Proyección: estudios geográficos y de ordenamiento territorial / ISSN 1852 -0006
Vol. XVI, (32) / Sección Dossier / pp. 39-63 /
Instituto de Cartografía, Investigación y Formación para el Ordenamiento Territorial,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistaproyeccion@ffyl.uncu.edu.ar https://doi.org/10.48162/rev.55.028
Enviado 26/03/2022 – Aceptado 29/09/2022
Vulnerability in the city of
Mazatlán: floods and marginalization
Ludim Vences Macedo
Universidad Autónoma de Nayarit
ludimvences@gmail.com
Naím Manríquez García
Universidad Autónoma de Sinaloa
Universidad Tecmilenio (Campus Mazatlán)
naim.manriquez@gmail.com
Resumen:
Las condiciones de marginación y su
relación con la vulnerabilidad social, como también la evolución de las
carencias sociales conforman un reto para los gobiernos locales, ya que la
identificación de estas es un proceso complicado y demanda recursos. Además, su
incorporación a la planeación estratégica de la ciudad implica el diseño y
ejecución de políticas públicas económicas y sociales más efectivas en la urbe.
El objetivo es analizar la vulnerabilidad
social en cuanto a marginación e inundaciones en la ciudad de Mazatlán,
Sinaloa, en el 2020. Con datos del índice de marginación a nivel área
geoestadística básica(AGEB), el valor del suelo del Libro Verde de la
Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios, A.C. de Mazatlán(AMPI) y
el Atlas de Riesgos de Protección Civil.
Los resultados permiten sugerir la
existencia de patrones espaciales ante la presencia de un clúster de
vulnerabilidad ubicado en la zona cercana al parque industrial de producción
pesquera y servicios marítimos de la ciudad. En él se identifican
aglomeraciones donde la vulnerabilidad por alta marginación, bajo valor del
suelo y zonas inundables es mayor; a diferencia de la zona turística,
especialmente la zona dorada donde la marginación es baja y el valor de la
tierra es alto.
Palabras clave: vulnerabilidad social,
inundaciones, marginación, valor del suelo
Abstract:
Marginalization
conditions and their relationship with social vulnerability, as well as the
evolution of social deprivation, constitute a challenge for local governments,
the identification of marginal urban areas is a complicated process and demands
resources. In addition, its incorporation into the strategic planning of the
city implies the design and execution of more effective economic and social
public policies in the city.
The
objective of this article is to analyze the social vulnerability of the population
in terms of marginalization and flood risks in the city of Mazatlán, Sinaloa,
in 2020. The information used came from marginalization index at the basic
geostatistical area level (AGEB), the value of the land in the neighborhoods of
Libro Verde of Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios, A.C. de
Mazatlán (AMPI) and Atlas de Riesgos of Protección Civil.
The
results allow us to suggest the existence of spatial patterns in the presence
of a vulnerability cluster. It is in the area near the city's fishing
production and maritime services industrial park. It identifies agglomerations
where vulnerability due to high marginalization, low land value and flood zones
is greater; unlike the tourist zone, especially the golden zone, where marginalization
is low, and land values are high.
Key
words: Social vulnerability, floods, social marginalization, land value
En razón hacia la búsqueda de un futuro
sustentable en las urbes, el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo
Sustentable (ODS) es crucial para llegar a dicho fin. En especial, los ODS: 11,
ciudades y comunidades sustentables; y 10, reducir las desigualdades (ONU, 2015). Lo cual lleva a un proceso de
desarrollo local sustentable a largo plazo en las ciudades.
Las ciudades tienen una mayor concentración
de población comparadas con las zonas rurales, por lo que, la inteligencia
territorial es parte de una planeación estratégica para que estas sean
inclusivas y sin desigualdad, en un ambiente de seguridad y resiliencia, es
decir, ciudades sustentables. El generar dicha inteligencia “aporta
herramientas para resolver el cómo, a partir del conocimiento, la toma de
decisiones, la cooperación y participación, la articulación, el consenso, el
diagnóstico y el análisis de la información, entre otros” (Jean-Jacques, 2011, pág. 7).
La inteligencia territorial es una etapa del
proceso a una ciudad sustentable, ya que contribuye a la implementación de
políticas públicas adecuadas del contexto de la población. Esta inteligencia se
erige con “el capital intelectual de los actores implicados en su desarrollo
local sustentable de tal forma que se detone un marco común de referencia que
permita la cooperación entre ellos” (Farinós
Dasí, 2011, pág. 46). Dicha cooperación reflejada “en proyectos
territoriales concertados dirigidos por partenariados multisectoriales de
desarrollo” (Jean-Jacques, 2011, pág. 24).
