Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 9 N° 2 (2024) / Sección Artículos / pp. 1-24 /
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistasaberesypracticas@ffyl.uncu.edu.ar / saberesypracticas.uncu.edu.ar
Recibido: 12/09/2023 Aceptado: 17/06/2024
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.124
Subjetividades ‘fit’ en el hacer escuela secundaria en
contextos de desigualdades:
relatos del devenir managers de docentes y directivos en el conurbano bonaerense
‘Fit’ Subjectivities in
Secondary Schooling in Contexts of Inequality:
Reports of the ‘Becoming
Managers’ of Teachers and Principals in the Buenos Aires Metropolitan Area
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Universidad Nacional de San Martín
Argentina
aguirre.elias.gonzalo@gmail.com
Universidad Nacional de General Sarmiento
Argentina
Resumen. En este artículo presentamos resultados parciales de una investigación
recientemente finalizada[1] y realizada desde un Instituto Superior de
Formación Docente bonaerense. En particular, aquí exponemos las múltiples
facetas y dimensiones que des-pliegan docentes y directivos del nivel
secundario para hacer escuela a diario. Nuestra hipótesis es que dichas
características exponen cómo las subjetividades de docentes y directivos son
afectadas por los procesos de precarización actuales preformándolos como
sujetos manageriales o managers en la cotidianeidad escolar. En términos
teóricos, nos ceñimos a los aportes de los estudios de gubernamentalidad en sus
entrelazamientos con la filosofía y la sociología de la educación.
Metodológicamente, se asume un enfoque principalmente cualitativo y descriptivo
mediante técnicas de producción de información que incluyeron la
georreferenciación de la matrícula escolar, la realización de entrevistas
etnográficas y el registro de observaciones en el marco de prolongadas
estancias en dos instituciones estatales de nivel secundario del conurbano
bonaerense. En relación con los resultados, estos expresan que en su devenir
como sujetos manageriales, las/os docentes y directivos se-hacen y hacen
escuela en contextos desiguales gerenciando lo ‘propio’ pero también buscando gerenciar aquello
con lo que cuentan las/os otras/os.
Palabras clave. Gerenciamiento, desigualdades sociales,
escuela secundaria, docencia, gubernamentalidad
Abstract. This article presents the
results of a recently completed investigation on teaching in middle schools in
contexts of inequality since the COVID-19 emergency. In particular, here we
present the multiple facets and dimensions that teachers and directors of
secondary level institutions display to teach and produce socio-educational
inclusion on a daily basis at the secondary level. The sustained hypothesis is
that these characteristics expose how the subjectivities of teachers and
principals are affected, producing performative effects that constitute them as
managerial subjects or managers in school daily life. In theoretical terms, we
stick to the contributions of studies about governmentality in their
intertwining with philosophy and sociology of education. The methodological
design assumes a mainly qualitative and descriptive approach through an
information production strategy that includes the georeferencing of school
enrollment, conducting ethnographic interviews and recording observations of
daily life within the framework of prolonged stays in two public middle schools
of the Buenos Aires suburbs. In relation to the results, they express that in
their becoming as managerial subjects, teachers and directors become and school
between the margins established by the management and performance discourses,
managing what is 'own' but also seeking to manage what others have.
Keywords. Management, social inequalities, secondary
school, teaching, governance
¿Qué puede un cuerpo docente hoy? Sería la
mejor recuperación de la versión deleuziana a la pregunta de Spinoza insertada
en la actualidad (Deleuze,
2004, 2008).
Aunque esta reformulación no sea del todo original y haya sido planteada por
otras/os investigadoras/es (Barrionuevo,
2014) no podemos dejar de
insistir en su estruendosa ‒y también necesaria‒ vigencia. No para completar alguna empresa inacabada: “nadie, hasta
ahora, ha determinado lo que puede el cuerpo” (Spinoza,
1980, p. 112), sino
simplemente para caracterizar aquello que ya está siendo, aquello que los
cuerpos docentes ya están pudiendo… cada vez más. Sobre todo en el contexto
actual de un mundo caótico que todavía no logra recuperarse del shock de una pandemia (Grinberg
y Verón, 2021) pero
que en su acontecer deja ver como una estela sus efectos más cruento en las
comunidades ya precarizadas (Butler,
2006; Lorey, 2006, 2016).
Subyace entonces, la cuestión de la potencia
como núcleo que conecta los haceres de docentes ‒y también de
directivos‒ en y desde las escuelas cuyos contextos son marcadamente
desiguales. De modo que, yendo a Spinoza (1980) nuevamente, él nos muestra que esas potencias pueden variar
(disminuir o decrecer) según seamos afectadas/os en las relaciones con las/os
otras/os, al mismo tiempo que nosotras/os afectamos a terceras/os. Entonces, si
la potencia es esa capacidad de obrar que tienen los cuerpos ‒que puede expandirse o retraerse‒ según
resulte del encuentro con las/os otras/os, nos surge como pregunta reflexiva
subsiguiente: ¿cómo están siendo gobernadas/ reguladas las potencias docentes ‒y de las escuelas‒
en la actualidad? Esas regulaciones de las potencias
corporales en clave deleuziana ‒junto con sus afectos y afecciones‒ no pueden
ser analizadas desvinculadas de las maquinarias productoras de subjetividades
que Foucault (Foucault,
2006, 2007, 2009, 2014)
denominó como dispositivos y que ‒según Agamben
(2014)‒ son los que propician nuestro pasaje de seres vivientes a sujetos,
puesto que el terreno del gobierno ‒o de la conducción de las
conductas‒ se juega precisamente en los procesos de subjetivación, de
conformación de nuestras subjetividades. El dispositivo, como sostienen
estos autores, lleva consigo el propósito estratégico de producir el gobierno
de sí y de los/as otros/as (Foucault,
2009) a partir del despliegue
de su capacidad de afectar y de ser afectado (Grinberg,
2022). De allí se deriva
aquello que sostenía Deleuze (2008) respecto de que somos “un paquete de
relaciones” (p. 229), es decir, somos el resultado de “una compleja interacción
de fuerzas sociales y afectivas” (Braidotti,
2005, p. 37) donde
la “condición encarnada de sujeto es una forma de materialidad corporal que no
puede reducirse a una categoría natural o biológica [sino que] el cuerpo es una
interacción compleja de fuerzas sociales y simbólicas sofisticadamente
construidas” (p. 36). En esta dirección creemos decididamente que las claves
para un abordaje de la producción del sujeto docente y directivo
contemporáneos, de sus afectos y afecciones, tiene como eje central la
caracterización de las piezas de esos dispositivos que operan en la
conformación de su identidad, que moldean sus prácticas y, sobre todo, de cómo
su potencia es afectada al igual que esta afecta a otras/os.
Con lo cual resulta de sumo interés trabajar
específicamente en cómo estos dispositivos contemporáneos afectan
performativamente el hacer de docentes y directivos en escuelas secundarias en
contextos de desigualdades sociales. Para ello, acudimos a relatos sobre la
cotidianeidad escolar que nos permite dar cuenta tanto de la multiplicidad de
espacios, ámbitos y lugares donde se des-pliegan, parafraseando a Foucault
(2007), diferentes y particulares historias del presente que encarnan
directoras/es, docentes, preceptoras/es, orientadores sociales/educacionales en
las luchas diarias por hacer escuela, al mismo tiempo, que muestra como
en su devenir estas vidas ‒aunque atravesadas por divergencias y paralelismos
espacio/temporales‒
se entrelazan y exponen el continuum de la
precarización de sí (Lorey,
2006, 2013, 2016) que
cotidianamente las/os afectan. Esto en el marco actual de sociedades
postdisciplinares (Deleuze,
2006; Foucault, 2007)
particularmente caracterizadas como de gerenciamiento (Grinberg,
2008a) empresa (Foucault, 2007)
o rendimiento (Han,
2012) donde el énfasis está
puesto en la gestión de sí (self) de
los sujetos (Rose,
1999a, 2019).
Estas indagaciones fueron producidas en el
marco de una investigación realizada
entre los años 2022 y 2023 desde un Instituto Superior de Formación Docente del
partido de San Miguel (provincia de Buenos Aires) en escuelas secundarias de
gestión estatal del conurbano bonaerense. En dicha investigación nos ocupamos
de describir y caracterizar la gestión del hacer docencia para la inclusión educativa en el nivel secundario a
partir de la emergencia del COVID-19. Como hemos anticipado, aquí presentaremos
específicamente aquellos resultados vinculados a las múltiples facetas y
dimensiones en las cuales docentes y directivos de instituciones de nivel
secundario des-pliegan para hacer-se y hacer escuela.
