Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 7 N° 1 (2022) / Sección Artículos / pp. 1-11 /
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistasaberesypracticas@ffyl.uncu.edu.ar / saberesypracticas.uncu.edu.ar
Recibido: 13/08/2021 Aceptado: 09/02/2022
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.045
Between Recognitions, Challenges and Tensions:
Student Appropriations on an ESI Initiative in Teacher Training
Sofía Dueñas Díaz
Consejo Nacional de Investigaciones
Raquel Lacaria
Universidad Nacional de Centro de la
Resumen. Este trabajo se ubica en el campo de
Antropología y Educación y forma parte de un proyecto que indaga sobre la incidencia
de políticas de Educación Sexual Integral en las experiencias formativas de
estudiantes de profesorado en educación primaria. Puntualmente aquí
presentaremos un análisis exploratorio en torno a las apropiaciones estudiantiles
de una propuesta de ESI en el marco de un espacio de taller institucionalmente definido
como aquel dedicado a la implementación de dicha política. El análisis
realizado da cuenta de diversas maneras en que la propuesta es reconocida por
la población estudiantil, lo que incluye su valoración así como la existencia
de desafíos y tensiones expresados en el tratamiento de la cuestión.
Considerando estas complejidades que atraviesan y condicionan las formas de
apropiación, plantearemos algunas reflexiones incipientes en torno a las
complejidades que involucran la enseñanza de ESI en la formación docente. La
investigación se realizó desde el enfoque etnográfico a través de entrevistas,
observación participante y análisis de fuentes documentales.
Palabras
clave. educación sexual
integral, apropiación, formación docente, políticas educativas, tensiones.
Abstract. This work is located in the field of Anthropology and Education and
is part of a project that investigates the incidence of Integral Sexual
Education policies in the formative experiences of teacher training students in
primary education. Specifically here we present an exploratory analysis around
students appropriations of a Sexual Education proposal, within the framework of
an institutionally defined workshop space dedicated to the implementation of
said policy. The analysis carried out reveals the various ways in which the
proposal is recognized by the student population, including its assessment as
well as the existence of challenges and tensions expressed in the treatment of
the issue. Considering these complexities that go through and condition the
forms of student appropriation, we will plant some incipient reflections around
the complexities across the teaching of Integral Sexual Education in teacher
training. The research was carried out from the ethnographic approach through
interviews, participant observation and analysis of documentary sources.
Keywords. integral sexual education, appropriation, teacher training, educational
policies, tensions.
En el
presente artículo presentamos reflexiones iniciales realizadas en el marco de
un proyecto de investigación que indaga sobre las formas en que políticas
vinculadas a la educación sexual integral (en adelante ESI) inciden sobre la
experiencia formativa de estudiantes de profesorado de educación primaria. El
trabajo se desarrolla dentro de un proyecto más amplio financiado actualmente
por la ANPCyT: Diversidad Cultural y Formación Docente (PICT 1508/18). Puntualmente,
aquí abordaremos las apropiaciones estudiantiles de una propuesta como es el Trayecto
formativo institucional (TFO), espacio del profesorado donde realizamos la
investigación que implementa el abordaje de la ESI dentro de su programa. Una
de las personas que escribe este artículo además de realizar tareas de investigación
se desempeña como docente del taller.
Desde el
campo de Antropología y Educación, dentro del cual se ubica esta propuesta, es
posible abordar la implementación de políticas educativas ateniendo a la
complejidad que atraviesa el proceso e incorporando al análisis las maneras en
que las personas se apropian de las mismas (Sinisi, 2007). Como lo muestra
Rockwell (1996), las políticas educativas al momento de implementarse entran en
interacción con los significados que tienen los actores que allí participan,
instancia donde lo propuesto por la política puede ser asumido, reelaborado y/o
refutado. La antropología permite dar cuenta de ello al indagar sobre prácticas
y significados que las personas producen a partir de los contextos en los que
participan.
Partiendo
de estos planteamientos nos interesa comenzar a reflexionar sobre las formas en
que la propuesta del TFO interactúa con significados y prácticas de la
población estudiantil en el proceso de apropiación durante las cursadas. Desde
este punto, analizaremos las maneras en que dicha propuesta es reconocida por
el estudiantado incluyendo sus valoraciones así como la existencia de desafíos
y tensiones que se expresan en el tratamiento de la cuestión. A partir de ello
nos interesa comenzar a reflexionar sobre desafíos que involucran la enseñanza
de ESI en la formación docente a partir de considerar ciertas complejidades que
condicionan la apropiación estudiantil. Esto último al reconocer que la
implementación de la ESI abarca numerosos debates y disputas que atraviesan el
contexto social más allá del instituto donde realizamos la investigación.
El
trabajo se ubica en el campo sub-disciplinar de la Antropología y Educación que
plantea un concepto amplio de educación referido a un tipo de vínculo que ocurre
cuando las personas interactúan con la trama de significados que organizan la
vida cotidiana de un grupo (Levinson y Holland, 1996). Las características que
asume dicha interacción pueden ser comprendidas mediante la categoría apropiación que alude a cómo distintos actores se apropian de recursos
culturales disponibles e interactúan en relación con la
transformación de las fuerzas sociales que intervienen en el proceso,
reinterpretando y transformando dichos recursos en el marco de las luchas
sociales que caracterizan al contexto (Rockwell, 1996).