Tal inteligencia tiene relevancia cuando
parte de una población presenta pobreza, la cual “se define de diferentes formas,
de acuerdo con las condiciones de sus habitantes; como aquellos que sufren
pobreza ya sea extrema, multidimensional, alimentaria, o por debajo de la línea
de bienestar, entre otros” (Barrón-Pérez, 2015,
pág. 8). La pobreza es una de condiciones que enmarca la marginación,
rezago y vulnerabilidad de una sociedad, por lo que, se presentan condiciones
de desigualdad. En el caso de la marginación se habla de “las carencias en el
acceso a bienes y servicios básicos” (CONAPO,
2016; Rodríguez Molina, 2003, pág. 1). Y la persistencia de alguna
carencia “es el resultado no sólo de los efectos de alguna crisis (contracción:
consumo, producción y empleo), sino también de la ausencia de impactos de la
política social de combate a dicha condición” (Barrón-Pérez,
2015, pág. 10).
La marginación lleva a ser vulnerable a la
población en carencias, por lo que, el Estado es responsable de realizar una
reducción de estas. Entendiendo a la vulnerabilidad como “la inseguridad e
indefensión que experimentan… individuos en sus condiciones de vida a
consecuencia del impacto provocado por algún tipo de evento económico social de
carácter traumático” (Pizarro, 2001, pág. 11),
además, él complementa que existe la vulnerabilidad de enfrentar los riesgos y
efectos de fenómenos naturales.
Un ejemplo de esta última es la
vulnerabilidad por inundaciones, en especial, la forma en la que la población
en algún tipo de marginalidad vive los riesgos que estas generan. Tomando en
cuenta que una expresión de las carencias de las personas es el valor bajo del
metro cuadrado del terreno de sus casas, que refleja su marginalidad, esto es
una complicación para enfrentar económicamente tales riesgos naturales.
Afrontar los riesgos de una ciudad
-vulnerabilidad urbana-, requiere “proveer información científica y
fundamentada que puede ser útil para concientizar y orientar, tanto las
intervenciones urbano-arquitectónicas como las de índole social” (Ochoa-Ramírez & Guzmán-Ramírez, 2020, pág. 2).
Sobre todo, en las áreas de la urbe con mayor concentración de población, por
lo que, cobra mayor relevancia que el diseño de una política a escala local
incorpore su complejidad territorial (CEPAL,
2019, pág. 15; Sandoval Escudero, 2014, pág. 74).
Por lo anterior, este artículo tiene como
objetivo analizar la vulnerabilidad social de la población en cuanto a la
marginación, valor del suelo, población de edad vulnerable y las inundaciones
de la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, en el año 2020. Por medio del índice de
marginación del 2020 a nivel del área geoestadística básica (AGEB) del Marco
Geoestadístico Nacional de la ciudad del Consejo Nacional de Población
(CONAPO). Como también, el valor del metro cuadrado del terreno de las colonias
del libro verde de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios, A.C.
de Mazatlán (AMPI) del 2020. Al igual que los Censos de Población y Vivienda
del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de los años 2000,
2010 y 2020. A continuación, el documento desarrolla una presentación del área
de estudio.
La ciudad de Mazatlán es el destino de sol y
playa de mayor relevancia del estado de Sinaloa (CODESIN,
2018), se localiza el noroeste de México (Fig. N.º 1). Además de la
dinámica turística concentrada a lo largo de costa del pacífico, con tres áreas
en particular: el centro histórico, el malecón y la zona dorada; la ciudad
tiene un puerto, junto con el Parque Industrial Alfredo V. Bonfil que desarrollan
la pesca, producción, procesamiento y enlatado de productos marinos (CODESIN, 2018). Administrativamente, la urbe
es la cabecera municipal del municipio homónimo a esta.
Fig. N.º 1. Ciudad de Mazatlán
Fuente: Elaboración propia con base en Marco
Geoestadístico Nacional, INEGI.
La naturaleza, el paisaje, los mariscos, la
música regional, porque no la cerveza, hacen de Mazatlán un destino turístico,
dicha dinámica se expresa en procesos como la concentración demográfica, ya
que, en la urbe se encuentra la segunda población más grande del estado, por
debajo de la capital, Culiacán (INEGI, 2021).
El “constante crecimiento demográfico en el destino es relevante, debido a que
expresa también la dinámica turística que este tiene” (Ibáñez Pérez, 2017, pág. 885).
El análisis de la concentración demográfica
de la ciudad de Mazatlán se realizó por área geoestadística básica (AGEB), es
decir, es la unidad básica del Marco Geoestadístico Nacional que oficialmente utiliza
el INEGI para la estadística que este genera a nivel territorial; ya que la
AGEB es un punto de partida para identificar en donde se presenta mayor número
de población de la ciudad, por tanto, una primera aproximación de las sinergias
del territorio. Lo anterior se analiza en tres periodos de tiempo
correspondiente a los tres censos de población y vivienda del INEGI de los años
2000, 2010 y 2020; lo anterior con el fin de identificar la concentración de la
población y el crecimiento de la mancha urbana (Fig. N.º 2).
