The Body in University
Settings. Thinking Knowledge Production Practices and Contributions to
ESI from
the Experience of the Body and Communication Area
Mariela Singer
Universidad de Buenos Aires,
Argentina.
Recibido:
10/04/2021
Aceptado:
03/11/2021
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.035
Resumen. Este texto aborda
experiencias y prácticas llevadas a cabo en un
espacio universitario, el Área Cuerpo y
Comunicación. Problemáticas
estético-políticas en la producción de subjetividad,
de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
El
escrito tiene un doble objetivo: dar cuenta, por un lado, de
posibilidades en
las prácticas de producción de conocimiento
universitarias; y por otro, de
dimensiones trabajadas en relación a la cuestión del
cuerpo en este ámbito,
teniendo en cuenta la necesidad de profundizar en la
implementación de la ESI
en los diferentes niveles educativos. Particularmente, el abordaje se
enfoca en
un seminario curricular de grado y en diferentes actividades
implementadas en
el marco del área referida. El texto comienza exponiendo sobre
la creación del Área Cuerpo y
Comunicación… y sobre los intereses
trabajados en este espacio. En segundo lugar, da cuenta de
problemáticas y
prácticas puestas en juego en el seminario respectivo,
incluyendo cambios
implementados en el contexto actual de pandemia. Finalmente, reflexiona
sobre
lineamientos propuestos en el marco de la ESI, y sobre el modo en que
las
prácticas desarrolladas en los espacios tematizados involucran
la cuestión del
cuerpo y modos de relación entre los cuerpos en los
ámbitos universitarios.
Palabras clave. Cuerpo,
Universidad, ESI, Comunicación, Enseñanza-Aprendizaje.
Abtract.
This text addresses
experiences and practices carried out in a university space, the Body and Communication Area.
Aesthetic-political problems in the production of subjectivity, of
the
Faculty of Social Sciences of the University of Buenos Aires. The
writing has a
double objective: to outline, on one hand, possibilities in university
knowledge production practices; and on the other, dimensions worked on
in
relation to the question of the body in this area, considering the need
to
deepen the implementation of ESI at different educational levels. In
particular, the approach focuses on a degree curricular seminar and on
different activities implemented within the referred area. The text
begins by
exposing about the creation of the Body and Communication Area…
and about the
activities and interests worked on in this space. Second, it outlines
the
problems and practices developed in the aforementioned seminar,
including
changes implemented in the current context of the pandemic. Finally, it
reflects on the guidelines proposed in the framework of the ESI and on
the way
in which the practices developed in the regarded spaces involve the
question of
the body and modes of relationship between bodies in university
settings.
Keywords.
Body, University, ESI,
Communication, Learning-Teaching.
El
presente escrito se orienta a dar cuenta de posibilidades de trabajo en
torno a
la cuestión del cuerpo en el ámbito universitario,
considerando la necesidad de
profundizar en la implementación de la ley 26.150 de
Educación Sexual Integral
(ESI) en los diferentes niveles educativos y la importancia de la
cuestión del
cuerpo en el marco de la misma. Asimismo, el texto procura dar a
conocer prácticas
de producción de conocimiento heterogéneas materializadas
en el ámbito de la
educación superior.
Con esos
objetivos, el escrito aborda experiencias llevadas a cabo en un espacio
institucional
universitario, el Área Cuerpo y
Comunicación. Problemáticas
estético-políticas en la producción de subjetividad,
de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires
(FSOC-UBA); enfocándose particularmente en el abordaje de un
seminario
curricular de grado, el seminario Cuerpo,
Comunicación y política en la producción de
subjetividad, y de diferentes
actividades implementadas en el área referida.
El texto
comienza exponiendo sobre la creación del Área
Cuerpo y Comunicación… en la última
década, y sobre las actividades e
intereses trabajados en este espacio. En segundo lugar, da cuenta de
problemáticas y prácticas puestas en juego en el
seminario referido, incluyendo
cambios implementados en el contexto actual de pandemia. Finalmente,
reflexiona
sobre lineamientos propuestos en el marco de la ESI y el modo en que
las prácticas
desarrolladas en los espacios tematizados involucran la cuestión
del cuerpo y
modos de relación entre los cuerpos en los ámbitos
universitarios.
El
trabajo se enmarca en una metodología cualitativa
autoetnográfica, que consiste
en valorizar la propia experiencia y puesta en juego del cuerpo de
quien investiga
en el fenómeno estudiado (Scribano y De Sena, 2009, p. 3), y se
basa en la
recuperación de técnicas de “participación
observante” (Aschieri y Puglisi,
2011, p. 128), registros personales, indagación
bibliográfica y análisis de
documentos institucionales.
El Área Cuerpo y
Comunicación… es un espacio de indagación
conceptual, discusión política y
exploración corporal creado en el marco de la carrera de
Ciencias de la Comunicación
de la UBA. Su inauguración se produce
en 2013, a cargo
de un equipo de docentes y estudiantes con
recorridos ligados a experiencias autogestionarias, lecturas
feministas,
preocupaciones por temáticas de género y disciplinas de
movimiento; que
veníamos trabajando la cuestión del cuerpo en
cátedras y ámbitos informales, y
deseábamos desarrollar un espacio sistematizado de trabajo en
relación con el
tema.
Desde el
momento de la creación del área, además de
estudiantes y docentes de la carrera
de Ciencias de la Comunicación, participaron en diferentes
actividades estudiantes
y docentes de otras carreras de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA;
así como
estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de las Artes y
bailarines y
bailarinas de la Compañía Nacional de Danza
Contemporánea, entre otres.