De este modo, en los apartados siguientes
daremos precisiones teóricas vinculadas a los principales conceptos recuperados
y trabajados dentro del profuso campo de los estudios de gubernamentalidad
(Castro-Gómez,
2010, 2016; Dean, 2010; Foucault, 2006; Grinberg, 2006; Rose et al., 2012) en sus sinergias con la filosofía y sociología de la educación.
Seguidamente detallaremos el diseño de investigación principalmente
cualitativo, que incluyo la producción de información mediante entrevistas
etnográficas, registros de observaciones en el marco de largas estancias e
incluso la georreferenciación de datos socioeducativos en dos escuelas
secundarias de gestión estatal del conurbano bonaerense, seleccionadas sobre la
base de criterios intencionados. A posteriori, desarrollamos las múltiples características
y dimensiones que entendemos presenta el hacer docencia y dirección en
contextos de desigualdad a partir del COVID-19. Finalmente ofrecemos una serie
de conclusiones respecto del devenir como sujetos manageriales de docentes y
directivos en el marco de los procesos contemporáneos de precarización cuyas
lógicas están atravesadas por el rendimiento y el gerenciamiento.
En términos teóricos, nos posicionamos en
los estudios de gubernamentalidad (Dean,
2010; Foucault, 2006; Grinberg, 2007; Lemke, 2012; Rose et al., 2012) en
sus resonancias en la filosofía y la sociología de la educación.
Gubernamentalidad entendida en su doble juego de encuentro entre las técnicas
de dominación y las técnicas de sí (Foucault,
2020), es decir, de la
producción del gobierno de una/o misma/o y de las/os otras/os (Foucault,
2009). Es decir, que la
conducción de las conductas no solo implica una situación social externa al
propio individuo (la incitación a gobernar a otras/os), sino que supone una
relación consigo misma/o en el que se involucra la autoconducción, el
autogobierno. De esta forma “[…] en el tipo de análisis que trato de
proponerles podrán ver que: relaciones de poder-gubernamentalidad-gobierno de
sí y de los otros-relación de sí consigo, constituyen una cadena, una trama y
que es ahí, en torno a estas nociones, que debemos articular la cuestión de la
política y la cuestión de la ética” (Foucault,
2002, p. 247).
Esta perspectiva, nos permite situar el
devenir managers de los
sujetos escolares estudiados aquí como el correlato contemporáneo de los
efectos que producen las lógicas y dinámicas de las sociedades posdisciplinares
(Deleuze,
2006) caracterizadas por el
managerialismo (Alonso
y Fernández Rodríguez, 2013; Grinberg, 2006, 2008b; Sisto Campos, 2019) y el rendimiento (Han,
2012). Acudir a la grilla
analítica de la gubernamentalidad (Castro-Gómez,
2010; Foucault, 2007),
sobre todo a partir de la noción de prácticas (Foucault,
1979, 1999) en
sus tramas con las racionalidades y tecnologías, brinda la oportunidad de
indagar cómo en la actualidad los sujetos escolares son constituidos como
tales. Por tanto son el resultado de esos engarces que se producen entre la
racionalidad neoliberal de gobierno (Carlos,
2018; De Marinis, 1999; Méndez, 2017) y la producción de subjetividades en educación (Jódar
y Sánchez, 2007).
Nótese que referimos a la idea de gobierno no en su acepción que la
vincula con la administración política del aparato burocrático estatal, sino en
un sentido diferente, más amplio y complejo que lo entiende como el ejercicio
de la conducción de las propias conductas y a su vez, de las conductas de
las/os otras/os (Foucault,
2006). En términos
foucaultianos, supone el gobierno de uno mismo/a y también el gobierno de
terceros (Foucault,
2009), actividad que se juega
y produce centralmente en los procesos de subjetivación donde los sujetos se
constituyen como tales en relación con ciertos regímenes de veridicción (Foucault,
2010). En esta dirección es que proponemos como hipótesis que en el marco de
las actuales sociedades de empresa (Foucault, 2007) o de gerenciamiento (Grinberg, 2006, 2008) los sujetos escolares son afectados
por una multiplicidad de dispositivos de gobierno[2] (Agamben, 2014; Deleuze, 1990;
Foucault, 2006; Lemke, 2021) que los conducen a la self-accountability (autorresponsabilización), operando en su configuración ética. En
estos procesos de subjetivación ‒a instancias de la actividad productiva de los dispositivos‒ es donde son afectados los haceres
de docentes y directivos de escuelas secundarias en contextos de desigualdades
poniendo en primer plano la cuestión de la precarización (Butler,
2006, 2016; Butler y Athanasiou, 2017; della Porta et al., 2015; Lorey, 2013, 2016). Es decir “describe[n] el proceso de aclimatación de una población
a la inseguridad […] exponiendo a una porción demográfica al desempleo o a los
cambios impredecibles entre el empleo y el desempleo, produciendo pobreza e
inseguridad sobre el futuro económico” (Butler
y Athanasiou, 2017, p. 62).
También, como agregan las autoras siguiendo a Foucault (2007), “estableciendo a esa población como prescindible, si no
abandonada” (Butler
y Athanasiou, 2017, p. 63).
Estos procesos de precarización “no solo produce[n] sujetos, sino que
produce[n] «inseguridad» en tanto preocupación central del sujeto. Esta forma
particular de poder prepara el terreno para crear la necesidad de seguridad
como ideal político máximo” (Butler,
2016, p. 33). Para
la misma autora “las poblaciones se definen ahora, no por la crítica y la
resistencia, sino por su necesidad de paliar su inseguridad” (p. 14). De modo
aquí nos interesa justamente caracterizar y describir las prácticas de docentes
y directivos en esos esfuerzos, luchas, esperanzas y fugas (Armella
y Langer, 2020; Gil et al., 2022; Langer y Esses, 2019; Mazzeo et al., 2022) desde los cuales se-hacen sujetos y hacen escuela en contextos de
desigualdad a partir de la emergencia del COVID-19.
En términos metodológicos, acudimos a la
noción de práctica (Foucault,
1979, 1999) en
tanto “cierta manera de hablar” (Foucault, 1979, p. 326), “de obrar y de
pensar, que dan la clave de inteligibilidad para la constitución correlativa
del sujeto y del objeto” (Foucault, 1984, p. 367). Entendidas, así, como
diversos modos de pensar, actuar y decir “ayudan a definir no los pensamientos,
las representaciones, las imágenes, los temas, las obsesiones que se ocultan o
se manifiestan en los discursos, sino esos mismos discursos, esos discursos en
tanto que prácticas que obedecen a reglas” (Foucault,
1979, p. 233).
Estas prácticas se caracterizan por no ser engañosas, no ocultar detrás de sí
aspectos no revelados, ni cuestiones reprimidas, puesto que “el mundo es
siempre, y en cada momento, lo que es y no otra cosa: aquello que se dice tal
como se dice y aquello que se hace tal como se hace” (Castro-Gómez, 2010, p.
28). Asimismo, las prácticas nos permiten poner “en primer plano la dimensión
performativa de los afectos donde estos son entendidos como acciones y no como
padecimientos” (Lemus,
2020, pp. 114-115), es
decir, como el resultado del juego de las relaciones sociales de poder donde
afectamos y somos afectados por otras/os.
Para el estudio de dichas prácticas,
esta investigación asumió una metodología
cualitativa de corte descriptiva para
indagar densamente (Geertz,
2003) tanto en las regularidades de la vida escolar-barrial en las que se inscriben las prácticas de
docentes y directivos, como también capturarlas y registrarlas desde las
perspectivas de los propios sujetos. En términos de métodos nos hemos valido de
los aportes y experiencias centralmente de la etnografía educativa (Rockwell
et al., 1997) y de los dispositivos (Grinberg, 2022; Sisto y
Bernasconi, 2015; Sisto y Zelaya, 2014), que han ejercido
un fuerte influjo sobre las
estrategias metodológicas de esta investigación, reconociendo su pertinencia
respecto de sus objetivos y las propuestas de trabajo en el terreno.
Así como señalan
Hammersley y Atkinson
(1994), en este tipo de método “se debe decidir dónde y cuándo observar,
con quién conversar, así como qué información registrar y cómo hacerlo. En este
proceso no solo estamos decidiendo lo que es o no relevante para la
investigación, también estamos extrayendo varias muestras de la información
disponible” (p. 59).
