo (Gvirtz, 2010).
Además de complejizar las dinámicas y
relaciones entre los distintos niveles que ocupan los actores dentro de la
trama estatal del sistema educativo, es indispensable contemplar que su
carácter es cada vez más fragmentado y jerarquizado, además de masivo e
inclusivo (Tenti Fanfani, 2004) donde actores no tradicionales como
corporaciones profesionales, sindicatos, organismos internacionales, familias,
iglesias, expertos, etc. han pasado a formar parte de los actores que
regularmente juegan en el campo de la política educativa. Esta perspectiva nos
conduce a comprender a las políticas educativas como “un ensamblaje, un proceso
de articulación de numerosos y diversos elementos que se encuentran en manos de
diferentes “decisores” y de diferentes actores que son interdependientes entre
sí” (Di Virgilio, 2010, p.256).
Para trascender lecturas lineales o
estandarizadas en relación al desarrollo de una determinada política, resulta
imprescindible identificar cómo actúan los sujetos en los distintos niveles de
análisis, cuál es el rol de los actores intermedios, cómo se producen las
articulaciones interjurisdiccionales, y cómo una multiplicidad de actores forma
parte de las instancias de negociación, acuerdo y desacuerdo al momento de
tomar definiciones. Es decir, lo que se pretende es recuperar el abordaje de
las políticas públicas educativas como objeto de estudio desde un
posicionamiento epistemológico interpretativo, situado y centrado en los
propios sujetos en pos de alejarse de un estudio de políticas públicas clásico abocado
exclusivamente al estudio del Estado o sus correlatos legislativos de manera
lineal, racional y meramente normativa (Porta y Aguirre, 2020). Se torna
central entonces comprender las apropiaciones y las resistencias que se dan en el
espacio público, centrar la indagación en el rostro humano de quienes
protagonizan las políticas educativas, y dirigir el interés de investigación
hacia los actores y en las tramas interpersonales que les dan sentido (Aguirre,
2022). Esta perspectiva permite además recuperar la cara personal y emocional de
los sujetos protagonistas de las políticas educativas frente a modos racionales
y técnicos que dejan de lado la personalidad y vida de los distintos agentes
educativos, aspectos centrales en el compromiso por el cambio educativo
(Bolívar, 2016).
La investigación narrativa puede ser definida
como una subárea dentro de la investigación cualitativa asociada a la recogida
de relatos en una situación de diálogo interactivo en donde se representa el
curso de una vida individual que posteriormente es analizada para dar
significado al relato (Bolívar et al., 2001). Este enfoque biográfico narrativo
busca recuperar las voces de los sujetos y permite reconstruir y reorganizar la
experiencia a través de las narrativas en pos de atribuir sentidos al pasado
con referencia al presente y a las concepciones personales (Porta y Flores,
2017). En lugar de limitarse a una metodología de recogida y análisis de datos,
el enfoque biográfico narrativo pretende la exploración de los significados
profundos de las historias de vida.
Considerándola una forma particular de
discurso, la narrativa “es un modo de comprender las acciones propias y las de
los demás, de organizar acontecimientos y objetos en un todo significativo y de
relacionar y ver las consecuencias de las acciones y acontecimientos en el
tiempo” (Chase, 2015, p.69). Así es que el enfoque narrativo se muestra como
una forma legítima de construir conocimiento, que va más allá de una simple
metodología, para constituirse en una perspectiva propia dentro de la
investigación cualitativa en Ciencias Sociales (Bolívar y Domingo, 2006). La investigación narrativa es
entonces una forma de construir realidad que, además de expresar importantes
dimensiones de la experiencia vivida, media la propia experiencia y configura
la construcción social de esa realidad, en la cual el juego de subjetividades
como proceso dialógico se convierte en un modo privilegiado de construir conocimiento
(Bolívar, 2002).
El relato de historias de sujetos involucrados
en diversas políticas y prácticas educativas configura una perspectiva que
disputa los criterios válidos de construcción de conocimiento dentro del campo
de la investigación educativa ante una ortodoxia epistemológica, teórica y
metodológica (Suárez, 2007). La potencia de la narrativa en esta revuelta
epistémico-política ante la producción de verdad única positivista (Yedaide et
al., 2015) se sintetiza:
en la
posibilidad de acceso a conocimientos, que lejos de manifestarse con la
rigurosidad y monosemia de las teorías científicas, se presentan con las
ambigüedades, plurivalencias y consistencia híbrida de las teorías explicativas
más intuitivas o personales, de especial valor en cuanto atesoran los
fundamentos o sentidos finales y trascendentes de la enseñanza. (p.32)
En la investigación educativa en Argentina, la
narrativa oral o escrita de los sujetos de la educación ha ganado legitimidad
en términos científicos recientemente como vía para indagar, reconstruir,
documentar y comunicar los sentidos pedagógicos de experiencias educativas y
saberes profesionales (Suárez, 2012). Se ha configurado así un incipiente campo
de la investigación biográfico narrativa que se encuentra aún en construcción
(Suárez y Dávila, 2018) y que permite abordar en profundidad las vivencias educativas
de aquellos sujetos que formaron parte de determinadas políticas. Desde ese
enfoque diseñamos el trabajo de campo para la investigación mayor de la cual se
desprende el presente trabajo.