[1]
Un
interés importante en la conformación de esta área
de la Carrera de Ciencias de
la Comunicación era desbaratar la asimilación frecuente
entre “comunicación” y
“fenómenos mediáticos” como única
posibilidad de pensar el arco de
problemáticas comunicacionales. Más puntualmente,
interesaba saldar un vacío en
el campo relativo a pensar la comunicación entre cuerpos, que
constituía un
interés significativo de quienes veníamos trabajando la
problemática del cuerpo
en espacios académicos e informales; y cuya vacancia se
volvía cada vez más
evidente al constituir una demanda expresa y creciente en estudiantes,
tanto en
elecciones temáticas de objetos de estudio de trabajos
monográficos como de las
tesinas finales de grado de la carrera referida.
Otro
interés importante del área era enlazar mundos de lectura
y de prácticas
corporales (por ejemplo, disciplinas de movimiento), en un
ámbito
tradicionalmente excluyente de ese tipo de experiencias como es el
académico. Quienes
formamos parte de la academia y habíamos transitado disciplinas
de movimiento u
otro tipo de experiencias artístico-corporales
encontrábamos, por un lado, en
esos “otros mundos”, prácticas de gran riqueza
exploratoria, pero a la vez
cierta carencia, o incluso reticencia en ciertos circuitos, a acercarse
a
materiales conceptuales que permitieran pensar y percibir esas
prácticas de modo
más potente. Por otro lado, encontrábamos gran riqueza
conceptual en lecturas
abordadas en la facultad, que sin embargo resultaban empobrecidas en su
abordaje por las dinámicas propias de la producción de
conocimiento académica,
tendientes a promover la subordinación de inquietudes de
exploración a preocupaciones
ligadas a la acreditación.
A la
vez, quienes veníamos participando en experiencias
autogestionarias teníamos la
inquietud por pensar la comunicación entre cuerpos en esas
experiencias,
asumiéndola como productora de subjetividad. Es decir, nos
interesaba politizar
los lazos cotidianos y las modalidades de encuentro entre cuerpos,
tanto en
experiencias artísticas como del activismo, poniendo el acento
en cuestiones
“micro” y ponderando su importancia, sin descuidar en ese
análisis (sino más
bien entrelazándolo con) el análisis de
macropolíticas de los cuerpos y de dispositivos
disciplinarios.
Otro
aspecto importante fue que, quienes veníamos participando en
experiencias
autogestionarias, deseábamos explorar relaciones de mayor
horizontalidad a las
acostumbradas en los ámbitos de producción de
conocimiento y de
enseñanza-aprendizaje, y considerábamos que generar otras
formas de encuentro
entre cuerpos constituiría un atajo para experimentar otras
relaciones entre
los diferentes “claustros”, en un ámbito, como es el
académico, en que las
proximidades corporales habituadas (caracterizadas por el resguardo de
distancias físicas) no se alejan de los dispositivos normativos
instituidos, aun
cuando podamos problematizar estos dispositivos en un registro
discursivo.
Otra
cuestión que nos interesaba a quienes veníamos
participando en experiencias de
exploración con la corporalidad era rescatar la importancia de
valorizar, no sólo
el abordaje de los cuerpos, sino también el conocimiento
producido desde los cuerpos. Esto suponía a la
vez
el cuestionamiento de perspectivas tradicionalmente racionalistas,
dualistas y
androcéntricas, y el desplazamiento hacia perspectivas que
ponderan la
materialidad del cuerpo, sin reducir este a un componente
orgánico o sustancia
meramente extensa, sino concibiéndolo como dispositivo de
pensamiento, fuente
de estudio y exploración.
Finalmente,
una preocupación también inicial y fundante del
área fue la de incorporar el
trabajo sobre problemáticas de género y lecturas y
perspectivas feministas,
indispensables a la hora de privilegiar la cuestión del cuerpo y
la
comunicación entre cuerpos. En este sentido, ya desde su
creación, el área
involucró el trabajo de problemáticas sobre diversidad
corporal y funcional,
problematizó identidades binarias de género, y
ponderó la politicidad de estas
cuestiones, que en ese entonces no resultaba tan evidente como
comenzaría a
serlo luego de 2015, con la masificación de los feminismos y la
implosión de
los cuerpos producida desde la primera convocatoria de #NiUnaMenos el 3
de
junio de ese año.
[2]
De este
modo, el área referida se ha propuesto desde el inicio conformar
un espacio de
intercambio, formación e investigación en relación
con varios ejes: el estudio
y sistematización de marcos conceptuales propicios para trabajar
el cruce
cuerpo y comunicación; la reflexión sobre modalidades de
encuentro entre
cuerpos en experiencias del arte y el activismo; el estudio de
elaboraciones
feministas productivas para el abordaje de la cuestión del
cuerpo y la
comunicación; y el análisis de políticas de los
cuerpos; entre otros.
Desde su
apertura, se promueven actividades regulares de formación e
intercambio para
trabajar esos ejes, como talleres de lectura quincenales de asistencia
de
estudiantes, docentes, investigadores, investigadoras y artistas de
otras casas
de estudio vinculadas a prácticas corporales (como la
Universidad Nacional de
las Artes y la Compañía Nacional de Danza
Contemporánea, cuyes integrantes,
como comentara anteriormente, participaron en la organización de
actividades
del área); exposición de material audiovisual y films
para pensar las
relaciones entre cuerpo, espacio, arquitectura, disciplinas corporales,
etc.,
con charlas posteriores a la exposición; encuentros de
intercambio entre
tesistas con problemáticas vinculadas a corporalidad;
publicación de materiales
en cuadernillos auspiciados por la carrera de Ciencias de la
Comunicación de la
institución (Área Cuerpo y Comunicación, 2015);
además de varias otras
actividades.