Respecto de la estrategia de producción de
información, esta consistió en primer lugar, en el diseño y desarrollo de
entrevistas semiestructuradas “para captar las experiencias y los significados
vividos del mundo cotidiano de los sujetos [a la vez que les permite a estos]
expresar a otros su situación desde su propia perspectiva y en sus propias
palabras” (Kvale,
2011, p. 34). Pese
a que las entrevistas semiestructuradas demandan la confección previa de una
guía con temas a tratar, quien lleva adelante las dinámicas cuenta con la
ventaja de poseer la libertad necesaria “para ordenar y formular las preguntas
a lo largo del encuentro de entrevista” (Valles,
1999, p. 181) al
tiempo que fue posible construir y ‘poner a jugar otras’ preguntas emergentes
en aras de continuar ajustando el instrumento a los propósitos de la
investigación. Asimismo y en función de la factibilidad vinculada con la
ocasión y oportunidad de realizar estas entrevistas y/o mantener diálogos
informales con los/as sujetos docentes y directivos mientras se desarrollaban
las jornadas escolares, se adoptó la decisión de construir una segunda
herramienta de producción de información: el registro de observación[3] mediante la elaboración sistemática de notas de campo. En ellas y siguiendo la propuesta de
Hernández-Sampieri (2018) se incluyeron principalmente, anotaciones de la observación
directa, esto es, “descripciones de lo que estás viendo, escuchando, olfateando y palpando del contexto y de los casos o participantes observados” (p. 407). Pero además
de anotaciones interpretativas (comentarios interpretativos del investigador/a
sobre lo registrado), temáticas (preguntas, hipótesis, categorías, entre otras
realizadas por el/la investigador/a), personales (aprendizajes, sentimientos y sensaciones del/la
investigador/a) y de la reactividad de los sujetos
estudiados (problemas en el campo, situaciones inesperadas, cambios en las
conductas de las/os otras/os inducidos por el/ investigador/a).
Como lo advierten
Ruiz Olabuénaga y Ispizua (1989), la observación “puede transformarse en una poderosa
herramienta de investigación social y en técnica científica de recogida de información” (p. 79), siempre y cuando se la oriente y enfoque a un objetivo
plausible de la
investigación, desarrollado previamente; se la planifique sistemáticamente en
momentos, fases, aspectos, personas y lugares; se ejerza un control y una
relación con proposiciones y teorías sustentadas, “sometiéndola a controles de veracidad, de objetividad, de fiabilidad y de precisión” (p. 80). De modo que el
trabajo de campo asumió características etnográficas para el estudio de dichas
prácticas que implicó la definición de una serie de criterios intencionados de
selección (Goetz y LeCompte, 1984) de las escuelas secundarias donde se
analizaron dichas prácticas de docentes y directivos. Esos criterios de
elegibilidad de las instituciones educativas han sido: a) que pertenezcan al
nivel secundario; b) que estén comprendidas dentro de la gestión estatal; c)
que estén clasificadas como escuelas o nucleamientos de segunda categoría por
la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) de la provincia de Buenos
Aires; d) que posean grado de desfavorabilidad I según la DGCyE; e) que hayan
sido conformadas con posterioridad al año 2010; f) que estén emplazadas en dos
distritos de regiones educativas diferentes dentro de la Área Metropolitana de
Buenos Aires (AMBA); g) que estén emplazadas en radios censales con alto grado
necesidades básicas insatisfechas (INDEC, 2001) según el INDEC (2010). Asimismo, y a los efectos de dotar de
fiabilidad a los criterios de selección, se recurrió a la georreferenciación de
datos educativos (matrícula escolar) e información socioeconómica producida por
organismos oficiales mediante Sistemas de Información Geográfica de acceso
abierto (Q-Qgis). De esta forma se seleccionaron 2 (dos) escuelas secundarias
que, a los fines éticos vinculados con preservar la anonimidad y
confidencialidad de la información, en este trabajo referiremos a ellas como
Escuela A y Escuela B (Véase Ilustración 1).
Ilustración
1.
Georreferenciación de matrícula de escuelas A y B según grado de Necesidades
Básicas Insatisfechas (INDEC, 2010)
Fuente: elaboración propia con sistema de
información geográfica (Q-GIS), a partir de la información provista por las
escuelas y de la base de datos del INDEC (2010).
Respecto a la estrategia analítica, la misma se realizó utilizando la propuesta inicialmente elaborada por Glaser y Strauss
(1967), denominada Teoría Fundamentada o Grounded Theory y sus posteriores
revisiones y discusiones (Glaser,
1978, 1992, 2007; Strauss y Corbin, 2002). Ella consiste en la articulación de dos estrategias analíticas: el método comparativo constante y el muestreo teórico.
En relación al primero, “el investigador recoge,
codifica y analiza datos en forma simultánea, para generar teoría6.
Es decir, estas tareas no se realizan en forma
sucesiva sino simultánea, y no están
dirigidas a verificar
teorías, sino solo a demostrar que son plausibles” (Soneira,
2006, p. 154). Esta
actividad implica dos operaciones concomitantes. Una de ellas es el ajuste que supone que las categorías
surgen de la ‘lectura’ de los datos y, por lo tanto, deben corresponderse con
facilidad. La segunda, vinculada con el funcionamiento
de las categorías, es decir, deben contar con capacidad para contribuir
significativamente a explicar el objeto estudiado.
En el siguiente desarrollamos las
características centrales de la configuración contemporánea del sujeto
directivo y el sujeto docente en tanto managers de sí mismo en el marco
del des-pliegue de una serie de acciones que son el resultado de diversas
afecciones entendidas como efectos performativos.
Cuando en el
apartado introductorio de este trabajo y en su sucesivo desarrollo hacíamos referencia de modo
general a lo que llamamos las sociedades
post-disciplinares buscamos significar una metamorfosis (aún en proceso) de lo social en sus múltiples
dimensiones. Esto nos permitió centrarnos ‒desde las experiencias sociológicas y los aportes filosóficos‒ en indagar en la fabricación
social de los sujetos, atendiendo a los modos de subjetivación y los procesos
de individuación antes que meramente
a los procesos socio-psicológicos del individuo, vinculados con la socialización (Araujo
y Martuccelli, 2010). En
especial queremos detenernos en esta sección en describir las características
principales que hemos hallado en esa fabricación del sujeto docente y directivo en su extensión
como sujeto neoliberal (Laval
y Dardot, 2013). Al igual que estos autores, creemos que así como la gran obra de la sociedad industrial fue el diseño de un sujeto productivo a partir de “una
configuración de procesos de normalización y de técnicas disciplinarias que
constituyen lo que se puede llamar
un dispositivo de eficacia” (p. 328),
en nuestros días esto se actualiza bajo la forma
del sujeto empresario de sí mismo (Foucault, 2007), que es creado en y desde los juegos de
verdad activados por los discursos del management
y el rendimiento. Esto es, un sujeto productivo devenido en optimizado que
ejerce una optimización de sí mismo
(Selbstoptimierung) en la que:
…esos procesos por los cuales los esfuerzos
racionalizadores se internalizan en la gestión propia de la vida. Aquí se unen
dos elementos: por un lado, la introducción de la lógica optimizadora en
ámbitos que le eran ajenos, y por otro, la individualización de la
responsabilidad en la gestión de las múltiples
coacciones que pretenden
ordenar nuestras vidas de
acuerdo a ciertos patrones (Friedrich,
2018, p. 5).
Ese doble juego de desubjetivación y subjetivación de la identidad
de docentes y directivos produce
en la actualidad lo que Sennet (2000) denominó como la corrosión
del carácter[4] y su reemplazo en el marco del capitalismo flexible, por la
personalidad. Lo sujetos se-hacen su personalidad o, como diría Groys (2014), diseñan sus múltiples facetas de la
personalidad para poder encuadrarlas en las éticas imperantes y operantes del
neocapitalismo (Papalini,
2013). Por eso, en nuestra
opinión, este sujeto empresarial optimizado es lo que hemos decidido en caracterizar como sujeto managerial o manager. Este es un tipo de sujeto que, producto del
contexto actual de precarización (Lorey,
2006, 2016), se
ha vuelto aún más fragmentado y parcializado debido
a las limitaciones –e insuficiencias– que encuentra en ser
“su propio capital, su propio productor, la fuente de [sus] ingresos”
(Foucault, 2007, p. 265). En la actualidad su personaje le demanda fungir, antes que como administrador de sí
mismo y de su individualismo posesivo (Macpherson,
2005), como gestor y
articulador de las relaciones sociales necesarias para hacer-se en la
contemporaneidad. Es un sujeto vulnerable (Butler,
2006) que debe gestionar lo
propio (actitudes, conocimientos, emociones, fuerza de trabajo, etc.), pero,
además, debe establecer y participar en una multiplicidad de redes para, como diría a Saidel
(2016), tratar de atender los diversos imperativos
crecientes, contando “con cada vez menos medios propios para satisfacerlos” (p.