Fig. N.º 2. Población por AGEB de la
ciudad de Mazatlán, Sinaloa, 2000, 2010 y 2020
Fuente: Elaboración propia con
información de los censos de población y vivienda, 2000, 2010 y 2020.
En el año de 2000, su población fue de
327,989 habitantes, mientras que el municipio tuvo 380,509 pobladores. En el
año 2010, la ciudad llegó a 381,583 habitantes, lo que representa una tasa de
crecimiento del 16.3 por ciento respecto a la población del año 2000. Por
último, en el año del 2020, el destino presentó una población de 441,975
personas, con una tasa de crecimiento del 15.8 por ciento respecto a los
habitantes de la urbe del año 2010; el municipio tuvo una población de 501,441
habitantes.
En
los mapas presentados en la Fig. N.º 2 es evidente que la concentración de los
habitantes se encuentra en las AGEBs que no se localizan en la zona turística
de Mazatlán, es decir, estas personas no viven en el
área de la infraestructura hotelera, este es el primer argumento para
identificar en qué condiciones habitan la población de la ciudad, ya que, en
dicha zona hotelera los servicios públicos básicos se encuentran en mejores
condiciones respecto a la periferia.
Lo anterior se acompaña con el análisis de la
población en vulnerabilidad por grupo de edades de la ciudad. Ser vulnerable se
“vincula también a la edad, sexo, estado civil, nivel educativo, origen étnico
y condiciones físicas y mentales” (Osorio Pérez,
2017, pág. 7). Por ello, se hace énfasis en dos grupos de edad: aquellos
adultos mayores de 65 años y los infantes de 0 a 14 años (Fig. N.º 3). Con
ambos mapas, se observa como la ciudad está polarizada; a lo largo de la zona
turística, la población está menos concentrada, pero cuenta con mayor presencia
de adultos mayores a 65 años; mientras que la zona alrededor del Parque
Industrial Bonfil hay mayor densidad demográfica con población más joven, en
especial la de cuidados especiales por ser infantes de 0 a 14 años. Con ello la
ciudad tiene por un lado pocos, en su mayoría adultos mayores en contacto con
la actividad turística; por otro lado, muchos, pero infantes en la periferia.
Fig. N.º 3. Población vulnerable por edad
por AGEB de la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, 2020
Fuente: Elaboración propia en base al Censo
de población y vivienda 2020.
Contextualizado el caso de estudio, la ciudad
de Mazatlán, se presenta los antecedentes teóricos de la marginación, la
metodología del índice de marginación, el índice de Moran global, el valor del
metro cuadrado del terrero, por último, las conclusiones. Todo ello, para
brindar elementos para analizar las condiciones de vulnerabilidad que enfrenta
la población que habita en la urbe, tanto por condiciones de inundaciones y de
carencias socioeconómicas.
La vulnerabilidad tiene una conceptualización
reciente, la cual es la “capacidad de un individuo o una comunidad para
enfrentarse a amenazas específicas en un momento determinado, se asocia con
elementos de: pobreza, aislamiento de las personas, inseguridad, indefensión
ante riesgos (naturales o causados por la actividad humana), traumas y
presiones” (Federación Internacional de
Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, 2006, pág. 13).
El entendimiento de la vulnerabilidad según
lo propuesto por la Cruz Roja requiere partir de la presencia de vulnerables,
es decir, “personas que corren un riesgo debido a una situación que amenaza su
supervivencia o su capacidad de vivir con un mínimo de seguridad socioeconómica
y de dignidad humana” (2006, pág. 40).
El análisis de la vulnerabilidad toma en
consideración las relaciones o sinergias que existen entre sus elementos, por
ejemplo, “la vulnerabilidad socioeconómica es clave en el entendimiento de las
causas de los desastres naturales, y cómo, las consecuencias de estos no son
homogéneas, sino que se distribuyen según las condiciones de dicha
vulnerabilidad” (Campos-Vargas,
Toscana-Aparicio, & Campos Alanís, 2015, pág. 53). Para el caso de
estudio hablamos de la vulnerabilidad por las condiciones de inundaciones y de
carencias socioeconómicas (marginación y valor de suelo).
La vulnerabilidad por carencias
socioeconómicas puede ser analizada desde la marginación. Esta última tiene un
concepto que comprende en su versión desaliana la consideración de las
residencias en las zonas urbanas, cual fue propuesta del Centro de
Investigación y Acción Social Desarrollo Social para América Latina (Desal), en
1965. Sin embargo, la marginalidad si incluye a la marginación las carencias
sociales, cultures y políticas (Cortés,
Consideraciones sobre la marginalidad, marginación, pobreza y desigualdad en la
distribución del ingreso, 2002). El presente se desarrolla hasta el
punto de las estructuras de los servicios básico y estructurales de vivienda
para el análisis de marginación, considerando así una de las limitaciones del
trabajo al no tomar todas las aristas que con conforman la marginalidad.