Una
actividad significativa que ha llamado especialmente la atención
entre las
propuestas del área son los encuentros de danza que convocan a
intercambiar
desde el cuerpo a estudiantes, docentes, investigadores e
investigadoras de la
facultad, además de a participantes de ámbitos externos,
en la sede académica
referida. Puntualmente, se trata de convocatorias a “jams de
Contact Improvisación
(CI)”,
[3]
una danza de improvisación que suele ser
descripta como “una forma
de comunicación desde el cuerpo” (Paxton, 1997, p. 19; Turdo, 2012, p. 8), en tanto el
movimiento surge
progresivamente del contacto y la escucha entre los cuerpos, sin
sujetarse a
coreografías, lenguajes narrativos o musicales. La propuesta en
la facultad de
tomar el CI es entonces la de intercambiar desde los cuerpos entre
estudiantes,
docentes y demás participantes a través de esta danza.
En ese
sentido, una particularidad
importante del CI es que es una danza para cualquier
cuerpo, no privativa a especialistas o profesionales. El CI parte del
supuesto
de que la danza es una actividad no exclusiva para
“bailarines” (según la
acepción del término que lo asimila a una
profesión o identidad); y este
supuesto constituye (no solo una consigna sino) parte de la
materialidad formal
de esta disciplina, que habilita el ejercicio de su práctica a
diversidades
corporales y funcionales (incluyendo por ejemplo personas en sillas de
ruedas
que suelen practicar la técnica Danceability,
basada en el CI). En esta dirección, el CI supone que la danza
es un poder de cualquiera, en el sentido rancièrano del
término, que implica universalizar una capacidad de
acción (Rancière, 2007 y
2014). En esta dirección, la propuesta del CI rompe con lógicas identitarias que adjudican
determinadas capacidades a cuerpos específicos de modo
distintivo y excluyente,
y afirma la danza como potencia de acción no privatizable. Por este tipo de razones es que en el área hemos
acudido al CI como
práctica dancística de exploración estética
y corporal colectiva, que habilita
modalidades de encuentro entre cuerpos disruptivas de las normativas.
Como
comentara al comienzo, esta preocupación por generar otras
modalidades de
encuentro entre los cuerpos ha constituido un interés ya desde
el inicio del
área. De hecho, el área es inaugurada con una charla
informativa y colectiva
presencial, abierta a la comunidad académica y a otras
comunidades del
activismo y el arte; y posteriormente, al finalizar la charla, se
realiza una
actividad conjunta de danza en la sede de la facultad, en la que se
mezclan
danzando docentes, estudiantes, investigadoras, investigadores y
participantes
de ámbitos ajenos a la universidad que concurren al evento.
Ya desde los primeros
años, las actividades del área logran una importante y
sostenida convocatoria,
y en 2015, la circulación y difusión del espacio aumenta,
especialmente a
partir de notas periodísticas en diarios masivos nacionales,
como Página12, que rescatan la propuesta valorizando el intento de
“problematizar
los modos de implicación entre cuerpo y subjetividad en la
universidad” (Torres
Cabreros, 2015, s./p.). Desde estos medios se ofrecen también
crónicas sobre
los encuentros de danza, relatando cómo “los estudiantes
se acodan en la
baranda que da al patio seco de la Facultad de Ciencias Sociales de la
UBA y
observan intrigados la actividad” (ib.),
o describiendo “los pies desnudos a veces sobre el piso, a veces
sobre el
compañero o compañera, a veces cortando el aire de la
noche” de quienes bailan
y “cómo los cuerpos se entregan al fluir del movimiento
conjunto”, cuya
comunión “desafía con su potencia la lógica
hegemónica de la universidad: las
relaciones de dominación, el individualismo, la primacía
de la razón” (ib.).
También
diferentes revistas de danza (Alcalá, 2015; Rubin, 2016; Zilberman, 2015) recuperan
las actividades del área, orientadas a enlazar diferentes
trayectorias artísticas y académicas, y a mezclar los
cuerpos de diferentes claustros
en una instancia física:
Una masa indefinida de cuerpos brilla a la luz
de la
luna en el patio de [la Facultad de Cs.] Sociales. A punto de cumplir
su
segundo año de vida, el Área de Cuerpo y
Comunicación de la facultad logró
instalar una práctica hasta entonces ajena al ámbito
académico. (Rubin, 2016,
s./p.)
A la vez, en 2015 se realiza el Congreso
Latinoamericano de Comunicación, llevado a cabo por la carrera
de Ciencias de
la Comunicación de la UBA a raíz del trigésimo
aniversario de su creación. El
área participa del congreso con múltiples actividades,
que incluyen diferentes
paneles con integrantes de la academia, activistas y artistas de gran
trayectoria, además de mesas de trabajo de ponencias y un evento
final de danza
entre les asistentes, estudiantes, docentes, investigadoras e
investigadores,
que colma el hall central del edificio de la facultad, tal como puede
visualizarse
más abajo en la imagen número 1. Los paneles principales
se organizan alrededor
de cuatro ejes que incluyen: “Cuerpo y género”,
“Cuerpo y experiencias de
emancipación”, “Cuerpo y filosofía”; y
“Cuerpo y danza”, e incluyen temáticas
de diversidad corporal, activismo gordx (con participantes del Taller
“Hacer la
vista gorda” creado pocos meses antes ese año, que
posteriormente tendrá gran
circulación y difusión), participantes reconocides del
campo de la danza, la
filosofía, y el activismo feminista.