Asimismo,
desde el campo subdisciplinar se han desarrollado estudios que permiten abordar
los procesos de implementación entendiendo a los mismos no como una imposición,
sino como efectos de procesos más amplios en los que las personas no se encuentran
en una posición pasiva ni se comportan de maneras homogéneas o unilaterales
(Sinisi, 2007). Estos planteamientos tensionan aquellas posturas que suponen
que las escuelas “reciben” políticas y programas y las aplican mecánicamente. En estos trabajos resulta
clave la categoría de apropiación antes citada, la cual refiere a un proceso complejo y multidimensional
caracterizado por cuatro aspectos que definen su carácter múltiple, relacional, transformativo y
arraigado en conflictos sociales (Rockwell, 2005).
Para
abordar específicamente el proceso de apropiación dado en el marco de la
formación docente incorporamos la categoría de experiencia formativa que hace
referencia al conjunto de relaciones y prácticas cotidianas en las que los
actores se involucran activamente condicionando el sentido de sus aprendizajes,
apropiándose de conocimientos, valores y formas de vivir (Rockwell, 1995).
Dicha categoría permite pensar la formación en tanto procesos heterogéneos de
apropiación de la cultura “entendidos como relaciones activas entre los sujetos
y el conocimiento como parte esencial de la trama social cotidiana de enseñar y
aprender” (Enriz y Padawer, 2009, p. 317). Partiendo de este enfoque conceptual
es que buscaremos indagar sobre distintos aspectos que atraviesan las apropiaciones
que las estudiantes realizan de la propuesta del TFO.
El
abordaje metodológico se realizó desde un enfoque etnográfico, buscando documentar
lo no documentado a partir de la interacción con la población de estudio
(Rockwell, 2009). Las técnicas de investigación utilizadas fueron la
observación participante y la entrevista. La primera -técnica que permite
establecer vínculos a fin de relevar información sistemática y no intrusiva
(Achilli, 2005)- permitió interactuar con la población estudiantil a fin de
registrar situaciones que serán analizadas en este artículo. A través de las
entrevistas –definida por Morín (1994) como una comunicación personal suscitada
con una finalidad de información- pudimos relevar sentidos de las estudiantes
respecto al tema. Los registros y entrevistas que analizamos en este artículo
han sido realizados entre el año 2020 y 2021 por medio de la plataforma virtual
“zoom” al encontrarse las clases presenciales suspendidas debido a la medida de
Aislamiento social, preventivo y obligatorio dictadas por el gobierno nacional
y de la provincia de Buenos Aires a raíz de la pandemia por COVID-19.
El lugar
en el que aún se desarrolla el trabajo de campo es un Instituto Superior de
Formación Docente fundado el 16 de diciembre de 1967[1]. Allí se dictan el Profesorado de Educación Primaria -en el que se realizó el trabajo de campo-,
Profesorado de Educación Secundaria en Matemática, Profesorado de Educación
Secundaria en Biología, Profesorado de Educación Secundaria en Filosofía,
Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura y Profesorado de
Inglés. Desde esta institución se constituye casi la totalidad de docentes que
ingresan a las escuelas primarias de la región. La población estudiantil del
Profesorado de Primaria está conformada en un 95% por mujeres que, en su
mayoría, continuaron sus estudios luego de finalizar el secundario. Dentro de
la institución realizamos observaciones particularmente en un Taller Formativo
Opcional que implementa entre sus contenidos el abordaje de la ESI. El taller
se ubica en el tercer año de la carrera y tiene una cursada semanal de dos
horas. La población estudiantil con la que interactuamos durante el trabajo de
campo fueron estudiantes que cursaban la materia, todas ellas auto-percibidas
como mujeres con edades que iban desde los 20 a los 31 años.
La Ley Nacional
de ESI Nº 26.150 se sancionó en Argentina en el año 2006. Tal como destacan
Baez y González del Cerro (2015) en los últimos quince años en la región de
América Latina se ha incluido la noción de sexualidad integral así como la
perspectiva de derechos y de género en textos de políticas públicas educativas.
Siguiendo a Boccardi (2008) los movimientos feministas y de diversidad sexual
junto con los estudios de género impusieron en las agendas políticas la
desnaturalización de las construcciones sexogenéricas y la exhibición de su
vínculo con el poder, evidenciando mecanismos a partir de los cuales se
construyen y reproducen jerarquías sociales. Esta incorporación se da en un
contexto complejo y atravesado por tensiones, destacándose tanto las disputas
entre diferentes actores sociales así como la convivencia de dichas normativas
con la persistencia de situaciones de violencia y desigualdad que, en la vida
cotidiana, se despliegan según las formas de vivir los géneros y las
sexualidades.
