Saberes y Prácticas. Revista de Filosofía y Educación

Saberes y prácticas. Revista de Filosofía y Educación / ISSN 2525-2089
Vol. 9 N° 1 (2024) / Sección Artículos / pp. 1-9 / Licencia Creative Commons
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía en la Escuela (CIIFE),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.
revistasaberesypracticas@ffyl.uncu.edu.ar / saberesypracticas.uncu.edu.ar
Recibido: 11/12/2023 Aceptado: 28/05/2024
DOI: https://doi.org/10.48162/rev.36.122


Sobre el ejercicio del filosofar, y su enseñanza, como teoría y práctica en las diferencias

On the Practice of Philosophizing, and Its Teaching, as Theory and Practice in Differences

Sobre a prática de filosofar, e seu ensino, como teoria e prática nas diferenças


Identificador ORCID de la autora Liliana Guzmán

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET),
Universidad Nacional de San Luis, Argentina.

lilianaj.guzman2@gmail.com

Identificador ORCID de la autora Paola Sosa Gauna

Universidad Nacional de San Luis, Argentina.

ipgauna@email.unsl.edu.ar


Resumen. Describimos en este texto el modo de abordaje de la enseñanza de la Filosofía en la Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina) desde la articulación con prácticas de docencia, investigación y extensión en torno a la inquietud del filosofar. Distinguimos, de forma previa, los encuadres teóricos que sostienen la propuesta y presentamos el dispositivo de enseñanza desde una puesta en obra dinámica de la noción de teoría como “caja de herramientas” (Foucault, Deleuze). Comprendemos esta experiencia de enseñanza como una convocatoria dinámica a filosofar, como una propuesta de comprensión interpretativa de los textos filosóficos y como un desafío trazado desde la ontología histórica de nosotros mismos, de cara a aprender y enseñar filosofía como capacidad de hacer preguntas, como arte del cultivo de sí y como inquietud para filosofar.

Palabras clave. Dispositivo, experiencia, inquietud de sí, filosofía

Abstract. In this text, we describe the approach to the teaching of Philosophy at the San Luis National University (San Luis, Argentina) from the articulation with teaching, research and extension practices around the concern of philosophizing. We first distinguish the theoretical frameworks that sustain the proposal and present the teaching device from a dynamic implementation of the notion of theory as a "toolbox" (Foucault, Deleuze). We understand this teaching experience as a dynamic call to philosophize, as a proposal for interpretative understanding of philosophical texts and as a challenge drawn from the historical ontology of ourselves, in order to learn and teach philosophy as a capacity to ask questions, as an art of self-cultivation and as a concern to philosophize.

Keywords. Device, experience, self-concern, philosophy

Resumo. Neste texto, descrevemos a abordagem do ensino de Filosofia na Universidade Nacional de San Luis (San Luis, Argentina) a partir da articulação com as práticas de ensino, pesquisa e extensão em torno da preocupação de filosofar. Em primeiro lugar, distinguimos os referenciais teóricos que sustentam a proposta e apresentamos o dispositivo de ensino de uma implementação dinâmica da noção de teoria como uma "caixa de ferramentas" (Foucault, Deleuze). Entendemos esta experiência de ensino como um apelo dinâmico à filosofia, como uma proposta de compreensão interpretativa de textos filosóficos e como um desafio extraído da ontologia histórica de nós mesmos, para aprender e ensinar filosofia como uma capacidade de fazer perguntas, como uma arte de auto-cultivo e como uma preocupação de filosofar.

Palavras-chave. Dispositivo, experiencia, preocupação consigo mesmo, filosofia


No se aprende la filosofía, no se puede aprender más que a filosofar.

Immanuel Kant


I

Este trabajo describe la propuesta, forma y dispositivo de enseñanza de la filosofía en carreras de grado no filosóficas de la Universidad Nacional de San Luis. Abordamos el enfoque teórico-metodológico, desde una apropiación particular de la filosofía como interpretación (desde la hermenéutica de Gadamer y la analítica de Foucault), y su puesta en obra como dispositivo de enseñanza.

