Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 7 N° 2 (2022) / Sección Dossier / pp. 1-12 /
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistasaberesypracticas@ffyl.uncu.edu.ar / saberesypracticas.uncu.edu.ar
Recibido: 14/11/2022 Aceptado: 28/12/2022
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.082
Conversed Memorabilia:
Stories Consented with Intimacy in Research
María Victoria
Crego
Universidad
Nacional de Mar del Plata, Argentina.
vicparacomunicarme@gmail.com
Resumen. En
este artículo me dispongo a recuperar la experiencia de investigar la vida de
seis profesores memorables de la Escuela de Educación Secundaria Nº19 de la
ciudad de Mar del Plata, dando cuenta del giro sensorial que dio la
investigación al tematizar la intimidad de quién la narra. Identificar las
tramas que intervienen en la composición de la memorabilidad en las biografías
de los profesores memorables, no fue un proceso directivo, desde arriba y a
priori, sino que por el contrario implicó una íntima relación de valorización
entre la narradora y los profesores de nuestras prácticas docentes. En cuyo
devenir pude reconocer las implicancias de mi propia biografía escolar y
profesional, entrenando mi voz de investigadora se coló mi voz de profesora y
de cantante, está última en analogía con el lenguaje musical posibilitó relatos
consentidos con la intimidad de esta investigación.
Palabras clave.
Docencia, Educación, Narrativa, Profesores memorables.
Abstract. In this article I am about to
recover the experience of investigating the life of six memorable teachers of
the Secondary School Nº19 of the city of Mar del Plata, giving an account of
the sensory turn that the investigation gave by thematizing the intimacy of who
narrates. Identifying the plots that intervene in the composition of the
memorability in the biographies of the memorable teachers, was not a directive
process, from above and a priori, but rather, on the contrary, it implied an
intimate relationship of valorization between the narrator and the teachers of
our practices. teachers. In whose future I was able to recognize the
implications of my own school and professional biography, training my voice as
a researcher my voice as a teacher and singer slipped in, the latter in analogy
with the musical language made possible consented stories with the privacy of
this research.
Keywords. Teaching, Education,
Narrative, Memorable teachers.
“Enseñar de
una manera que respeta y cuida las almas de nuestro estudiantado es esencial si queremos crear las
condiciones necesarias para que el aprendizaje pueda ponerse en marcha en sus dimensiones más hondas e íntimas”
(Hooks, 2021, p. 36).
Entre la vasta literatura que ya se ha recopilado de la categoría
profesores memorables, especialmente
en el marco de Grupo de Investigación en Educación y Estudios Culturales (en
adelante GIEEC) de la Facultad de Humanidades, me dispongo a seguir conversando desde los
desplazamientos que a partir de mi tesis doctoral se desprenden. El giro sensorial que dio la investigación concluye
en un diálogo recursivo que en
un espiral sin cesar afecta el
viaje que esta categoría viene realizando por la literatura pedagógica. Considero
que la potencia en toda esta pócima, radica en la alquimia que se produce entre narrativa autobiográfica, teoría de los afectos y la nueva agenda de la didáctica (Litwin,
1997), que visibilizan performatividades
pedagógicas que comienzan a quebrar los grandes binomios a los cuales nos han tenido acostumbrados los
discursos macroanalíticos y hegemónicos que dominaron
la academia durante tanto tiempo.
Como
docente especializada en nivel secundario
e investigadora parece todo unirse en un punto que contiene a todas las cosas y pretendo en este artículo poder
poner en diálogo una de las categorías de mi
investigación y seguir narrando hacia mi
intimidad. No pretendo extender o expandir la categoría, es más, durante mi investigación con el respeto y
admiración a la que me llevó teóricamente a viajar con la categoría nativa del
GIEEC me fui permitiendo un desplazamiento erótico
para investigar con profesores memorables, pero en ésta ocasión
de una escuela secundaria situada en los márgenes de la ciudad: la escuela secundaria Nº 19 de Mar de Plata “Héctor
Woodlands” (en adelante EES Nº19). El caso de una escuela de educación media que está ubicada en una
zona vulnerada socialmente, una escuela
que nació pequeña y en dos décadas se entrama con su más próxima cercanía.
Identificar
las tramas que intervienen en la composición de la memorabilidad en las biografías de los profesores memorables, no
fue un proceso directivo, desde arriba y a priori, sino que por el contrario
implicó una íntima relación de valorización entre la narradora y los
profesores. En una primera instancia reconocí a la docencia secundaria a partir de un estudio biográfico, de cuyo devenir pude reconocer
las implicancias en mi propia
biografía escolar y profesional. Como
cliché narrativo, afirmo que esta
tesis transformó mi práctica.
Escuchar sus voces alternadamente primero, en
simultáneo luego y mi soledad
de escucha, transcripción y seguimiento al sentarme a escribir, resultó para mí
algo semejante a cantar en conjunto. La repetición de sus audios en mis días de trabajo
de campo los volvió un coro que sonó al unísono llegado el momento preciso en el que logré bajar al papel todo ya pasado, macerado
y transformado por mi cuerpo.