En
Argentina la sanción de la Ley Nacional N° 26.150 de ESI en 2006 y la creación
de un programa dentro del Ministerio de Educación Nacional con su mismo nombre
constituyeron hitos significativos. Si bien el tratamiento de la sexualidad en
las escuelas estuvo presente históricamente, uno de los avances más
significativos de la ESI fue la propuesta de superar el enfoque restringido que
limitaba la sexualidad a su dimensión biológica y un abordaje de la cuestión
desde una perspectiva integral que cuestionaban los modelos higienistas y morales
(Morgade, 2011). En el año 2015 se sancionó en la provincia de Buenos Aires la Ley
de ESI N° 14.744 que, en consonancia con la Ley Nacional, dispuso la
obligatoriedad de la enseñanza de la ESI desde la perspectiva de derechos y de
género en todas las instituciones escolares del país.
El
tratamiento, sanción e implementación de la ESI ha estado atravesada por una
serie de conflictos públicos. Desde su surgimiento, uno de los principales
núcleos de sentido puestos en debate fue aquel que postulaba la división entre
ámbitos públicos y privados en referencia a los límites y responsabilidades que
tienen el Estado y las familias sobre la educación sexual (Bilinkis, 2014).
Desde posicionamientos que rechazaban la ESI, la sexualidad se definía como un
asunto de dominio íntimo y privado que debía ser regulada a partir de
principios morales particulares restringidos a las familias. Uno de los
sectores que expresó con énfasis este planteamiento fue la Iglesia Católica que
históricamente enfrentó formas de concebir la sexualidad que no cuadraran con
“la moral cristiana” (Esquivel,
2014). Así, frente a posicionamientos a favor de la implementación de la ESI
desde una perspectiva integral, de género y de derechos, representantes de la
Iglesia Católica afirmaron que esta política educativa respondía a lo que
definieron como una “ideología de
género atea” opuesta a la concepción de la sexualidad de acuerdo al “orden
natural”[2].
A quince años de sancionada la ley su implementación continúa siendo resistida.
Un caso paradigmático es el movimiento autoidentificado como “próvida y
profamilia” llamado “Con mis hijos no te metas”[3], el cual
actualmente concentra y lleva adelante acciones públicas de oposición a la ESI.
Las
leyes antes citadas establecieron que la ESI es un derecho de estudiantes de
todos los niveles, contemplándose el nivel superior de formación docente (Art
4). A su vez, se dispusieron medios para su implementación a través de
programas de capacitación en el marco de la formación docente continua y la
inclusión de contenidos y didáctica de la ESI en los programas de formación de
educadores (Art. 8 Ley Nacional y Art 5. Ley Provincial). En 2008 se aprobaron
los lineamientos curriculares (Resolución Nº43/08 del Consejo Federal de
Educación) que constituyeron el piso
común obligatorio para el abordaje de la ESI en todas las escuelas del país
estableciéndose que podrían realizarse ajustes y adecuaciones de acuerdo a sus
realidades y necesidades (Lineamientos Curriculares para la ESI, 2008).
A diferencia de lo que sucedió con otros niveles educativos (inicial, primario
y secundario) en aquella instancia no se definieron lineamientos para el nivel
superior de formación docente aunque sí se establecieron “criterios” para la
incorporación de la ESI en este nivel. A continuación nos interesa destacar dos
de ellos:
1) Permitir a los docentes sostener
su tarea a partir de conocimientos y experiencias pedagógicas validadas y
actualizadas que les permitan una comprensión integral de la salud, de la
sexualidad humana y del rol de la escuela y del docente en la temática, así
como de habilidades y estrategias metodológicas apropiadas para el trabajo de
los contenidos en el aula.
2) Ofrecer a los docentes una
formación amplia que les permita brindar conocimientos e información y promover
situaciones de aprendizaje desde un espacio curricular específico o desde la
disciplina de su especialidad. Incluir en dicha formación la posibilidad de
trabajar sus incertidumbres y prejuicios o estereotipos, para poder así separar
su responsabilidad en cuanto a la educación sexual del terreno de las opiniones
y experiencias personales. (Lineamientos Curriculares para la ESI, 2008, p.
52-53)
Junto
con esta normativa, para el nivel superior de formación docente existe un
Diseño Curricular vigente desde el año 2008 que manifiesta el reconocimiento de
la perspectiva intercultural y de género (Diseño Curricular de Inicial y
Primaria, 2008). Una de las novedades
que introdujo dicho Diseño fue la delimitación de espacios institucionales en
formato de talleres para fortalecer cuestiones relativas a la formación. Dentro
de esta iniciativa se enmarcaron los TFO contemplándose que los
contenidos a tratarse deben ser definidos por cada institución “sobre la base de las percepciones
acerca de los complementos necesarios para la Formación Docente,
pensados y propuestos de manera situada, local, singular” (Diseño Curricular de
Inicial y Primaria, 2008, p. 36). Dentro
del instituto donde realizamos la investigación el TFO constituye un espacio
dentro del Profesorado que desde el año 2016 se dedica a la implementación de
la ESI. Esta decisión, de acuerdo a lo que reconoce el equipo docente,
respondió a una demanda del estudiantado de abordar la ESI, así como a la
propia percepción de algunas integrantes del plantel docente que existía una
“vacancia” de ESI en la formación.
