Intersticios
de experiencias con narrativas pedagógicas e imágenes en contextos de
conflictividad: la furia en lo decible
Interstices of experiences with
pedagogical narratives and images in contexts of conflict: the fury in the
words
María Susana Felli
Facultad de Periodismo y Comunicación Social-
Universidad Nacional de La Plata.
Programa Narrativas Pedagógicas- Profesorado en
Comunicación Social
susanafelli@gmail.com
Recibido: 26/08/2019
Aceptado: 20/09/2020
Resumen. Desde el año 2013, estamos desarrollando en la Facultad de
Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata, una línea de trabajo dentro del Programa Narrativas
Pedagógicas del Profesorado en Comunicación Social. Como todo programa, se
delinean en él la formación, la extensión y la investigación que constituyen
sus ejes principales. Se vienen ofreciendo sostenidamente cursos de formación
con puntaje para docentes de todos los niveles y modalidades de la ciudad de La
Plata y alrededores. En el 2017, los cursos se llevaron “a territorio” en
ciudades aledañas a La Plata: Magdalena y Berisso. Nuestra experiencia ha sido una "explosión de las
narrativas docentes", un motivo fundante para que los profesores/as se
acerquen a la universidad y viceversa. Sus experiencias son el motivo para
reflexionar sobre la praxis, desde una perspectiva de la educación como un acto
ético-político.
El presente
artículo muestra articulaciones entre los problemas emergentes en estos
encuentros y diversos marcos
teórico/metodológicos referidos a las imágenes. Se propone el análisis de una fotografía, que es parte de una muestra
mayor que surgió de las consignas vertidas. El
análisis da lugar a pensar la educación en
situaciones de conflicto, en particular el conflicto entre gobierno/medios de
comunicación y docentes de la Provincia de Buenos Aires.
Palabras clave. Narrativas docentes, Conflictividad, Fotografía crítica, Modos
de ver, Modos de decir.
Abstract. Since 2013, we have been developing in the FPyCS, UNLP, a line of
work within the Pedagogical Narratives Program of the Teaching Staff in Social
Communication. Like any program, the training, extension and research that
constitute its main axes are outlined in it. Training courses with scores for
teachers of all levels and modalities in the city of La Plata and its
surroundings have been continuously offered. In 2017, the courses were taken
“to the territory” in cities near La Plata: Magdalena and Berisso. Very
synthetically, our experience has been an "explosion of teaching narratives",
a fundamental reason for teachers to approach the university and vice versa.
Their experiences are the reason to reflect on praxis, from an education
perspective as an ethical-political act.
This article
becomes articulations between the emerging problems in these encounters, with
various theoretical / methodological frameworks related to the images. We
propose the analysis of a photograph, part of a larger sample, that emerged
from the slogans. This analysis gives rise to thinking about education in
conflict situations, in particular the conflict between government / media and
teachers in Buenos Aires Province.
Keywords. Teacher Narratives, Conflict, Critical Photography, Ways of
Seeing, Ways of saying.
“(…) el artista
se confunde con el curador, con el coleccionista, el docente, el historiador
del arte, el teórico… (cualquier faceta en el arte es camaleónicamente
autoral).”#24H. Bernardo Gutiérrez
Los contenidos del Programa Narrativas Pedagógicas que hemos
abordado, configurado y puesto en acción en los encuentros de los cursos para
docentes de todos los niveles y modalidades son variados, entre los que
mencionamos las narrativas como herramienta para el oficio de enseñar, como
investigación-acción de la práctica, como parte de la investigación biográfica,
como dispositivo de la documentación narrativa. Esta línea de
formación/investigación/acción, que se continúa delimitando, resultó un
proyecto de investigación que integra a todo el equipo de trabajo. El proyecto
bianual “Las narrativas de experiencias pedagógicas como investigación-acción
de las prácticas docentes: procesos de formación, configuración de las
trayectorias y acto educativo en diversos territorios” (FPyCS, UNLP) adquiere
la perspectiva de investigación/acción y nuclea las experiencias que estamos
transitando día a día en el cotidiano de nuestros seminarios y cursos de
formación.