Y más allá de entrenar mi voz de investigadora, se coló acá mi voz cantante ya que traté durante mi tesis
doctoral en usar analogías que acercan a la narrativa
con el lenguaje musical, porque llevo treinta y cinco años cantando e
investigando de manera amateur
a la música negra (blues,
jazz y soul. Eso también forma parte de mi
estructura, de mi voz docente y de mi ser. Nada debemos diseccionar de nosotros mismos si se es parte de una
investigación narrativa autobiográfica, lo mismo en la práctica del aula y
en la experiencia pedagógica de compartir-se.
Por su
parte, el estudio de la afectividad se tornó internacionalmente un emergente
campo de indagación. En las últimas tres décadas su interpretación colocó una
exhibición y tematización de la intimidad y del sentir en diferentes ámbitos de
la vida pública. En particular, la investigación narrativa, las perspectivas
decoloniales, los estudios de género, el feminismo y las teorías queer
problematizaron el rol que cumple la afectividad en la continuidad de las
estructuras de poder vigente, especialmente en el dilucidar de las relaciones
sociales que los circundan, asociaron a ella, también, un devenir sensorial que
cuestionó la normalización del intelectualismo, el romanticismo, el
occidentalismo, el clasismo y el heterosexismo afectivo (Arfuch, 2016; Lorde,
2016; Rubin, 2018; Ramallo, 2018).
Entre el
dolor y el placer se condensaron los relatos acerca del encuentro con cada uno de los profesores memorables y lo que
significó la forma en la que llegué a
ellos. El hecho de que todos los docentes
que nos decantaron las encuestas
previamente realizadas, eran
de alguna u otra manera conocidos en cada caso. A lo largo de mi trayectoria docente me había cruzado con
algunos y otros fueron colegas constantes durante
años compartiendo en distintas situaciones sin tener necesariamente ni amistad, ni trato diario con ninguno pero sí es en
estos relatos con-sentidos donde a partir de la entrevista que en cada caso se pudo concretar, se construyó un ejercicio propio de la narrativa a partir de relatar lo que
significó rastrearlos, lograrlos, que al ser anoticiados en su conjunto
se mostraron emocionados, sorprendidos y predispuestos a ser entrevistados, o más bien lograr un una
conversación teniendo en cuenta su infancia,
formación formal e informal. Y más que describir cronológicamente su currículo
vitae compartir sus biografías es compartir (mis) experiencias de vida con
ellos.
Sondear
las emociones que atravesaron en sus clases cuando eran estudiantes, conocer
sus temores y pasiones, la forma en la que hablan, sienten, aprenden, narran y
aman. Escucharlos acerca de sus experiencias en la práctica, para indagar en
los motivos que hicieron que hayan tomado determinadas decisiones
profesionales. Poder vivir la sorpresa de la pregunta en sus rostros, dialogar
y pensar con ellos la forma en la que superaron el agobio y el decaimiento.
intenté rescatar a través de la indagación en el recuerdo a sus profesores
memorables. Todo aquello dispuesto a compartir fue bienvenido de escuchar. Y
mejor aún, es digno de relatar. Y así compilé, por un lado los audios de las
grabaciones de las entrevistas en profundidad de cada profesor/a y de inmediato
los relatos de la experiencia que significó todo ese encuentro a su vez
atravesado por mis recuerdos, mis emociones e interrogantes sobre la práctica.
La
experiencia supone lo que al sujeto le pasa por la aparición de algo o alguien,
es decir, la experiencia no se reduce a los sentimientos o ideas del sujeto que la experimenta, involucra tanto alteridad
como pasión puesto que el sujeto “padece” eso
que le pasa, entonces el sujeto “hace” la experiencia de algo que es
experiencia de su propia
transformación, y a esa experiencia el estudiante la “hace” ante la presencia y
las acciones de alguien: un docente
que se distingue de los demás (Porta
y Flores, 2018, p. 7). Y por ello hago extensiva
la narrativa para seguir profundizando este proceso de investigación.
Tratando de penetrar en las capas más profundas de lo que significó y continúa siendo recorrer las intimidades
de los profesores memorables y a la
vez bucear por las propias sin más
remedio que zambullirse en uno mismo en el camino de la práctica de la vida.
Todas
esas fibras se van movilizando en la medida que uno parece que trabaja por un artículo o por una investigación. Y a la
vez se encuentra en plena navidad leyendo y emocionándose
con bell hooks (2021), por mencionar una musa, referente o teórica de esas que se meten en el cuerpo. Esos son los pliegues
o las capas epiteliales que atraviesa la investigación cuando uno se permite ser arte y parte de la misma como las derivaciones a las que puede llevarnos una tesis narrativa autobiográfica, no
tiene límites. De ahí su riqueza y complejidad por eso volviendo a lo que atañe, a través de este artículo propongo
seguir conversando acerca de las
afectividades que se movilizan y a su vez las intimidades que se develan cuando el contexto y la teoría se hacen
texto en el cuerpo y poner énfasis, más que en
construir o buscar teorías revolucionarias, buscar “revolucionar la teoría”.