A la vez, a partir de 2015, con la convocatoria
el 3
de junio de ese año al primer #NiUnaMenos, con una
congregación masiva en las
calles que se multiplica progresivamente en los años siguientes;
crece
notoriamente el interés por temáticas de cuerpos y
feminismos, lo que se
expresa en el campo de la comunicación y en el área
referida. En ese contexto,
la convocatoria a las actividades de este espacio irá creciendo
sostenidamente,
así como el interés por trabajar la cuestión del
cuerpo y las modalidades de
encuentro en elecciones temáticas de trabajos
monográficos o tesinas de fin de
la carrera.
Imagen
1. Encuentro “Danza en la facultad” convocado
por el Área Cuerpo y
Comunicación. Hall de planta baja de la Facultad de Ciencias
Sociales.
Universidad de Buenos Aires. Agosto de 2015, Buenos Aires, Argentina.
Fuente: autoría propia.
Atendiendo al interés creciente por la
temática del
cuerpo en la Carrera de Ciencias de la Comunicación y en el
área referida, en
el año 2015 se implementa el seminario optativo curricular de
grado Cuerpo, comunicación y política en la
producción de subjetividad en vinculación con el
área, como espacio de
formación en relación con las problemáticas
trabajadas en ese marco.
Desde su primera
implementación, el seminario logra gran inscripción, y en
los años siguientes
completa y supera ampliamente el cupo de inscriptes, triplicando o
cuadriplicando el tope permitido para los seminarios curriculares. En
2019, el
seminario es integrado al Circuito de Formación Feminista de la
Facultad de
Ciencias Sociales (CIRFFEM-UBA), creado ese mismo año. A partir
de entonces, este
seminario se dicta para todas las carreras de la facultad, con una
demanda
mayor cada año (con más de un centenar de personas
cursándolo en su
implementación en 2020).
En tanto inscripto en el
marco de preocupaciones trabajadas en el área, el seminario
propone pensar la
comunicación sin reducirla a fenómenos mediáticos,
y abordar problemáticas
vinculadas a corporalidad y a la comunicación entre cuerpos en
experiencias
artísticas, del activismo y en vínculos sexo-afectivos. A
nivel conceptual,
esto supone trabajar las nociones de comunicación
y de cuerpo desde perspectivas en
ruptura con tradiciones racionalistas, dualistas
y androcéntricas. Aquí se toman especialmente lecturas
del posestructuralismo,
en su recuperación sobre todo de perspectivas como las de
Nietzsche y Spinoza,
que implican rupturas con marcos dualistas y racionalistas así
como con miradas
moralizantes sobre los cuerpos.
Ahora bien, ¿qué es el
cuerpo? El abordaje de esta pregunta está implicado en todo el
seminario, aun
cuando este no se propone contestarla de manera definida. Se trata
más bien de
correrse de perspectivas dualistas que reducen el cuerpo a un
componente
orgánico (a la contracara de una mente o conciencia racional),
meramente
extenso, sustraído de pensamiento; para asumirlo como una
totalidad afectiva y pensante
(sin que “pensamiento” implique
“racionalidad”), esto es: como un
atravesamiento complejo y singular de relaciones múltiples. Esto
último supone
a la vez una perspectiva ética que
asume cada cuerpo en su inmanencia:
en su singularidad (y multiplicidad) irreductible, inconmensurable a la
de
cualquier otro cuerpo. Es decir, implica romper con pensamientos
trascendentes
y universales que evalúan los cuerpos singulares en
función de su adecuación a
una Verdad unívoca, y que moralizan
las singularidades y/o gestos corporales alejados de ella.
Esta concepción ética del
cuerpo como inmanencia afectiva, múltiple y singular tiene
diversas
implicancias a la hora de abordar diferentes fenómenos: ya sea
estéticas
corporales (en las que habilita el cuestionamiento a la idea de Belleza
Universal); como cuestiones de género e interseccionalidad con
raza y clase (en
las que permite la crítica a la moralización de gestos,
prácticas y
corporalidades feminizadas, racializadas, migrantes, etc.); como
prácticas de
movimiento (en las que induce la reflexión sobre las diferentes
nociones de
cuerpo implicadas: trascendentes, por ejemplo, como en la danza
clásica -en la
que hay que alcanzar un cuerpo-Verdad delgado y estilizado desde
temprana edad
para poder bailarla-; o inmanentes, como por ejemplo en danzas que
parten de la
delimitación específica de cada cuerpo para desde
allí potenciar su singularidad);
entre otros. Y más aún: esta
forma ética de pensar el cuerpo y los cuerpos tiene
implicancias, de hecho, en toda
la práctica educativa y en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
En ese sentido, en primer lugar, en el
seminario
referido, el proceso de producción de conocimiento intenta
privilegiar las
apropiaciones singulares de los contenidos y problemáticas
trabajadas más que
la adecuación a una forma unívoca de reproducirlos, que
desconocería la
singularidad de los cuerpos, sus intereses y modos de
apropiación de las
lecturas. En efecto, la acreditación del seminario no depende de
la evaluación
satisfactoria de la adecuación de los contenidos aprendidos a
los contenidos
enseñados; tal como comento en lo que sigue.
El seminario propone la realización de
trabajos
monográficos
con temas elegidos por les estudiantes y con una serie de consignas
dadas por
la docente, que hacen sobre todo de disparadoras para encarar el
abordaje, y
que en general suelen constituir una versión aggiornada de las
consignas dadas
por la carrera para la elaboración del anteproyecto de tesina.