En el Seminario Interdisciplinario “Narrativas de experiencias
pedagógicas en comunicación: una herramienta de investigación/formación/acción
para el oficio docente” se intensifica, desde algunos aspectos, el trabajo de
documentación narrativa. Es un espacio, con frecuencia semanal, para futuros profesores/as en comunicación con diversos
recorridos académicos. Los/as estudiantes provienen de distintos años del
profesorado, así como también de otras carreras que brinda la Facultad (como Tecnicatura en Periodismo deportivo y
Licenciatura en Comunicación, entre otras).
Los encuentros están diseñados para que cada módulo sea una unidad
de trabajo en algún aspecto que articule distintas temáticas con el problema de
la formación docente en su dimensión socio-cultural. A través de las narrativas
los sujetos se constituyen en autores y coautores críticos del diverso y
complejo entramado de su propia formación. Es decir, las narrativas muestran
los recorridos formativos y, a la vez, son lecturas y relecturas de modos del
ser y el actuar docente. Desde esta perspectiva, la investigación es entendida
como una forma de acción, investigación – acción, porque los/las actores son al
mismo tiempo artífices de su propio proceso investigativo.
Lo significativo de esta experiencia es que los/las docentes en
formación encuentran habilitada la palabra para reflexionar acerca de su propia
praxis, que hasta hace poco tiempo atrás era pensada exclusivamente por los
expertos en educación. Esta circulación de la palabra y su carácter
performativo, la actuación a través del decir, promueve modos de pensar
contrahegemónicos, enmarcados en una concepción de la educación como un acto
ético-político.
Los cursos docentes se ofrecieron en distintos períodos,
comprendidos entre 2014 y 2019. En el curso de La Plata y ciudades aledañas,
durante el período abril a junio de 2017, el leitmotiv que nos convocó a
maestros/as, profesores /as, preceptores, auxiliares, estudiantes en formación
fue pensar (nos) como docentes en un contexto de disputas, de conflictividad,
conflicto que se arraiga en lo social y lo educativo. Entre las consignas para
trabajar se solicitó que trajeran una imagen, foto, artículo periodístico o
historieta que represente esa conflictividad que debatimos para visibilizarla
aún más. Entre esas imágenes, anexamos al final de estas páginas una foto en
particular. Consideramos esa imagen como alegoría y síntesis de las discusiones
que venimos dando al interior de los cursos.
La imagen que aquí mostramos
refiere a la fotografía tomada por una profesora participante y
describe la intersección de dos calles céntricas de La Plata, calles 4 y 63, la
esquina de una escuela primaria, la Escuela N° 15. En esa esquina platense se
ha estampado un mural con un graffiti que dice: “Si podés leer esto es gracias
a una maestra”, y debajo se observa la leyenda: “Defendamos
la escuela pública”. El dibujo es muralista y apela a la filigrana de estilo
porteño para acompañar el dicho. La cinta celeste y blanca que lo atraviesa
contiene la defensa de la escuela pública en el marco de la lucha sostenida.
Estamos frente a un tipo de fotografía que hemos trabajado, tanto en los cursos
docentes como también en los seminarios de formación: fotografía etnográfica como un modo de “documentar lo no documentado” (Rockwell,
2009) y de dar la voz a los sin voz, en línea conceptual semejante al que se
plantea desde las narrativas pedagógicas. Como enfoque, la etnografía culmina con las producciones de
representaciones textuales. En este sentido, según esta etnógrafa de la
educación, la experiencia de campo debe
transformar al etnógrafo. La experiencia etnográfica transforma las
maneras de pensar, mirar y ser. Transforma su
percepción, interpretación y comprensión de la experiencia, construyendo nuevas
miradas sobre realidades ajenas o familiares
Hay múltiples maneras de registrar la transformación. La
fotografía es una de ellas. Los/as
docentes y los/as estudiantes registran con sus celulares o cámaras fotos que
representan una parte, una impresión, una percepción, una porción más o menos
significativa, de lo que cada uno percibe como connotación del conflicto
docente y/o del ser docente en un contexto. En este artículo, seleccionamos
sólo una de las tantas fotografías que resultaron de una muestra de alrededor
de veinte fotos que fueron motivo de debates, de puesta en diálogo, encuentros
y desencuentros sobre el ser docente en esa situación de conflicto social. En
el seminario para estudiantes en formación, la fotografía se trabaja para
registrar lugares de la facultad que hablan por sí mismos, rincones que
pasarían desapercibidos a un ojo poco atento, puestos en relación con el oficio
docente. Ese registro lleva a redescubrir lugares que no son frecuentes a la
mirada cotidiana y sí son capturados por una mirada de etnógrafo con la
fotografía.