143). En este sentido señalamos las principales características que hemos
identificado en ese hacer multifacético que las/os docentes y directivos
desarrollan en su hacer-se para hacer escuela cotidianamente.
Una de las propiedades de la racionalidad neoliberal que opera,
orienta y renueva
las lógicas y dinámicas del management y el rendimiento es, precisamente, su capacidad de coaligar de forma “sofisticada, novedosa y compleja
[…] a la vez íntima e institucional, una serie de tecnologías, procedimientos y afectos que impulsan la iniciativa libre, la autoempresarialidad, la autogestión y, también, la responsabilidad sobre sí” (Gago, 2014, p. 10). Ser empresario de sí mismo
en los tiempos
actuales implica autogestionar-se, esto es, constituir-se sujeto
docente y directivo articulando:
…satisfacción en el trabajo,
sentido de la eficacia, implicación y compromiso,
independencia, creatividad, perspectiva de carrera y formación permanente. Atributos que giran alrededor de una vaga idea de autonomía feliz (Jódar
y Sánchez, 2007, p. 391).
A nuestro entender, la autogestión requiere de la tenaz captura del sentido
de la responsabilización de sí mismo por
aquello que se hace y sus efectos en y sobre los/as otras/os.
Ello supone un doble movimiento: desresponzabilizar a otros sujetos (individuales o institucionales) y ‘empoderar-se’
para internalizar en el sí mismo
aquello de lo que se ha despojado y ‘liberado’ al resto. Es un acto de
transferencia (no de delegación) que se propicia bajo la ilusión manifiesta de conjugar en apariencia
libertad, proactividad y utilidad para producir autorresponsabilización. Con lo cual “el docente
emerge como un sujeto que puede
autogestionar su propia acción, orientándola al cumplimiento de metas” (Sisto
et al., 2013, p. 182).
Diversos trabajos en el campo educativo
(Aguirre
y Langer, 2021; Bocchio et al., 2020;
Fardella y Sisto, 2013; Jódar y Sánchez, 2007; Lamfri y Bocchio, 2015;
Schwamberger y Grinberg, 2022) muestran
que la autogestión deviene en una de las facetas
características y comunes
en el contexto del actual capitalismo. Ciertamente asume condiciones peculiares allí donde las escuelas
secundarias están signadas por la precaridad/precariedad (Butler,
2010). En este sentido, hemos decidido suborganizar en esta dimensión las principales prácticas de los sujetos docentes y
directivos atendiendo “ciertos rasgos de estas subjetividades en tanto giren en
torno a lo que denominaremos utilitarismo personal” (Alegre et al., 2022, p.
18) en la
consecución de ‘algo’ para hacer
escuela:
El devenir sujeto autogestivo pone a prueba y estimula
el (necesario) desarrollo de una suerte de
habilidades, sin las cuales el sujeto docente y directivo no podría sostener
su quehacer. Ellas,
involucran la capacidad de demandar, de exigir, de reclamar aquello que resulta indispensable para sostener las escolarizaciones y seguir haciendo escuela.
Docente: ―Hay un pedido formal con
carta de todos los docentes, tanto a nivel municipal como a nivel consejo
escolar. Sí, lo firmaron todos, ya desde el año pasado. No desde este año,
desde el fin de año pasado.
Investigador: ―¿Y cuál fue la
respuesta?
Docente: ―Y las respuestas eran
que… que sí, que sí van a hacer, cuando haya recursos lo van a implementar. Y
cuando empezaron a hacer la construcción que era por nuestro pedido, después
nos enteramos que no… que era para la [escuela] primaria (Docente integrante de
equipo de orientación escolar, mujer, 49 años, escuela B, 01/09/2022)[5].
Investigadora: ―¿Y cuáles son esas
dificultades por las que no acciona el Consejo Escolar?
Docente: ―Nos faltan recursos en la
biblioteca. Por ejemplo, ahora si queremos sacar fotocopias, no tenemos tinta,
hojas. No hay una cocina para poder calentarle la merienda a los chicos. Ese
tipo de abandono, más que nada. Y hay cosas que se vienen pidiendo y reclamando
hace rato, y hacen falta realmente (Docente frente a curso, mujer, 57 años,
escuela B, 15/06/2022).
Demandar
no significa solo la denuncia
explicita ante la falta, la indisponibilidad de un objeto,
espacio o cosa. Es
también aprehender cómo y a quien debe ser dirigida la demanda. Se miden los riesgos, las potenciales respuestas, se calculan las reacciones. Es una muestra
gimnástica de las relaciones de poder. Es, de alguna manera y en una escala gradiente, el primer escalón
de modos de torcer determinadas conductas políticas que pueden virar en conflictos abiertos, negociaciones o rechazos.
La Real Academia
Española (s. f.) define a esta palabra
como “hacer gestiones
con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación”
(def. 1). Actividad y maña son
las dos condiciones sine qua non que
hacen al éxito de las estrategias autogestivas basadas en la intriga política, es decir, en el tramado
de relaciones sociales
‒de los más diversos tipos y niveles‒ que se tejen en pos del logro de un propósito. En este caso, conseguir aquello
que ‘a la escuela
le hace falta’.
Yo trato de ir a todos los eventos, hago
participar a la escuela. […] La escuela trata de participar en todo
acontecimiento, en todo evento. Nos anotamos en la feria ACTE, que es la de
ciencia, tecnología… Éramos pocas escuelas del distrito de [nombra Partido] del
Estado que participamos. Ahí vamos. Vimos al inspector regional, fuimos y le
volvimos a recalcar este tema de que nos falta un aula y que, por ejemplo, las
auxiliares no tienen cocina. Así que bueno, nosotros estamos a la espera, y la
oportunidad que tenemos de hablar con quién sea, ahí vamos. Un día vino el
intendente acá a supervisar las obras. Lo vieron las profesoras… se mandaron,
fueron, lo buscaron y lo trajeron: ‘Mirá, nos falta esto, nos falta esto, nos
falta esto’. Pero hay un montón de cosas que todavía no están… de faltantes”
(Docente integrante de equipo de conducción institucional, mujer, 59 años,
escuela B, 12/07/2022).
A diferencia
de las claroscuras confluencias que
suelen darse entre actores públicos y privados
para orientar ciertas
decisiones políticas, el cabildeo docente
consiste en tratar de maximizar las oportunidades disponibles en cada actividad
educativa para ‘abordar’
abiertamente a diferentes funcionarios con la finalidad de lograr canalizar algunas de las mejoras o soluciones urgentes
requeridas. Hacer-se docente y directivo en las aventuras
mayores por hacer escuela lleva consigo, como una
de las reglas primeras, que
aquello que no es garantizado por el Estado ni el entramado escolar-barrial, irremediablemente tiene que ser capturado o conquistado de alguna forma, muchas veces, en el marco de ávidas y creativas estrategias que refuerzan el empoderamiento y la responsabilización de los
sujetos docentes y directivos (Bussi,
2022).
En nuestros días, el derrotero
de la constitución de los individuos como sujetos empresariales (Castro-Gómez,
2016) es también una convocatoria a ser dúctiles, a re-inventarse permanentemente, a ensamblar respuestas y soluciones con aquello que ‘se tiene a mano’. A hacer de
la improvisación no un disvalor sino una oportunidad para la
imaginación, la productividad y la continuidad. Muchas veces se trata de administrar la escasez y la carencia
tratando, al mismo tiempo, de articular lo disponible para ampliar su alcance. Acomodar-se es desarrollar la inventiva, la creatividad. Es estar
en un estado de constante
reflexión y preocupación para producir la mejor
estrategia posible.