El programa
del taller lleva como título “La diversidad atraviesa la escuela” y respecto a
los contenidos se propone comenzar en el primer cuatrimestre con el abordaje de
la diversidad en la escuela problematizando la relación desigualdad/diversidad.
En el segundo cuatrimestre profundiza sobre contenidos vinculados a la ESI a
través de un acercamiento a los ejes propuestos por el Programa Nacional, el
análisis crítico de distintos enfoques con que se ha abordado la sexualidad en
las escuelas y la incorporación de la perspectiva de género y derechos en la
reflexión sobre la propia práctica y en la interpretación de situaciones
escolares. Si bien no haremos un análisis de la propuesta docente ya que no es
el objetivo del artículo, describiremos brevemente algunas estrategias con que
se implementaban los anteriores contenidos y así contextualizar el análisis posterior
sobre las apropiaciones estudiantiles.
Una de las
estrategias apuntaba a revisar la biografía escolar evocando recuerdos de las
estudiantes sobre cómo habían experimentado la educación sexual en su paso por
la escuela. Otra estrategia apuntaba a analizar críticamente desde la
perspectiva de género escenas que las estudiantes registraban al realizar las
prácticas en escuelas primarias de la ciudad. A partir de diferentes materiales
como textos y producciones audiovisuales y apelando a intercambios grupales, se
proponían a las estudiantes que identificaran en esas experiencias temas
silenciados o “tabúes”, enfoques desde los cuales se abordaba la educación
sexual, estereotipos de género que se expresaban en diferentes situaciones
cotidianas, entre otras. Asimismo, se proponía el intercambio en torno a temáticas
que (si bien no son novedosas) han irrumpido en los escenarios escolares tales
como el abordaje de la violencia de género y la interrupción voluntaria del
embarazo.
En las
entrevistas realizadas todas las estudiantes reconocían que el tratamiento de
la ESI estaba presente en diferentes materias e iniciativas dentro del profesorado,
enfatizándose el TFO como el espacio donde esto se condensaba mayormente. Había
una coincidencia general en valorar positivamente la incorporación de la
cuestión destacándose para ello diversos aspectos. En primer lugar, en algunos casos
se valoraba el abordaje de la ESI a partir reconocerse “cambios” en el contexto
social que hacían necesaria la implementación de esta política en las
instituciones escolares. Bianca, en este sentido, reconocía “cambios” a los que
ella “adhería” respecto a la cuestión de género y desde ese lugar valoraba el
hecho que en la escuela comenzara a incorporarse su tratamiento:
Si hablamos del tema de género en el sentido
de hombre mujer o en el sentido de género de las diferencias que tenemos las
mujeres en eh, el ámbito de la sociedad (…) Creo que se han empezado a hacerse
bastantes cambios para que la voz de las mujeres pueda ser reconocida, en la que
me incluyo, y creo que en este tiempo se han presentado también diferentes maneras
de pensar en las que adhiero como por ejemplo no sé, en la educación sexual que
este prejuicio por los géneros de que la mujer tiene que hacer esto porque es
nena y el varón tiene que hacer esto porque es nene, en ese sentido lo
considero que está bien. (B., 2020)
Cecilia también
valoraba el trabajo que realizaban en las distintas cátedras incorporando la
ESI, entendiendo que “el trabajo con los nenes” en las escuelas implicaba la
“atención de la diversidad”: “lo tenemos como muy presente porque al trabajar
con nenes esos conceptos de diversidad, interculturalidad, alteridad,
reconocimiento, esas palabras como que son claves y una tiene que estar atenta
porque tiene que atender a la diversidad” (C., 2020). Nos resulta relevante
destacar que en las reflexiones de las estudiantes, como continuaremos
desarrollando, la incorporación de la ESI era valorada en la medida que se
reconocía la existencia de un contexto que ameritaba un abordaje de la
sexualidad desde dicha perspectiva tanto en su formación como en su trabajo
como futuras docentes.
Lucía, reconociendo
también la necesidad de abordar la ESI en las escuelas, planteaba su rol como
“futura docente” vinculada a la idea de “poder informar” a las y los
estudiantes: “es un tema que está bueno hablarlo y que nosotros como futuros
docentes lo podamos tener en nuestra formación para después con toda esa información que tenemos poder aplicarla en nuestro
salón y poder informar a nuestros estudiantes” (L., 2020). El objetivo de “informar”
sobre ESI aparecía en referencia a intervenir en situaciones de
“discriminación” asociada al hecho que si bien identificaba (como otra
estudiante que recuperamos anteriormente) la existencia de cambios a nivel
social, reconocía que había situaciones que aún persistían y que debían
abordarse:
Creo que (la enseñanza de la ESI) se trataría
de eso y de enseñarle a los chicos eh estas cosas de la discriminación por
ejemplo ya desde temprana edad para que no sucedan estas cosas (…) creo que
estaría bueno trabajarlo porque estamos en una sociedad que aunque ha ido
cambiando la mirada, aún esos problemas siguen igual y supongo que en unos años
va a seguir. (L., 2020)
Como
señalamos en el anterior apartado, parte de los objetivos del taller consistían
en desnaturalizar determinadas construcciones hegemónicas en torno al género y
la sexualidad, problematizando los enfoques biologicistas, higienistas y
morales que históricamente organizaron el abordaje escolar de estas temáticas.