En estos espacios, registramos experiencias de transformación por
las narrativas como la que se transcribe de Rocío[1],
estudiante de las últimas materias del profesorado en comunicación:
Las narrativas me sirvieron para
poder tenerlas como herramienta personal y darle utilidad.
Me refiero a que el día de mañana
me gustaría escribir sobre cómo y de qué manera voy transitando mi experiencia
pedagógica. Por lo tanto, el Seminario, además me llevó a comprender que las
mismas son escrituras personales ancladas en un “saber pedagógico”.
Aprendí que nuestras historias
personales se pueden plasmar en una narrativa todo el tiempo. Nuestras
vivencias, nuestras trayectorias escolares, los modos de ver la enseñanza y el
aprendizaje, el modo en que fueron con nosotros, lo que nos marcó, nos
interpeló, dolió y fue causa de alegría, forman parte de una narrativa.
En este paso por la cursada me sentí
tan escuchada, respetada y valorada. Me animé a decir muchas cosas que no había
podido decir antes, me desahogué. Jamás había tenido la oportunidad de poder
decir lo que nunca pude antes. Acá se me dió la oportunidad, la apertura al
diálogo. (Rocío, 2018)
A partir de los relatos y de las imágenes, asistimos a una
verdadera representación del
conflicto y del oficio, en el sentido de Moxey, una imagen que es plausible de
ser reinterpretada y manipulada por los receptores más allá de la intención e
ideología de su autor/a.
La pugna entre
el gobierno y los docentes está registrada en la fotografía, pero el relato
fidedigno que da cuenta de los sucesos se fue reconstruyendo con el aporte de
las voces de los propios actores. Es así como los/as docentes iban contando sus
experiencias y puestas a circular en el marco de una tensión creciente. Lo que
más sonaba era el descrédito hacia el oficio, los/as “docentes vagos” por hacer
paros, la falta de “vocación”. Se instalaba por entonces un discurso hegemónico
que priorizaba lo individual, lo meritocrático, la competencia, perspectivas de
políticas neoliberales de la educación. Frente a este discurso, resonaba el
discurso “de la calle”, fuera de la escuela, hacia la sociedad que intentaba
pero no lograba invisibilizar los ecos de los discursos de poder, divididos
entre “los docentes hacen paro porque son vagos”, “cobran sin trabajar”, frente
a “los docentes en lucha”, “los docentes deben ser escuchados por el gobierno”.
Lo arriesgado que surge de los planteos es el cotejo, la necesaria
comparación entre unas y otras posiciones. Desde los medios hegemónicos, esta
tensión se fue marcando en ascenso y contribuyó a la opinión pública que
entendió el conflicto salarial y de condiciones laborales, la lucha por
reincorporar las paritarias por ejemplo, como un reclamo caprichoso o injusto.
La incorporación del contexto de la lucha de los docentes y el
tratamiento de los medios era el tema que más circulaba, dado que los cursos
tenían sede en una facultad de periodismo y comunicación. Fue imperioso
visibilizar cómo actuaba la parte hegemónica, el bloque gobierno/medios de
comunicación, en relación a este conflicto. La parte contrahegemónica está,
según se observa, bien representada con la explicitación de la foto.
Así, ser docente se transformó en una forma de resistir. A modo de
ejemplo, en el diario La Nación titularon una nota de opinión “¿La docencia
surge de una vocación?” (15/3/17) cuando el contexto era de lucha por el
salario, infraestructura, atención a los comedores escolares, entre otros
aspectos, y paros constantes por ese motivo. Si bien en la nota se pone en
cuestión y se muestra que a la vocación hay que sumarle condiciones dignas, el
hecho de poner en agenda la vocación casi como sacerdocio (lo se expresa en la
nota) le confiere al conflicto mayor densidad.
En ese contexto, tal como lo discutimos en los grupos de docentes,
hablamos acerca del oficio de enseñar que excede la vocación para, en
consonancia con los Diseños curriculares de la Provincia de Buenos Aires para
la Educación Superior, pensar(nos) los/as docentes como trabajadores de la
cultura, investigadores de las propias prácticas, pedagogos e intelectuales. Se
debatió, se acordaron unas pautas y se narró, con el enriquecimiento de
nuestras propias ideas y pensamientos.