En este marco, concebir el estudio de las
políticas de inclusión digital y de formación docente desde las
particularidades de los recorridos previos y experiencias de los sujetos que
participaron, así como de los contextos en los que se encuentran inmersos, pone
en relevancia la potencialidad del enfoque biográfico narrativo. Se busca
recuperar en la investigación la centralidad de los sujetos que protagonizaron
las políticas públicas educativas estudiadas, ya que sólo ellos son capaces de
decir “desde su punto de vista y con sus palabras, lo que ha vivido, los efectos
que ha sufrido, las resonancias experienciales y biográficas que de ello
resultaron” (Breton y Requejo, 2021, p.27). Esta perspectiva de estudio
implica, en definitiva, restituir al sujeto en su potencial de agente de
construcción política de lo social (Porta y Yedaide, 2017).
Para indagar
sobre las políticas públicas de formación docente en el marco de Programa
Conectar Igualdad, nos abocamos a la realización de entrevistas en profundidad
a los sujetos que intervinieron en los procesos de diseño y puesta en acto del
PCI y el plan de capacitación Escuelas de Innovación. Optamos por la
realización de entrevistas en profundidad semi-estructuradas (Taylor y Bogdan,
1984; Kvale, 2011), las cuales fueron concretadas en cinco etapas entre
noviembre de 2017 y noviembre de 2018. Para ese momento los entrevistados ya
habían culminado su desempeño en los cargos de gestión por los cuales fueron
entrevistados.
La
conformación del grupo de sujetos entrevistados se dio a partir de la
identificación de aquellos que ocupaban cargos de gestión de relevancia en la
conducción política dentro del Ministerio de Educación de la Nación, del
Instituto Nacional de Formación Docente y de la ANSES en el período de
desarrollo del PCI y Escuelas de Innovación. Para este trabajo en particular
hemos realizado una selección de las entrevistas realizadas entre las once que
corresponden a decisores de alto nivel dentro del Ministerio de Educación de la
Nación, de la Dirección Ejecutiva de ANSES/PCI y de la Coordinación General de
Escuelas de Innovación.
En el contexto
de una investigación social, la absoluta confidencialidad no tiene sentido ya
que los investigadores tienen la obligación de informar sus hallazgos (Meo y
Navarro, 2009). Sin embargo, en este caso en donde una cantidad de los sujetos
entrevistados corresponden a figuras públicas que han ocupado importantes
espacios dentro de la gestión educativa nacional optamos por la codificación de
las entrevistas. A fin de mantener la confidencialidad de los entrevistados, se
ha optado por referirse a ellos como sujetos, en tanto se desempeñaron como
sujetos de estudio a partir de su rol de toma de decisión en la definición de
las políticas educativas y hemos codificado sus entrevistas en función del
lugar de gestión que ocupaban. En el apartado siguiente abordaremos fragmentos
de una serie de entrevistas realizadas al Ministro de Educación de la Nación
(EMEN), al Secretario de Educación del Ministerio de Educación de la Nación (ESEMEN),
a la Coordinadora de nivel del Ministerio de Educación (ECNMIN), a la Coordinadora
de área del Ministerio de Educación (ECAMIN) y a las dos Coordinadoras del Plan Nacional
de Inclusión Digital Educativa del Ministerio de Educación (ECNPMIN 1 y 2).
Dentro la estructura de ANSES, entrevistamos a los dos Directores Ejecutivos
del Programa Conectar Igualdad (EDEPCI 1 y 2) y a las tres Coordinadoras
Generales del plan de capacitación docente Escuelas de Innovación (ECGEI 1, 2 y
3).