De este modo, las prácticas docentes, extensionistas y de investigación en torno a la enseñanza de la filosofía son la interacción dinámica de un diálogo entre saber y poder, para una apuesta a la experiencia del filosofar como inquietud de sí y como promoción de formas de la ética del cuidado, en modos de relación con la experiencia de la lectura, de la lectura filosófica en este caso.


II

El marco institucional de enseñanza de la filosofía

Este texto es un ejercicio reflexivo acerca de una experiencia del y con el filosofar, experiencia situada en cursos de distintas carreras de grado de la Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina). Particularmente, brindamos esta mirada en el marco del Proyecto de Investigación Consolidado CyT: “Interpretación, experiencia, subjetivación. Abordajes para enseñar Filosofía en la universidad”[1]. En este espacio integramos las prácticas de conocimiento en una relación dialéctica de docencia, investigación y extensión, especialmente por la diversidad de experiencias que esta dinámica proporciona para la práctica del filosofar. Comprendemos las mismas desde los postulados de Gilles Deleuze y Michel Foucault, cuando enuncian:

Las relaciones teoría-práctica son mucho más parciales y fragmentarias. Por una parte, una teoría siempre es local, relativa a un pequeño campo, aunque puede ser aplicada a otro, más o menos lejano. La relación de aplicación nunca es de semejanza. Por otra parte, desde que la teoría profundiza en su propio campo se enfrenta con obstáculos, muros, tropiezos que hacen necesario que sea relevada por otro tipo de discurso (es este otro tipo de discurso el que, eventualmente, hace pasar a un campo diferente). La práctica es un conjunto de relevos de un punto teórico a otro, y la teoría, un relevo de una práctica a otra. Ninguna teoría puede desarrollarse sin encontrar una especie de muro y se precisa de la práctica para perforar el muro. (Foucault, Deleuze, 2000, pp. 7-8)

En tal sentido, retomando el espacio de prácticas académicas situadas, señalamos que los espacios de docencia ofrecidos en la actualidad son las asignaturas Filosofía (Profesorado de Educación Especial, Facultad de Ciencias Humanas), Epistemología (Lic. Educación Especial –en la misma facultad- y Licenciatura en Psicomotricidad, Facultad de Psicología), y Filosofía del Arte (Profesorado en Música popular latinoamericana, Facultad de Ciencias Humanas). Para este trabajo nos situamos en la descripción de sólo uno de los cursos (Filosofía, Profesorado en Educación Especial), observando que apelamos al mismo encuadre teórico-metodológico en todos los cursos referidos.

Las prácticas extensionistas desarrolladas desde este agenciamiento, por su parte, y desde una perspectiva reformista situada, están contenidas en los Proyectos de Extensión e Inserción Social (PEIS) denominados “La promoción del cuidado de sí mediante la actividad física y deportiva” y “Cine y Filosofía: memoria y derechos humanos” (PEIS finalizados en diciembre de 2023 y renovados desde el año en curso, Facultad de Ciencias Humanas). Estas apuestas se vinculan específicamente con dos espacios comunitarios diferentes: el primero articula con Área Club (gimnasio privado de la ciudad de San Luis), y el segundo con la Biblioteca Popular Juan de Dios Escobar, de la localidad San Francisco del Monte de Oro.

Para este abordaje, nos posicionamos en la perspectiva interpretativa de la hermenéutica filosófica de Gadamer, desde la cual promovemos, transmitimos, enseñamos y vivimos la filosofía como experiencia de comprensión y como teoría-práctica local, de relevo y de no-semejanza o diferencias entre lo que constituye las posibilidades de la teoría y el relevo que de ella puede ofrecer la práctica del filosofar y de la reflexión filosófica en espacios de formación de grado en carreras no filosóficas. Para esta apuesta, es decisivo el signo de Gadamer al recuperar la enseñanza de la filosofía como capacidad de hacer preguntas y, más aún, aprender a preguntar, pues dice: “aprender a preguntar es la tarea de la filosofía” (Gadamer, 2004, p. 53).  