A partir del año 2017, como se viene argumentando, se agudizó más
la brecha entre gremios docentes y gobierno de la provincia, se representaba a
los docentes, desde los medios de comunicación y desde la dirigencia política,
“vagos”, “cobran y hacen paros”, “no tienen vocación”. Esa tendencia quedó en
el imaginario social y en repetidas ocasiones resuenan estos ecos instalados y
difíciles de derribar. Cada lucha era -y sigue siendo- una verdadera conquista.
Para acercar aún más lo contextual, transcribo un fragmento de
narrativa sobre el “ser docente hoy en situación de conflicto” para un
estudiante del seminario interdisciplinario, actualmente profesor en
comunicación:
Ayudar a quien lo necesita. Cuando hago
referencia a esto lo hago con un doble sentido, tanto en el terreno educacional
como personal o extraescolar. Hoy por hoy, soy consciente, que la escuela,
además de ser un lugar donde se aprende y se genera conocimiento, es también un
lugar de contención frente a la adversidad que se presenta. Es por eso que no
puedo, no podría, hacer oídos sordos ante una problemática económica, familiar,
o de otra índole y haría lo posible para resolver aquellas necesidades con lo
que esté a mi alcance. Las desigualdades se ven afuera y dentro del aula,
entonces como futuros docentes tenemos que estar alertas, preparados para
encarar situaciones que no esperamos. Por eso planteo que es un desafío.
(Tomás, 2018)
La narrativa continúa en el mismo tenor con el planteo
del fragmento anterior:
De la elección se desprende el compromiso y
la responsabilidad social y política. Compromiso por el día a día, porque ser
docente se trata de eso, de tener sensibilidad a la hora de proponer, de
escuchar y dar lo mejor que uno tiene para generar un ida y vuelta, para que el
vínculo sea recíproco. Y responsabilidad social y política por el contexto, en
donde se pone en discusión en términos simbólicos el rol docente, se lo
estigmatiza, poniendo en crisis sus valores. Al ser consciente de esto no puedo
mirar para el costado y me es imprescindible defender lo que algunos se atreven
a cuestionar. No tanto por mí como futuro docente, sino por la gran cantidad de
docentes que he tenido y tengo en mi recorrido académico, por ellos. (Tomás,
2018)
Como cierre, la narrativa retoma lo que significa estar, habitar y
transitar la universidad pública:
Defender a la escuela pública, a la
Universidad pública, es un deber por todo lo aprendido en mi trayectoria, una
cuestión moral. Personalmente creo que no se puede estar exento de lo que
sucede con la educación, de los derechos que se pretender deslegitimar
–desfinanciar- que en nuestro país han sido siempre incuestionables por lo que
significa. Son claros los contrastes en lo que refiere a significatividad
educativa: educación como servicio y educación como derecho humano. Desde ésta
última es que me posiciono de cara al futuro como docente. (Tomás, 2018)
Tal como plantea el joven profesor, el devenir de las reformas no
ha sido suficiente hasta hoy, ni ajustado a los requerimientos de cada momento.
En este sentido, aún se sigue redimensionando lo que fue el impacto de la Ley
Nacional de Educación y la Ley de Educación de
la provincia de Buenos Aires, Argentina, y lo que esas leyes conllevan tanto para
el oficio docente como para la organización y gestión educativas. Es un legado
que hay que retomar de cara a los nuevos tiempos.
En nuestras investigaciones se parte de una distinción fundamental
entre lo político y la política. Esta dicotomía la trabaja la socióloga Chantal
Mouffe (2014), aún en sus últimas publicaciones. Según esta autora, lo político
incluye la política, como modo de acceso a visiones del mundo, de la sociedad,
de la educación, de lo humano.
En este sentido, lo político abarca la ideología que prima en cada
una de las acciones. En Educación, esta idea de lo político es fundante. Cada
propuesta educativa se concibe en un marco político. Y viceversa, cada
propuesta política tiene indefectiblemente una propuesta educativa. Esta
propuesta conlleva en su interior tradiciones, paradigmas científicos y marcos
epistemológicos en que estamos inmersos. Muchas veces las propuestas, por
condición de lo político, vienen a romper con estructuras anteriores para
intervenir desde una mirada que intenta ser superadora, diversa y que atienda a
las múltiples problemáticas que plantean las instituciones educativas en
conjunto y en particular.