Goodson (2017) sostiene que las narrativas
llegan a expresar todo su potencial cuando están plenamente situadas en su
tiempo y lugar. Al respecto, explica que “no se debe mantener un discurso local
narrativo y biográfico, divorciado de la comprensión del contexto social e
histórico y de los procesos sociales que viven los sujetos entrevistados”
(Goodson, 2017, p.90). En ese sentido, para caracterizar el contexto en el cual
se situó el Programa Conectar Igualdad (PCI) como política de inclusión digital
y en el cual tuvo lugar la participación de los sujetos entrevistados, es
preciso recorrer los antecedentes de esta política para comprender el
significado y la dimensión que tuvo el PCI para aquellos sujetos involucrados
en su gestión.
Desde finales de la década de 1990 se
desarrollaron en Argentina distintas experiencias de políticas destinadas a la
incorporación de tecnologías en las escuelas. Mediante diferentes etapas y
diversas estrategias vinculadas al equipamiento, capacitación e introducción de
la temática a los diseños curriculares, desde el Ministerio de Educación de la
Nación y las provincias se desarrollaron diferentes planes y programas destinados
a la incorporación de tecnologías. La mayoría de estas acciones estuvo
conformada por aquellos programas o líneas de acción que formaron parte de
políticas más abarcativas que privilegiaron la atención a los sectores más
vulnerables en los que parte de la estrategia era garantizar mayor equidad en
el acceso a los medios digitales. El modelo de distribución y localización del
equipamiento informático dentro de la escuela que caracterizó dichas
experiencias fue el denominado modelo de laboratorio, para lo cual los
esfuerzos se concentraron en la provisión de computadoras, y acciones
complementarias a estas, como acondicionamiento o construcción de laboratorios
de informática, así como políticas focalizadas de capacitación docente y de
incorporación de las tecnologías a las prácticas educativas (Landau et al.,
2007; Grebnicoff, 2011).
Dentro del período de gobierno 2003-2007 se
llevaron a cabo nuevas iniciativas en el marco del Estado Nacional que
propusieron la incorporación de tecnologías como parte de una estrategia
integral de intervención que permitiera disminuir la desigualdad educativa. La
Ley de Educación Nacional N° 26.206 en el año 2006, incorporó dentro de sus
fines y objetivos al desarrollo de las competencias necesarias para el manejo
de los nuevos lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la
comunicación. Al mismo tiempo, como parte de las políticas de promoción de la igualdad
educativa y de la calidad de la educación, se propuso promover el acceso al
conocimiento y uso de las tecnologías y de los medios masivos que colaboren con
el cumplimiento de los fines y objetivos de la ley.
En relación con las experiencias basadas en el
modelo 1 a 1, a partir del año 2008, el Ministerio de la Educación de la Nación
comenzó a incorporar experiencias piloto en escuelas primarias. Aproximadamente
mil laptops de distintos modelos fueron utilizadas en proyectos localizados en
varias provincias y en contextos sociales, económicos y culturales diferentes.
En ese marco, el antecedente directo del PCI lo conformó el Programa Nacional
“Una computadora para cada alumno”, aprobado por Resolución CFE N° 82/09 e
implementado en escuelas técnicas públicas de gestión estatal de todo el país
desde Ministerio de Educación de la Nación a través del Instituto Nacional de
Educación Tecnológica (INET). En paralelo a estas experiencias, una de las
bases sobre las cuales se inspiró el PCI dentro de los antecedentes 1 a 1
fueron las políticas desarrolladas las provincias como Mendoza, San Luis, Río
Negro o la Ciudad de Buenos Aires, entre otras.
De esta manera, desde la década de 1990 en
adelante, la temática sobre las tecnologías en el ámbito educativo fue tomando
cada vez mayor espacio en las agendas públicas tanto a nivel nacional como provincial.
Tal es así que todos los programas y planes desarrollados apuntaron desde sus
fundamentos y también desde sus acciones a la instalación de una cultura
escolar de integración de tecnologías. Sin embargo, aún era evidente la falta
de una política con continuidad, ya que la incorporación de tecnologías hasta
el año 2010 fue fragmentada, discontinua y débilmente coordinada entre la
Nación y las provincias (Sabulsky y Forestello, 2009; Forestello. 2014). Estas
discontinuidades y falta de integración inicial también se enfrentaron con las
dificultades de articulación dentro de un esquema de gobierno federal y con una
fuerte tradición de gestión provincial de las políticas educativas. Las
dificultades en la coordinación de las acciones entre los programas nacionales
y provinciales fue una de las problemáticas que caracterizó a este tipo de
intervenciones (Galarza y Pini, 2003).