Entonces, asumimos esta mirada de enseñanza del filosofar como espacio dinámico de realización de preguntas, desde un enfoque de la teoría como “caja de herramientas” (Foucault, Deleuze, 2008, p. 10). Esta clave hermenéutica nos permite transformar y promover otra relación con el conocimiento, con el pensar y con la inquietud de sí desde una ética del cuidado y una educación comprensiva de las diferencias. Es una perspectiva de la noción de teoría como un corpus flexible, dinámico, abierto y funcional, tal como ofrecen Deleuze y Foucault:

Eso es una teoría, exactamente como una caja de herramientas. No tiene nada que ver con el significante... Es preciso que eso sirva, que funcione. Y no para sí misma. Si no hay gente para servirse de ella, empezando por el mismo teórico que entonces deja de ser teórico, es que no vale nada, o que no ha llegado su momento. No se vuelve a una teoría, se hacen otras, hay otras por hacer. (Foucault, Deleuze, 2000, p.10)

Esta forma de apropiación de la “teoría” es solidaria de una interrogación en torno específicamente a la enseñanza de la filosofía como “problema” o como forma de interrogación sobre qué enseñamos cuando enseñamos filosofía, o qué posibilidades tenemos de enseñar (si ello es factible) a filosofar. En tal sentido, ratificamos aquí un señalamiento de Alejandro Cerletti, quien postula la enseñanza de la filosofía como “problema” y como tensión entre reproducción y producción acerca de los temas filosóficos que, en las exigencias de rutina institucional, corren riesgo de producir el olvido del filosofar en pos de la transmisión de temas de filosofía. Dice Cerletti:

Las exigencias programáticas de la enseñanza institucionalizada de la filosofía hacen que, en el desarrollo de los cursos, la reflexión filosófica sobre el significado o el sentido de la filosofía suela ser abreviada en extremo o pospuesta casi indefinidamente, en favor de introducirse sin más en los contenidos “específicos” de la filosofía. (Cerletti, 2008, p. 16)

Nuestra propuesta está orientada, entonces, a la promoción del filosofar y a la producción de preguntas en el sentido de experiencias de inquietud y hacia la filosofía como práctica de cultivo de sí[2]. Para ello, nos asistimos de un dispositivo contingente, situado y coyuntural a los requerimientos institucionales y las condiciones académicas que delimitan, en cierto modo, la propuesta de enseñanza.

Un dispositivo de experiencia con el filosofar

Como experiencia filosófico-pedagógica comprendidas en tanto ejercicios de saber, poder y subjetivación y, tratándose de experiencias fragmentarias, parciales, localizadas, quisiéramos describir un panorama global de este espacio de enseñanza en el cual el filosofar es un medio y un fin en sí mismo. Por ello, el filosofar es un medio para pensar nuestra propia actualidad, en el horizonte de una ontología del presente, tal como es propuesta por Foucault en su analítica interpretativa; y el filosofar también es un fin para configurar temporalmente una relación entre verdad y subjetividad a partir de la experiencia filosófica en un itinerario formativo, especialmente en estas propuestas disciplinares en las cuales la alteridad es una noción constitutiva.