Este objetivo era reconocido por las estudiantes identificándose que la cursada
las aproximaba a lo que varias de ellas definían como “nuevas miradas” en torno
a la educación sexual, contraponiéndola con experiencias vividas en las
escuelas ya sea como estudiantes o como “practicantes”[4]. En el caso de Ayelén, luego de señalar su deseo de poder “brindar
ESI ofreciendo las puertas de entrada”–varias estudiantes apelaban a esta
terminología empleada por el Programa Nacional de ESI y recuperada en el TFO-
destacaba que al cursar el taller se experimentaba un “click” en la forma de
ver “al otro”. Esto era valorado en la medida que la ayudaría a no “caer” en
“el sistema”:
La materia es como hace el click porque te
ayuda a ver de otra forma, a... no sé si pensar distinto pero si percibir al
otro de una forma distinta que a veces uno como decíamos hoy en toda la rutina,
en el ida y vuelta, cae en el sistema y terminas pensando como todos piensan
entonces yo creo que la materia está ahí por eso. (A., 2020)
Por lo
que hemos ido desarrollando hasta el momento encontramos que –tanto en el
registro de intercambio en las clases como en los contextos de entrevistas- las
estudiantes reconocían la necesidad de incorporar la ESI valorándose distintas
cuestiones: atender a la diversidad, brindar información, poder actuar ante
situaciones de discriminación y cuestionar estereotipos de género. En sus
reconocimientos y valoraciones hacían hincapié en diferentes cuestiones lo cual
da cuenta del carácter múltiple del proceso de apropiación (Rockwell, 2005)
donde las personas se apropiaban selectivamente y de manera diferente de la
propuesta. Esta cuestión responde a que, como señala Rockwell, no existe una
“cualidad esencial” sobre lo que implica la ESI sino que las propias
estudiantes destacaban y valoraban diferentes aspectos poniendo en juego
diferentes sentidos.
Otro
aspecto que se desprende del análisis de las maneras en que las estudiantes se
vinculaban con la ESI es que si bien todas las estudiantes reconocían y
valoraban positivamente la propuesta, expresaban ciertas tensiones relacionadas
con la manera de llevar adelante la política. Sobre este punto, hemos
encontrado antecedentes que han relevado entre estudiantes de formación docente
estos posicionamientos respecto a la política (Lavigne y González Martín, 2015;
Talani Zuleva, 2019). En esta línea, por ejemplo, Cecilia expresaba que “ampliar
la mirada” con la ESI, si bien era necesario, constituía un “desafío” para
ellas como futuras docentes:
A
veces nos cuesta desarraigarnos de determinados estereotipos o hábitos en la
escuela que todavía cuestan. Creo que TFO es una de las materias que a uno como
futura docente le permite como ampliar la mirada y estar atenta a cuestiones
que una dice “pero no” (exclama), pero sí, a vos no te afectan pero a la otra
persona sí. Entonces es complejo, es muy complejo porque tenés que atender la
diversidad que tenés en el aula, es bravo, es un desafío para nostras como docentes. (C., 2020)
Tal como
deja entrever este testimonio, se reconocía que existían “estereotipos” o
“hábitos arraigados” que hacían que trabajar desde la ESI fuera algo complejo,
un “desafío”. El testimonio de Ayelén donde expresaba que el TFO podía ayudarla
a “no caer en el sistema”, interpretado en esta clave, muestra cómo era
significada la tensión entre una “nueva mirada” implicada en una propuesta de
ESI con lo que definía como “el sistema”. Entendemos que la percepción de estos
“desafíos” de parte de la población estudiantil se vincula al hecho que el
espacio escolar cotidiano se constituye como un terreno de disputa en el que se
tensionan formas históricas hegemónicas de producir realidades “normativizadas”
con producciones alternativas de construir la diversidad (Tevez, Dueñas Díaz y
Román, 2020). Esta tensión atravesaba las experiencias formativas de las
estudiantes respecto a la ESI planteándoles un desafío para apropiarse de la
misma. A continuación daremos cuenta de las principales aristas que pudimos
relevar en los discursos estudiantiles respecto a cómo se reconocían y
significaban estos desafíos.