Todas
estas experiencias me permitieron reconocer tres movimientos en la construcción metodológica de mi investigación, en favor
de las experiencias. Es decir que más allá de
reconocer los aportes de los datos que fui recolectando, tanto el
trabajo de campo como mi formación
doctoral me permitieron advertir la importancia de esta investigación en mi entorno. No sólo reconociendo los datos que me aportaron
mis colegas, sino también vivir con
ellos una co-narración.
Un
primer movimiento deviene entonces, de ponderar la opción narrativa para el
estudio de la docencia y junto a
ello renunciar al modelo positivista de la ciencia. Un segundo movimiento, se dio al con-fundir mi trabajo de campo con mi ser docente -siendo también profesora de la escuela en
cuestión-. Y consecuentemente con ello, un tercer movimiento provino de mis lecturas recursivas de mis cuadernos
de campo, en un giro autobiográfico que abrace
para narrar esta investigación. Esta serie de movimientos destituyentes y reconstituyentes están
ocupados en inaugurar posibilidades narrativas a favor de la experiencia, en su intercesión tanto metodológica
como conceptual.
Es a
través de los profesores memorables que partí hacia todas las puntas y a través del trabajo de campo pude descubrir el envoltorio de un relato oficial o de una historia institucional de la escuela que conocía a medias, pero esta posibilidad narrativa de meterme en la “intimidad” de lo que circula en los pasillos abrió interrogantes y nos detuvimos en algunos. Me interesó la vida
de los profesores memorables de la enseñanza secundaria de esta escuela,
tanto dentro como fuera del aula. Atrapada
por las lecturas de aquellos
investigadores que apostaron
a mirar más y oír más me fui dejando llevar por mi intuición
y en la medida que
incorporaba herramientas de la narrativa y el método autobiográfico, me lo llevaba a cuestas cada vez que entraba en
la EES Nº19.
Así encontré
autores que sin pudor arriesgan hipótesis de éxito escolar fuertemente entrelazadas a componentes afectivos, por
ejemplo, Christofer Day (2011) en la esfera internacional
y Porta y Flores (2017) en la producción local. Los afectos y el amor en las relaciones entre docentes y alumnos, los profesores memorables manifiestan estar pendientes de las necesidades de los
estudiantes, tienen un sentido de responsabilidad hacia ellos (Porta y Flores, 2018). Se trata de profesores que
están presentes, dado que sus alumnos
pueden contar con ellos.
En el
GIEEC la categoría “profesores memorables” privilegió lo que Porta y Flores (2017)
llamaron la pasión por la enseñanza, instalando el tratamiento de un importante
tema para orientar la formación docente a partir de relatos en primera persona
y fuertemente anclados en los contextos que habitamos. Puesto que como
significaciones performáticas, están inscriptas en relaciones sociales que
permiten ubicarnos con el cuerpo en el centro de una relación pedagógica (Porta
y Yedaide, 2013; Álvarez, Porta y Yedaide, 2012). Para el docente apasionado,
la “conectividad” con los alumnos es una prioridad para alentar la motivación y
el entusiasmo (Day, 2011, p. 42). La enseñanza no transmite un contenido
abstracto, ni consiste en asumir una función. La palabra instaura la comunidad,
en una tematización que es obra de un lenguaje ejercido, como acción dirigida a
una atención. Los afectos ganan, por tanto, protagonismo y vienen a cuestionar
la relativa abundancia o deficiencia de las diversas prácticas académicas de
interpretar -o contra-interpretar, diría Sontag (1984)- una voz.
En la construcción de la condición
biográfica (Arfuch, 2016), la intimidad
es una dimensión estructurante. Zambullirnos en las vidas autonarradas, requiere de un compromiso en relación al cambio de escala
y la profundidad inédita con que nos disponemos
a estar en espera, en un suspenso que difiere las temporalidades y abre el baúl de los misterios sin respuesta y las
certezas desalineadas, para permitirnos el deber de inmersión en la vida. Esta es una experiencia incorporada
entre los enredos propios de nuestra
existencia, nos devuelve la travesía de los espejismos vitales. Reconstruir la vida de otros/otras aparece como una
experiencia inmanente del mundo, como el aliento que nos permite ser-con y
ser-en.
Durante la última
parte de mi investigación anduve buceando lecturas más disidentes, es el caso de la pedagoga bell hooks
(2021) quien desde su firma marca la diferencia, entre otras; pero en este caso, recuerdo como fui enlazando mis conclusiones acerca de cada encuentro dialógico o entrevista con los
profesores en la medida que me acercaba este
tipo de lecturas que resonaban en cada capítulo en este caso de “enseñar
a transgredir”, como en algunos de
sus artículos o entrevistas. La
escuela en cuestión, tiene una identidad poderosa. Hay memorables que tienen
una identidad que persiste al paso del tiempo y las personas.
Otro paso donde la investigación biográfico-narrativa permite
absorber otros sentidos cuando nos deja ser parte
del cuadro.