Por ello, es preciso observar que asumimos el problema de la enseñanza de la filosofía en la dirección señalada por Cerletti, quien sostiene que sobre el hecho de “enseñar filosofía” podemos distinguir al menos tres problemas, a saber:

(…) podremos distinguir tres cuestiones problemáticas, vinculadas fundamentalmente con:

1. La delimitación de un campo teórico y textual (la filosofía).

2. El reconocimiento de una actividad o una práctica singular (el filosofar).

3. La posibilidad de introducir a otro en ese campo teórico y textual, y de iniciarlo en esa práctica (enseñar filosofía / a filosofar). (Cerletti, 2004)[3]

Este dispositivo de enseñanza de la filosofía –y disciplinas filosóficas- en carreras no filosóficas se configura entonces a partir de algunas estrategias de enseñanza que sostienen la transmisión del filosofar como el desarrollo y tramado de una experiencia eto-poética con el pensamiento. Ellas son:

a) Primero, trabajamos con los contenidos curriculares del Plan de Estudios propio de cada carrera, en una mirada del presente desde problemáticas que aborda el filosofar en torno a las nociones de la ética del cuidado de sí (en el programa de la hermenéutica de la subjetividad), marco foucaultiano de interpretación de las tecnologías grecolatinas del cuidado de sí como ejercicios y prácticas subjetivantes. Este programa también articula con dos miradas divergentes: una tradicional, la hermenéutica filosófica de Gadamer (2003 y obras completas de Gadamer), especialmente por su enfoque de la interpretación comprensiva y la experiencia de formación con la lectura, y otra innovadora trazada como Pedagogía de las Diferencias, enfoque propuesto por Carlos Skliar (2017), para una reinterpretación de la discapacidad comprendida como experiencia de subjetivación desde las diferencias.

b) Segundo, sostenemos la propuesta de problematización crítica filosófica desde un enfoque dialéctico entre teoría y práctica, en la puesta en debate de nociones articuladas con el cuerpo de Trabajos Prácticos y Seminarios de lectura filosófica. De este modo, propiciamos el diálogo entre saberes para constituir un territorio de preguntas que tensionen la relación teoría-práctica del futuro educador en un corpus de conocimientos constitutivos de la relación entre subjetividad y verdad. En efecto, este nudo experiencial es la invitación de Foucault en su lectura erudita de textos del legado grecolatino como propuesta al desafío de pensar nuestra actualidad, trabajo desplegado en varios seminarios de investigación ofrecidos en College de France[4].

c) Tercero, acompañamos el desarrollo del curso con actividades extensionistas de los PEIS (Proyectos de Extensión de Inserción Social). En efecto, con el proyecto extensionista “Cine y filosofía” ponemos en acción un espacio de experiencia estética mediante Ciclos de Cine y Filosofía. Ellos contribuyen con la narrativa específica de la producción cinematográfica al ejercicio del filosofar, sobre todo porque aportan problemas y contenidos propuestos en el programa, propiciando así el debate grupal sobre el desarrollo de textos filosóficos.

d) Cuarto, un pilar de este dispositivo pedagógico-filosófico es el PEIS “Promoción del cuidado de sí mediante la actividad física y deportiva”. Este espacio extensionista propicia la transmisión de prácticas de cuidado de sí en un registro de relación con el cuerpo y en cercanía a las tecnologías del yo propuestas en el helenismo, comprendidas éstas como prácticas de constitución del yo y formas de relación consigo mismo (meditación, relajación, atención plena, etc.).

e) Quinto, con este dispositivo de enseñanza impulsamos un trabajo específico con la experiencia de la lectura filosófica aplicada al ulterior desarrollo y producción de ensayos de escritura que faciliten la experiencia filosófica en grupos de pares y su puesta en común mediante los espacios de los Trabajos Prácticos. Esta experiencia colectiva con la práctica filosófica concluye en un foro de integración final con problematizaciones y textos específicos y transversales, para su abordaje por grupos de estudiantes según sus inquietudes y en función de lo que elijan producir, pensar, pronunciarse y proponer alguna cuestión.