En
primer lugar se destacaban ciertas limitaciones que tenía que ver con la
posibilidad de una falta de acompañamiento institucional para abordar
contenidos de ESI que se pudiera encontrar en las escuelas. En relación a ello,
al preguntar a Bianca como se veía llevando adelante lo aprendido en el TFO
señalaba: “Me veo pudiendo concretar esta, esto de la diversidad, este enfoque
(…) lo veo factible pero creo que también va de la mano del acompañamiento que
te puede dar la institución” (B., 2020). Vinculado a ello Lucía expresaba
“preocupaciones” relacionadas con el contexto al momento de trabajar la ESI:
“creo que a veces como docentes algunas cosas nos frenan y creo que esa es una
de mis preocupaciones que he visto en las prácticas y que pasa constantemente” (L.,
2020). Luego de preguntarle cuáles serían esas “cosas que las frenan” refirió:
Y primero la familia. Porque la familia es la
primera que aparece y la que se niega a ciertas cuestiones y creo que después
serían los directivos. Porque esos son como los dos puntos a los que tenés que
ir primero y muchas veces hay límites por parte de ellos. (L., 2020)
Al
pedirle que ejemplifique con alguna anécdota donde estas cuestiones se hubiesen
expresado refirió a un caso donde una familia presentó una queja luego que una
compañera suya trabajara un contenido relacionado a “la reproducción” en un
sexto año. Como planteamos en otro trabajo (Dueñas Díaz, 2019) la preocupación
respecto a la reacción de las familias al implementarse contenidos de ESI está
presente en docentes y se vincula con una tensión que históricamente atravesó
el abordaje de la sexualidad en las escuelas (Morgade, 2011). Junto con la
percepción de estas limitaciones referidas a la posibilidad de falta de
acompañamiento institucional o de resistencia en las familias, también se expresaban
tensiones que tenían que ver con cómo las propias estudiantes se vinculaban con
ciertas temáticas. Esto se manifestaba, por ejemplo, al momento de plantearse
dudas y temores sobre cómo abordar contenidos de ESI. Como podemos ver en el
siguiente testimonio de Lucía, al pedirle que evoque lo que había aprendido en
el taller, recuperaba la necesidad de problematizar la noción hegemónica de
familia presente en los manuales escolares (nuclear, heterosexual, etc.) evidenciando
una confusión respecto a qué términos usar para referir a formas familiares que
no coincidieran con la forma hegemónica, incorporando o no la definición de
“normalidad”:
Esto de las diferentes configuraciones
familiares, ir tratando de como meterlo en las escuelas y tratarlo como un tema
normal (hace una pausa) no sería normal, pero un tema que en realidad no se
tendría que hablar (titubeando) no sé cómo explicarte, o sea, no se tendría que
hablar como si fuera un tema nuevo o novedoso porque en sí es una familia, y
una familia está conformada por dos, tres integrantes, más, sea del sexo que
sea. (L., 2020)
El asunto
de cómo nombrar o hacer referencia a cierta identidad o problemática social era
debatido por las estudiantes en los talleres reconociendo muchas de ellas el esfuerzo
que les había significado visualizar cómo mediante ciertas denominaciones (como
por ejemplo: “sujeto discapacitado”) se reproducían rótulos, estereotipos y
formas de patologización. En la mayoría de las intervenciones dadas en los
contextos donde este tema era debatido se reconocía también que el “esfuerzo” que
les implicaba problematizar el uso de ciertas categorías tenía que ver con la
naturalización de su uso en el lenguaje cotidiano. Desde ese lugar, algunas
estudiantes referían a expresiones racistas que suelen ser usadas por personas
en los contextos familiares y escolares, reconociendo que ellas como futuras docentes
–si bien interactuaban con esas categorías- estaban “obligadas” a
deconstruirlas: “muchas veces no lo hacen a propósito o por maldad, lo ven como
natural (…) nosotras tenemos como la obligación de deconstruirnos” (E1., 2020).
Otra
expresión que adquirían estas tensiones era un temor a “no sentirse preparadas”
y tener “falta de información” para abordar ciertos temas. El testimonio de Ayelén es significativo en este punto:
Yo creo que hay ciertas cosas que me tendría
que informas más porque no conozco y por ahí si un alumno me pregunta me quedaría
anonadada (se ríe) en cuestiones muy específicas como por ejemplo esto que compartíamos
del transgénero, bueno, la ley del aborto, son cosas que los estudiantes hablan
y conocen y viven entonces creo que ahí es que tengo que fortalecer en conocer
para realmente poder ayudar. (A., 2020)
En este punto hemos podido observar que para las
estudiantes problematizar la asignación de ciertos roles para “nenas” y otros
para “nenes” (como destacamos en un inicio) no se presentaba como un desafío y era
valorado como algo positivo. En cambio cuando entraban a ponerse en juego
nociones que desestabilizaban el binarismo del género (lo “trans”) se
experimentaba la sensación de no tener herramientas para abordarlo. Respecto al aborto, derecho que estaba siendo debatido y a punto de
sancionarse en el momento que se realizó el trabajo de campo, varias
estudiantes expresaron en entrevistas y en foros de discusión sus
posicionamientos que incluía formas de aceptación y reparos a trabajar la
cuestión. Algunas estudiantes acordaban con que se incluyera el tratamiento del
tema en la escuela, ya sea reconociéndose una necesidad que se puedan discutir
todos los temas que sean de interés de chicos y chicas y otras planteando su
acuerdo con la sanción de la ley identificándose con planteamientos de
movimientos feministas. En el
caso de Ayelén, planteaba “no tener información”, expresando su reparo para
abordar un tema que le resultaba “engorroso” aunque reconociera que era algo
que “los estudiantes conocen y hablan”.