Hacemos magia viste, como en casa
cuando tenés 2 o 3 cositas y te armás un guisado para los hijos. Yo lo tomo de
esa manera. Tratar de hacer lo mejor posible con lo que hay. Con lo que hay,
podemos. No solamente espacio, sino faltante de cosas. Es ver y amoldarnos con
lo que hay. Usar una cosa para otra, y así (Auxiliar, 63 años, mujer, escuela
B, 12/07/2022).
Claro, querían un taller de Cocina,
pero la realidad es que no tenés cocina… O si no, habían pedido un taller de
Computación. Todo muy lindo, pero solamente tenemos 5 computadoras, pero
tampoco tengo acceso a internet como “ah sí, acá en esta aula puedo conectar
las computadoras…”. La realidad es que no, la realidad es que no. Y la realidad
también es que uno hace lo que puede con lo que tiene. Esa es la realidad
(Docente integrante de equipo de conducción, 55 años, mujer, escuela B,
15/09/2022).
“Lo que puede con lo que se tiene” es la expresión de un voluntarismo radical en simultaneo con cierto halo de frustración porque su hacer tiene un límite. Es
acotado, es finito, es
restringido y, por lo tanto, no tiene
potencia suficiente para abarcarlo todo,
no puede alcanzar
a todas/os.
Evidentemente los periplos que el sujeto contemporáneo debe
transitar para constituir-se y, de esa manera funcionar
(Benasayag,
2022), tiene como función/estrategia la
autorresponsabilización. Con ello, se desplaza el centro y objeto de
responsabilidad (institucional, colectivo y/o individual) al propio sujeto
o, más bien, la responsabilidad se atomiza en tantos sujetos
como le es posible producir
y encontrar. Por lo tanto, como señala
Saidel (2016) “el fracaso
del individuo resulta
de una vida mal administrada (mismanaged life), de una falla
moral propia” (p. 138).
Ahora, de ser así, la autorresponsabilización del hacer y sus resultados plantearían como efecto político inmediato la desmovilización y desmotivación, abonando
las hipótesis que buscan constatar desde
finales del siglo pasado “un repliegue
social en el que se produce una desmovilización y apatía social
generalizada en la que disminuye
la capacidad de acción y respuesta grupal a los desafíos colectivos” (Gómez Sánchez, 2003, p. 183) Contrariamente, sostenemos que, pese a las
dificultades y las adversidades, el presente sigue siendo un escenario concreto
para sustanciar esas micropolíticas del deseo
(Guattari
y Rolnik, 2006) que combaten sin mediaciones contra las desigualdades:
Tantos… temáticas que hay acá en esta zona,
que es tan difícil, ¿viste? Muchos problemas de violencia, violencia de género,
el tema del abuso… Eso, me, me… subleva. Escuchaba lo que pasa en Capital,
¿viste?, con las tomas [de escuelas estatales]... Yo digo [que] tenemos que tomar
la escuela. Porque yo veo que es tan injusto, digo, están haciendo escuelas por
todos lados, ¿no? Y no nos hacen un aula. Porque acá en primaria, aparentemente
tienen alguna disponibilidad. Pero hace años pedimos (Docente frente a curso,
mujer, 59 años, escuela A, 30/09/2022).
Lo que “subleva”
es la saturación y condensación de injusticias que están compuestas por un cúmulo
de desigualdades que operan como estrategia de gobierno de las poblaciones liminares
(Foucault, 2007). Las prácticas de la entrevistada, recuperando a Negri (2006), son llamados
a “«Hacer política»
en lo biopolítico posmoderno [que] consiste pues, ante todo, en resistir
y rebelarse. Pero, al mismo tiempo, consiste en expresar un sujeto biopolítico que, suspendido entre pobreza y amor, decide el telos común” (p. 427). Por lo que estas críticas
sobre la producción de lo común,
devenidas en resistencia, fuga o sublevación convocan a “una práctica política
que persiga la subversión de la subjetividad que permita un agenciamiento de singularidades deseantes debe investir el propio corazón de la subjetividad dominante, produciendo un juego que la revele, en lugar de denunciarla” (Guattari y Rolnik, 2006, p. 46). La crítica
y la resistencia son el rechazo a ser conducidos de cierta forma
y, a la vez, la propuesta de fuga y salida para componer otras maneras de autogobernarse que quiebren las fuerzas centrípetas de las desigualdades.
Son esas capacidades de autoorganización para obtener o fabricar aquello
que se requiere para
afrontar esa excepcionalidad normalizada (Dafunchio
y Grinberg, 2013), que
es regla en la diaria de las escuelas. Esas ‘aptitudes’ suponen
una (auto)organización ágil, sostenida y sin límites frente a las urgencias
emergentes. Esto para atemperar algo de los efectos que produce esa exposición diferencial al daño, la violencia o la muerte
a las que Butler (2010)
llama precaridad (precarity).
Entonces [producto de un incendio del hogar
de un estudiante y su familia] se quedaron sin nada, con lo puesto. Entonces,
lo que nosotros hicimos fue hacer como una jornada solidaria. Un día que se
entregó mercadería, empezamos a traer cosas. Cada uno, desde las casas, nos
organizamos y todos trajeron camas, trajeron todo… y un profesor en una
camioneta y la directora acercaron todo al lugar nuevo (Docente integrante de
equipo de orientación, mujer, 43 años, escuela B, 01/09/2022).
La búsqueda de cooperación es otra deriva de las prácticas de cabildeo de las que antes hablábamos y que se entremezclan con los sistemas
de comunicación y organización que se tejen en las escuelas y los barrios. En este caso, demanda de capacidad de persuasión para lograr influir
en la conducta de quienes
son los/as posibles “aportantes”.
Hay que trabajar mucho. Tenemos
que trabajar
mucho […] tenemos falta de materiales. Porque el pibe hoy sigue
escribiendo en
papel, y también es un problema el tema del papel, la hoja. Este
año ha sido
más difícil. Yo me compro las hojas aparte, siempre vivo
dando lástima, donde
puedo ver [a] alguien que me pueda hacer una donación de algo,
yo le digo
“somos re pobres por favor…”. Por ejemplo, mi yerno
tiene una aseguradora,
tiene una empresa de seguros, me compra las resmas de papel. Hay papel
de
descarte en la oficina, lo traigo y lo pongo acá en la
fotocopiadora de la
escuela para hacer las fotocopias. Me compra la caja de lapiceras y yo
ando con
lapicera repartiendo [a las/os estudiantes]. Lápices, me los
regala también […]
Mi marido “ay, qué bueno sabés”,
“tomá ¿cuánto querés?”
“Sí, qué bueno, gra…”.
O sea, adonde puedo sacar plata, obtener algo para los pibes, siempre
(Docente
frente a curso, mujer, 51 años, escuela B, 15/06/2022).
Pero a su vez esto da cuenta
del correlato de los sentidos
polisémicos del conseguir en tanto que suponen recuperar y reciclar cualquier
elemento que puede ser puesto al servicio de la producción de lo común.
Yo ayer, por ejemplo, quería pasar una
película, me llevé mi televisor. Nada, todo cargado en el auto como si fuera tu
casa, ¿viste? Revistas, diarios. Trabajé mucho con esas cosas. Los chicos no
tienen, entonces incluso por Instagram, por Facebook pido y paso por las casas
que me ofrecen, o por los diarieros y ya saben, y en el año me junto, y ando
con ese bolsito, y les llevo el material yo. Mucho material lo llevo yo
(Docente de comunicación, 42 años, mujer, escuela B, 29/06/2022).
Es lo que Schwamberger y Grinberg
(2023) denominan como docente ciruja, puesto que esta noción remite “justamente, a esa afección, es decir, al modo en que el trabajo docente
integra la recuperación de residuos a los efectos
de contar con los materiales para desarrollar su labor” (p. 113).
Es lisa y llanamente poner
lo propio. Lo que se tiene para hacer que la escuela,
el barrio, las escolarizaciones y/o la vida de los/as
estudiantes y sus familias estén un poco mejor. Adicionalmente, y desde nuestro
punto de vista,
se trata de una más de las dimensiones perversas en las que se inscriben los modos de hacer-se docente “mediante mecanismos
de poder, entendido[s] como un conjunto
de estrategias y tácticas mediante
las cuales los individuos construyen sus experiencias subjetivas y asumen identidad dentro del
campo social” (Barciela,
2013, p. 32). Disponer es algo que se introyecta en la identidad
docente. Se la entiende
‒no sin critica‒ como un aspecto
característico de su propio hacer:
Hambre y falta de ropa, frío...