Un
profesor memorable, como la nomenclatura lo dice, es “recordable” o
“inolvidable” para sus estudiantes o
las personas que lo hayan vivido en su andar docente, en el aula, en los pasillos o en el futuro, cuando ya
no están físicamente. Esos docentes se han convertido
en referentes de alguna manera para quienes han transitado sus clases. Y más allá de la buena enseñanza (Bain, 2012)
que han podido impartir, han dado el lugar para transformar su realidad y la del otro a través de la experiencia
de la práctica que en este caso se da en una escuela
periférica de la ciudad
de Mar del Plata dentro de una comunidad vulnerada
socialmente, o de los márgenes como reconocieron hace tiempo Patricia Redondo
y Sofía Thisted (1999). Hace
memorable a un docente la pasión con
la que transita los pasillos de una escuela o el entusiasmo que puede generar en el aula o actualizarse para dar sus clases, como el afecto con el que viva esa
experiencia. Es memorable porque los demás le dan esa potestad a través
de los relatos que puede asimilar su
biografía como metodología y a la vez como contenido mismo de la investigación, ya que permite
la naturalidad de contar o entonar para vivir
una investigación.
Lo
interesante de esta historia institucional que nos traen sus protagonistas a
través de los testimonios y
entrevistas, sumado a la lectura y análisis de documentos tanto escritos como visuales, es reparar en rescatar
experiencias en torno a una institución con un
desarrollo claro de cierta identidad, que fue construyéndose a partir
del conocimientos, vocación y voluntad de las direcciones como proyectos de equipos docentes
y estudiantes que fueron
pasando a través de los años.
El contexto
geográfico en el que se encuentra ubicado es hoy día como antes dije un asentamiento de alta vulnerabilidad
social. Una comunidad desprovista en muchos casos de las cuestiones o servicios básicos que con el tiempo fueron
subsanando. Lejos de pretender
estigmatizar a la institución, es muy conocida entre las escuelas de lo que se llama “Urbana I” y se ha convertido en una de las primeras
escuelas que generalmente puede tomar
un docente ni bien se inicia por la simple razón de que es una escuela que no es mayormente elegida entre los
profesores para titularizar, de hecho, en algunos espacios siguen siendo provisionales. En su mayoría los docentes
las toman hasta que pueden trasladarlas
a otra más céntricas. A través de los años se ha convertido en una zona donde el delito es moneda corriente y
la vida es dura para todos. La población escolar
de la escuela ha sido de procedencia humilde en su mayoría, también hijos de trabajadores de la pesca, como jóvenes
provenientes de algunos hogares y/o centros de
formación correccional de menores, en un cierto porcentaje.
Más allá
de este contexto complejo y a la vez posiblemente violento a veces también desde el caos surge el aprendizaje, es en ese aspecto donde la escuela cumple otras funciones además de las pedagógicas. Ya
que para esta comunidad en particular logró ser
un símbolo de protección, contención y atención de cada estudiante que ingresa.
Son muchas las energías y el temple que requieren
espacios de ciertas características
donde la realidad se muestra
sórdida en muchas ocasiones pero en otras se refleja
una resiliencia de tal
dignidad en parte de los sujetos que la han integrado y aún continúan, que merece la descripción narrativa más
exhaustiva posible.
Desde la
profesión docente, debemos reconocer que cualquier esfuerzo por transformar las instituciones para que reflejen un
punto de vista multicultural ha de tener en cuenta los miedos que despierta entre el profesorado cualquier petición de cambio de paradigma. Hacen falta lugares
de formación donde las y los docentes
tengan la oportunidad de expresar estas
preocupaciones a la vez que aprenden a crear estrategias para abordar el aula y los planes de estudio multiculturales
(hooks, 2021, p. 63).
La
categoría de profesores memorables surgió en 2003, cuando las preocupaciones iniciáticas del grupo estuvieron puestas
en la conceptualización de la buena enseñanza y las buenas prácticas de enseñanza en el marco de la Nueva
Agenda de la Didáctica (Litwin,
1997), principalmente en la formación del profesorado. Indagar acerca de la buena enseñanza a partir de las narrativas
de los sujetos implicados en la misma resultó
el inicio de un camino altamente subjetivo para los investigadores del
grupo. En lo que respecta a los iniciales
instrumentos de recogida
e interpretación de datos, se administraron encuestas
a estudiantes y a partir de los resultados de las mismas
se identificaron aquellos profesores
considerados ejemplos de buena enseñanza.
Para Day (2011) la pasión se funda en los afectos.
Las condiciones de los profesores que sienten pasión por
enseñar podrían, entonces, vincularse al concepto “pasión por el otro”. En el sentido de Levinas, sentir
pasión por enseñar, es sentir pasión por enseñar a alguien. Al pensar la vinculación de esta acción comunicativa coincido
con Day (2011) en que: “la enseñanza
es una profesión regida por valores, preocupada por el cambio, orientado directamente al
perfeccionamiento de los alumnos y, en último término, al perfeccionamiento de la sociedad en su
conjunto” (Day, 2011, p. 34). Más un relato que un aporte a las prácticas, la buena enseñanza está atravesada por
la dimensión moral del acto en sí mismo. En sus clases, los profesores memorables, construyen lo que Day
denomina “una cultura de respeto mutuo”; que se configura a partir de valores
como el reconocimiento, la confianza
y el interés hacia los estudiantes como personas (Day, 2011, p. 57).