Presentamos, a continuación, otro fragmento de narrativa de una
futura profesora en comunicación, Eugenia, que explicita los vaivenes a la hora
de pensarse docente:
Tenía mis dudas sobre meterme de lleno en el
mundo de la docencia. Algo así como que tenía que ser o periodista o docente.
Nunca se me ocurrió ser las dos cosas, hasta este año. Entonces me decidí –más
bien tarde- a anotarme para dar clases por un lado, y para hacer el profesorado
por el otro.
Empecé a pensar que ejercer la docencia es una
forma de tender redes, es devolver todo lo que me ha sido enseñado, y al mismo
tiempo cambiar lo que viví como errático. O al menos poder cuestionarnos –ya en
el rol de docente- lo que el sistema propone, lo que provee y lo que nos quita
de nuestro alcance.
Debo ser sincera y contarles que hoy, sin
haber transitado la docencia me genera cierto temor, dudas o preguntas sobre
cómo abordar el aula y a los propios alumnos. Cómo equilibrar lo que se enseña,
con la contención, y al mismo tiempo disfrutar de ese camino. Valoro tanto lo
que vi de esos docentes, que dejaron huella. (Eugenia, 2018)
El recorrido que trabajamos en los cursos deja bien en claro
la estrecha vinculación de un accionar pedagógico con un accionar político. En
este aspecto, cada vez que con nuestro oficio buscamos organizar
institucionalmente, comunitariamente o personalmente las acciones estamos
ejerciendo acciones políticas y proponiendo soluciones a problemas que el
Estado ya intenta garantizar. En este sentido, nosotros/as ejercemos como
agentes del Estado. Por eso, la defensa de una escuela pública, inclusiva, de
calidad promovida desde un Estado presente.
Ya se expuso en otros
escritos anteriores cómo y de qué manera las narrativas deberían anclar en la
organización de políticas públicas y programas socioeducativos que tengan por
finalidad reunir esfuerzos aislados de mejoramiento de la educación en
distintos lugares y de diversas maneras. Entonces, se hace posible salir de
políticas neoliberales de la educación para que prime lo colectivo, que dé
cuenta de relatos de emancipación o de inclusión, entre otros. Ese fue el punto
nodal de conflicto entre partes que se viene presentando. Incluso el trabajo en
Redes o Nodos de narradores docentes es una organización horizontal semejante a
las comunidades de investigación que promueven la formación- investigación-acción
colectiva.
Para entender aún más el problema, es interesante dilucidar qué
quiere decir el graffiti, qué significaciones son otorgadas en ese contexto de
conflictividad. El “defendamos la escuela pública” funciona como “anclaje” de un discurso de
resistencia que da cuenta de la magnitud de las pugnas. El “anclaje”, tal como lo definió Barthes (1986), define una relación
entre texto/imagen que contribuye a una “buena lectura”. Esta relación tiene
formas variadas: la suspensión, la alusión y el contrapunto. La alusión
(nuevamente Barthes) en la foto estaría configurada por el lápiz que se
enarbola como herramienta de lucha. En este marco de imagen, dibujo y palabra,
el docente es un actor protagónico del oficio de educar, en tanto la educación
es un acto ético político transformador.
Para lanzar un grito certero hacia el mar de discursos
entrelazados y encontrados acerca del conflicto docente, el arte callejero y la
imaginación apelan al graffiti en los muros como parte de un mural que refuerza
el contradiscurso, contrario al discurso hegemónico, en consonancia a lo que se
venía escuchando en ese momento: si aprendiste es a través de un/una docente.
Circulaba, en esos meses, un chiste donde una señora le pedía a un policía que
no le pegara porque había sido su maestra. Volviendo a la foto, este aspecto
del mirar es lo que Mitchell denomina la construcción de lo social desde la
mirada. Es decir, cómo en los actos de ver se entraman complejas relaciones de
poder, de prácticas institucionales y formas de aprehender el mundo (Mitchell,
2003).
Entre los autores/as que trabajamos en la investigación nos
centramos en Rossana Reguillo (2008). Ella señala el potencial transformador de toda invisibilidad, cuyo accionar
concretiza el orden establecido. La investigadora recorre magistralmente la
historia por zonas donde lo visible y lo invisible se suturan en el paso por
mirar la otredad, entre otros aspectos, y la extrañeza de las colonizaciones
que no logran colonizar las miradas (Reguillo, 2008). Según sus estudios, los
regímenes de invisibilidad son construcciones socio-históricas con tres
vertientes que las conforman: la situación o formaciones históricas
particulares; las instituciones intermediarias como familia, iglesia, medios de
comunicación o industria cultural; y las lógicas de poder político que
determinan lo visible y lo invisible (Reguillo, 2008).
