Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 9 N° 1 (2024) / Sección Comentarios de Libros-Anticipo de publicación / pp. 1-7 /
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
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Diccionarios para un concepto de cuerpo Martínez, Ariel y Mora, Sabrina (Cord.) Biblos, 2022. 154 p.
ISBN 978-987-814-117-6 |
Centro Interdisciplinario de
Investigaciones en Género (CInIG),
Instituto de Investigaciones en Humanidades
y Ciencias Sociales (IdIHCS),
Universidad Nacional de La Plata (UNLP),
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)., Argentina.
mabelucha.mac@gmail.com
¡Alegría! A propósito de Diccionarios para un concepto de cuerpo
El libro Diccionarios por un
concepto de cuerpo reúne la escritura de personas muy lúcidas y creativas. La
idea que han gestado Ariel Martínez y Sabrina Mora, es una apuesta muy
interesante que provoca los límites del pensamiento desde un desafío lúdico,
que pone en acto el proyecto político para trazar y fijar los límites del
mundo, como señalan en la introducción. Como primer y principal valor de todo
el producto, quiero destacar que es admirable la pluma de cada escritora y
escritor, pues logran articular magistralmente poder de síntesis y claridad, en
abordajes que si bien son disímiles, comparten la cualidad de ser muy
complejos. Gracias, en este sentido, a todxs y cada unx, por este logrado
esfuerzo. No quiero dejar de mencionar que también resulta maravillosa en la
tapa, el arte de Fernando Bisignani.
Un diccionario plural, pues contraviene la noción de diccionario al
girar en torno a un único concepto, un juego conceptual que evoca tanto los Fragmentos de un discurso amoroso de
Roland Barthes como el Borrador para un
diccionario de las amantes de Monique Wittig y Sande Zeig, ya que los
esbozos de definición no culminan, tropiezan con la imposibilidad de
totalización y así nos brindan diferentes provocaciones para abordar el cuerpo.
En este comentario me debato entre hacer una exégesis del libro o compartir la
perspectiva parcial de mi lectura en base a cómo me afectó. La primera
posibilidad, de la exégesis, corre el riesgo de clausurar sentidos, además de
tornarse una tarea extensa que a la vez me sobrepasaría, pues no conozco todos
los ámbitos disciplinares involucrados. La segunda posibilidad, de mi
perspectiva parcial, me lleva a armar un texto borrador hecho de fragmentos,
tramado por el amor que surge de su lectura, como aproximación a la pluralidad
de diccionarios ofrecida.
CCCLV - Juan
Gelman
……………………………………………………..
¿ese balazo existe acaso? preguntaba Descartes
¿acaso puedo decir que
hay asertos o afirmaciones o
proposiciones verdaderas? esa bala
que silba en mi oído izquierdo ¿es?
…………………………………………………………………
dijo Descartes y escribió tratados
sobre el razonamiento la razón
la sinrazón la duda otros negocios y miedos
encontrados en la batalla de Praga
pero no el plomo de verdad
no la muerte a caballo
no el cese de cualquier pensamiento
filosóficamente hablando (Gelman, 2012)
Lucía Merlos, en su entrada sobre enseñanza en las artes escénicas,
trabaja en torno al carácter ineludible del cuerpo en tal cuestión. Esta
evidencia, para quienes nos formamos en filosofía durante el siglo XX, no ha
sido punto de partida sino más bien largo proceso de descubrimiento, ya que
distintas instancias contribuían a hacer eficaz la convicción de que el cuerpo
era eludible. Se trataba de pensar, abstraerse, privilegiar el ejercicio
intelectual. Pero ese ejercicio, ¿cómo y desde dónde se ejercita? Lastre de una
herencia cartesiana, producida y reproducida a pesar del propio René.
Fue la tradición fenomenológica la que nos sustrajo del ensueño
descorporeizado, como señala por un lado Mónica Menacho, quien en su abordaje
conceptual se concentra en la distinción entre cuerpo objetivo y cuerpo vivido
como contribución fenomenológica para desplazar la mirada cartesiana
reificadora y destacar el valor afectivo del cuerpo. Por otro lado, también lo
destaca Ludmila Leibovich, en torno a la filosofía de la danza para la que un
abordaje sistemático del problema del cuerpo conforma una base sólida que
permite reparar el olvido de la danza en la filosofía del arte. Si bien, es la
inversión que produce Nietzsche al atribuir ligereza al cuerpo y pesadez al
espíritu, la que resulta insoslayable para el modo en que distintos filósofos
del siglo XX conceptualizan la danza o la toman como metáfora para el filosofar
mismo. A su vez, en un abordaje antropológico sobre la danza, Sabrina Mora
establece una genealogía que permite visibilizar distintos momentos históricos
en los que el cuerpo cobra relevancia, a partir de la década del 60, lo que
contribuye a reflexionar sobre el alcance del campo y la denominación más
conveniente, ya que la de antropología del movimiento humano podría dar lugar a
una conceptualización más plástica y creativa del cuerpo.