En algunas instancias las tensiones se expresaban como
reparos frente al tratamiento de temas vinculadas a la perspectiva de género
tales como la definición de violencia de género y el uso del lenguaje inclusivo.
En relación al abordaje de la violencia de género, el
tema surgió en una clase donde se había propuesto la lectura de un texto de
Marta Lamas (1998) que define e historiza el fenómeno del sexismo. A partir de
ello se solicitó a las estudiantes que articulen este enfoque con algunos de
los ejes de la ESI. El objetivo de la actividad era acercar a las estudiantes al
abordaje de la perspectiva de género (a través de aportes antropológicos) y que
puedan vincularlo con los ejes de la ESI dispuestos por el Ministerio de
Educación. Al responder en el foro, una estudiante planteó lo que había
reflexionado a partir de la consigna planteando su posicionamiento respecto a
la cuestión: “se puede enfocar el eje de la ESI sobre la diversidad y la
violencia, aunque no todos los hombres son violentos” (E2., 2020). A continuación, otra estudiante tomó
este testimonio para expresar:
Hola A., destaco lo que decís, “no todos los
hombres son violentos” es verdad que muchas veces “metemos a todos en la misma
bolsa”. Es importante destacar esto en nuestras clases que existen mujeres que
sufren violencia de género pero también hombres, que se ve con más frecuencia y
se enfoca hacia mujeres pero que existen de ambos tipos. (E3., 2020)
Si bien ni la consigna, ni el texto de Lamas ni
nadie en el foro habían planteado previamente que “todos los hombres son
violentos” (argumento que las estudiantes se dispusieron a rebatir) entendemos
que esto era recuperado ya que responde a un discurso puesto en juego al
momento de tratar el tema. Diversos sectores que se oponen a un abordaje de
ciertas formas de violencia desde la perspectiva de género, platean que este
abordaje lo que hace es acusar “a todos los hombres” de violentos, atribuyendo
una explicación esencialista de la violencia. Desde dicho argumento se desligitiman
los planteos que proponen problematizar cómo en el marco del sistema
sexo-genérico patriarcal se reproducen formas de dominación y violencia. El artículo de Lamas, a su vez, analizaba cómo
el sexismo se encuentra incrustado en el lenguaje de manera tal que se
construye y legitima lo masculino como un referente supuestamente neutro y
universal. Una estudiante, al plantear su reflexión en el foro, dio su
posicionamiento sobre el uso “lenguaje inclusivo” exponiendo su opinión
respecto a esta propuesta[5]. Para ello buscó y citó un artículo (cuyo link publicó en el foro) que
le servía para ejemplificar que el uso del lenguaje masculino no era
necesariamente “ni sexista ni discriminatorio”:
Lo que dice (el artículo que trajo a
colación) es que no es discriminatorio ni sexista el hecho de que las mujeres
estén subsumidas en un referente supuestamente neutro y universal como el
masculino, sino determinadas formas de utilizar el lenguaje que se usan con ese
sentido. (E4., 2020)
El objetivo de recuperar estas intervenciones no
es hacer un juicio de valor sobre los posicionamientos de las estudiantes respecto
a estos temas sino dar cuenta de cómo disputas del contexto social condicionan
las formas de apropiación (Rockwell, 2005). Aunque en los últimos años se hayan
desarrollado diversos programas destinados a problematizar sentidos y prácticas
patriarcales en las instituciones escolares esto no significa que exista una
unanimidad respecto a las formas de concebir la
violencia de género y la relación entre lenguaje y patriarcado. Por el
contrario, existen múltiples disputas sobre estas definiciones. Las
experiencias formativas de las estudiantes del TFO transcurren entonces en este
contexto atravesado por múltiples tensiones respecto a la implementación de una
política como la ESI e iniciativas vinculadas a ella.
Movimientos
feministas y LGBTIQ+ han luchado por hacer visibles formas de violencia, exclusión
y desigualdad relacionadas con las formas de vivir la sexualidad y los géneros,
logrando así que surjan políticas educativas que establecen contenidos y
perspectivas que posibilitan el abordaje de estas temáticas en las escuelas.