En México, el encargado de analizar la
marginación es el Consejo Nacional de Población (CONAPO), por medio del Índice
de Marginación (IM). El cual permite identificar, por áreas geográficas, la
intensidad de las privaciones y exclusión social de la población (CONAPO, 2016; 2021). Las carencias giran en
torno a los porcentajes de la población que vive en condiciones, como: la falta
de acceso a la educación, residencia en viviendas inadecuadas, ingresos
monetarios reducidos, entre otros. Por lo que, el “IM se utiliza ampliamente en
el país para establecer jerarquías entre las unidades territoriales, según la
intensidad de las carencias estructurales padecidas por sus pobladores, de este
modo priorizar acciones de política social en los distintos niveles de
gobierno” (Cortés, Consideraciones sobre la
marginalidad, marginación, pobreza y desigualdad en la distribución del
ingreso, 2002; INEE, 2005).
Dichas acciones gubernamentales concebidas
para reducir la marginación, que por la complejidad del problema la política
pública a seguir no debe de ser ni sencilla ni de corto plaza; sino integral de
todos los niveles de gobierno y a largo plazo. Debido a que la marginación es
un fenómeno multidimensional y estructural que surge del modelo de producción
económica, por la distribución desigual de lo que se genera él. En especial “la
exclusión de diferentes grupos sociales de los beneficios del desarrollo” (CONAPO, 2013, págs. 11-12), que refleja la
existencia de desigualdades socioeconómicas entre individuos y agregados
sociales. Esto muestra como a dicha población se les impide el goce de sus
libertades, sean estas de carácter económico, político o social (Peláez Herreros, 2017).
Al igual es innegable que “hay otros
factores, sociales, políticos, culturales y demográficos, que también inciden
en la generación y reproducción de la pobreza, pero desde un punto de vista
estructural la marginalidad se constituye en un elemento explicativo central” (Coords. Aparicio, Villarespe, & Urzúa, 2009, pág.
134).
La construcción de vivienda se ha convertido,
en mayor medida durante los últimos años, en una actividad económica que
proporciona márgenes de beneficio más elevados que ciertas industrias y
servicios. El aumento continuado de los precios produce la sensación de
inversión segura y rentable (Rodríguez Zamudio,
2011).
Por otro lado, los hogares de ingresos bajos
no pueden acceder a la vivienda (Castillo, 1997),
por lo tanto, se van a concentrar en aquellas zonas de la ciudad donde los
precios sean accesibles (zonas periféricas), ganando terreno a manera de
‘’invasiones’’ o construir en lugares no aptos, lo que da como consecuencia
indirecta el tema de segregación urbana (Ipia
Astudillo & Vivas Pacheco, 2017), la cual puede definirse como la
localización concentrada de individuos de atributos similares y su separación
del resto de los individuos que constituyen la ciudad (Vilalta Perdomo, 2008).
Los grupos sociales con ingresos bajos y los
hogares formados por personas socialmente excluidos son de alguna manera
prisioneros de su lugar de residencia, porque no existe otra elección para
ellos. La consecuencia es que los mercados de vivienda juegan un papel muy
importante en la formación de las desigualdades urbanas (Dammert, Delgadillo, & Erazo, 2019).
Frente al proceso del cambio climático, las
sociedades tienen que enfrentar cada vez con mayor frecuencia los efectos de
los eventos de inundaciones, en especial las que habitan en las urbes (Pérez Valdez, Orozco Hernández, González Guerrero,
& Mireles Lezama, 2017; Vergara Tenorio, Ellis, Cruz Aguilar, Alarcón
Sánchez, & Galván del Moral, 2011). Las inundaciones producen
afectaciones a la vida y la propiedad, como también provocan desplazamientos y
perjuicios a los ingresos, los gastos, el empleo y el bienestar psicológico (Olín Fabela, 2021).
Los efectos de los fenómenos naturales se han
vuelto más frecuente en los últimos tiempos debido al cambio climático, lo que
hace que más y más personas sean propensas a las inundaciones (Siclari Bravo, 2020). Además, vivir en zonas
inundables, hace que las personas tengan una gran aversión al riesgo (Gloede, Menkhoff, & Waibel, 2015). La alta
aversión al riesgo genera menos ingresos al alterar el comportamiento de los
hogares, por lo tanto, aumenta su probabilidad de empobrecerse. Así, los
riesgos de inundaciones se convierten en una fuente de vulnerabilidad a la
pobreza (Giesbert & Schindler, 2012).