Tomboy -
Claudia Masin
el cuerpo no es
una materia sumisa, una
boca que traga limpiamente
con que se la alimenta. Es un entramado
de pequeños filamentos,
como imagino que son los hilos
luz de las estrellas. Lo que nunca podría
ser tocado: eso es el
cuerpo. Lo que siempre
queda afuera de la ley
cuando la ley es maciza
y violenta, una piedra
descomunal cayendo
desde lo alto de una
cima
arrasando lo que
encuentra. ¿Cómo pueden entonces
andar tan cómodos y
felices en su cuerpo, cómo hacen
para tener la certeza,
la seguridad de que son eso: esa sangre,
esos órganos, ese sexo,
esa especie? (Masin, 2018)
Conozco la incomodidad que señala el poema de
Claudia Massin, no me resulta ajena, estuve ahí. Encontré elementos para
afirmarme a pesar de ella, por un lado en el feminismo, cuando lo descubrí en
los 90, azarosamente, momento también en que cursaba la última parte de la
carrera y me encontraba con el postestructuralismo, a partir de reflexiones
posmodernas surgidas al calor del giro lingüístico. En este sentido, la
incorporación de la perspectiva constructivista sobre el cuerpo se hace una
para mí con la evidencia del partir de una misma y la deriva de los
conocimientos situados. Así, el énfasis político en desencializar la
corporalidad y la universalización de la experiencia, se trama especialmente a
partir de una crítica a la noción de naturaleza que la considera causa de todas
las fijaciones ahistóricas que producen violencia ontológica imponiendo un
orden patriarcal. Intento manifestar de este modo que en principio sospecho de
la biología y tengo pendiente revisar el énfasis culturalista en el discurso
así como la noción de materia y por ende de naturaleza allí implicada,
herederas del mecanicismo del siglo XVII. Sintonizo con este punto de partida
de los diccionarios aquí ofrecidos, que a partir de la fenomenología y del
postestructrualismo, se abren a los nuevos materialismos no esencialistas.
Así, la entrada de Luciano Arévalo sobre
biología, brinda aproximaciones teóricas para una conceptualización no
determinista, no reduccionista y no esencialista de la misma. Basándose en la propuesta
del “realismo promiscuo” de John Dupré, desmonta los sentidos mecanicistas del
siglo XVII y brinda una genealogía de teóricas feministas que revisan los
supuestos del constructivismo sobre lo biológico a la vez que hacen propuestas
conceptuales para romper con el determinismo. Una implicancia de su recorrido
es la consideración de que las
capacidades de un cuerpo son el resultado de lo que incorpora; el yo no es solo
corpóreo sino corporativo.
En el mismo sentido, Guillermo Suzzi revisa la performatividad
sexo/género con una perspectiva neomaterialista no fundacionalista, a partir de
la noción de intracción de Karen Barad, que permite entender la materia en su
participación activa para determinar lo que es real y por ende, su enfoque no
es representacionalista. Se desmonta así la dicotomía entre materia, cuerpo,
por un lado; discurso, significación, por otro; al resultar el cuerpo un flujo
continuo de agencia a través del cual una parte del mundo se hace inteligible
para otra.
Por su parte, Tomás Gomariz sigue esta línea, al abordar la teoría queer
antisocial a partir de Guy Hocqueghem, Leo Bersani, Lee Edelman y Teresa de
Lauretis, quienes toman distancia del representacionalismo que caracteriza a la
línea teórica inaugurada por Michel Foucault en busca de hacer justicia a una
sexualidad no exclusivamente discursiva, para lo que retoman al psicoanálisis,
en especial la noción de “pulsión de muerte”, como potencia para conmover y
desmontar los marcos heteronormados instituidos.
Ahora bien, la articulación entre filosofía y feminismos ha tenido
también otras vertientes y derivas a partir de la puesta en evidencia del
carácter ineludible del cuerpo. En este sentido, María Marta Herrera se
aproxima al cuerpo desde la categoría de diferencia conceptualizada según Luce
Irigaray y Adriana Cavarero, quienes traen a la genealogía filosófica la
omisión que consagra la historia de la filosofía eeuurocentrada: el hecho de
que llegamos al mundo a partir de un cuerpo de mujer. Si bien hoy se hace patente
que un “cuerpo gestante” no necesariamente remite a una mujer, de todos modos está en juego ese límite y a
la vez apertura de posibilidades que implica haber nacido, si sacamos a la luz
sus condiciones materiales. María Marta se apoya en las autoras mencionadas
para desconstruir la noción moderna de autonomía y el supuesto que conlleva de
un cuerpo regido por la razón que se sustenta en la verticalidad.