La idea de
utilizar esas pautas es brindar un marco que sirva de guía a les
estudiantes (en
tanto la libertad de elegir el tema ya implica una serie de decisiones
a tomar,
y para ello suele aportar contar con un suelo de pautas de apoyo), y a
la vez,
inducirles a familiarizarse con las consignas que deberán
presentar en el
futuro al momento de trabajar el anteproyecto de la tesina de final de
carrera.
Ahora bien, en cuanto a la acreditación, si bien es obligatorio
en el trabajo
incorporar los marcos conceptuales vistos en la cursada, la
aprobación del
seminario no depende de su “correcta” exposición. En
este sentido, cabe agregar
que el proceso de evaluación se disocia del de
acreditación.
La acreditación del seminario depende de
la
asistencia
a la cursada y de la realización del trabajo con la
incorporación de las
lecturas vistas. Ahora bien, esos requisitos se consideran
cumplimentados
independientemente de la correcta exposición de los textos o
conceptos. Es
decir, el seminario se considera aprobado si se transita la cursada y
se
incorporan en el trabajo las lecturas propuestas, más
allá de las facilidades o
dificultades que puedan acarrear las lecturas, los conceptos, y/o su
apropiación singular en relación con diferentes
temáticas o fenómenos; así como
la calificación del trabajo tampoco depende de una
exposición “correcta” de los
conceptos.
La evaluación, por su parte, supone una
devolución
comprometida sobre diferentes aspectos del trabajo (comentarios sobre
el modo
en que se delimitaron las problemáticas, se apropiaron las
lecturas y la bibliografía
sugerida, así como se puede sugerir asimismo bibliografía
sobre las temáticas
específicas, etc.), pero no es vinculante respecto de la
acreditación. Es
decir, la devolución puede sugerir reapropiaciones de las
lecturas, formas de
delimitar el problema, etc., pero nada de esto supone una
sanción en términos
de acreditación. Solo en caso de que no se hayan incorporado las
lecturas de la
cursada se indica que estas deben ser incorporadas.
Para ello, el trabajo consta de dos entregas,
una
aproximadamente mediando la cursada y otra hacia el final de la misma.
Luego de
la primera entrega, cada estudiante recibe una devolución. Para
la segunda
entrega, si hay quienes no incorporaron de un modo significativo las
lecturas
de la cursada en la entrega anterior, deben hacerlo en esta segunda
instancia,
sumando el trabajo con la bibliografía de la primera parte de la
cursada al de
la segunda parte, que es el que se entrega al final del seminario.
Más allá de
la indicación de incorporar lecturas de la cursada como labor
obligatoria para
la acreditación del seminario en los casos en que no las hayan
incorporado; todes
reciben devoluciones detalladas de otros aspectos del trabajo, que no
son
obligatorias de incorporar. Se asume que los trabajos son de les
propixs
estudiantes y que estes tienen la última palabra sobre sus
intereses y los
modos de plasmarlos, aun cuando desde el rol docente se les pueda
efectuar
observaciones producto de la experiencia en el tema y en la
producción de
conocimiento en general.
Una cuestión significativa en la
modalidad de
evaluación es también el hecho de que la propuesta
implica leerse entre
estudiantes. Luego de la primera entrega del trabajo, una o dos semanas
después, se realiza una devolución colectiva del mismo,
además de la devolución
docente. Para ello, deben agruparse les integrantes de tres trabajos y
leer los
dos trabajos de sus compañeres. En la clase destinada a la
tarea, cada
integrante realiza una devolución de los otros dos trabajos (en
general con
anotaciones escritas previas, que transmite al grupo oralmente el
día
especificado para el intercambio), a la vez que recibe la
devolución de les
integrantes de los otros dos trabajos.
Esta experiencia suele ser sumamente valorada
por
estudiantes, en tanto instancia que les permite conocer el modo de
resolver de
sus compañeres a la vez que recibir de elles las críticas
sobre el suyo, con
comentarios que amplían y enriquecen la devolución
docente. Asimismo, los
comentarios de les compañeres permiten relativizar la
“verdad unívoca” que
suele constituir la palabra docente en los dispositivos de
enseñanza-aprendizaje tradicionales. Por otro lado, salvo por la
indicación de
incorporar las lecturas de la cursada en caso de no haberlo hecho, como
requisito
de acreditación; les estudiantes pueden tomar los comentarios de
sus compañeres
para incorporar modificaciones en la segunda entrega en lugar de los de
la
docente, o ambos (o ninguno). A la vez, esta modalidad de intercambio
con
frecuencia permite ratificar cuestiones que se hacen presentes en la
lectura de
los trabajos y comprobar que los efectos de lectura no constituyen la
interpretación
arbitraria de una sola persona, lo que suele dar confianza a les
estudiantes
sobre la necesidad de trabajar aspectos específicos de sus
escritos en pos de
fortalecerlos, en caso de interesarles hacerlo.
Finalmente, la nota del seminario debe ser una
calificación del 1 al 10 según los requisitos formales de
la materia. Ahora
bien, la docente no coloca esa calificación sino que indica una
“A” en el caso
de los trabajos que han incorporado las lecturas de la cursada y una
“B” en los
trabajos que deben incorporarlas. Les estudiantes de los trabajos que
han
cumplimentado los requisitos de incorporación de lecturas y de
asistencia a la
cursada pueden decidir su propia nota.