A nivel de los hogares y las comunidades, las
Naciones Unidas consideran el papel de la reducción del riesgo de desastres
como una estrategia central de desarrollo para erradicar la pobreza (PNUD, 204). La organización enmarca la
construcción y el fortalecimiento de la resiliencia ante desastres de las
comunidades pobres como uno de los ODS (ONU,
2015). Por lo que, la población con carencias que enfrenta los riesgos
de inundaciones lo hacen con escasos recursos, un reflejo de esto es el valor
del suelo de la vivienda.
Para cambiar las condiciones de vulnerabilidad
se requiere identificarlas y medirlas; por lo que, a continuación, se presenta la
metodología del análisis del trabajo. En cuanto a la vulnerabilidad económica
se caracterizó por medio de la marginación con el IM y el valor del suelo. En
cuanto a la vulnerabilidad de riesgos naturales se consideró las áreas de
riesgo a inundación de la ciudad.
El presente realiza un Análisis Exploratorio
de Datos Espaciales (AEDE), el cual se define como el conjunto de técnicas que
describen y visualizan las distribuciones espaciales, identifican áreas
atípicas, descubren esquemas de asociación y sugieren estructuras en el espacio
geográfico (Anselin, 2010; Corso Sicilia &
Pinilla Rivera, 2017; Rey & Sastré Gutiérrez, 2015). Las AGEBs son
las unidades fundamentales del Marco Geoestadístico Nacional, que dividen al
territorio del país en espacios menores a la división municipal y localidad.
Las AGEBs urbanas son consideradas en este trabajo, como las unidades de
estudio para analizar en la ciudad de Mazatlán.
El análisis espacial se puede considerar como
un estudio cuantitativo de fenómenos que se manifiestan en el espacio. Lo cual
implica el estudio de la ubicación del fenómeno, áreas en las que se presenta,
distancias e interacciones expresadas por la primera ley de la geografía de
Tobler (Anselin, 1989). Dichos fenómenos
se capturan por medio de datos espaciales, los cuales son la observación de una
variable asociada a una localización en el espacio (Chasco Yrigoyen, 2002).
El análisis estadístico de datos espaciales
es distinto del tradicional, principalmente por tres razones: el patrón
espacial de la ubicación, la asociación espacial entre atributos observados en
diferentes ubicaciones y la variación del fenómeno -observado principalmente
por la variación en la ubicación-. El análisis espacial se define como un
conjunto de tres componentes: análisis exploratorio de datos espaciales,
visualización y modelación espacial (Anselin, 1989).
Cuando se trabaja con datos espaciales se
deben utilizar herramientas que permitan detectar ciertas características
espaciales en los mismos. Algunas de esas características pueden ser:
tendencia, correlación, dependencia espacial y concentración espacial (Acevedo Bohórquez & Velásquez Ceballos, 2008).
Las herramientas del AEDE se utilizan para identificar relaciones sistemáticas
entre variables cuando no existe un conocimiento claro sobre su distribución y
su relación con el espacio geográfico (Acevedo
Bohórquez & Velásquez Ceballos, 2008). El AEDE fue utilizado en el
trabajo para realizar las primeras aproximaciones a la estructura de la
información espacial, para caracterizar y clasificar diferentes situaciones
socioeconómicas de fenómenos espaciales como la marginación. Para identificar clústeres
de exclusión social y grupos marginados, para caracterizar la dinámica espacial
que siguen dichos grupos (Buzai & Baxendale,
2008).
El trabajo gira alrededor de la
vulnerabilidad en la ciudad de Mazatlán, por ello, este parte de caracterizar
la vulnerabilidad económica, con IM y el valor de suelo. En esta primera parte
se desarrolla el índice de marginación (IM) en la ciudad para el año 2020 con
información de CONAPO, junto con los resultados del Censo de Población y
Vivienda del Sistema para la Consulta de Información Censal (SCINCE) de INEGI a
nivel de AGEB urbana. Por lo que a continuación se presenta la metodología del
índice.
En 1993, CONAPO publicó el documento,
indicadores socioeconómicos e índice de marginación municipal 1990, en el cual
se presentó el IM. El índice es “una medida resumen de nueve indicadores
socioeconómicos que permiten medir formas de la exclusión social y que son
variables de rezago o déficit” (CONAPO, 2013,
págs. 14–15). Los cuales se agrupan en cuatro categorías: educación,
vivienda, distribución de la población y los ingresos monetarios.
Los nueve indicadores de la marginación son:
analfabetismo; población sin educación básica; viviendas sin drenaje ni
sanitario; viviendas sin energía eléctrica; viviendas sin agua entubada;
viviendas con piso de tierra; viviendas con hacinamiento; territorios con menos
de cinco mil habitantes; por último, la población con menos de dos ingresos
mínimos (CONAPO, 2021).