Las biografías de docentes excepcionales o extraordinarios, colaboran en reconocer experiencias y vivencias,
fuertemente motivadores de la vocación docente y más aún en la escuela
secundaria (Murcia, 2017). Los afectos
ganan, por tanto, protagonismo
y vienen a cuestionar la relativa abundancia o deficiencia de las diversas prácticas
académicas de interpretar -o contra-interpretar, diría Sontag (1984)- una voz.
Este tipo de investigación me permitió ser parte de los relatos,
por eso luego de pensar y re pensar, la manera de introducir a la
tesis fue en primera persona y cuando más adelante
se encuentran con mis relatos de las entrevistas a los profesores memorables de la investigación, todo va cobrando
y creando más sentido al atravesar las palabras de los
entrevistados, cruzarlas con mis recuerdos y que en ese cruce , nos entendamos
sólo al decir una palabra que en ése
contexto tiene un peso específico . Me refiero al valor que existe en ese mundo que es la
EES 19, donde hay códigos propios compartidos
entre los que llevamos muchos años trabajando allí. Me permito citarme
para clarear la trama:
Tenía 30 años el día que tomé las horas de la
que soy titular hoy en la E.E.S N°19 y el recuerdo
de haber ido a la asamblea docente
sin entender absolutamente nada acerca de la forma de
manejarse allí, es estresante. Era entrar
en un ambiente realmente ruidoso, multitudinario y confuso. En ese bochinche
absoluto fueron tantas las personas
que me aconsejaron que no tomara
esa escuela por peligrosa, alejada y pobre. Eran las únicas horas que quedaban y una conocida de la mesa de las
consejeras escolares me hizo un guiño
de ojo, gritó el puntaje, miró a la masa de gente que enmudeció. Me acerqué sin pensar más que en la necesidad
de trabajar con urgencia y las tomé. Lo
que no sabía es que las estaba pre-titularizando” (Cuaderno de campo).
Ser parte en algún punto del contexto de campo, es otra de las
posibilidades de la narrativa
para poder poner en juego de dialogo al lugar que ocupa el cuerpo en esta experiencia y más que pormenorizar
en lo que hacemos con los relatos, que hacen
los relatos con nosotros. Involucrar estas lecturas colaboró para poder deconstruir ciertas formas de pensar
la investigación, como la vida misma.
Durante las entrevistas a los docentes, en todas hay un momento donde se habla del dolor del aula, un espacio
en el que hay ausencias inmateriales significativas que complejizan las relaciones con los demás y con el sentido
vital que está ligado al placer.
Todos
los profesores memorables detallan en esta conversación el tránsito a sus vidas personales de algunas situaciones vividas
en la escuela con los estudiantes. Algo que caracteriza
a los seis, es su tenacidad a la hora de defender lo que consideran justo e importante y la forma de habitar allí su
cuerpo. Enseñar es un acto performativo. Un espacio para el cambio,
la invención y los giros
espontáneos que pueden servir de catalizador para la aparición
de los elementos únicos de cada aula. Para abrazar el aspecto
performativo de la enseñanza, nos vemos obligados
a comprometernos, a considerar
asuntos de reciprocidad. Reconocer que somos cuerpos en el aula ha sido algo
importante para mí, en particular en
mis intentos de trastocar la idea de la profesora como una mente omnipotente
que todo lo sabe"(hooks, 2021,
p. 187).
Cuando
les/nos escucho en cada audio de entrevista en profundidad reconozco a seis docentes totalmente diferentes, cada uno denota un estilo único
e irrepetible. Su andar y recuerdo para sus ex estudiantes siempre linda con
la de un personaje sin igual. Luego de
involucrarme con la biografía de cada uno, quienes no han sido lineales a la
hora de elegir su profesión, fui atravesando
un sentir: y fue el permiso de no encajar que se dan los seis. No quedarse nunca donde les pesa y han tomado
decisiones drásticas en cuanto a su
vida profesional y personal.
En otro
tipo de investigación debería ahorrarme el detalle de lo que voy a decir ahora
y es que, en estos veinte años de
transitar los pasillos de esa escuela, he visto cantidad de situaciones complejas que tanto la docente
Carolina, como René o Ignacio o Valeria la profe
de Química, han resuelto con un temple y una maestría digna de reproducir y socializar narrando. Cuando se habla de
situaciones complejas en esta escuela, se está
hablando de violencia física, desolación y en muchos casos de gravedad.
Se palpa, se siente, se escucha, se
ve la fragilidad de la vida. Estos seis profesores viven en esa tensión
entre lo impredecible, lo doloroso, lo desahuciado y la resiliencia, la transformación, la
potencia que puede tener el caos también.
A cada profesor memorable, como bien afirma el guion de las entrevistas en profundidad,
en un momento se le pregunta si recuerda algún caso de algún estudiante, una historia en particular que haya transformado en algo su práctica.