Por lo demás, a nivel
metodológico, el
seminario
brinda herramientas epistemológicas y estrategias
metodológicas específicas
para trabajar cuestiones que hacen a la corporalidad y a la puesta en
juego del
propio cuerpo de quien investiga, como es el caso del enfoque de la
autoetnografía, que valora la posibilidad de incorporar la
propia experiencia
como recurso de investigación, a la vez que permite una
relación entre quien
investiga y lo estudiado más horizontal, en la que les
investigadores son a la
vez “sujeto y objeto” de lo investigado, al poner en juego
su propia experiencia
(Scribano y De Sena, 2009, p. 6). Asimismo, la autoetnografía
constituye una
perspectiva situada que recupera la singularidad sociohistórica
tanto de quien
estudia como de lo estudiado. En este sentido, configura un enfoque
ético-político en línea con el corrimiento que se
intenta en el seminario, vinculado
a generar otras modalidades de relación entre los cuerpos y a
correrse de
perspectivas universalizantes.
Por último, una cuestión
sumamente
relevante en el aula
es la relación entablada con y entre estudiantes. En toda la
cursada del
seminario se pone atención en este aspecto, de modo de evitar
cualquier
situación de exposición innecesaria; de generar
diálogos sinceros; de evitar
“juicios” y/o moralizaciones sobre las diferentes
intervenciones; de evitar
inducir que alguien se sienta en falta por desconocer cuestiones de
género; y
de no dar por sentado el conocimiento de saberes específicos;
etc.
Todos estos aspectos no están
garantizados ni se
concretan de manera ideal ni inmediata en la cursada, sino que suponen
un
trabajo cotidiano y complejo, pero interesante y necesario para generar
una
afectividad en el aula que resulte lo más contenedora y potente
posible.
Finalmente, cabe comentar algunos cambios
producidos
en el contexto de la pandemia, la mayoría comunes a buena parte
de las cursadas
en un momento tan atípico como el actual.
Por supuesto, la cursada del año 2020
fue
implementada
de manera virtual. En el caso del seminario, los encuentros fueron
siempre
sincrónicos. La duración de las clases, que en la cursada
presencial era de
tres horas, estaba prevista para reducirse a dos en la modalidad
virtual. Sin
embargo, esa reducción no se produjo aun cuando había
sido planteada
inicialmente, en tanto el interés de les estudiantes, la
atención a las
problemáticas y a los intercambios que se produjeron (y
también cierto
entusiasmo de parte de la docente, tal vez un poco desmedido para la
virtualidad) indujeron a mantener la duración de tres horas por
encuentro.
Como en la generalidad de las cursadas, la
posibilidad
de exhibir materiales audiovisuales, hemerográficos y
fotográficos, entre
otros, aumentó con la cursada virtual. Esto constituyó un
aporte interesante,
sumado a la posibilidad de intercambiar links a sitios o materiales de
interés de
forma espontánea por parte de la docente y de les estudiantes,
según el devenir
de los intercambios.
Asimismo, a pesar de las limitaciones que
impone la
virtualidad para los intercambios, de los tiempos que a veces puede
insumir la
cesión de la palabra entre una persona y otra, y por supuesto,
de las
complicaciones técnicas que todes hemos atravesado en diferentes
ocasiones; las
intervenciones fueron bastante frecuentes y potenciaron el intercambio.
En lo que por supuesto, de todos modos, se vio
limitada la cursada es en lo que hace al encuentro entre cuerpos que
supone la
presencialidad. Especialmente en un seminario de este tipo: no solo por
su
temática vinculada al cuerpo sino porque en general constituye
un seminario de
fin de carrera y de propia elección de estudiantes, con un grado
de
horizontalidad e informalidad mayor que el de las materias obligatorias
(en la
cursada presencial del seminario solían intercambiarse mates,
compartirse
materiales y demás). En este sentido vinculado a la
corporalidad, la diferencia
con la presencialidad resultó notoria: la disposición de
las miradas concentradas
y atentas que pueden darse en la presencialidad; las risas compartidas
al
unísono en determinados momentos del intercambio; los gestos
cómplices entre
estudiantes; la disposición corporal de cada une; y la
posibilidad de observarnos
entre todes; fueron cuestiones imposibles de recuperar en la modalidad
virtual,
que constituyeron una ausencia relevante en términos corporales
y afectivos.
Como es
de público conocimiento, a partir de la sanción de la ley
26.150 de Educación
Sexual Integral (ESI) en el año 2006, se establece el derecho de
niñes, jóvenes
y adultes a recibirla en todos los niveles educativos. La ley crea a su
vez el
Programa Nacional de Educación Sexual Integral, que nace en el
año 2008 a cargo
del Ministerio de Educación de la Nación y que instituye
los Lineamientos
Curriculares para la Educación Sexual Integral. Estos
lineamientos establecen
entre sus ejes fundamentales (además de la perspectiva de
género, el respeto a la
diversidad, la valoración de la afectividad y la
incorporación del lenguaje de
derechos) la reflexión crítica sobre la
construcción del cuerpo sexuado.
En ese
sentido, en cuanto al trabajo en el área y en el seminario, una
cuestión
importante a nivel conceptual es el abordaje de perspectivas queer (como las de Butler, 1999, entre
otras) en las que se problematiza la discontinuidad entre naturaleza y
cultura,
implicada en la diferenciación entre sexo y género como
una diferencia entre
biología y construcción social. Perspectivas como la de
la teoría queer habilitan a pensar el sexo como
una asignación social, y al cuerpo sexuado como una materialidad
no estanca
sino como un proceso (también social)
de materialización, en el que
“materia” no se asimila a “biología”
sino a un complejo entramado de
relaciones, percepciones y asignaciones sociales. En este sentido, el
seminario
atiende a pensar el cuerpo en línea con la ley 26.743 de
Identidad de Género
sancionada en 2012, que rompe con concepciones binarias sustentadas en
supuestos anatómico-biológicos unívocos de la
corporalidad (concepciones que
aún se mantienen en ciertos lineamientos de la ESI que reducen
la diversidad
sexo-genérica a diferencias entre mujeres y varones
cisgénero, como
posibilidades únicas asentadas en concepciones unívocas
de la biología y lo
social).