Roberto Juarroz
– Poesía Vertical 1 – Poema 13
Hay palabras
que no decimos
y que ponemos
sin decirlas en las cosas.
Y las cosas
las guardan,
y un día nos
contestan con ellas
y nos salvan
el mundo,
como un amor
secreto
en cuyos dos
extremos
hay una sola
entrada. (Juarroz, 1958)
Estos diccionarios nos quitan la ilusión de una sola entrada, pero la
poesía vertical de Juarroz nos brinda otros modos de desandar esa verticalidad
racional falogocéntrica del occidente capital colonialístico, donde se anudan
también otras disputas del feminismo que atraviesan estas páginas. Por ejemplo,
el hecho de que la desvalorización de la danza como disciplina artística esté
vinculada históricamente a su feminización. O, no ya en un sentido negativo, el
valor del canto como práctica que hace género, en la entrada sobre música de
Gisela Magri, quien señala que la feminización de la práctica del canto, y en
particular de su enseñanza, resultaron muy notorias a partir de su propia
autoetnografía. Señalamientos que la llevan a destacar que la música, y en
particular el canto, hace sociedad porque construye narrativas, articulaciones
identitarias y afectos. También en esta línea, la entrada sobre los miedos, a
cargo de Graciela Tabak, reconstruye sentidos a partir de los relatos de
bailarinas que pasaron por la experiencia de la maternidad, investigación
realizada junto a Juliana Verdenelli. Tabak aproxima sentido a la paradoja de cómo
aunar la posibilidad de comprender el miedo al parto con la idea de un cuerpo
biológico que se supone “debe dejar
hacer a la naturaleza”. Por su parte, Verdenelli, abona desde allí al concepto
de creatividad, para mostrar que la misma no escasea, sino lo que escasea es el
acto de etiquetar algo como creativo. Entonces, se distancia de definiciones de
creatividad con base en la eficiencia productivista, para buscar otras en que la
creatividad y la posibilidad de imaginar aparecen directamente relacionadas con
el cuerpo y el movimiento. De este modo, la noción pierde su estatuto elitista
para hacerse accesible a todxs nosotrxs.
Dentro de este sentido de la creatividad se ubica la entrada bioarte de
Ariel Martínez quien pone en juego el giro ontológico y material para hacer
visibles las capacidades morfogenéticas de la materia y por lo tanto, la
plasticidad del cuerpo que no está a la espera de significación. Así las
fuerzas compositivas y afectivas del cuerpo son artísticas, pues señalan el
modo en que nuestra materialidad responde y resuena de forma impredecible con
la materia que nos rodea. También en esta conceptualización se posiciona a
partir de sí, para reflexionar sobre su afección autoinmune y considerar a su
piel como un lienzo mutante y autoexpresivo.
Por su parte, Eduardo Galak, en el epílogo invierte la relación
diccionario concepto, al proponer un cuerpo para un diccionario y revisar
también la materialidad performativa, los modos en que se incardinan las
palabras y las cosas, donde entonces la gramática sería el guión que encadena
la relación palabra-cosa. Al decir de Juarroz: La palabra es el único pájaro que
puede ser igual a su ausencia.
Vivir en la
frontera – Gloria Anzaldúa
En la Frontera
tú eres el campo de
batalla
donde los enemigos
están emparentados entre sí;
tú estás en casa,
una extraña,
las disputas de
límites han sido dirimidas
el estampido de
los disparos ha hecho trizas la tregua
estás herida,
perdida en acción
muerta,
resistiendo; (Anzaldúa, 2014)
Frontera, otra noción cara a los feminismos del siglo XX, especial
legado de la posición chicana de Anzaldúa, se explicita en la entrada “resistencia”
de Elizabeth López Betancourth, que pone el acento a la presencia de los
cuerpos en la calle como política disidente. Una mirada desde el exilio, que
reflexiona sobre la espectacularidad de la violencia volcada hacia la
producción de un enemigo interno, contra la que se pone el juego en las
juntanzas, encuentros colectivos que aúnan el dolor y la fiesta. Entrada en
sintonía con el cuerpo para un diccionario de acción colectiva y visualidad de
Verónica Capasso, que se concentra en la escenificación de la protesta social a
través de ciertos repertorios de la acción que involucran recursos
estético-visuales, desde la convicción butleriana de que para que la política
tenga lugar, el cuerpo debe aparecer y esto implica, a la vez, el derecho a
mirar y a ser visto. Asimismo, aquí se articula la propuesta de Daniela
Camezzano que en Cuerpo para un diccionario del día siguiente al acontecimiento
parte de la certeza de la movilización para ensayar categorías que la llevan a
reflexionar sobre la formación, la disponibilidad y las disposiciones de los
cuerpos militantes y activistas.