En cuanto a la estimación del IM, en el caso
específico de México, se tiene una evolución de la metodología del índice. Los
cambios se pueden clasificar en tres bloques de medición: “el primero, un
índice absoluto; el segundo, un índice por medio de análisis de componentes
principales; por último, el tercero, el índice por indicador sintético de
distancia DP2” (CONAPO 2021:7; Cortés and Vargas Chanes 2011:363; Peláez
Herreros 2017:123) (CONAPO, 2021, pág. 21; Cortés
& Vargas Chanes, Marginación en México a través del tiempo: a propósito del
índice de Conapo, 2011, pág. 363; Peláez Herreros, 2017, pág. 123).
Hablar de la marginación de la ciudad de
Mazatlán requiere de un contexto del estado de Sinaloa y el municipio de
Mazatlán. Para el año del 2020, el estado tuvo un grado medio de marginación,
el cual no se aproximó a los estados de Guerrero, Chiapas y Oaxaca, los cuales
presentaron el grado de marginación muy alto. Tampoco se acercó a los estados
de Nuevo León, Ciudad de México, Coahuila, Aguascalientes y Jalisco, mismo que
contaron con una muy baja marginación.
En cuanto al municipio para el mismo año, el
grado de marginación fue muy bajo, en comparación con Batopilas de Manuel Gómez
Morín (Chihuahua), Mezquital (Durango), Del Nayar (Nayarit), Mezquitic
(Jalisco) con un grado muy alto. En contra parte los municipios con marginación
muy baja fueron: la alcaldía Benito Juárez (Ciudad de México), San Pedro Garza
García (Nuevo León), San Nicolás de los Garza (Nuevo León), Cuauhtémoc (Ciudad
de México) (CONAPO, 2021, pág. 10).En
este contexto para el caso de estudio a continuación se presenta el Índice de
Marginación de la Ciudad de Mazatlán para el año del 2020 (Fig. N.º 4).
Fig. N.º 4. Índice de Marginación de la
Ciudad de Mazatlán, 2020
Fuente: Elaboración propia con base en
CONAPO, 2020.
De las 246 AGEBs registradas en la ciudad
para la medición de la marginación, las unidades con grados de marginación muy
alto y alto son las AGEBs localizadas principalmente en el área próxima al
Parque Industrial Alfredo V. Bonfil, las cuales son: 250120001164A, con 3,610
personas; 250120001171A, con 2,087 habitantes; 2501200011565, con 2,228
pobladores; 2501200013114, con 1,888 habitantes; 2501200012351, con 1,764
personas; por último, 2501200011917, con 1,622 pobladores. Las AGEBs que se
anuncian no son todas las que conforman los grados más altos de marginación,
pero si las que tienen mayor población.
En el espiral de perpetuidad de la
marginación o condiciones de exclusión que muestra la vulnerabilidad
socioeconómica de las personas, la AGEB que a lo largo de los 20 años se han
mantenido en niveles de marginación muy alto y alto es el AGEB 250120001171A,
el cual se encuentra entre las colonias: Francisco I. Madero y Pino Suárez (Fig.
N.º 5).
Además, por la concentración demográfica que
se presenta en estas AGEBs, en los dos censos antecesores estas estaban
unificadas y se dividieron; lo que implica que, al no darse dicha división de
la AGEB en esta área de la cuidad se hablaría de una población con más de 20
años en condiciones de carencias económicas. Por lo tanto, las políticas
sociales y económicas implementadas en esta población a lo largo de este lapso
no han contribuido a reducir sus vulnerabilidades socioeconómicas, en
prospectiva llevaría cuestionar cuál y cómo se podría desarrollar una política
para dar una solución a la problemática, es aquí una propuesta de trabajo a
futuro y la justificación de la importancia de realizar análisis exploratorio
de datos espaciales (AEDE) que fortalezcan la toma de decisiones.
Fig. N.º 5. Colonias José María Pino
Suárez, Francisco I. Madero, Urías de Mazatlán
Fuente: Elaboración propia con base en
CONAPO, 2020.
Las dos colonias mencionadas y la colonia Urías
se localizan en zonas con exclusión muy alta y alta. Lo que lleva a preguntar
cuál ha sido la política para erradicar dicho problema. En EJE 1. Bienestar
para el Pueblo del Plan Municipal de Desarrollo de Mazatlán, 2018-2021 se
anuncia proyectos y programas en ellos pertenecientes al DIF y los Servicios
Médicos de Bienestar Social, como también los Institutos Municipales como
Cultura, Deporte, Juventud y Mujer para el combate a los principales factores
que promueven su marginación y pobreza.