Por otro
lado, el seminario tiene implicado un trabajo que va en línea
con los
lineamientos de la ESI ya al incluir perspectivas feministas y de
género y profundizar
en la cuestión del cuerpo. En este sentido, cabe recordar la
importancia de
trabajar la ESI (que generalmente es asociada al nivel inicial,
primario y
medio) también en el marco de la educación superior, en
el que la formación en
perspectivas feministas y temáticas de género resulta
aún sumamente
insuficiente.
Asimismo,
un aspecto fundamental en el que el seminario trabaja los lineamientos
de la
ESI es en lo relativo al respeto de cada cuerpo y del propio cuerpo. El
enfoque
ético referido en el recorrido del
escrito y la atención puesta a lo largo de todo el seminario en
destacar la
singularidad irreductible de cada cuerpo (cuestión acentuada
desde diferentes
materiales conceptuales, bibliográficos, audiovisuales,
periodísticos; etc., y
desde problemáticas de discusión actual en los activismos
o voces como las del
activismo gorde, entre otras), constituye un foco ineludible a la hora
de aportar
a la consideración de cada cuerpo (problematizando a la vez
perspectivas
individualistas que delegan al “yo” la tarea de
“quererse a sí mismo” sin
cuestionar los dispositivos estéticos dominantes que median y
forman las
subjetividades colectivas).
Para concluir,
cabe destacar, como comentara anteriormente, que en los últimos
años el interés
por la cuestión del cuerpo se ha visto sumamente reforzado. La
masificación de
los feminismos y las transformaciones en las subjetividades y
sensibilidades
han redundado en desplazamientos en el terreno académico, en el
que, frente a
tradiciones dualistas, racionalistas y androcéntricas, tiende a
concederse mayor
relevancia a la cuestión de la corporalidad (Gago, 2019; Bardet,
2018). En el
campo de la comunicación, específicamente, el
interés por el cuerpo supone
también un desplazamiento hacia la preocupación por
pensar la comunicación sin
reducirla a fenómenos mediáticos, y la apertura de una
zona problemática
vinculada al abordaje de los encuentros entre cuerpos; ya sea en
experiencias
artísticas, del activismo u otros ámbitos, como he
expuesto.
En esa
dirección, el recorrido del presente texto ha dado cuenta del
trabajo con la
cuestión del cuerpo en un área de investigación
académica y en un seminario
vinculado a ella. Se orientó a mostrar, asimismo, las
implicancias de concebir
los cuerpos desde una perspectiva ética y sus efectos en las
formas educativas,
así como las modalidades de encuentro e intercambio que pueden
desprenderse de
este tipo de enfoque. Es decir: intentó evidenciar la fuerte
imbricación entre los
modos de concebir los cuerpos y las prácticas de
producción de conocimiento.
En
vinculación con esto último, desarrollos
postestructuralistas en el terreno de la educación –tanto de la
Pedagogía
Crítica norteamericana (Giroux, 1996; McLaren, 1994) como de
desarrollos que
trascienden el ámbito norteamericano (Larrosa, 1995; Varela y
Álvarez-Uría,
1991; Ball, 1993)- recuperan elaboraciones foucaultianas para
cuestionar la
concepción de los dispositivos pedagógicos como simples
“mediadores” del
proceso educativo y subrayar su papel fundamental en la fabricación
activa de
cuerpos y sujetos.
En ese tipo de
reflexión, Jorge Larrosa
(1995) propone atender no sólo al "qué" de la transmisión de
conocimientos
sino analizar "el cómo" de los dispositivos, y subraya la
importancia de analizar esos mecanismos, alertando que su efecto y
dominio no
se restringe a los momentos explícitos de enseñanza-aprendizaje sino
que
abarca el conjunto de regulaciones que participan en la construcción
de los
modos de hacer e interrelacionarse.
Por su parte,
Henry Giroux insiste en la
necesidad de propiciar la reflexión y de extender el debate sobre
“los
principios que estructuran la política disciplinaria de la
universidad”,
haciendo hincapié en el hecho de que aquello que se tematiza en la
universidad
a nivel teórico frecuentemente no es implementado en términos de
propuestas
emancipadoras; de ahí su insistencia respecto de que la teoría sea
“tomada en
serio” para desarrollar “una práctica insurgente en el
aula” (1996, p. 176).
En esa
dirección, las experiencias tematizadas pretenden obrar como
ejemplaridades (es
decir, no como modelos sino como casos posibles, entre otros que
podrían
considerarse) de prácticas en los espacios universitarios. A
partir de aquí, la
expectativa a futuro es que el interés por los cuerpos que han
potenciado las
perspectivas feministas en los últimos años, y que ha
conmovido diversidad de
terrenos, continúe contribuyendo a extraer implicancias en
diversos campos,
incluyendo el educativo y los vínculos que pueden establecerse
en este ámbito,
para tender a modos de relacionarnos más emancipatorios,
horizontales y
democráticos en las instancias de producción de
conocimiento, que puedan contemplar
las subjetividades y corporalidades singulares participantes.