Nosotros tenemos un ropero, compramos medias. Cada tanto hacemos siempre algo
para tener, pedimos ropa, los profesores compramos, colaboramos, traemos…
porque siempre hay algún chico que viene sin campera. Ahora hicimos esto de
comprar docenas de medias para que los chicos tengan en los pies… porque
también tienen las zapatillas rotas (Docente preceptor, varón, 36 años, escuela
B, 15/06/2022).
Después, también muchos profes con
otra gestión hemos hecho arreglos por ahí de pintura. Veníamos a pintar como
para dar una mano, ¿viste? Eso también se sigue haciendo: ahora se va hacer un
mural también muy lindo en la puerta (Docente frente a curso, varón, 40 años,
escuela A, 18/11/2022).
Ahora, por ejemplo, justo estaban
conectados a mi red para poder descargar los archivos. Entonces fíjate, me
procuro… preocupo por tener, o procuro tener un plan con muchos gigas para
poder… para que ellos puedan acceder a mi red, ¿se entiende?, y que puedan
tener el material digitalizado. O sea, uno busca las estrategias (Docente
frente a curso, varón, 38 años, escuela B, 08/09/2022).
En acuerdo
con Bocchio y Grinberg (2017) no juzgamos negativamente las prácticas de cooperación.
Lo que ponemos sí en entredicho es que estas sean el principal medio y a su vez garantía de que la escuela
y sus comunidades pueden continuar haciendo-se. Disponer lo
propio es la respuesta
primera, inmediata y rutinaria, que se trama en
las escuelas para hacer que nada, y especialmente, nadie se detenga o quede
atrás.
En las siguientes líneas y apartados,
volvemos a retomar las dimensiones principales del hacer-se docentes y directivos
para hacer escuela secundaria en contextos de desigualdades.
Si hay algo que distingue al sujeto
contemporáneo es su ‘espíritu’ emprendedor, insistente, perseverante,
inclaudicable (Sisto
y Fardella, 2008).
Incluso en algunos supuestos, se trata de un sujeto que, en este contexto, se agota así mismo, se autoexplota
(Han,
2012). Nos encontramos entonces con
un sujeto que, como venimos señalando, es múltiple en el sentido de que afronta
las condiciones imperantes, se adapta, se acomoda para no desistir en
sus propósitos de continuar dándolo todo (Abramowski,
2022). Los sujetos docente y
directivo devienen, pues, en todoterreno (Bussi y Grinberg, 2023). Asumir esa
modalidad todoterreno en el hacer-se
docente y director/a involucra una búsqueda constante por hallar y fabricar nuevas maneras de insistir en su
tarea pedagógica:
Hoy uno se encuentra con un desgano [en
las/os estudiantes], digamos, porque uno pone las distintas herramientas
pedagógicas o audiovisual, de traer mis elementos, es decir, desde traer mis
computadoras para que vean un video, para que vean una película, es decir,
entrarle por otro lado que no sea solamente el texto escrito. Desde leerles yo
el texto, de volverlo a explicar y su vez así el desgano de no querer
escucharlo. Y por eso me termino agarrando de los cuatro o cinco, es decir, son
treinta, lo haremos con estos diez (Docente frente a curso, varón, 38 años,
escuela A, 04/10/2022).
Claramente la opción por ejercer esa
docencia irrenunciable está repleta de experiencias motivadoras, que
retroalimentan las voluntades, pero que, a la vez, produce agotamientos y
desencantos (Armella
y Langer, 2020) en
esas “series de luchas tan titánicas como diarias y que, aunque siempre son
inconclusas e insuficientes, se producen desde los mismos circuitos de
marginalidad en los que se encuentran” (Gil et
al., 2022, p. 74).
Yo si… yo si hubiera sido director, yo
renuncio… por todos los problemas que hubo, yo renuncio. [La directora] se lo
puso al hombro, habló con inspectores, habló con padres. Quisimos llamar a los
medios, pero dijimos “no conviene” porque llamamos a los medios y van a decir
“ehhh, miren lo que nos están haciendo” (Docente frente a curso, varón, 38
años, escuela B, 22/06/2022).
Sin embargo, la perseverancia es no dejarse
doblegar ni derrotar. Es desde donde,
paradójicamente, se componen ‒como una fuerza aplastante‒ esas voluntades de poder que enfrentan abiertamente las situaciones
más dramáticas y peligrosas para insistir en que, finalmente, la escuela
prevalezca.
Yo trato de hacer lo mejor posible
para ellos. Insisto mucho en mostrarles un camino diferente a lo que por ahí
viven, no sé… Por ahí ellos viven 20 horas y vos estas un rato con ellos.
Entonces vos tratás de mostrarles como que hay una salida a lo que es el
entorno que tienen ellos que por ahí es tan agresivo, muchas veces marcado por
la violencia y el narcotráfico (Docente frente a curso, varón, 47 años, escuela
A, 03/11/2022).
Yo los motivo todo el tiempo, aunque
sea mentira por ahí. Digo ‘qué buen alumno que sos, vos podés’… Bueno, como
poder puede, ¿viste? Por ahí digo ‘sos buen alumno’ y por ahí no es buen
alumno, ¿viste? Pero… es como un incentivo que le doy. Porque por ahí puede
mejorar, y por ahí en mi materia empieza a hacer cosas. Yo miro mucho las
carpetas, y por ahí comparo con otras materias, y veo que por ahí tienen muy
pocas cosas copiadas, y por ahí en mi materia tienen más cosas, y… Entonces eso
yo lo destaco digamos, ¿no? Bueno, eso sí, alentándolo todo el tiempo que puede
(Docente frente a curso, mujer, 41 años, escuela B, 05/07/2022).
Son prácticas inclaudicables que, además de
alojar deseos y esperanzas, embaten frontalmente contra quienes afirman que
transitamos un tiempo de pasiones tristes, caracterizado por un resentimiento y
una frustración social que desactiva los esfuerzos y las luchas colectivas para
construir una sociedad mejor (Dubet,
2021). Claramente, esta tesis ‒a instancia de las prácticas que
venimos relevando‒ es
diariamente combatida, rechazada y expulsada de la escuela. Frente al agobio,
al dolor, a la frustración, a la tristeza y a la desazón, los/as docentes y
directivos oponen cotidianamente común-unión. Anteponen la fraternidad, la
empatía y el cuidado de uno/a y de los/as otros/as para seguir insistiendo en
hacer escuela.
Hacer-se docente en contextos francamente adversos signados por las
desigualdades, las violencias y la
abyección, demanda el sostenimiento ‒cuando no el desarrollo‒ de una cierta sensibilidad y empatía para lograr lazos conjuntivos que permitan ese ida y vuelta en el enseñar y aprender. Siendo así, las estrategias pedagógicas en
condiciones de precaridad son permanentemente puestas a prueba, pues tensionan
las prácticas y los discursos afincados en la prescripción curricular y los
vuelven absurdos u obsoletos:
Investigadora: ―Y por ejemplo,
puntualmente la tarea docente suya: ¿cómo se ve afectada por esas
problemáticas?
Docente: ―Y… [a] nosotros nos
cuesta mucho por ahí dar clase, y que los chicos acepten lo que vos querés
darle, ¿viste? Porque vienen con tanta problemática familiar… ellos por ahí
tienen familiares presos, hermanos, padres… Quieras o no, en algún punto la
escuela también es una descarga (Docente frente a curso, varón, 47 años,
escuela A 03/11/2022).
Esta nena [estudiante en situación
de vulneración de derechos] no quiere aprender Historia, esa nena necesita una
contención… Entonces la escuela funciona con un montón de variables que pasan
por la educación, pero no en el contenido mínimo o máximo que uno les pueda
dar, sino en la educación en otras partes, en otros ámbitos que no tienen que
ver con el contenido de la materia específica. Puede ser otro tipo de
aprendizaje, buenos modales, cambio de hábitos en el diálogo, en la palabra, en
el decir, ¿no? (Docente frente a curso, mujer, 39 años, escuela B, 29/06/2022).
Docente: ―El poder desarrollar mi
materia que es lo que yo estoy teniendo ahora problemas de no poder hablar de
literatura, de todo lo que sería lo que a mí me gusta, de poder transmitir mi
gusto a la literatura.
Investigador: ―¿Por qué no lo podés
hacer?