Así es que el lanzamiento del PCI en el año 2010
resultaría un momento bisagra por el volumen y el carácter universal e
igualitario que el Programa desplegó. Tanto la distribución de equipamiento
como la coordinación entre diversas áreas de gobierno del Estado, el desarrollo
de software o las políticas de formación docente, el PCI se convirtió en el
mayor programa de inclusión digital de la historia de nuestro país con la
entrega de más de cinco millones de netbooks. Pese a las dificultades en la
instalación de los pisos tecnológicos, las complejidades de la infraestructura
escolar y la conectividad en un país tan extenso y diverso como Argentina, las
problemáticas vinculadas a la seguridad de los equipos o las demoras en la
reparación de los mismos, no quedan dudas de que el PCI dejó también una marca en
términos del rol que el Estado debe cumplir de cara a la comunidad educativa
para garantizar el derecho al acceso tecnológico y la alfabetización digital.
Por su parte, las iniciativas de formación docente destinadas a estudiantes de
profesorado en institutos superiores y de capacitaciones a docentes en
ejercicio brindadas por el Estado tomó una relevancia destacable como parte
estructural del desarrollo del programa. La centralidad que ocupó el Estado
frente la formación docente en el marco del PCI con el diseño de políticas y el
correspondiente financiamiento permitió garantizar su desarrollo en clave de
derecho para los docentes.
Este recorrido por parte de los antecedentes al
PCI en materia de políticas de tecnologías digitales nos permite identificar la
relevancia que tuvo este programa en términos de su volumen, su despliegue en
todo el territorio nacional, la movilización de recursos y en sus ámbitos
complementarios que abarcan desde las políticas de formación docente y diseño
de propuestas didácticas hasta el desarrollo de software libre y la ampliación
de la infraestructura de conectividad en las escuelas. Ahora bien, al reconocer
esta relevancia histórica del PCI como política de inclusión digital, nos
preguntamos de qué manera vivieron los sujetos que protagonizaron desde la
gestión gubernamental el desarrollo de esta política y si podemos establecer
alguna relación entre los mundos vividos por los entrevistados (Bolívar, 2002)
y la puesta en acto del programa.
Además de haber señalado las principales
características técnicas del PCI, sus fundamentos políticos y sus líneas de
acción, resulta de nuestro interés indagar sobre la relación entre el sujeto y
el mundo simbólico que habita y su implicación afectiva y estética (Porta y
Yedaide, 2017). Al reflexionar sobre las relaciones entre lo personal y lo
político en la investigación educativa, Bolívar (2016) señala que comprender el
lado emocional del trabajo de los profesores es una forma de incidir
políticamente y se vuelve fundamental para alcanzar el éxito de determinada
reforma educativa:
Los modos
racionales o técnicos de llevar a cabo las reformas han entendido a los
profesores como seres racionales que gestionan y las llevan fielmente a cabo.
Pero los cambios educativos y reformas afectan no sólo ni principalmente a los
conocimientos, habilidades o capacidades de los profesores, sino más
básicamente a las relaciones que tienen en su trabajo, que están en el núcleo
de los procesos de enseñanza y aprendizaje. La cara personal y emocional del
cambio educativo ocupa un lugar central en el ejercicio profesional. (Bolívar,
2016, p. 358)
Consideramos que esta mirada enfocada sobre el
lado emocional del trabajo docente es posible de ser realizada sobre la gestión
educativa. Es decir, indagar sobre la cara personal de quienes protagonizan la
gestión del Estado a través de sus emociones, ilusiones y perspectivas futuras,
permitirá despegarnos de acercamientos que los consideren únicamente como
funcionarios técnicos que llevan adelante determinada política de manera
racional de acuerdo a su formación previa y al lugar que ocupen, para
considerarlos sujetos que a partir de sus emociones son impulsados a realizar
su trabajo de una u otra forma. Recuperar las emociones que atraviesan a los
protagonistas de la puesta en acto de una política educativa permite
adentrarnos en cómo el desarrollo de determinada política índice
individualmente sobre la vida de los sujetos que se involucran en ella y, al
mismo tiempo, de qué manera ese involucramiento emocional incide en la política
educativa en cuestión. Para realizar un abordaje en ese sentido centrado sobre
el PCI y sus políticas de formación docente, a continuación, recuperamos una
serie de relatos de quienes protagonizaron desde niveles de decisión la gestión
de estas políticas a fin de indagar sobre aquellas motivaciones y emociones que
exceden a las propias formaciones disciplinares o técnicas de cada uno.