El filosofar: un desafío de saber, poder, subjetivación y diferencias

El sostén que hemos descripto ad supra se construye en la interacción de los cinco espacios de promoción y enseñanza de la filosofía –programa, articulación teoría-práctica, cine-filosofía, prácticas de cuidado de sí y ejercicios colectivos de lectura y escritura-. Un tema que atraviesa estos cinco ejes propuestos actualmente es el eje de la pedagogía de las diferencias (Skliar, 2017) puesto en diálogo con la filosofía como experiencia del presente y como mirada reflexiva y ética que promueve el desarrollo de la ética del cuidado de sí, en aras del filosofar como aprendizaje y práctica de pensar de otro modo. En este sentido, señala Foucault:

Mais qu’est-ce donc que la philosophie aujourd´hui –je veux dire la activité philosophique-, si elle n´est pas le travail critique de la pensée sur elle-même ? Er si elle ne consiste pas, au lieu de legitimer cé qu´ont sé déjà, a entreprendre de savoir comment et jusqu´où serait possible de penser autrement ? (Foucault, 1994, p. 543)

Este enfoque, en nuestro caso, es posible en los hechos con una apropiación específica de las nociones de teoría y práctica: la teoría como práctica y la práctica como un ejercicio de poder –fragmentado, localizado, parcial- según el cual y en palabras de Deleuze, como citamos previamente, “la práctica es un conjunto de relevos de un punto teórico a otro, y la teoría, un relevo de una práctica a otra” (Foucault, Deleuze, 2008, p. 8). En este sentido, una pedagogía de las diferencias sería una apuesta a la formación fundada en el respeto a las identidades, y en la crítica a la pedagogía tradicional y al concepto de discapacidad. Desde este punto de discontinuidad, esta mirada nos permite comprender la educación como una experiencia de formación que hace lugar a la alteridad desde una afirmación de la hospitalidad (Derrida, 2008).

Por ello, la pedagogía de las diferencias reafirma el concepto de crítica a la normalización segmentada, fragmentada y anuladora de la subjetividad como “anormalidad deficiente”, términos propios de un dispositivo biopolítico de segmentación de las anormalidades bajo el secuestro nominal de una supuesta “normalidad” que excluye la posibilidad de ir al encuentro real con la alteridad. A este fin, y sobre el sentido del educar como gesto de apertura a las diferencias, parafraseamos a Skliar (2017) preguntando: ¿qué sentido tiene el gesto-acto de educar? ¿Recibir al otro, sin preguntas, sin sospechas, sin juzgar, para dialogar sobre qué haremos con el mundo y con nuestras vidas?  

Esta mirada contemporánea y situada del campo pedagógico de la Educación Especial nos posibilita al espacio de enseñanza de la filosofía, al menos en este abordaje, promover cuestiones que indagamos desde el nuevo agenciamiento de prácticas de investigación en torno al tema del Proyecto de Investigación Consolidado “Interpretación, experiencia, subjetivación. Abordajes para enseñar Filosofía en la universidad”[5]. Este proyecto de investigación impulsa, en un doble marco de análisis, problemáticas desde la hermenéutica filosófica de Gadamer y la analítica interpretativa de Foucault. Tales problemáticas son, entre otras: la experiencia de la lectura, la interpretación de la obra de arte, la integración educativa en un marco ético de respeto por las diferencias, y la subjetivación desde la experiencia con la inquietud filosófica de la ética del cuidado. Tal mirada convergente, en este caso, propicia la apertura del espacio docente-investigativo universitario a otras instituciones y asociaciones intermedias que a su modo impulsan experiencias de enseñanza de la filosofía como crítica de la cultura.

4. Filosofía: interpretación, enseñanza, ejercicio del filosofar

Desde la perspectiva trazada, la enseñanza de la filosofía estaría comprendida como experiencia de filosofar, como experiencia de formación y comprensión de las diferencias. Por ello, como mencionamos previamente, la enseñanza e investigación sobre la enseñanza filosófica estaría situada en el marco de las formas de relaciones teoría-práctica referidas. Una relación teoría-práctica, en este caso, que es abordada cual ontología del presente y como ejercicio de saber y poder, como un conjunto de prácticas subjetivantes en otra mirada ética e histórica del presente.