Y cada uno recordó varios casos, pero a flor de labio con nombre y
apellido mencionaron uno para representar
los demás. En todos los casos son historias de dolor y no todas terminaron felizmente. Pero como expresó
Valeria Barreiro en uno de nuestros encuentros dialógicos: “al menos
estoy hablando de ella (por una estudiante) acá,
ahora con vos. En aquél momento también
a mí se me impregnó su historia y cambiaron muchas cosas en mí, me plantee muchas cosas de mi vida”
(Entrevista a Valeria). Dice al respecto la maestra:
En mis clases, no espero que las y los estudiantes corran riesgos que yo
misma no voy a correr, que compartan cosas que yo
misma no voy a compartir. Cuando los profesores aportamos a los debates de aula relatos de nuestras propias
experiencias, se elimina la posibilidad
de que actuemos como inquisidores silenciosos y omniscientes. De hecho, suele ser
fructífero que el o la profesora dé el primer paso, vinculando sus propias historias personales con los debates
académicos para mostrar cómo la experiencia puede iluminar y mejorar nuestra comprensión del material académico.
(hooks, 2021, p. 46)
También
sucede en el caso de René el profesor de historia, y de Mariana con quienes recuperamos conversando ordenadamente durante
nuestros encuentros (hayan sido virtuales o vía WhatsApp o en persona), experiencias de haber defendido, cobijado, asesorado
y hasta adoptado estudiantes transitoriamente y ambos fueron y son docentes que no disimulan la realidad de sus
estudiantes , no los victimizan y tienen una forma de vincularse tan franca que si es necesario recurren a su propia
historia personal para acompañarlos,
desde la escucha activa y la conversación diaria. Ya sea transfiriendo experiencias pasadas, se vinculan con un
sentido de la simetría en ese proceso que los
vuelve confiables, Y si esto que acabo de esbozar con mi descripción de
lo que significó entrevistarlos y hoy habiendo
pasado el tiempo de aquel 2018, sigo encontrando detalles
de los mismos, de sus biografías y de conversaciones que hacen a una
intimidad que sigue reparando en el andar como docente investigadora
y como mujer.
Es mi
intención seguir excavando ya que nos atrevemos a poner el cuerpo, como lo hacen los “profesores memorables" de la EES Nº 19, y como lo hacemos
los investigadores narrativos.
De hecho, nos liberamos de las ataduras algo caprichosas de la Academia y sus conservadurismos para animarnos
a abrir interrogantes más que para cerrarlos.
Y es interesante lo que sucede cuando nos ponemos a pensar en el lugar que
ocupó y el que ahora ocupa el cuerpo
dentro de las investigaciones en Educación. Esta posibilidad performática para dialogar sobre la manera
en la ponemos el cuerpo en la práctica del aula.
¿Qué se
hacía con el cuerpo en el aula? Cuando trato de recordar los cuerpos de mis profesores, me sorprendo incapaz de
traerlos a la memoria. Escucho voces, recuerdo
detalles fragmentarios, pero muy
pocos cuerpos enteros. Cuando entramos en el aula con la determinación de borrar el cuerpo y entregarnos de forma
más plena a la mente, mostramos a
través de nuestro ser cuán profundamente hemos aceptado el presupuesto de que la pasión no tiene lugar en el aula
(hooks, 2021, p. 248).
Esa
experiencia que vivió atravesada por la currícula de turno que son los hábitos, acciones y movimientos o reacciones del
cuerpo en el aula, hoy se pone en la mesa de
diálogo dentro de la teoría que vamos construyendo más desde el lugar de las incertidumbres que de las certezas.
Porque ahora podemos detenernos en los detalles que proporciona cierto rescate de esa intimidad
que muchas veces atraviesan los vínculos
pedagógicos. Leyendo a la pedagoga bell hooks (2021), me detengo a reflexionar acerca lo sustancial de tomar conciencia del lugar que ocupa la
presencia, sea cual fuere, la impronta que marca una forma de andar por la vida, en el aula. No olvidemos que la
pedagoga viene de una reflexión que
nace de una mujer afroamericana que se crio en medio de la segregación racial en los 50 en Estados Unidos y
sufrió los avatares de la transición que tuvieron las escuelas públicas para
negros y otras para blancos, a escuelas “mixtas”. Sabe bien de qué se trata ser disidente porque además
de ser negra, era mujer. Así nos cuenta en este pasaje:
Los hombres que se descubren de una forma u
otra pensando con el cuerpo tienen más posibilidades
de que se los reconozca como pensadores serios y se los escuche. Las mujeres
tenemos que demostrar primero que somos pensadoras, lo cual resulta más sencillo cuando nos adaptamos al protocolo
que dicta que serio es el pensamiento que se
separa de un sujeto encarnado
en la historia. Rich nos pide a las mujeres que entremos
en los dominios del pensamiento y del conocimiento críticos sin convertirnos en espíritus
incorpóreos, en el hombre universal. (hooks, 2021, p. 251)
Y cuando pienso en las biografías y en las intimidades que las entrevistas a los “memorables” pude acceder siempre resuena
la palabra “disidencia”, lo mismo que la escuela
en cuestión, con las características que anteriormente mencioné que la hacen específica en el tema que tratamos aquí y es que también es una
escuela cuya historia y lucha radica más que en salir de los márgenes, en seguir construyendo su propia identidad y ser nombrada ya significa un cierto triunfo. Cada profesor
o profesora en cuestión en algún
momento de sus vidas transitaron la vergüenza y ese sentir no es menor ni ajeno en relación a la sociedad y a las escuelas que tenemos.