Cuerpo, militancia y calle, resuenan en mí desde un devenir desde la
censura hacia la conquista demostrática de la libertad. Llegué desde Junín,
provincia de Buenos Aires, a la calle Junín de la Capital Federal, en febrero
de 1981, para iniciar una vida de estudiante que aún no se sospechaba en el
sendero filosófico. Regía todavía el orden represivo de la última dictadura
cívico militar, una represión que además de vivirse en la violencia explícita
se respiraba y permeaba los poros del supuesto límite corporal, huellas que
persisten indelebles, inefables. Durante la recuperación democrática en 1983
comencé a vivir la experiencia de poner el cuerpo en la calle, primero a modo
de fiesta y celebración, pronto para incorporar la protesta, en una conjunción
inescindible de dolor y júbilo muy bien sintetizada por Emma Goldman: “Si no
puedo bailar, tu revolución no me interesa”.
Tampoco sospechaba entonces que algún día mi barrio sería la República
de La Boca, donde actualmente resido, en el complejo Catalinas Sur. Aquí, durante los estertores de la última dictadura, un grupo de padres de la asociación
cooperadora de la escuela Carlos Della Penna, ubicada en el complejo barrial, planteó al actor y director Adhemar Bianchi, vecino del
barrio que hacía tiempo había llegado del Uruguay, organizar un taller de
teatro. Con el gobierno de facto tambaleante y una necesidad social urgente de
apertura, la contrapropuesta de Bianchi fue apostar por un proyecto artístico más amplio, que propiciara una
posibilidad de encuentro entre vecinos y la recuperación del espacio público. Así surgió el
grupo de teatro comunitario que comenzó a reunirse en la Plaza Malvinas.
En el año 2023, con el lema «arte, memoria, identidad y red comunitaria»,
el Grupo de Teatro Catalinas Sur festejó su 40 aniversario con la reposición de
su trilogía histórica, compuesta por los espectáculos Venimos de muy lejos, El fulgor argentino y Carpa quemada. En esta experiencia de teatro comunitario, Carpa quemada
parte del hecho histórico del incendio del Circo de Brown en los festejos del primer
centenario argentino para hacer una genealogía de la historia del país. Entra
así en juego, por un lado lo actoral, en sintonía con la entrada de Mariana del Mármol “teatro y actuación”
donde resalta que el teatro es cuerpo, a la vez que una disciplina que recurre a materiales preexistentes para
inventar nuevos sentidos. De este modo, involucra el devenir otrxs y construir
otros universos como característica central del oficio de actores y actrices,
la ampliación del espectro de intensidades y matices emocionales por los que se
puede transitar como recurso fundamental para la actuación y la grupalidad como
el modo en el que se entrena este recurso y se facilita el acceso a aquel
objetivo. Por otro lado, entran en juego las artes circenses, caracterizadas en
el libro por Mariana Sáez, como la utilización de múltiples recursos previos en
pos de superar constantemente los límites y por lo tanto, una puesta en juego,
lúdica (valga la redundancia) del riesgo. Esto implica un modo de corporalidad
o una configuración corporal específica que se anuda en torno a la estética del
riesgo propia de este arte: entrenamiento, ambigüedades corporales,
colectividad, poética y esperanza. Subrayo esperanza.
Una esperanza vivida en el cuerpo, una esperanza que torna al cuerpo vibrátil,
como cuando se lo pone en la calle en la protesta, cuando se toma el riesgo de
disentir y no se trata de una entelequia, sino que está en juego la existencia
toda. Con esta vivencia relaciono la apuesta política del Grupo de Teatro
Catalinas Sur y considero que hay una música y una letra que logran expresar la
intensidad en cuestión. Me refiero a la música del espectáculo Alegría del Cirque du Soleil, en
1994, de la que tomo algunos versos para cerrar mis comentarios:
Alegría, como
un destello de vida
Alegría, como
un payaso que grita “alegría”
Del virtuoso
grito, de la tristeza loca serena
Como la rabia
de amar, alegría
Como un asalto
de gloria, alegría
Veo una chispa
de vida brillante
Alegría, oigo
cantar un joven juglar
Alegría,
hermoso rugiente grito
Alegría y
tristeza tan extrema
Hay un amor
rabioso en mí
Un sentimiento
mágico,
Como un asalto
de felicidad.
Referencias
Anzaldúa, G. (2014) [1987] Vivir en la frontera. Borderlands. La frontera. Capitán Swing.
Gelman, J. (2012) CCCLV. Poesía
Reunida. Seix Barral.
Juarroz, R. (1958) Poema 13. Poesía
Vertical. Equis.
Masin, C. (2018) Tomboy. Lo
intacto. hilos editora.