Sin embargo, ello es constantemente resistido por algunos grupos sociales, cuestión
que condiciona la forma en que las personas se vinculan con una propuesta como
la ESI que convoca a deconstruir formas hegemónicas patriarcales que continúan
estando presentes en la vida social. Este punto es relevante ya que, como
planteamos en un trabajo anterior (Tevez, Dueñas Díaz y Román, 2020), uno de
los dispositivos que posee la cultura hegemónica para obstaculizar la
implementación de políticas interculturales (contemplando a las de género como
una de ellas) consiste en crear rispideces entre las estudiantes respecto al
pensamiento del grupo de pertenencia, generando riesgos de perder la
posibilidad de identificarse con ellos y ellas, principalmente, si son del
círculo familiar. Es significativo en este punto el testimonio de Lucía cuando recuperaba
la manera en que el tema de la diversidad sexual es tratado en su entorno
familiar:
Eh (piensa) la verdad es que se ve como algo
raro por ejemplo lo de la diversidad sexual o por ejemplo a veces hacen chistes
en relación a eso tipo para ofender y yo tipo no… entonces creo que en lo
familiar eso está muy inmaduro sería eh… porque no es tratado y cuando se trata
lo hacen chistosos o tratan de evitarlo y nada. (L., 2020)
En este
artículo presentamos una aproximación al estudio de las apropiaciones que
estudiantes de un profesorado de educación primaria realizan de una propuesta
de taller donde se implementan contenidos de ESI. El análisis realizado hasta
el momento permite ver que existe en la población estudiantil un reconocimiento
de la presencia de la política en su formación, así como una valoración
positiva de que esto sea así ponderándose diferentes aspectos. Sobre este punto
se presenta necesario continuar profundizando en torno a los múltiples sentidos
que las estudiantes ponen en juego al apropiarse de la política lo que incluye profundizar
sobre sus definiciones en torno a la ESI, las construcciones sexo-genéricas que
producen/reproducen y cómo esto permea sus sentidos y prácticas en torno a la
enseñanza de la ESI.
Uno de
los aspectos sobre los que puntualizamos en el trabajo refiere a las tensiones expresadas
en el tratamiento de la ESI en el marco del TFO: la percepción de ciertos
desafíos y limitaciones, la existencia de temores y reparos al abordarse
algunos temas. Tal como planteamos, estas expresiones no pueden interpretarse
siendo reducidas a posicionamientos individuales de las estudiantes, así como
tampoco aislarse como expresiones locales del instituto donde realizamos la
investigación. Por el contrario, dichas tensiones forman parte de la
experiencia formativa de las estudiantes transcurridas en un contexto social, histórico y cotidiano donde propuestas
como la ESI se encuentran en disputa con formas hegemónicas que aún se
encuentran fuertemente arraigadas.
Estas
tensiones, entendemos, agregan complejidad al abordaje de la ESI en la
formación docente y constituyen un desafío para nosotras como docentes e
investigadoras. Parte de este desafío tiene que ver con atender a una cuestión
que se expresa en la enseñanza de la ESI (así como en otros campos) y que tiene
que ver con el hecho que la formación docente se va produciendo mediante
construcciones que involucran aspectos aportados por distintos contextos de
experiencia, particular e histórica. Reflexionar sobre la manera en que las
estudiantes se apropian de la propuesta del TFO debe dar cuenta de lo complejo
que resulta el proceso, lo que implica atender a que el aprendizaje de las
personas, incluso, se realiza más allá de lo que sucede en la institución. De
esta forma, consideramos necesario ahondar la investigación sobre las maneras
en que los sentidos hegemónicos del género atraviesan contextos escolares pero
también no escolares. Es decir, considerar la interacción de aspectos que
exceden lo que sucede en el marco del instituto y que inciden sobre las
experiencias formativas de las estudiantes.
Toda
esta complejidad que se abre al relevar sentidos y prácticas que las personas
ponen en juego al apropiarse de una política da cuenta de la necesidad de abordar
la implementación de políticas educativas no como una imposición, sino como
efectos de procesos más amplios (Sinisi, 2007). Como señalamos en un inicio,
estos planteamientos recuperados del campo de Antropología y Educación
tensionan aquellas visiones que suponen que las escuelas “reciben” políticas y
programas y las aplican mecánicamente. En este sentido, los lineamientos del
Programa de ESI para la formación docente plantean un enorme desafío que
implica numerosos debates y resistencias presentes en el conjunto de la
sociedad más allá del instituto. Todo ello evidencia lo imperioso de fortalecer
la implementación transversal de esta política en la formación docente,
mostrándose sumamente limitado el hecho que esto se reduzca a un espacio como
el TFO o a determinadas iniciativas puntuales llevadas a cabo por algunas
docentes.
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[1] Información extraída de la página web del instituto: https://isfd22-bue.infd.edu.ar/sitio/
[2] Esta posición se ha plasmado en diferentes documentos elaborados
por el Arzobispo Monseñor Aguer https://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=38486
[3] Textuales extraídos de la página web del movimiento “Con mis hijos no”.
https://conmishijosnotemetas.com.ar/
[4] “Practicantes” es una palabra nativa para designar a las
estudiantes que se encuentran realizando “las prácticas”: espacio de la
formación presente desde el primer al último año donde las estudiantes realizan
distintas instancias de intervención en escuelas primarias del partido.
[5] El uso del leguaje inclusivo desde hace unos años está comenzando a
ser promovido desde algunas instituciones estatales. El Ministerio de las
Mujeres, Géneros y Diversidades del gobierno nacional elaboró en el año 2020
una guía para una comunicación con perspectiva de género con orientaciones para
comenzar a implementar el lenguaje inclusivo en órbitas estatales. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/guia_para_una_comunicacion_con_perspectiva_de_genero_-_mmgyd_y_presidencia_de_la_nacion.pdf