Si bien siempre se asiste a una perspectiva, hay dispositivos como
lo que Reguillo llama las tecnologías de la proximidad (telescopio,
microscopio) que coadyuvan a amplificar la mirada desde lo pequeño hasta lo
próximo o cercano. El pasaje provoca el extrañamiento necesario frente a la
incapacidad de mirar algunos intersticios. Este montaje que analizamos es la
realidad registrada por la cámara del teléfono celular, de una docente que
intenta hacer visible el conflicto imperante a través de lo que pasa en la
ciudad, en la escuela, en la calle.
En este sentido, retomamos otra de las premisas que se han
abordado como punto de partida para analizar el registro: “Las miradas y los actos de ver no son inocentes sino más
bien se conciben como constructoras de formas de visibilizar e invisibilizar
hechos, personajes, paradigmas e ideologías desde campos socio-culturales
complejos, atravesados por relaciones de poder y dominación” (Barrios, 2017).
Lo que se ve en esta imagen presentada es una manera de “narrar”
el conflicto desde lo fotográfico (soslayando algunos estudios sobre “narrativa
visual” en relación con proyectos como libros-álbum, por ejemplo). Como expresa
Barrios (2016), es un modo de construcción de la realidad donde confluyen
múltiples variables para ver, mirar, pensar y hacer circular una visión del
mundo.
El punctum de
la fotografía, al decir barthesiano, podría estar configurado por la
intersección de los carteles que contienen los números de las esquinas. Lo
contextual, la composición, se completa con la vereda arbolada de calle 63 como
camino casi ilimitado y los vidrios encima del muro con graffitis gigantescos.
Lo interesante que se infiere de este análisis es el modo de mirar el mundo que
presenta la foto, imágenes de la formación social, las pugnas de significación
y el poder hegemónico como operación política del sentido. Lo que Reguillo
denomina invisibilidad situada son
evidencias cada vez más avanzadas de un neoliberalismo como proyecto y el
individuo como motor que impulsa. La investigadora ahonda en varias evidencias
latinoamericanas o europeas. Sin dudas, este conflicto docente, por momentos invisibilizado
y siempre cuestionado, es una de esas evidencias. En este contexto, la
fotografía visibiliza al presentarse como una obra de la performatividad del sentido.
Por otra parte, la posfotografía
(Fontcuberta, 2016) como práctica ya está proliferada en todos los ámbitos de
nuestra vida. La inmediatez de una foto al pasar, en la calle, desde el
celular, reafirma esta práctica.
Muchos descubrimientos actuales serían extraños para otras épocas,
como el de pensar en la idea de monitorizar la actividad mental para extraer
imágenes directas de ella. El hecho de hacer del uso de la fotografía acaba
derribando fronteras entre la fotografía cotidiana de la artística y crítica.
Este ejemplo que hemos seleccionado es una muestra más de las
discusiones acerca de la pintura y la fotografía con sus similitudes y
diferencias. La foto “del conflicto” contiene una pintura, una vez más foto y
pintura (en este caso un mural) con sus lógicas similares, de fronteras laxas.