Docente: ―Por cómo vienen los chicos;
vienen, digamos, tengo que volver mucho hacia atrás, hacia primaria, pensando
ver comprensión de textos, entonces cuando hay muchas cosas que se podrían
hacer con cuarto y con quinto año, si estoy retomando temas que ya teníamos que
haber visto en segundo, pero como en segundo estoy viendo de cuarto y de quinto
grado, es un retroceso (Docente frente a curso, varón, 53 años, escuela A
04/10/2022).
De modo que frente a contextos donde las
problemáticas de las más diversas índoles siempre emergen y se anteponen a las
pretensiones de ‘dar clases’, el hacer-se docente implica priorizar y
jerarquizar otras maneras de construir y estrechar
vínculos pedagógicos sobre la base de
la empatía y la sensibilidad de forma tal de producir resquicios que habiliten
enseñar y aprender:
Investigador: ―Cumplías el rol más o
menos de acompañante terapéutico…
Docente: ―¡Tal
cual! Y lo logré que
me acepten también, porque eso también fue un proceso. En
un punto hasta era
una par de ellos. Y los gané más siendo una par que
siendo una profe. Ellos
venían, saludaban y decían “primo,
¿qué hacés primo?” y la palmadita así
y el
puño. Yo decía “¿pero son primos en
serio…?; “no… si es mi primo, es mi primo”.
Y de repente, yo también era una prima más, y era
“bueno, cómo estás primo”,
así… Y así los fui ganando. Y fui logrando que
hagan el cometido ¿no?, que
escriban una historia… de que era así, era una
línea (Docente de biología,
mujer, 41 años, escuela A, 23/11/2022).
Investigador: ―¿Y ahí [frente a la
irrupción de problemáticas] cómo tratas de romper eso estático en las clases?
Docente: ―Y viendo, tratando de
buscar cosas, digamos, en la vida diaria de ellos. Tratando de buscar
actividades o vivencias que estén cerca de ellos, hábitos, que no les sea tan
lejano, como por ejemplo decir, no sé, una célula, ellos se imaginan como un
huevo frito, como nada cercano a ellos, de saber que ellos están compuestos por
células, como que están más cercanos de lo que ellos piensan, hacerles entender
eso (Docente frente a curso, mujer, 53 años, escuela A, 01/12/2022).
No, siempre, en todas las escuelas.
Acá puntualmente, hay un curso que está siempre on fire, que este año
justo es el que está más… Que es un tercero que está allá arriba, y que tenés
que tener mucha cintura. Los chicos vienen aceleradísimos mal, están... como yo
te digo, están rebeldes y hay que tener esta cosa de bajarlos, escucharlos…
Quieren que los escuchen. Entonces, cuando vos le abrís eso en el aula, esta
cosa de escuchar, ¿sabes cómo bajan las revoluciones? (Docente frente a curso,
mujer, 38 años, escuela A, 29/11/2022).
En línea
con Berardi (2017), la sensibilidad no solo hace posible el conocimiento del mundo sino que
también desempeña un papel clave en la propia constitución ética en vistas de
los/as otros/as en la medida que establecemos empatía, esto es, compartimos una misma dimensión
de afectos. De modo
que ‘el cultivo’ de la empatía y la sensibilidad derivan en prácticas
y tecnologías de orientación, guía y conducción de las conductas
pedagógicas sobre sí mismo y las otros/as.
Saber gestionar el tiempo es un aspecto
clave del sujeto manager en su
condición de docente y directivo. Ello no significa administrar los tiempos para concluir exitosamente las tareas que se requieran, si no por el contrario, optimizar el uso de
este para que cada vez puedan asumirse más actividades (Friedrich
et al., 2018). En la misma lógica de la individualización y la responsabilización
que imponen las sociedades actuales, la disposición, planificación y distribución del tiempo se constituye en un asunto –y un problema– para el propio sujeto. El uso del tiempo requiere de su autorregulación.
Sí, sí… sí, sí. Tenés un montón de trabajo,
tenés un montón de problemas. No me da el tiempo para repartirme (porque la
realidad es esa). Ya estoy pensando, tengo que terminar aquello que guardé,
tengo que llegar a casa, mandárselo a la inspectora… Me queda pendiente lo del
módulo FORTE, digo: qué hago. Bueh, lo voy a tener que hacer mañana. Como que
no me da la cantidad de horas para hacer todo lo que tengo que hacer, como que
no puedo, ¿viste? Y a veces sí, me genera una situación como que me pongo mal
que no… no puedo con todos los tiempos. Porque es demasiadas cosas, y es
demasiado corto el horario que uno tiene. No sé, debería tener más horas,
extenderse más en el tiempo (Docente integrante de equipo de conducción
institucional, mujer, 57 años, escuela B, 15/09/2022).
Esta responsabilización en la gestión del tiempo debe
inscribirse en el desarrollo de un sujeto híper-atento/a y multitasking[6] (Armella,
2015), que debe atender a la
multiplicidad de demandas y requerimientos “donde confluyen de manera no
siempre azarosa, ni siempre bien calculada, relaciones sociales, laborales,
amorosas” (Costa,
2015, p. 173). Con
lo cual gestionar el tiempo es, regularmente, redefinir el orden de
prioridades, compatibilizar lo urgente con lo emergente, (re)organizar y
rejerarquizar tareas, agendas y actividades; es adecuarse a coexistir en el
juego pendular de las fortunas y los infortunios; es funcionar sistemáticamente
multirregulado (Rose,
1999b) en la gestión del propio
tiempo, siendo estimulado a desear más tiempo para trabajar más.
Investigador: ―¿Qué es lo que
debería tener más horas?
Docente: ―Más horas el día, más
horas del día porque no me alcanza, no me alcanza. Investigador: ―¿Y qué harías
en ese tiempo extra? ¿Lo quisiera ocupar en algo para vos?
Docente: ―No, lo quiero para poder
hacer más cosas. Para terminar cosas de acá, de la escuela (Docente integrante
de equipo de conducción institucional, mujer, 57 años, escuela B, 15/09/2022)
Pero también, como afirma Han (2012), “hoy
en día vivimos en un mundo muy pobre en interrupciones, en entres y entre-tiempos. La aceleración suprime
cualquier en-tre-tiempo” (p. 55).
Es la inmediatez, y la inmediatez que generan
algunas urgencias, por eso insisto yo mucho con eso. No hay una perspectiva, no
hay proyectos. Ni siquiera te diría que algo esperanzador. Es ahora (Docente en
programa + ATR, mujer, 38 años, escuela B, 09/06/2022).
La superposición de actividad, el uso
exhaustivo del tiempo y la multiplicidad de actividades simultaneas atentan
contra la posibilidad de vivir una vida con intersticios, con momentos de descalce
de una actividad a otra. En cambio, vivir o
funcionar (Benasayag,
2022) –como venimos señalando–
se constituye en un continuum que es
harto difícil de fracturar y es constitutivo del hacer-se docente y directivo
en la actualidad.
La irrupción del COVID-19 produjo un doble
movimiento de profundización y aceleración de las desigualdades en general (Assusa
y Kessler, 2020) y de
la precarización de la vida escolar en particular. En su extensión al ámbito
escolar, las medidas sanitarias de prevención (ASPO-DISPO) fueron el contexto sociopolítico en el que articularon las estrategias de continuidad pedagógica que, al decir de los entrevistados/as y de los estudios más reciente se dividió
entre escuelas WhatsApp y escuelas Zoom (Romero et al., 2021). En esas coyunturas profundamente
desiguales, el hacer docencia y dirección amplió y exacerbó esas usuales condiciones de flexibilidad que caracterizan al sujeto
docente.
Investigadora: ―Y sobre todo en 2020
¿Cómo fue tu experiencia?
Docente: ―Horrible, horrible. El
Estado me obligó a mí y a mis compañeros a poner todos mis medios tecnológicos
para que yo esté 24 h siendo docente. Había que contener a los pibes, ¿quién
contiene a los profesores? Nadie se fija en eso. El Estado no, el primer año de
pandemia y el segundo año también, nuestras computadoras, nuestros teléfonos,
todo por el mismo precio y nuestras horas se flexibilizaron. Yo dejé de entrar
de siete y veinticinco de la mañana para estar disponible de lunes a domingo
porque desde, eh, el papá hasta el abuelo del pibe tenía mi número de teléfono
y cuando el profesor o algún profesor se negaba a dar su número de teléfono
venia el repudio de los directivos, porque a los directivos los repudiaban los
inspectores, y así para arriba. Entonces fue un avasallamiento a todos nuestros
derechos laborales, de cumplir un horario, de la obligatoriedad, de tener que
utilizar nuestros propios medios, eh… Si, los pibes no tienen conectividad ¿Y
qué pasaba con los compañeros que no tenían conectividad? ¿O qué pasaba con los
compañeros que, además de ser profesores, tienen una familia? Entonces la
verdad que fue horrible para nosotros, eh, muy difícil, muy difícil (Docente
frente a curso, mujer, 47 años, escuela A, 18/11/2022).