La
transitaron por causas ajenas a este artículo y eso quedó a veces en el relato
de sus entrevistas, en los audios y otras veces quedó entre nosotros. Una de
ellas, por ejemplo, cuando tenía 30 años y tres hijos vivió una tragedia
absoluta. Su marido se suicidó delante de sus hijos y dejó vídeos grabados para
ellos, para ser breve. Toda la comunidad educativa y alrededores se anoticiaron
de la situación y ayudaron a la docente en equipo para que pueda seguir
trabajando. Cuando hablé y entrevisté a esta docente ella sabía muy bien lo que
yo también sabía de su historia, y no fue necesario mencionarlo, solo como el
hecho trágico que cambió su vida para siempre y fue la escuela y los
estudiantes quienes la ayudaron para salir adelante. Recuerdo que ella al
referirse a esa época la describió como “desolación y vergüenza atroz” y en las
encuestas cuando hablaban de la docente, mencionaban la palabra “contención” de
manera abrumadora, en un contexto muy vulnerable. Solo a modo anecdótico pero
ilustrativo me detengo en este caso para seguir pensando en el cuerpo y eso que
la docente hace, que es desarmarse ante su estudiante, pero lo abraza literal y
emocionalmente en un alivio compartido y allí también se produjo un intercambio
de aprendizaje. Cuánto detalle puede advertirse si escribimos “para adentro”.
Cuánta experiencia que la teoría a veces ignora o desestima, mientras en algún
lugar del mundo, un docente repara.
La
escuela aparece otra vez y representa
el lugar donde todo se cuida, se denuncia, se
acoge, se informa. Ese espacio que resiste y es en este análisis erótico etnográfico que se han recuperado las memorias y se han visibilizado ciertos registros que permanecían velados. Esos ecos que solo estaban resonando entre las
paredes y quedaban encerrados rebotando
entre sí sólo aparecieron cuando nos atrevimos a re-́ pensar las experiencias y el cuerpo como vehículo de tales mientras
se transita la investigación. Cuando el sonido
rebota, aturde y no se comprende ni extiende la melodía. Recuperar la
memoria de relatos que sólo circulan
en un medio específico y no socializar esa información a veces puede significar un exceso de ausencia o
silencio donde los relatos y su memoria, sin
embargo, podrían colaborar a
la construcción de la identidad.
A un ex
estudiante un día cuando le preguntaron delante mío por el profesor Rene Grisi,
otro de los memorables de esa escuela, sólo dijo: “Es un grande total, me gustó
la historia gracias a él y además, ¡el profe es del palo! A lo que pregunté:
¿De qué palo?, y él respondió: “del palo de la vida, profe”. Para mí en el
contexto que lo dijo, saliendo de la escuela en una charla de multitud a la
espera de que abran las compuertas, más su tono, su mirada, el gesto corporal lo
dijo todo. Había en todo ese mensaje un gesto de quien admira por primera vez a
alguien. (cuaderno de campo). Estos profesores memorables se desprenden del
contexto y a la vez lo construyen y resignifican sus experiencias. He aquí:
De hecho, suele ser fructífero que el o la
profesora dé el primer paso, vinculando sus propias historias
personales con los debates académicos para mostrar cómo la experiencia puede iluminar y mejorar
nuestra comprensión del material académico. Pero la mayoría de los profesores deben practicar para mostrar su
propia vulnerabilidad en el aula,
para estar plenamente presentes en mente, cuerpo y espíritu. (hooks, 2021, p.
47)
Estas
maneras en las que se entraman la vida, la investigación y la docencia nos
enlaza aquellos que trabajamos en y por la educación en su sentido más amplio. Y
el esfuerzo por procurar nuevas epistemologías para no caer en contribuir a la
monocultura y así poder poner en juego de discusión el lugar que ocupa el
cuerpo cuando investigamos y todos los detalles de ese andar que contemplan nuestras
intimidades más profundas. La narrativa como método y epistemología resulta tan
rica como compleja, pero permite cartografiar las emociones que se movilizan
mientras todo ese trabajo académico se sucede. Y esto de permitirnos intentar
superar los binomios que vienen dominando el pensamiento y los grandes
discursos, para no caer en las escisiones mente/cuerpo, y lograr vernos en un
todo, compartiendo una experiencia única e irrepetible a partir de y con el
otro. Sucede que para aproximarnos a ello hay que estar dispuesto a transitar
más las incertidumbres que las certezas, y comenzar a visibilizar las
vulnerabilidades que como “cuerpos docentes” vivimos en la práctica del aula.