Una de las primeras cuestiones que nos permite
comprender la dimensión emocional del PCI es situarnos de manera contextual en
el marco político educativo que guio las políticas de la primera década del
siglo XXI. La recuperación del rol del Estado como garante del derecho a la
educación y de la fortaleza del Ministerio de Educación de la Nación, el cual
había sido acotado en sus funciones al cumplimiento de tareas técnicas (Terigi,
2005) con las políticas de reforma de 1990 y el traspaso de la administración y
financiamiento del sistema a las provincias, aparecen como elementos centrales
del proyecto político educativo que contuvo el desarrollo del PCI:
“Siempre,
durante los doce años de igual modo, trabajamos para tener un Ministerio
presente, dentro de un Estado que debía recuperar su protagonismo. Un Estado
garante, deudor de las tradiciones populares de los siglos XIX y XX de nuestra
Argentina. Venimos de una tradición política que no es sólo explicable por lo
que ocurrió en los 10 años de mediados del siglo pasado, con el peronismo
histórico, sino de una tradición política que comienza antes en el siglo XIX.
Artigas afirmaba aquello de “habrá patria para todos o para nadie”, y es una
línea histórica que después se repite con absoluta claridad. Lo realizado tiene luces y sombras; si bien lo
defendemos con pasión, también podemos reconocer los errores que ha tenido el
campo popular en muchas ocasiones.
Vuelvo
a la idea de un Ministerio para todos, un Estado fuerte, entendiendo que hay
sectores que necesitan mucho al Estado, que sin esa herramienta no pueden”
(EMEN – 10/05/2018).
La defensa con
pasión de ese proyecto político que expresaba sus raíces en tradición política de principios de
siglo XIX se entremezcla, de acuerdo al próximo relato, con los valores de la
igualdad, en donde para el nivel secundario se buscó garantizar el derecho sin que importe el contexto social de
pertenencia:
“Desde lo
personal la evaluación que hago es extraordinaria, realmente de un crecimiento
y de un aprendizaje muy importante. Fue difícil, fue complejo, un momento muy
complejo, de profundas necesidades de transformación, pero se disfrutaba mucho
ese trabajo, ese desafío de ver como hacíamos para que, sin que importe el
contexto de pertenencia, el contexto social de pertenencia, el contexto
sociocultural de pertenencia, todos los adolescentes y jóvenes de la Argentina
tuvieran el derecho a tener una excelente secundaria, ese era un desafío que
nos pusimos disfrutábamos muchísimo afrontarlo. (ECNMIN - 20/10/2018)
En este relato comienzan a aparecer las
valoraciones emotivas asociadas a una evaluación
extraordinaria de su participación en la gestión, así como en el disfrute
de su trabajo en tanto desafío por mejorar las condiciones de nivel secundario.
Ya en el caso específico del PCI, uno de sus Directores Ejecutivos describe en
este relato los objetivos del programa:
Siempre
se dijo que había dos grandes objetivos en el programa Conectar Igualdad. Uno
de ellos era la inclusión digital, acercando una computadora al seno de cada
familia a la que pertenecían los estudiantes secundarios y que nosotros calculamos
que eran unos cinco millones como universo global. Y eso implicaba que los
chicos se llevaran la computadora a la casa, la utilizaran como herramienta de
apoyo del proceso de aprendizaje, y que lo compartieran no sólo con su entorno
familiar sino con amigos, así que este objetivo era importante porque estábamos
abarcando una población significativa del país. El segundo objetivo era mejorar
la calidad de la educación, y había un objetivo más que no tengo que dejar de
mencionar, y que era el fortalecer la permanencia de los estudiantes en la
escuela secundaria teniendo en cuenta que si uno abandonaba el colegio tenía
que devolver la máquina.
Todas
las evaluaciones, y se han hecho muchas sobre el impacto del programa en la
sociedad, coinciden en que la inclusión digital ha sido un gran logro. Pero que
era bastante más complicado resolver el modo en que se podía mejorar la
transmisión de conocimientos utilizando las maquinas. Tuve mucho gusto de estar
trabajando 3 años en este tema. (EDEPCI 1 – 23/10/2018).
Además de poder señalar que se sintió a gusto trabajando en el PCI, observamos
una línea común que atraviesa este relato y los dos anteriores vinculada a una
concepción de la educación como derecho, a un rol central del Estado como
garante de ese derecho, y que en pos de avanzar hacia la igualdad educativa
aparece fuertemente el desafío de mejorar las condiciones del nivel secundario
y de facilitar el acceso a una computadora para cada estudiante y sus familias.