Esta experiencia docente e investigativa con la enseñanza de la filosofía y la promoción del filosofar, en lugar de buscar la academización de un cuerpo de contenidos estandarizado, se renueva anualmente en función de las problemáticas emergentes en las carreras de formación del alumnado, en las demandas sociales del medio, y en el marco dinámico de un programa de investigación que –desde 2016- permanentemente propicia el ejercicio de la interpretación como experiencia formativa y cultural, y como trabajo de cuidado de sí mismo y del otro.

En suma, aprender filosofía en esta apuesta es apropiarse de una experiencia ética, política y estética que procura una segunda Ilustración en una forma libre de ejercicio del poder y del conocimiento como lectura, en el horizonte de búsqueda de una mayoría de edad que posibilite pensar nuestro presente desde una crítica y pliegue en nuestra historicidad y contingencias. En tal sentido, esta invitación a la experiencia de filosofar formulando preguntas y no reproduciendo muletillas, va de la mano de la rehabilitación de la tarea específicamente filosófica de la Ilustración, rehabilitación propuesta en distintas maneras por Habermas, Foucault, Todorov, Garcés, entre tantos. En esta dirección, el filosofar como experiencia y práctica de mayoría de edad se define hacia este fin:

(…) la Aufklärung es una salida que obra como signo y acontecimiento por el cual la actualidad se presenta como tarea filosófica y crítica, pero en el hecho de la modernidad en tanto actitud: como un modo de relación con la actualidad, una elección voluntaria y una manera de pensar, sentir, actuar y conducirse que indican una pertenencia a un tiempo y es una tarea: conquistar la autonomía y el gobierno de la razón. (Guzmán, 2023, p. 124)


III


En conclusión, ¿por qué enseñar Filosofía es un problema filosófico y una experiencia con el filosofar? Enseñar filosofía es un problema filosófico, en carreras de formación de grado no filosóficas, porque la filosofía misma es una disciplina que requiere rigor de abordaje en conceptos, método, formas de interrogación sobre su propio corpus de conocimiento. Esto conlleva, entonces, que las decisiones que se toman en torno a la enseñanza de la filosofía están, por un lado, sujetas a la reflexión filosófica; por otro lado, se constituyen en el desafío de construcción de dispositivos de promoción del filosofar desde una experiencia de conciencia efectual (Gadamer, 2003, p. 415), en este caso, con una relación dinámica y activa con la lectura de textos filosóficos.

Algunos de los problemas filosóficos aquí señalados que surgen en torno a la enseñanza de la filosofía incluyen, entre otros, estos interrogantes:

·         ¿Qué es la filosofía?, ¿se trata de una disciplina académica, un modo de vida, ambas cosas?

·         ¿Qué temas son propios de la filosofía?, ¿cuál es el propósito de su enseñanza?

·         ¿Se trata de formar, con la filosofía, filósofos profesionales, o de educar ciudadanos críticos?

·         ¿Cómo debemos enseñar filosofía? ¿Se debe enseñar de manera tradicional, a través de la exposición de textos filosóficos clásicos, o de manera más activa, a través de la discusión y el debate?; ¿podemos promover la lectura filosófica y, simultáneamente, el debate? ¿No sería esto, precisamente, filosofar?


Como hemos desarrollado, no nos situamos en un abordaje de la filosofía como una disciplina académica, por ende, su enseñanza –en carreras no filosóficas- no se concentra en la transmisión de conocimientos y habilidades filosóficas. Por otro lado, si asumimos la filosofía como “arte de vivir” (Nehamas, 2005), entonces su enseñanza se concentra en las posibilidades de una experiencia, con actitudes críticas y reflexivas de los estudiantes y un trabajo de constitución de sí mismo. No otra cosa es la inquietud de sí, tal como señala Foucault. En tal sentido, tomamos el abordaje de Alexander Nehamas sobre la filosofía como una forma de vida: tal interpretación se apoya en las enseñanzas de Sócrates, Platón y los estoicos, y su estilo filosófico que implicaba el estudio de ideas y una práctica activa de vivir de acuerdo con ellas. Entonces, la filosofía no es solo un ejercicio teórico, sino que es algo que debe informar y guiar la vida cotidiana. Esta mirada del filosofar como forma de vida implica así la posibilidad de vivir de acuerdo con los principios filosóficos que uno sostiene; aplicar la sabiduría filosófica para orientar las acciones y decisiones en la vida diaria; buscar la autenticidad y la realización personal a través de la práctica de la filosofía en la vida cotidiana.