Alcalá, V. (28 de agosto de 2015). La danza
colectiva como política de visibilización. Revista
Giró Cartelera. http://www.girocartelera.com/columnas/escrituras-colectivas/la-danza-colectiva-como-politica-de-visibilizacion
Álvarez-Uría, F. y Varela, J. (1991). Arqueología de la escuela. Madrid:
La Piqueta.
Área Cuerpo y
Comunicación (ed.) (2015). Una política
de los cuerpos, Primer Cuadernillo del Área de Cuerpo y
Comunicación,
Buenos Aires, Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad
de Ciencias
Sociales, UBA. https://issuu.com/areadecuerpoycomunicacion/docs/cuadernillo_web_
Aschieri, P. y Puglisi, R. (2011). Cuerpo y
producción de conocimiento en el trabajo de campo: una
aproximación desde la
fenomenología, las ciencias cognitivas y las prácticas
corporales orientales. En
Citro, S. (comp.), Cuerpos plurales. Ensayos antropológicos
de y desde los
cuerpos. Biblos. 127-148.
Ball, S. J. (comp.) (1993). Foucault y la educación.
Disciplinas y saber. Ediciones
Morata SL, Colección Pedagogía Educación Crítica.
Bardet, M. (2018). Saberes gestuales.
Epistemologías, estéticas y políticas de “un
cuerpo danzante”. Revista
Enrahonar. An International Journal of Theoretical and Practical Reason, (60), 13-28.
Butler, J. (1999). El género en
disputa. Paidós.
Gago, V. (2019). La potencia feminista. O
el deseo de
cambiarlo todo. Tinta Limón.
Giroux, H. (1996). El giro hacia la teoría.
Placeres
inquietantes.
Paidós Educador.
Larrosa, J. (Ed.) (1995). Tecnologías del
yo y educación. Escuela,
Poder y Subjetivación. La
Piqueta.
McLaren, P. (1994). Pedagogía
crítica,
resistencia cultural y la producción del deseo. Aique.
Paxton,
S. (1997). Conversation between Yvonne
Rainer and Steve Paxton. En Agnès Benoit (comp.), Nouvelles
de danse. Dialogues on dance improvisation in performance,
(32/33).
Rancière, J. (2007). El
desacuerdo. Política
y filosofía. Nueva
Visión.
Rancière, J. (2014). El reparto de lo
sensible. Estética y política. Prometeo.
Rubin, M. J. (4 de
abril de 2016). Contact Improvisación: el movimiento en
constante presente. Revista Revol. http://revistarevol.com/actualidad/contact-improvisacion-el-movimiento-en-constante-presente/
Scribano, A. y De Sena, A. (2009).
Construcción de conocimiento en Latinoamérica: Algunas
reflexiones desde la
autoetnografía como estrategia de investigación. Cinta de Moebio. Revista de Epistemología en Ciencias
Sociales, (34),
1-15. https://www.moebio.uchile.cl/34/scribano.html
Torres Cabreros, D. (16 de junio de 2015).
Saltar, rolar, improvisar. La experiencia del Área de Cuerpo y
Comunicación en
Sociales. Diario Página12 https://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-275004-2015-06-16.html
Turdo, C.
(2012). Prólogo por Cristina Turdo. En Tampini, M. Cuerpos
e ideas en danza. Cuadernos del IUNA. 7-9.
Zilberman, J.
(2015). 30 años de Contact en la Argentina. Balletin
Dance. La revista argentina de danza, (246), 42-43. https://issuu.com/balletin/docs/balletin_dance_246
[1]
En este texto utilizo el denominado “lenguaje
inclusivo” no
sexista, en tanto el uso del masculino como presunción de
universalidad no
constituye una posibilidad democrática, así como el
lenguaje binario resulta
insuficiente para dar cuenta de identidades heterogéneas a las
del binomio
femenino/masculino. Por otro lado, además de su uso extendido en
el país (e
internacionalmente) y de su aceptación en buena parte de los
ámbitos
académicos; el uso de este lenguaje se condice con las
problemáticas y perspectiva
feminista desde la que trabajo en este escrito, por lo que
resultaría
contradictorio mantener el lenguaje de género unívoco y/o
binario tradicional.
[2]
A su vez, entre otras cuestiones que podrían
mencionarse, cabe
subrayar que el Área Cuerpo y
Comunicación…
fue el primer espacio institucional de la UBA en utilizar en sus
documentos
institucionales (ya desde su creación en 2013) el actualmente
denominado
“lenguaje inclusivo”, tal como comenzó a denominarse
a este lenguaje no sexista
especialmente desde 2018 con la masificación de las protestas
por el aborto
legal. En 2013, en cambio, simplemente lo referenciábamos como
“el habla con
‘e’”, que veníamos utilizando ya en la
facultad referida, desde años
anteriores, docentes y estudiantes que habíamos formado parte
del colectivo de
estudio “autoorganizades”, creado en
2010, con varies de quienes pasamos luego a conformar el área.
[3]
El Contact
Improvisación constituye una disciplina correspondiente a la
danza posmoderna,
emergente en Estados Unidos a comienzos de la década del 70,
basada en la
improvisación a partir del contacto corporal. Refiero la danza
según la
conjunción de términos en inglés y castellano
(“Contact Improvisación”) por
constituir el modo de designación local. Su nombre en
inglés es Contact Improvisation
[improvisación por contacto]. Por su parte, el término
“jam”, tomado del ámbito
del jazz, refiere a encuentros libres de improvisación a los que
cualquiera
puede asistir para practicar esta danza.