Además, la mejora de la calidad de la educación aparece entre los objetivos
relevantes para la gestión del programa. Destacamos estas concepciones sobre
las políticas educativas del período ya que consideramos, como veremos en el
próximo relato, que el hecho de reposar sobre las nociones de derecho,
igualdad, inclusión y calidad moviliza determinadas emociones asociadas al
cumplimiento de la justicia social en el desarrollo de la gestión educativa:
Sí, mi
evaluación del programa es maravillosa, las cosas que vi, fue hermoso, porque
tengo una larga trayectoria en el Estado y fue de las pocas oportunidades que
uno piensa algo, lo redacta y lo ves en ejecución. Fue una política de
inclusión digital educativa maravillosa, mostramos un Estado presente, muy
preocupado por llegar a todos. Me emocionaba permanentemente, los actos de
entrega, las reacciones de los chicos, de las familias, de los padres, lo
cargábamos al Ministro porque siempre contaba la misma anécdota, le decíamos
“Alberto la vas a tener que cambiar”. Él había quedado muy impresionado con una
entrega de computadora en una escuelita de Misiones, en un pueblito que era
población aborigen, entonces les entregaban las computadoras a los chicos y
después uno se paró y dijo que estaba bien, que estaba muy feliz, por haber
recibido la netbook pero que no lo iba a agradecer porque era su derecho, y
bueno, lloramos como marranos. (ECAMIN – 10/05/2018)
Esta anécdota que narra la entrevistada,
sintetiza de alguna manera las motivaciones emotivas personales de quienes
integraron la gestión del PCI, al movilizarse cuando un estudiante de una
población aborigen reconoce el acceso a la computadora como un derecho. Además,
el relato recupera este tipo de escenas maravillosas
como algo hermoso que vivenciaron
durante la gestión desde el Estado. Nuevamente la mirada de derecho y la mirada
de la universalidad de las políticas públicas educativas aparece en los
siguientes relatos asociada a la convicción que conlleva poder materializar lo
aprendido en sus formaciones profesionales en la escala que tomó el PCI:
Yo creo
que hay algo muy fuerte en Conectar que te lo deben haber dicho todos, que es
la escala, la mirada universal, la mirada de derecho. Una cosa es plantearlo
desde el punto de vista discursivo, desde el punto de vista conceptual y de la
convicción. Yo siempre tuve la convicción de la mirada de derecho y de la
mirada de la universalidad de las políticas públicas educativas como una parada
conceptual respecto a lo educativo. Ahora, una cosa es escribirlo y otra cosa
es materializarlo, cuando vos tenés que escalar a doce mil escuelas
secundarias, a cinco millones de chicos, o sea, materializar la universalidad
tiene una complejidad que nosotras teníamos como un chiste interno de ‘bueno
ahora podemos gestionar cualquier proyecto’. (ECGEI 2 – 23/08/2018)
El
balance sumamente positivo, conocí profesionales increíbles con un compromiso
enorme, para mí fue una gran satisfacción poder coordinar ese programa, haberlo
podido llevar a escala, siempre muy agradecida tanto a Silvina como a Constanza
o Ana o a Laura, que también estaba al inicio, que gracias a los pasos que
ellas dieron, se pudo construir lo que fue Escuelas. A título personal, no tuve
más que gratificación y hasta sorprendida de cómo se pudo llevar a una escala y
también tuvo que ver con aquello que una ha estudiado toda su vida, de cómo
implementar políticas educativas y bueno, una, también recorrió, trabajó en
distintos lugares.
Fue
una gran posibilidad de poder poner en práctica aquello que muchas veces había
leído de cómo tenía que ser. (ECGEI 3 – 17/05/2018)
En distintos trabajos de investigación sobre la
buena enseñanza y los profesores memorables en el marco de la investigación
biográfico narrativa, Porta y Yedaide (2013) han identificado a la pasión como
un motor de la enseñanza. Si bien la afectividad ha ocupado lugares de borde en
la investigación educativa, la narrativa de los grandes maestros se ha
convertido en “una de las vías que propicia una recuperación de la emoción en
la problematización de la enseñanza que le devuelve su estatus” (Flores et al.,
2013, p.183). De esta manera, en los relatos de los profesores memorables con
quienes trabajaron, la pasión en la enseñanza ha aparecido manifiesta, por
ejemplo, como una fuerza, como un motor que promueve el encuentro con el otro o
en el amor al conocimiento (Porta et al., 2014). Consideramos que la selección
de relatos que presentamos en este trabajo nos permite realizar un primer
acercamiento a las emociones y pasiones presentes en quienes protagonizan las
políticas públicas educativas desde la gestión del Estado en roles de decisión.