La emergencia del COVID-19 devino en una
acentuación de las lógicas y dinámicas de responsabilización del sujeto
docente/ directivo intensificando su trabajo (Gil
et al., 2022; Gluz, Ochoa et al., 2021; Gluz , Vecino , et al., 2021; Sverdlick et al., 2020) y mostrando una vez más que la escuela pudo sostener esa pedagogía
de la excepción (Rivas,
2020) gracias a la disposición
y articulación de (aún más) medios, recursos y materiales que realizan sus actores ya desde antes.
Pero lo más alarmante y novedoso fue cómo esa excepcionalidad demolió las ya
frágiles fronteras que obstaculizaban los procesos de precarización de la vida
y extendió sin restricción alguna los tiempos y las fronteras del mundo laboral
a la vez que trastocó radicalmente las rutinas.
En tiempos pandémicos, el sujeto fue como nunca más empresario de sí mismo que de costumbre,
introyectando en la vida doméstica y los ámbitos contemplativos/recreativos, el
llamado a continuar explotándose. La lógica formal que había impuesto el
capitalismo industrial del siglo XIX en la organización del trabajo terminaba
de estallar por los aires:
Llega un momento en que tuve que
mandar un mensaje que decía: “voy a contestar mañana hasta las 12:00, me mandas
12:01 no te voy a contestar” (ríe). Porque tengo que pensar primero en mi vida
también, mi nene, qué sé yo y lo del otro laburo que también tengo a la tarde
(Docente preceptor, varón, 36 años, escuela B, 09/06/2022).
Ya no tenía ni día ni noche, hasta en
un momento era parte psicológica, emocional y salud mental. Dije frené, puse
otro chip y apagaba, porque no tenía sábado ni domingo, ni una de la mañana…
Como docente también tuve que hacer… me tuve que organizar. Realmente pega
(Docente preceptora, mujer, 43 años, escuela A, 30/09/2022).
La pandemia parece haber fabricado un tipo
de docencia y directivo que, recurriendo a Crary (2015)(2015), puede llamarse 24/7 y que desconoció cualquier limitación en su
conformación. Ella se hizo desde un “estado de
disposición constante, [donde] la respuesta a consultas sin límites
de horario a través de WhatsApp,
las devoluciones de trabajos prácticos mediante el Classroom (inclusive los
fines de semana), el envío de informes
por correo electrónico” (Mazzeo et al., 2022,
p. 87) fueron algunos de sus ribetes más comunes y extendidos.
Al tiempo que esta flexibilidad precarizada realizaba nuevas ‘marcas’, las/os
docentes también desarrollaban estrategias de resistencia que, fundadas desde
la crítica a las condiciones de ese presente
de saturación, burnout y agotamiento, buscaban
hacer frente a ese avance fenomenal
sobre la regulación de sus tiempos,
espacios y recursos: cambiar chip y apagar teléfonos, silenciar
notificaciones, establecer horarios y pautas de trabajo, establecer
metodologías de trabajo, dejar de responder mensajes-llamados-correos son algunas de las reacciones lúdicas
que se desplegaron como estrategias para recuperar el autogobierno de las vidas docentes.
En este trabajo hemos tratado de mostrar
algunos des-pliegues vinculados con la producción de un sujeto docente/
directivo fit, es decir, de una subjetividad fit que,
afectada por la racionalidad neoliberal imperante (Laval
y Dardot, 2013),
pueda auto regirse entre los márgenes establecidos por los discursos del management
y el rendimiento, de manera tal que asuma su condición ya no de empresario
de sí mismo (Foucault, 2007) ‒o que pueda hacer-se solo por sí mismo‒, sino como un sujeto que ahora deviene en manager de
sí misma/o. Es un sujeto
que se autogerencia, que se identifica como incompleto, parcial,
fragmentado, atomizado y que, por lo tanto, ya no le alcanza con ser “su propio
capital, su propio
productor, la fuente de [sus] ingresos” (Foucault, 2007, p. 265).
Es un sujeto que gerencia lo ‘propio’
y requiere gerenciar aquello que lo excede, que lo
rebasa, que no tiene su individualidad en términos posesivos. Pero también
es el sujeto a través del cual, las/os otros/as pueden hacer-se a sí
mismas/os: es un juego y flujo recíproco de
materialidades. No solo es un sujeto endeudado
(Lazzarato, 2013; Lorey, 2013; Saidel, 2016) en la fase actual de la acumulación financiera y cognitiva del capitalismo (Fumagalli, 2010), sino que es un sujeto en-deuda, siempre en falta, siempre en búsqueda de completar-se, de hacer-se integralmente, siempre contrarreloj, siempre
inacabado y en consecuencia, siempre
fatigado/a, exhausta/o, agotado/a, consumido/a. Así, la carrera docente-directiva no solo representa la sucesión de escalafones o etapas a lo largo del
desarrollo profesional, sino que, sobre todo, significa sistemáticamente correr, continuar, seguir en marcha
atrás de un propósito que, pese a mostrarse reacio a ser conseguido, es insistentemente deseado:
hacer escuela para todas/os. Aquí se devela esa urgencia y esa necesidad
que tienen los dispositivos en general y el de la gestión
docente de sí en particular: la producción de un sujeto
docente fit, manager
de sí mismo y multifacética/o no es solamente una deriva más de su subjetividad: se compone como uno de los instrumentos fundamentales para hacer posible el gobierno de las
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[1] Nos referimos al proyecto N.º 335 denominado “Los dispositivos
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en contexto de pobreza urbana de los partidos de Tres de Febrero y San Miguel”,
que fue seleccionado y financiado por el INFOD/MEN en el marco de la
convocatoria 2021 para proyectos de investigación de Institutos Superiores de
Formación Docente.
[2] Al respecto la noción fue desarrollada inicialmente por Foucault (1985) quien la define como “un conjunto resueltamente heterogéneo que
compone los discursos, las instituciones, las habilitaciones arquitectónicas,
las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los
enunciados científicos, las proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas.
En fin, entre lo dicho y lo no dicho, he aquí los elementos del dispositivo. El
dispositivo mismo es la red que tendemos entre estos elementos” (pp. 128-129).
[3] Sin ánimo de extendernos en debates que antaño vienen produciéndose
en el vasto campo de las ciencias sociales y humanas, sobre todo en la
antropología y sociología, nos referimos a la noción de observación asociada con propósitos científicos (Marradi
et al., 2007). Al respecto vale también decir que acordamos con Guber (2004) a propósito de la relación entre
observación y participación cuando afirma que “es cierto que la observación no es del todo neutral, pues incide en los
sujetos observados, y es cierto también que
la participación nunca es total,
excepto cuando el investigador adopta, como campo, un
referente de su propia cotidianidad; pero aun en este caso el hecho de que el
investigador se conduzca como tal en su medio introduce diferencias en la forma
de participar” (pp. 111-112).
[4] “El carácter se centra en particular en el aspecto duradero, «a
largo plazo», de nuestra experiencia emocional. El carácter se expresa por la
lealtad y el compromiso mutuo, bien a través de la búsqueda de objetivos a
largo plazo, bien por la práctica de postergar la gratificación en función de
un objetivo futuro” (Sennet, 2000, p. 10).
[5] Todas las citas atribuidas a los docentes de las escuelas A y B se
han consignado entre paréntesis y se consideran comunicaciones personales de
los autores (Aguirre y Murua, 2022). Todos los docentes entrevistados han dado
su autorización para la reproducción anónima de sus respuestas.
[6] Respecto de la idea de multitasking, Han (2012) refiere
que no es “una habilidad para la cual esté capacitado únicamente el ser humano
tardomoderno de la sociedad del trabajo y la información Se trata más bien de una regresión. En efecto,
el multitasking está ampliamente extendido entre los animales
salvajes. Es una técnica de atención imprescindible para la supervivencia
en la selva” (p. 33-34).