En definitiva, enseñar filosofía para carreras de grado no filosóficas es un problema filosófico porque requiere de decisiones que tienen implicaciones pedagógicas y es un desafío a constituir prácticas filosóficas situadas y de promoción de una ética del cuidado de sí (y de los otros, de la comunidad, en suma). Tal enfoque nos desafía, en concreto, a la selección de contenidos, a la apropiación de métodos de enseñanza (en este caso, provenientes de las corrientes interpretativas), y a la consideración de la evaluación permanente de las producciones de los estudiantes según los desarrollos colectivos en torno a las prácticas de leer, escribir y debatir sobre temas filosóficos y problemas intrínsecos a su formación. Formación docente que, sin dudas, es un recorrido en el que la inquietud de sí puede, quizás, ser una experiencia de aprendizaje de cuidado de sí y del otro. Una forma diferente de abordar el filosofar y, también, una experiencia de formación crítica, ética y políticamente responsable del mundo que habitamos y de nosotros mismos.


Referencias


Cerletti, A. (2004). Enseñar filosofía: de la pregunta filosófica a la propuesta metodológica, https://bnm.educacion.gob.ar/catalogo/Record/221332

Cerletti, A. (2008). La enseñanza de la filosofía como problema filosófico. Del Zorzal.

Foucault, M. (1994) Dits et écrits, Gallimard.

Foucault, M. (2009) El gobierno de sí y de los otros, Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2012) La hermenéutica del sujeto, Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2012) Lecciones sobre la voluntad de saber, Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. y Deleuze, G. (2008). Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Alianza.

Gadamer, H. (2007) El problema de la conciencia histórica, Tecnos.

Gadamer, H. (2004) Hermenéutica de la modernidad. Trotta.

Gadamer, H. (2003) Verdad y método, Salamanca, Sígueme.

Guzmán Muñoz, L. J. (2023). Hermenéutica y subjetivación: continuidades y tensiones entre las perspectivas de Gadamer y Foucault. Tesis de Maestría. Universidad Nacional de Quilmes, http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/3966

Nehamas, A. (1998). El arte de vivir, reflexiones socráticas de Platón a Foucault. Valencia, Pretextos.

Skliar, C. (2017). Pedagogías de las diferencias. Buenos Aires, Noveduc.



[1] ProiCo CYT 04-0623, RCS 214/2023 UNSL.

[2][2] Es preciso señalar que, en esta apropiación de la enseñanza de la filosofía, al propiciar el ejercicio del filosofar como práctica del cultivo de sí, nos situamos en torno a las escuelas helenísticas. Esta práctica implica, socráticamente, una posición crítica, parresiástica y eto-poética para la constitución de una experiencia de subjetivación. Tal abordaje del filosofar como experiencia de subjetivación, desde la práctica del cuidado de sí, proviene de las investigaciones de Michel Foucault, y están ampliamente desarrolladas en el Seminario La hermenéutica del sujeto y en el primer tomo de Historia de la sexualidad.

[3]  Revista Sul-Americana de Filosofia e Educaçao n. 3 (2004): nov. 2004/abr. 2005

[4] Específicamente, este trabajo exegético sobre la filosofía grecolatina es desplegado por Foucault en los seminarios Lecciones sobre la voluntad de saber (2012), Hermenéutica del sujeto (2002), El gobierno de sí y de los otros (2009), y El gobierno de los vivos (2015).

[5] ProiCo CYT 04-0623, RCS 214/2023 UNSL.