Los
profesores memorables que fueron entrevistados para la investigación en
cuestión lo hicieron con una entrega que resulta la misma con la que transitan
sus clases y su vida. Y rompen en cada caso con el estereotipo clásico de
docente. De hecho, a veces se pierden entre los estudiantes porque en general
no evaden lo lúdico a la hora de comunicarse con el cuerpo, ni escatiman en
abrazos si son necesarios como así también en más de una ocasión han puesto el
cuerpo ante el caos, en la escuela
No
guardan su ser en un bolsillo a la hora de entrar a la escuela, y trabajan a
diario por borrar esa barrera invisible que generan ciertas jerarquías y formas
de relación de poder en esa interacción que resulta de esa experiencia vital.
“Al tiempo que quería dedicarme profesionalmente a la docencia, creía que el
éxito personal estaba íntimamente relacionado con la autorrealización. Mi
pasión por este objetivo me llevó a cuestionar una y otra vez la escisión
mente-cuerpo que con tanta frecuencia se daba por sentada” (hooks, 2021, p. 43).
En tal
caso coincidimos con bell hooks (2021) en que habría que animarse a poner en el
foco del análisis en estas cuestiones para poder movilizar realmente
estructuras sedimentadas ya por una tradición que no es fácil resquebrajar.
Sucede que es de vital importancia involucrar aquí un compromiso profundo
porque es menos complejo reproducir metodologías y generaciones que
cuestionarse cada día la postura y forma en la que encaramos la práctica. Y si
estamos dispuestos a compartir dispositivos que generen sentido crítico, ya que,
si se logra ese clima áulico, las consecuencias serán estudiantes críticos que
luego interpelan, cuestionan y muchas veces eso provoca caos. A eso y a tantas
cuestiones más que se ponen en juego cuando nos atrevemos a ser parte del
cambio, aunque nos cueste abrirnos a nuevas formas de hacer. Pero lograr
trabajar y compartir en disenso, en palabras de hooks (2021) es enseñar a
transgredir.
Volviendo
a quitar una capa más acerca de este intento de desacralizar las categorías, en
el mejor sentido, para así poder exprimir y expandir las mismas, pero antes hay
tanto que hacer hacia dentro del espiral. No estamos más que dialogando aquí
sobre los detalles que hacen a las grandes cosas, muchas veces. Y la
perspicacia de lograr la observación de esas experiencias y de dialogar con la
teoría a la vez que conectas con la práctica del aula y el trabajo de campo
resulta una combinación muy poderosa para seguir construyendo sentido.
Cuando
los precursores de la categoría ahondan en la literatura sobre el tema de lo
atravesada que está la enseñanza por la dimensión moral en eso que los
memorables logran construir, diría Day esa cultura de respeto mutuo que sólo
puede darse si dejamos que la experiencia nos afecte. De hecho, la narrativa
autobiográfica nos afecta a través de sus posibilidades. La lectura de bell
hooks me puso en foco para pensar en que a pesar de la enorme complejidad que
supone trabajar por prácticas liberadoras, se puede lograr si conectamos con
dejar el cuerpo dentro del relato y poner en discusión esta cuestión. Incluso a
través de sus escritos transmite una idea esperanzadora de la educación sin
dejar de visibilizar las vulnerabilidades del caso. Y se esfuerza como
escritora para usar un lenguaje simple y claro como así firma en minúscula como
una señal de pretendida equidad, lo mismo que durante toda su producción
académica. Desde la forma ya establece una idea para que uno la conozca y no es
casual que pretenda una educación transgresora para la liberación. Su vida y su
obra son esperanzadoras.
Salir de
la disidencia extrema para ser la que escribe el libro tiene algo que resuena
mucho en algunas historias de ex-estudiantes y profesores memorables de la EES
19. Y todos estos matices que siguen enriqueciendo la investigación se dan en
favor del giro erótico que se le dieron a la misma y a estos recursos como a
este artículo de seguir penetrando en los detalles que a su vez siguen
generando intimidades que construyen sentido, enalteciendo los relatos de las
minucias de lo que/nos sucede a los sujetos mientras vamos construyendo
entramados de sentidos que le dan extensibilidad histórica.
La
educación no debería ser la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar
y correlacionar datos, sino ver el significado de la vida como un todo. Pero el
todo no se puede entender y menos desde un solo punto de vista, que es lo que
han intentado sedimentos de teorías en el pasado y más aún la ciencia. A través
de las nuevas maneras de pensar la educación y a la vida podremos construir
canales más abiertos y flexibles para incluir al máximo posible la diversidad
en el aula, que es una tarea compleja y es el compromiso con el espacio y el
cuerpo un canal viable para transitar. Es decir:
La escuela no es el paraíso pero el
aprendizaje es un lugar donde el paraíso puede ser creado, el aula con todas sus limitaciones continúa siendo un
espacio de posibilidades, en este
caso tenemos la oportunidad de trabajar por la libertad de pedirnos a nosotros mismos y nuestros
colegas, una apertura
de mente y de corazón que nos
permita encarar la realidad incluso
como colectividad para imaginar maneras de ir más allá de las barreras, de transgredir. Esta es la educación como práctica
de la libertad. (hooks. 2021, p. 129)
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