En la Línea Estratégica: Infraestructura y
Servicios en Zonas Marginadas se menciona el plan de realizar 150 obras de agua
potable en colonias marginadas; realizar 150 obras de descarga y drenaje en
colonias marginadas; realizar la pavimentación de 210 calles en colonias marginadas;
realizar 45 obras de electrificación en colonias marginadas; realizar 60 obras
de espacios cívicos y educativos en colonias marginadas.
En dicho documento no existe la evidencia que se llevó a cabo un proceso de identificación de cuáles son dichas colonias marginadas y que estas sean parte de AGEBs con grados muy alto a alto. En cuestión de infraestructura el Basurón (Fig. N.º 1), el cual es el vertedero de cielo abierto, ya saturado y que vierte lixiviados a los esteros de Urías y Sirena (Fig. N.º 1), este forma parte de la zona de las AGEBs con nivel de marginación que se han mantenido en niveles de exclusión desde el año 2000. Además, es un área en la que el tren de carga atraviesa y con ello la presencia de condiciones de ser una ciudad refugio de los migrantes que van de paso hacia EE. UU. Otra característica de las zonas es la presencia del puerto de carga, la zona industrial pesquera y la industria inmobiliaria han generado procesos de cambio de paisaje que afecta de biocapacidad de los manglares, esteros, marismas; que en temporadas de lluvias se inundad; por lo que las familias del área mencionada quedan vulnerables, como resultado se convierten en damnificados en las temporadas de lluvias. Para analizar la concentración de la marginación en AGEB se presenta el índice de Moran.
Para analizar la localización de los
clústeres de marginación se aplicó el índice Local Moran, el cual cuantifica la
autocorrelación espacial. De acuerdo con la autocorrelación
espacial, la existencia de correlación entre los valores de una misma variable
que se atribuyen estrictamente a la proximidad de dichos valores en el espacio geográfico
(Griffith, 2003). El Índice de Moran global es utilizado
en la autocorrelación espacial -en este caso para el grado de marginación-, para
establecer criterios de visualización de la existencia o no de concentraciones espaciales
(Anselin, 1989).
Lo anterior se presenta en dos
conglomeraciones, el primero en la zona dorada, con valores de marginación
baja. Por otro parte, el conglomerado principalmente en el área próxima al
Parque Industrial Alfredo V. Bonfil, con valores de marginación alto y muy alto
(Fig. N.º 6). Por lo que, la polarización de la ciudad muestra que aquellos
próximos a la zona turística son menos vulnerables económicamente que aquellos
que viven en la periferia de esta.
Fig. N.º 6. Índice de Marginación de la
Ciudad de Mazatlán, 2020
En Mazatlán el mercado de vivienda se
correlaciona en distintos aspectos con la estructura social de la ciudad,
diferenciando entre los espacios centrales y los periféricos; aquellos con
mayor valor del terreno se localizan en la zona turística, -zona dorada-;
mientras que los de menor valor se ubican a las orillas de la urbe (Fig. N.º 7).
Las áreas urbanas de clase social elevada están conexas con el desarrollo
inmobiliario vertical de alto nivel en la franja costera por el turismo (Rodríguez Zamudio, 2011).
Una limitación del estudio radica en el valor
del suelo, debido a que oficialmente no existe esta información, por ello, se
realizó un promedio ponderado del m2 del terreno en pesos mexicanos,
entre el valor catastral y el valor comercial, publicados en el libro verde de
la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (A.M.P.I) sección
Mazatlán del año 2020, la información se construyó por AGEB.
Retomando la franja costera turística, la
explicación de los procesos de desarrollos inmobiliarios verticales de lujo
pueden ser el Plan Director de Desarrollo Urbano 2005-2015, para el municipio
de Mazatlán, ya que se buscaba el impulso a lo largo de la franja costera (Rodríguez
Zamudio, 2011). Por lo que, aquellos que no habitan en la zona costera tienen
la presencia de vulnerabilidad socioeconómica.
Fig. N.º 7. Valor del suelo de la Ciudad
de Mazatlán, 2020
Fuente: Elaboración propia con base en m2
de terreno en pesos mexicanos del Libro Verde, 2020.
Las inundaciones en la ciudad de Mazatlán
afectan año tras año a diversas colonias; estas últimas forman parte del
crecimiento de la mancha urbana, la cual no contó con un plan de desarrollo
territorial que tomara en consideración el sistema
hidrológico del lugar, -las lagunas, las cuencas, los esteros y los canales
pluviales-; a tal grado de usar cauces como calles, asentarse en zonas
deprimidas o ganar tierra al agua, -asentamiento irregulares-.