Es muy interesante la puesta en sentido que realiza la investigadora Laura
Gonzáles Flores. Según sus estudios,
Mi planteamiento cuestiona la creencia
comúnmente aceptada de que la Fotografía y la Pintura son dos medios
diferentes. Esta duda surge de la experiencia contradictoria con los medios en
el ámbito especializado y el cotidiano. En el ámbito especializado se ha
intentado establecer la diferencia entre éstos comprendiéndolos como 'géneros'
diferentes. Sin embargo, al estudiar el desarrollo histórico de la Fotografía
observamos una paradoja: sólo se la considera artística en tanto que se la
asimila a la Pintura y se la juzga con parámetros críticos de tipo estético. En
cambio, en el ámbito cotidiano y a través de los medios de comunicación nos
encontramos con una creciente cantidad de imágenes difícilmente atribuibles a
uno u otro medio. La diferencia entre los medios parece ser irrelevante. Nos
vemos sumergidos en un maremágnum de imágenes de características híbridas: a
veces están hechas con pintura, a veces con fotografía, a veces con ambas. Y si
la mayoría de las veces adjudicar la pertenencia de las imágenes cotidianas a
uno u otro medio no es relevante, este hecho sí se torna importante cuando la
imagen pretende utilizarse como una prueba testimonial y/o documental: la
diferencia esencial entre los medios se torna frágil (¿Habrá alguna
manipulación en esta fotografía? ¿Podemos confiar en su veracidad?). Es
precisamente la experiencia banal y cotidiana que tenemos con los medios la que
valida la pregunta de si la diferencia real entre éstos se establece en un
ámbito de esencia (género) o si la diferencia se da sólo en un ámbito de uso o
manifestación (especie). (Gonzáles Flores, 2005, p. 30)
Asimismo, la regulación del campo visual en la época de Bush da
pie a Judith Buttler para analizar cómo y de qué manera el Estado regula el
campo visual. La autora habla de “periodismo incorporado” (Buttler, 2010). En
este periodismo la mirada se limita a parámetros establecidos de acciones
designadas para mostrar y debatir determinados hechos y perspectivas de esos
hechos.
El “periodismo incorporado” sigue ciertas reglas de juego como
fotografiar ciertos aspectos y otros relegarlos o anularlos. La marca es sobre
la interpretación, lo que puede verse o no, lo decible e indecible al servicio
de intereses de poder y sometimiento. El ejemplo de la docente, si bien no es
periodismo, también es una mirada ideológica que expresa y oculta según sus
intereses para decir este conflicto docente en tiempos de disputas. Se podría
tomar otra foto del mismo lugar pero transitado, en momentos de la salida de la
escuela por ejemplo, ya que en esta no hay señales de personas en las calles.
Sólo la imagen del mural y las calles.
El “caso” que trabaja Buttler es la fotografía durante las guerras
de Vietnam y, en otro ángulo, la guerra de Malvinas por parte de la prensa
británica. Las implicancias socio-políticas específicas son los modos de
construcción de los acontecimientos en los medios de comunicación.
La teoría del discurso crítico, a la cual esta socióloga adhiere,
plantea cómo y de qué manera recursos lingüísticos, discursivos, semióticos y,
en especial, las imágenes recrean un punto de vista. En ese punto hay numerosos
intereses que trascienden el acontecimiento en sí, intereses políticos, de poder,
de manipulación, incluso de circulación por determinados espacios y no otros.
Se trata de una lógica, la de construcción del acontecimiento, que la
investigadora retoma para señalar cómo las vidas son reconstruidas y miradas
desde unos intereses que recortan y moldean, incluso hasta el poder de la
censura.
Para sintetizar estas argumentaciones, desplegamos una premisa que
entrama la narrativa visual y la escrita: cuando
la circulación de la palabra se hace relato, el relato se transforma en acción
(Programa Narrativas pedagógicas, 2019). Por eso hablamos de narrar el
conflicto, con sus modos de ver el mundo y su lógica interna de decir en
imágenes. La narrativa que desmonta una imagen, pictórica o fotográfica, es
acción y transformación. Creemos que la foto del ejemplo da cuenta de estas
reflexiones.
Hasta aquí hemos analizado una imagen que representa y simboliza
el conflicto docente en tiempos de disputa por el sentido del “ser docente”.
Además, pensamos los lugares en los que se filtran relaciones entre narrativas
pedagógicas e imágenes. Nos encontramos con que este “ser docente” que se narra
está enraizado en el oficio, el docente como trabajador de la cultura,
investigador de sus prácticas, intelectual y pedagogo que incide en la
historicidad de las transformaciones sociales. En este contexto, la educación
es un acto profundamente ético-político y el oficio docente su corolario.
Vinculada a estas transformaciones la fotografía es, sin dudas,
acción social. Como señala la investigadora C. Barrios,
(..) para los dispositivos fotográficos cada
momento histórico modula las líneas de visibilidad, de prácticas no
discursivas/formas de contenido que determinan/generan lógicas y
funcionamientos de visibilidades. Estas líneas establecen qué se incorpora
dentro del recorte fotográfico de lo memorable y qué se deja fuera. De allí que
el fotógrafo ateniéndose a las reglas de su formación histórica, se configura
en su acción de fotografiar como emplazamiento de los regímenes que cada época
modula. Estos regímenes, totalmente inmersos en relaciones de poder,
constituyen un régimen de verdad donde la mirada es un efecto de esa “verdad”.