Además de los aspectos señalados en relación
con la emotividad generada al observar el cumplimiento de derechos en jóvenes a
través de las políticas desplegadas, el orgullo por haber participado de esas
experiencias aparece también en integrantes de la gestión del Ministerio de
Educación de la Nación:
Yo
lo veo con mucho orgullo, para mí fue un logro enorme, un reconocimiento que
tengo especialmente a la Presidenta de la Nación y al Ministro de Educación que
me ofrecieron ocupar ese lugar. (ESEMEN – 11/05/2018)
Ese
esfuerzo que se hizo por hacer que esa distribución de tecnología realmente
transforme la escuela, pero en el mejor de los sentidos, para garantizar que
los aprendizajes de los pibes sean de calidad, eso es un privilegio y siento
mucho orgullo de haber participado. (ECNPMIN 2 - 21/08/2018)
Sentirse privilegiados por participar en
políticas que garanticen aprendizajes de calidad habla también del compromiso
en la gestión de esas políticas por parte de los sujetos entrevistados. Esa
satisfacción por formar parte de políticas que garantizaron la posibilidad
principalmente para los estudiantes del nivel secundario de acceder a una
computadora propia significó para quienes gestionaban esa política una experiencia espectacular. A
continuación, observamos como una de las entrevistadas describe esa posibilidad
como una de las mejores cosas que le pasaron en la vida además de tener a su hijo:
Desde el
punto de vista personal, tener la posibilidad de estar ahí, de dirigir el
proyecto fue de las mejores cosas que me pasaron en la vida, además de tener a
mi hijo. Si, una maravilla, fue espectacular, pudimos trabajar con mucho apoyo,
de Alberto, de Jimmy, con mucha confianza también de parte de ellos, armamos,
hicimos, eso fue una experiencia espectacular. (ECNPMIN 1 – 24/05/2018)
Con la misma carga de emotividad, otra de las
entrevistadas que formó parte de la coordinación del plan Escuelas de
Innovación reafirma su compromiso con el PCI al punto que señala que si volviera a nacer volvería a trabajar en
el Conectar Igualdad:
Mi balance es
re positivo. Yo creo que Conectar Igualdad fue un programa buenísimo y cumplió
sus objetivos. Los objetivos eran acortar la brecha digital y yo creo que los
cumplió. (…) Si volviera a nacer volvería a ser docente y volvería a trabajar
en el Conectar Igualdad. (ECGEI 1 – 10/05/2018).
Con el cambio de gestión gubernamental en el
año 2015 con la alianza Cambiemos comenzaron a tomarse un conjunto de
decisiones encubiertas referidas a despidos de personal, reducción
presupuestaria, disminución gradual en la entrega de netbook y abandono de las
tareas de reparación de los equipos que generaron el deterioro progresivo del
PCI (Da Porta, 2018). La interrupción de la entrega de computadoras dio por
tierra a un proceso muy costoso para el Estado como lo fue la entrega de más de
cinco millones de netbook mediante la cual se había alcanzado un momento donde
sólo era necesario entregar las computadoras a los estudiantes de primer año
del nivel secundario. En contextos en donde la desigualdad socio-educativa se
vuelve cada vez más manifiesta, consideramos que la continuidad de este tipo de
programas y políticas que han servido, en parte, para dar batalla a las
desigualdades digitales resulta fundamental para evitar las consecuencias que
su interrupción conlleva (Marchetti y Aguirre, 2021). En ese mismo sentido, una
de las entrevistadas que participó de manera directa en la conducción del PCI,
manifiesta sus sensaciones de lástima y
pena al observar como el programa se
había discontinuado y cómo los estudiantes ahora en vez de recibir sus
computadoras debían reclamar en contra de su desmantelamiento:
A mí
me parece como balance, me parece que fue un gran programa, que debiera haberse
convertido en una política de Estado que lamento, pero tremendamente que no
haya continuado porque además se hizo una inversión muy importante. Ya los
últimos dos años nosotros sólo entregábamos a la franja primer año, porque
segundo a sexto o a quinto de acuerdo al año ya lo tenías cubierto. Es una
verdadera lástima que se haya discontinuado.
Eso
como que me dio mucha pena, hoy por ejemplo fui a la mañana a un acto de una
escuela y todos los chicos tenían un cartelito que decía "no al
desmantelamiento del Conectar Igualdad". No lo habíamos armado, me da pena
un centro de estudiantes NN, un centro de estudiantes de una técnica. (EDEPCI 2
– 11/05/2018).
El estudio de los afectos y de las emociones
desde diferentes disciplinas y abordajes propone una tímida renovación en las Ciencias
Sociales en general y en la pedagogía en particular (Porta y Ramallo, 2018). El
dossier que nos convoca en esta ocasión da cuenta de ese contexto en el cual la
expansión de la investigación biográfico narrativa actúa como puerta de entrada
a la indagación sobre los afectos, pasiones y emociones de los sujetos que
protagonizan las distintas investigaciones. En nuestro caso, en este trabajo
nos centramos en la experiencia vivida por quienes ocuparon espacios de gestión
dentro del Estado, más precisamente en el Ministerio de Educación de la Nación
y en ANSES, en el marco del desarrollo del Programa Conectar Igualdad entre
2010 y 2015.Nos preguntamos de qué manera vivieron los sujetos que se
involucraron desde la gestión gubernamental en el PCI y si podíamos establecer
alguna relación entre sus vivencias personales y la puesta en acto del
programa.