Dichas alteraciones, además de afectar el
equilibrio ecológico en la zona, también impactan directamente en la situación
de vulnerabilidad en estas y las colonias vecinas, ya que, en las colonias
próximas a los cuerpos de agua en temporada de lluvias se inundan, debido a que
estos se desbordan. Aunado a ello, la vulnerabilidad se incrementa con la
llegada de las tormentas tropicales que pasan a huracanes. Sumado a un desazolve
raquítico de las redes de aguas residuales y pluviales que se tapan por la
basura, esta infraestructura es de barro en las partes del centro histórico de
la ciudad y en algunas áreas se encuentra por debajo del nivel del mar. Por lo
que, a continuación, se identifican las zonas de riesgo por inundación (Fig.
N.º 8).
Fig. N.º 8. Zonas inundables en la Ciudad
de Mazatlán, 2020
Fuente: Elaboración propia con base en
Libro Verde, 2020; Protección civil del Municipio de Mazatlán, 2020.
La vulnerabilidad en la ciudad de Mazatlán en
el presente consideró los siguientes elementos: los económicos, el índice de
marginación, junto con el valor del terreno; y, los naturales, por medio de las
zonas de riesgo a inundación de la urbe (Fig. N.º 9).
Fig. N.º 9. Vulnerabilidad económica e inundación
en la Ciudad de Mazatlán, 2020
Fuente: Elaboración propia con base en
Libro Verde, 2020; CONAPO, 2020; Protección civil del Municipio de Mazatlán,
2020.
En las zonas de menor valor de suelo están
localizadas principalmente en el área próxima al Parque Industrial Alfredo V.
Bonfil, estas presentan la población vulnerable que enfrenta los riesgos de
inundación, además, son las personas con grado de marginación muy alta y alto.
Es decir, son aquellos con carencias los que interiorizan los costos de las
externalidades negativas de los fenómenos naturales por inundaciones en la
ciudad de Mazatlán, comparado con la zona turística.
El trabajo muestra la evidencia de las
condiciones de vulnerabilidad de algunas colonias de la ciudad de Mazatlán. Las
cuales se localizan en el área próxima al Parque Industrial. A lo largo de 20
años, estas han presentado condiciones de marginación, con valores de IM muy
altos y altos, por lo que su vulnerabilidad se ha perpetuado en este lapso. Es
aquí donde se da la reflexión sobre los programas gubernamentales, los cuales se
han implementado para la erradicación de dichas condiciones de injusticia
social en la ciudad, pero no han funcionado en estas áreas, en especial, la
marginación en los AGEBs como 250120001171A, el cual ha permanecido en carencias
por dos décadas.
Además, el incremento de las carencias que
conforman la marginación alinea entornos más adversos para el futuro la
población, además, los hace vulnerables a eventos como fenómenos naturales,
algo que en Mazatlán es un común por los huracanes y la altitud respecto al
nivel del mar que en cada temporada de lluvias se presentan inundaciones.
Tomando en consideración que, frente al
proceso del cambio climático, las sociedades tienen que enfrentar, cada vez con
mayor frecuencia, los efectos de las inundaciones. Para el caso de estudio, las
áreas con mayor marginación se localizan en zonas inundables, en la temporada
de verano. Las personas más vulnerables son aquellas que habitan en las zonas
de alta y muy alta marginación, que son las colonias próximas a los esteros y
canales. Además, vivir en zonas inundables, hace que también vivan en una
constante aversión al riesgo y la segregación.
Por lo que, ante las circunstancias de
marginación en el cinturón de miseria alrededor del parque industrial se podría
tener una posible alternativa, por ejemplo: la construcción de un modelo de
interfaz ciencia-política. La base de este sea la creación de gobernanza, para
que por medio de la colaboración de los actores se establezcan las políticas de
estrategias de la urbe de forma horizontal y de largo plazo, con especial
énfasis en aquellas AGEBs que han perpetuado en este lapso condiciones de
exclusión; ya sea en educación, vivienda e ingreso, aunado al riesgo a
inundarse. Además, en ellas hay una mayor concentración demográfica de la
ciudad.
El paradigma que proponemos es de una nueva
agenda urbana, en donde se considere la urbanización como una herramienta de
desarrollo económico y social. Actualmente, hay un debate respecto a los
especialistas del desarrollo, ya que, no han considerado a la urbanización como
un factor de desarrollo social. La razón es que, ante el crecimiento de la
ciudad de Mazatlán, la mancha urbana, responde a la demanda de servicios de
turistas, sin considerar un desarrollo de esta de manera controlada. Sin que la
infraestructura de la ciudad provea una mejorar calidad de vida a todos
aquellos que viven fuera del corredor de infraestructura turísticas.
La urbanización es un fenómeno estructural,
que tiene que ver con la mejora de las condiciones de las personas que viven en
una urbe. Por lo que, para tener una buena calidad de vida, es fundamental
tener ciudades que funcionen bien. Una mejor urbanización produce más
bienestar. Por lo tanto, todas las ciudades que necesitan desarrollo social
deberían invertir en su urbanización, como es el caso de las vulnerabilidades
identificadas en la ciudad de Mazatlán.
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