A su vez esos regímenes se reproducen como producto de dicha mirada, en plena
actividad semiótica, por lo que resulta relevante para nosotros atender a los
(des)centramientos que las miradas en intersección, concebidas desde las
prácticas fotográficas, provocan. (Barrios, 2016, p. 12)
Nos apropiamos, además, de sus indagaciones: “Así, en el momento
en que se produce el orden de lo visible también se produce el orden de lo
invisible y esta elección/ recorte está condicionada por modalidades históricas
y culturales de mirar, mostrar y ocultar.” (Barrios, 2017). Ese recorte de lo
visible es lo que nos ha proporcionado el campo y el alcance de la mirada sin
perder la condición y construcción social de toda imagen. En este aspecto, ya
estaríamos entrando en el terreno de análisis de una representación devenida en
presentación (Moxey, citado por
Barrios, 2017). Según R. Reguillo, el desafío es “desmontar doxas” y “restituir
la crítica reflexiva sobre el orden, la realidad, el mundo” (Reguillo, 2008).
Estas y otras tensiones son saldadas al momento de la mirada como construcción
social, histórica, política y cultural.
Como expresa Miguel Mazzeo en su nota para Resumen Latinoamericano denominada “Sobre el conflicto docente en
Argentina” (10/3/17):
Los grandes medios de desinformación ocultan
y trivializan. Juegan con los significados ambiguos que adquieren algunas
aspiraciones sociales. Como siempre, recurren a verdades parciales para ocultar
mentiras generales. Por momentos parece que quieren guiar a la sociedad a un
abismo de crueldad. Son los grandes aliados del gobierno. Construyen imágenes
contrapuestas para el consumo de incautos; la del “buen docente”: sumiso, un
tanto desvastado cognitivamente por el relato de la meritocracia, la vocación o
la competitividad, rompehuelgas; y la del “mal docente”, consciente, solidario
con sus compañeros y sus estudiantes, organizado, sindicalizado, un verdadero agente
de ciudadana democrática, social, ambiental, intercultural, y un largo
etcétera. (Todo esto a pesar de su condición de infra-remunerado). (Mazzeo,
2017)
Entonces, para propiciar registros con imágenes y relatos desde
las narrativas pedagógicas es preciso generar espacios de encuentro donde los
docentes y futuros/as docentes pongan voz a sus acciones. A partir de esas
narrativas, se ponen en circulación las experiencias que nutren las prácticas.
La magia que conlleva el trabajo con y desde las narrativas, mueve a dialogar
acerca de la experiencia. Se dialoga acerca de las propias experiencias
pedagógicas tanto en el sistema formal, a partir de las prácticas, como en
otros espacios no formales (clubes, comedores). Los estudiantes y docentes
cuentan sus acciones, cuentan qué, cómo, de qué manera fueron esas experiencias
vividas. Muchos confluyen en que es un aprehender a hacer a partir del trabajo
colectivo y participativo. En estos comentarios colectivos a las narrativas y a
las experiencias que fluyen oralmente convergen posicionamientos, modos, de
hacer, decir, mostrar y actuar.
Una biografía es la escritura de la vida (Delory-Momberger, 2009). Una “biografización” converge personal, singular, de cada lugar y momento. Es
la manera cómo se leen y se hablan experiencias nuevas. El horizonte de
experiencias que se transmite es una porción del mundo, una visión del mundo
para, de algún modo, transformarme a mí y a mi entorno. Estas narrativas son
biográficas. Es el lugar donde los sujetos protagónicos se empoderan y, a
través de las narrativas, la palabra performativa se transforma en una praxis
política para incidir en la transformación de una educación de los nuevos
tiempos. Son las huellas de la experiencia colectiva marcadas por el devenir de
los sucesos. Tiempos de crisis, tiempos de crecer, en una sintonía más o menos
disonante pero acorde a las historias que se impregnan en el encuentro con
otros/as que interpelan.
Nota. Esta imagen fue tomada de
Google Earth a modo ilustrativo de la fotografía de la docente, permitiendo su
uso no comercial en esta plataforma.
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[1] A
continuación recuperamos testimonios de diferentes participantes quienes
autorizaron su publicación a través del el uso de su nombre de pila.