Pudimos observar dos cuestiones que se
entrelazan: los sustentos ideológicos que motivaban la gestión del programa y
las emociones que los sujetos entrevistados manifestaron al haber participado
del mismo. La concepción de la educación como un derecho que el Estado debe
garantizar y en donde las acciones desplegadas desde la gestión en ese sentido
ocupaban un lugar fundamental; las perspectivas de inclusión, igualdad y
justicia social asociadas a que el Estado llegue con sus políticas a todos los
jóvenes sin importar su sector social de pertenencia; la intención de fortalecer
la escuela secundaria y mejorar la calidad educativa; y el despliegue de una
política sin antecedentes en su escala y masividad que se aboque a reducir la
brecha digital y garantizar la inclusión en materia de tecnologías, conformaron
los pilares desde los cuales los sujetos entrevistados sostuvieron su
participación en la gestión de políticas educativas durante el período
abordado.
Esta perspectiva sobre la que las políticas de
inclusión digital se desarrollaron, puso en juego determinadas emociones, asociadas
a la convicción por mejorar las condiciones educativas y garantizar una
educación de calidad como derecho para todos los jóvenes del país. Es así que
el orgullo por haber participado del
PCI, la calificación de esa experiencia como maravillosa, hermosa, espectacular o extraordinaria, la defensa con
pasión de sus fundamentos, su caracterización como una de las mejores cosas que le pasaron en la vida, o que si volviera a nacer volvería a formar parte
del PCI, junto con la pena de ver
años posteriores cómo el programa se desmantelaba, conforman expresiones que
dan cuenta del fuerte compromiso emotivo en la puesta en acto de esta política.
A partir de los relatos abordados, lo que nos
interesa destacar es la conexión que observamos entre el compromiso y la
convicción por garantizar la mejora de las condiciones educativas del nivel
secundario y por reducir las desigualdades digitales desde una perspectiva de
derecho y las sensibilidades que se ponen en juego al ver realizados los
objetivos propuestos en políticas como el PCI. Por lo expuesto, nos atrevemos
aquí a imaginar que el éxito de una política tan compleja, con múltiples
aspectos a abordar, de una escala tan grande y con tantos actores
intervinientes como el PCI no hubiera alcanzado los resultados que alcanzó si
quienes se encontraban al frente de su gestión no la hubieran afrontado con la
pasión, el compromiso y las convicciones con la que las entrevistas realizadas
demuestran que lo hicieron. Sin lugar a dudas, esa motivación ideológica y
pasional, que excede a los conocimientos técnicos y profesionales de cada
sujeto que participó en el PCI, probablemente hay sido uno de los motores que
permitió que un programa de tal envergadura haya salido adelante.
Para finalizar, señalamos la relevancia de
recuperar estos aspectos en la investigación educativa en tanto se configuran
como un posible camino a recorrer que permite indagar sobre la gestión de
políticas nacionales destinadas al ámbito educativo y la inclusión digital
desde otra perspectiva. Recuperar las emociones, convicciones y pasiones de los
sujetos que protagonizan las políticas, permitirá despegarnos de acercamientos
que los consideren únicamente como funcionarios técnicos que llevan adelante
determinada política de manera racional de acuerdo a su formación profesional y
recorridos previos, para considerarlos sujetos que a partir de sus emociones e
interpelaciones personales son impulsados a realizar su trabajo de una u otra
forma. Desde esta mirada, podemos adentrarnos en cómo el desarrollo de una política
índice individualmente sobre la experiencia vivida de los sujetos que se
involucran en ella y, al mismo tiempo, de qué manera ese involucramiento
emocional incide en la política educativa en cuestión.
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[1] Tesis “Las políticas públicas de formación docente continua en inclusión de
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las Ciencias Sociales: el caso del plan Escuelas de Innovación (2011-2015)”.
Autor: Dr. Braian Marchetti. Directora: Dra. Sonia Bazán Codirector: Dr. Luis
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[2] El PCI
poseía un Comité Ejecutivo que se encontraba bajo la presidencia del Director
Ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) y que
estaba integrado por representantes del Ministerio de Educación, de la Jefatura
de Gabinete de Ministros y del Ministerio de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios.